Eternal Hunters UN HOBBY , UNA PASIÓN Y UNA VIDA - APOYO 100 % Y SI , SOMOS LIBRES DE DAR NUESTRAS OPINIONES , LIBERTAD GAMER PARA TODO SIN UN MEDIO OPRESOR QUE RETENGA NUESTROS PENSAMIENTOS - EL HYPE CALLO POR SI SOLO ANTE EL VERDADERO TALENTO , QUIEN ARRIESGA ,GANA ¡¡¡ |
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| El Pacto Oscuro | |
| | Autor | Mensaje |
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Darkspinus
Nº Mensajes : 502 Gamers Points : 18020 Reputación : 10 Fecha de inscripción : 13/12/2008
| Tema: El Pacto Oscuro 15/02/10, 03:14 am | |
| Como prometí en la chatbox, aquí tenéis el prólogo de mi nueva historia, hunters. Mención a parte a Zack_Crisis por ayudarme a encontrar cierta página de la que saqué abundante información para ésta y las otras historias, que pronto utilizaré. Debo decir gracias a todo el que lo lea y comente cómo ha ido y tal. Una última cosa antes de que veáis el prólogo: Es pequeño, que son las tres de la mañana,xd.
Prólogo
Hay cosas con las que los humanos, con su fácilmente perturbable mente, no pueden lidiar. Hay cosas con las que no deberían siquiera mezclarse. Y hay cosas de las que sencillamente no deberían saber nada.
Pero la naturaleza humana es así, la curiosidad de éstos hacia lo desconocido es realmente fascinante, y a la vez mortal, lo que los hace sumamente especiales.
Cuentan por ahí que la curiosidad mató al gato, y que la satisfacción de haber resuelto su duda lo revivió, ¿pero qué pasaría si no pudieras volver a la vida con tan sólo una respuesta? ¿Si ni siquiera pudieras atreverte a intentar resolver la duda sin irte y no volver jamás?
Quién sabe qué sería lo que ocurriría en ese caso, pero de todos modos, sería realmente triste para quien sufriese tan fatídico destino.
La curiosidad bien podría servir bien a ese ser, o bien podría conducirle al camino de la destrucción, ¿pero cómo averiguarlo si no es adentrándose en la senda nebulosa de la misma curiosidad, en busca de respuestas? Las respuestas podrían ser benévolas y satisfactorias, aunque, en cambio, también podrían ser malvadas y contradictorias, o incluso sucias mentiras, ¿quién sabe?
Lo único bien sabido es que a veces hay que arriesgar para vencer, aunque entre en riesgo tu propia vida, o, lo que es más, tu propia alma.
La lluvia descargaba desde las grises nubes, nebulosas y lejanas, sobre el pueblecito, llenándolo todo de un agua en parte sucia y gastada. Riachuelos circulaban por las pequeñas sendas asfaltadas mientras el sol se negaba a abandonar su escondrijo detrás de las nubes. Un deslumbrador rayo iluminó el horizonte, haciendo temblar de miedo a más de un habitante del lugar. El cielo estaba gobernado por las nubes y sus soldados los rayos, a la vez que el agua caía cual bomba desde un avión de combate.
Los árboles, la mayoría castaños, eran mojados sin piedad ni remordimiento, mientras por sus pocas hojas caían las gotas hacia el suelo.
Un fuerte viento empezaba a levantarse desde el norte, como si se hubiese ido a tomar una siesta para recuperar fuerzas y ahora volviese totalmente eufórico y frenético.
Un joven chico esperaba, azotado por los elementos, delante de una pequeña casa de madera, en un cruce hacia los pueblos más pequeños del lugar.
La casa crujía con cada ráfaga de fuerte viento, mientras los huesos del chico se calaban y éste tiritaba de puro frío. Sus dientes tiritantes eran el único sonido en metros a la redonda, a pesar de que las casas de por allí estaban habitadas por gente diversa, aunque parecía que estaban todos dormidos en aquel momento.
El niño joven, que llevaba un gorro negro sobre la cabeza y unos guantes de cuero del mismo color, se impacientaba por momentos. Su bufanda a rayas negras y blancas, como una cebra, amenazaba con volar hacia las inmensidades del campo situado a su alrededor. El ruido circundante no hacía sino aumentar la impaciencia y el nerviosismo del chico, a parte de que sus oídos eran muy finos, haciendo que, poco a poco, se fuese poniendo más nervioso.
Sus manos enguantadas se metían en los bolsillos de la chaqueta de cuero negro que llevaba encima, mientras el teléfono móvil y la cartera permanecían en los bolsillos del pantalón negro ajustado que vestía.
-Odio que nunca lleguen a la misma hora-dijo éste, enfadado ya ante la falta de orden, mientras observaba su reloj, de color negro y rojo, atentamente.
El joven llevaba unas enormes botas de color negro, aunque agrisadas, que tenían una estructura de acero en la punta, para aguantar más los golpes. Su altura también se veía beneficiada, pues aumentaba en tres o cuatro centímetros.
Un collar con la forma de una nota de plata repintada de negro se ocultaba entre el jersey y la bufanda.
El joven llevaba también un extraño brazalete de un color derivado del púrpura: el Índigo, de calaveras y llamas. Sus ojos estaban contornados por un color negro purpúreo, lo que hacía parecer que tuviese unas enormes ojeras.
Sus ojos, de color noche, giraban de un lado a otro en sus cuencas rápidamente, con un impulso nervioso, mientras sus dedos crujieron al estirarlos.
Al poco rato, el joven escuchó hábilmente un ruido, y dijo más para sí que para ser escuchado por nada o nadie:
-Ya era hora-en un tono que rezumaba molestia, y tal vez cierto odio también.
El autobús verde apareció de la nada, subiendo la pequeña cuesta que llevaba hasta el cruce de la casa de madera en la que estaba. El autobús se situó enfrente de ésta y paró.
La puerta delantera se abrió, invitando ruidosamente, por el ruido de la puerta al abrirse, a entrar disimulada pero rápidamente al autobús.
El joven se ciñó su mochila grisácea a la espalda y subió los peldaños que le separaban del exterior al interior calentito del autobús escolar.
Bueno, solo espero que os haya gustado este pequeño capítulo en el que veis como es el personaje físicamente, más o menos, y pensáis un poco en él.
Un saludo malvado de un ente diferente y extraño.
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| | | Evan
Nº Mensajes : 1637 Gamers Points : 20084 Reputación : 28 Fecha de inscripción : 12/03/2008
| Tema: Re: El Pacto Oscuro 15/02/10, 11:36 am | |
| muy bien, yo a las 3 Am no se ni poner los dedos encima del teclado XD. Me encanta coom describes, es uno de mis fallos garrafales ( -.-") solo espero que continues pronto porque me mola la histo
PD: No he visto ningún fallo, en todo caso, dientes tiritantes que me ha chocado un poco (dientes titiritantes me suena mejor, no se porque ). El resto muy bien ^^ | |
| | | Wulfgar
Nº Mensajes : 1451 Gamers Points : 19066 Reputación : 14 Fecha de inscripción : 27/11/2008
| Tema: Re: El Pacto Oscuro 15/02/10, 12:37 pm | |
| xDDD está guay, Evan como que titiritantes?? WTF! | |
| | | Zeromaru
Nº Mensajes : 273 Gamers Points : 16817 Reputación : 3 Fecha de inscripción : 31/10/2009
| Tema: Re: El Pacto Oscuro 16/02/10, 06:36 pm | |
| Darkspinus: dando a situaciones normales toques diabolicos desde el dia que nació... | |
| | | Darkspinus
Nº Mensajes : 502 Gamers Points : 18020 Reputación : 10 Fecha de inscripción : 13/12/2008
| Tema: Re: El Pacto Oscuro 16/02/10, 06:47 pm | |
| Desde luego que sí,xd. Zeromaru: Dando comentarios irónicos y sarcásticos desde que tiene uso de conciencia,xd. Aquí tenéis nuevo capi:
Capítulo 1: Chicos. El Mp3.
-Víctor, vamos, llegarás tarde al instituto-gritó la mujer a su hijo desde la cocina.
-Ya voy, mamá-respondió éste mientras abría la puerta de su habitación bostezando.
-Tómate el desayuno rápido, anda-le dijo la madre, sirviéndole un vaso de chocolate y un pedazo de pan con mantequilla.
-Gracias-susurró el chico mientras cogía un pedazo del pan y lo mojaba en el chocolate caliente.
Víctor era un niño bajito, de catorce años, yendo para quince, algo gordo y maniático de los ordenadores y los tractores. Se llevaba bien con la gente, aunque era ciertamente malo con las chicas, las cuales no le hacían ni caso, a excepción de su hermana pequeña, de tres años, y de su prima, que iba en su misma clase y tenía su misma edad.
Ahora mismo llevaba puesta una camiseta que le quedaba grande y unos pantalones que le sobraban. Llevaba gafas y su pelo era marrón, sus ojos, también, y su piel era de un tono carnoso que le hacía parecer increíblemente extraño.
A pesar de los intentos del niño de no parecer gordo, todo el mundo se daba cuenta de ello, lo cual era bastante predecible. Y él odiaba ser gordo, pero no tenía medios para adelgazar sin enfermar o incluso morir, al menos eso pensaba.
Víctor era también de los más estudiosos en su clase, formando grupo con los empollones, por lo que su autoestima estaba por los suelos, al menos físicamente.
-¡Vamos!-dijo enérgicamente al terminar su desayuno, a su madre.
Su madre, muy similar a su hijo en todo, le lanzó una sonrisa y abrió la puerta de madera, saliendo al pequeño patio exterior.
Su hijo la siguió sin rechistar mientras andaba hasta salir por la puerta corredera para el coche. Mientras andaban en dirección a éste, Víctor pensaba en su vida.
Toda su vida había estado gordo, y encima bajito, pero ahora era casi un enano al lado de los mastodontes de su clase. Muy pocos eran gordos o bajos en su clase, y, claramente, él formaba parte de esa minoría.
Se sentía muy solo a veces, por eso se metió en el mundo de la informática, y hasta hace poco, se aburría con Internet, pero ahora, gracias a su querido Wi-fi, disfrutaba metiéndose en páginas web sobre tecnología o tractores, foros, blogs…pero se sentía solo aún. ¿O tal vez era la necesidad de tener novia?
Sus hormonas estaban revolucionadas, eso seguro, ya que ponerse “contento” en la primera clase del día mirándoles el culo a las chicas de su clase…no era propio de él.
Por eso acabó pensando en ella: la chica de sus sueños.
Su melena castaña, sus ojos marrones, su bella cara, sus finos labios, su cuerpo estilizado y su forma de ser…lo aturdían completamente.
Pero no tenía ninguna oportunidad con ella. Y lo sabía. Ella salía ahora con uno de los guaperas nuevos de su clase, que era simpático y tal, y es más, le caía bien, pero él también la quería a ella.
Pensaba en todo esto cuando su madre le dijo desde el asiento del piloto-¿Subes o qué?
Salió de su ensimismamiento y abrió la puerta, introduciéndose en el asiento de copiloto.
Ojalá fuese delgado y guapo, ojalá tuviese músculos, ojalá la tuviera a ella…-deseó para sí Víctor mientras el coche arrancaba en dirección al instituto.
-¡Muévete, hijo, que tienes que ir al instituto!-gritó la madre desde su habitación.
-Déjame un poco más, mamá-respondió su hijo desde las nieblas del sueño en su cama.
-De eso nada, vamos, despierta-continuó ésta.
-Está bien-dijo el chico, abriendo los ojos y soltándose de la almohada. Se levantó de la cama, desperezándose, y, con un bostezo, rebuscó en sus cajones la ropa para el día.
Al poco rato ya estaba vestido con un pantalón vaquero poco apretado y una camiseta larga a rayas negras y blancas. Se puso las zapatillas de deporte, y echó a andar hasta la cocina para prepararse el desayuno.
-Buenos días, Óscar-dijo su hermana, minutos después, al llegar a la cocina y ver el desayuno.-Gracias por haberlo echo tú.
-No es nada, pero mañana te toca a ti-contestó éste con otro bostezo.
-¿Otra vez has dormido poco, verdad?-preguntó la chica.
-Sí, todo por culpa de la maldita banda.-contestó Óscar malhumorado.
-Hombre, es que llegar a casa a las cuatro de la mañana…
-Lo sé, lo sé. Se pasan mucho. La culpa es del presidente.-dijo Óscar mientras le pasaba un tarro de azúcar a su hermana.
-Ya, bueno, desayunemos rápido que luego perdemos el bús para el insti y pasa lo que ocurre-dijo ésta mientras echaba un par de cucharadas en su colacao.
-¿Has vuelto a memorizar una de las expresiones extrañas del profesor de Sociales, no?
-Ciertamente-contestó la chica.
-Siempre igual…¿Ya os ha contado cosas sobre su barco?-preguntó Óscar, aguantando la risa.
-Pues sí. El otro día dijo que iba con un amigo en él y que luego…
-Ya me sé la historia, no hace falta que me la cuentes.-contestó Óscar mientras soltaba una risa alegre.
-No te diviertes a mi costa ni nada…-dijo su hermana, empezando a reír también.
Así pasaron los siguientes dos minutos, entre risas, hasta que la hermana de Óscar miró el reloj de pulsera que llevaba.
-Mierda. El autobús va a llegar en dos minutos-exclamó.
-Oh, no-dijo Óscar, saltando de la silla en dirección a su habitación.
Casi perdieron el autobús aquella mañana, pero, como tantas otras, el casi fue decisivo.
Las puertas del autobús se abrieron para Óscar y su hermana Lucía, mostrándoles asientos verdes y un ambiente calentito.
Óscar, que tenía el pelo negro y corto, se sentó al lado de la ventana del primer par de asientos que vio libre. Lucía, en cambio, se sentó a su lado, mientras sacaba un libro de la mochila.
Lucía tenía los ojos marrones, el pelo castaño sobre una coleta y una cara muy bonita.
Óscar, sin embargo, tenía el pelo negro, los ojos marrones y era un poco alto y le sobraban algunos quilos, pero no demasiados.
Por cierto, Óscar tenía quince años y su hermana trece. Él iba en tercero de la ESO y ella en primero, ambos en el mismo instituto.
El tiempo pasó rápidamente mientras ambos esperaban la llegada a la parada de autobuses del instituto.
Las puertas verdes se abrieron y una marea de chicos y chicas salió del autobús.
Gabriel terminó de vestirse y se dirigió a la cocina a por su desayuno rápidamente.
Gabriel tenía un gusto especial por la comida y un estómago sin fondo, por lo que era de esperar que estuviese bastante gordo, aunque hacía dos semanas que había empezado la dieta que su médico le había escrito en un sencillo papel.
El apetito del que era víctima era ciertamente insano, pero no era culpa suya, sino de sus genes, pero ello no evitaba que no estuviera del todo conforme con su cuerpo, por lo que también se sentía culpable.
Terminó el desayuno rápidamente y salió de su casa en dirección a la parada del autobús, en la cuál le recogería éste.
Se sentó en un banco y se sumió en sus pensamientos mientras el tiempo pasaba rápidamente.
Odiaba que algunos le llamaran cosas como taburete o camión, por lo gordo que era, y, la verdad, tampoco era excesivamente alto. Pero ahora estaba decidido a intentar adelgazar para ser un imán para las chicas y que no le molestasen más con tonterías.
Aunque debía reconocer que al menos sacaba buenas notas en el instituto, por lo que había pasado a formar parte de cierto grupo compuesto mayormente por empollones, aunque había excepciones, como…
Un ruido de frenos le despertó de su ensimismamiento, devolviéndole rápidamente a la realidad. El autobús estaba plantado delante suya y la puerta delantera verde se abría.
Gabriel se levantó rápidamente y corrió hacia el autobús, introduciéndose en él.
El calor de la calefacción le azotó mientras buscaba algún asiento libre.
La mayoría de la gente estaba dormida, o simplemente pasmada mirando hacia el paisaje por las ventanas, por lo que nadie le dijo nada.
Se sentó en un par de asientos libres y se puso a observar el paisaje. Siempre el mismo paisaje, siempre igual.
El tiempo pasaba con lentitud mientras el autobús recorría los pueblos recogiendo a chicos y chicas, mientras el joven chico de negro se hallaba escuchando música de su Mp3 con sus queridos cascos gigantes.
Las canciones a piano sentimentales sonaban ahora, dulces, en sus oídos, mientras éstos captaban con cuidado toda la melodía y las armonías existentes.
El joven iba con los ojos cerrados mientras escuchaba la canción a piano y hacía como si estuviese tocando un teclado invisible justo enfrente suya.
Entonces la canción cambió a una mezcla de rock y tecno, que hizo que de repente su mente se llenase de explosiones y sus manos asieran un bajo invisible en el aire.
Nadie lo observaba, a excepción de alguna que otra chica, que soltaba una risita ahogada, y, al ver que nadie le hacía el menor caso, volvía a sus cosas silenciosamente.
Luego llegó una canción realmente triste, tocada a piano y guitarras, bajos e instrumentos de cuerda como violines, que oscureció al joven, que se recostó en el asiento, con los ojos aún cerrados, mientras su mente recorría espacios oscuros e increíbles, lugares oscuros y llenos de maldad. Sintió que sus ojos lloraban, al menos mentalmente, y en su mente apareció su propia imagen, aunque los ojos estaban cerrados sendos ríos de sangre se precipitaban desde ambos, como si fuesen lágrimas.
La imagen desapareció tan de pronto como vino y el joven pensó entre la música -¿qué demonios ha sido eso?- pero entonces otra canción llegó…
Un rap en inglés que mezclaba instrumentos orquestales y efectos sonoros diversos para crear una armonía poco vista en ese tipo de composiciones.
En la mente del joven apareció un hombre de color, cantando el rap, mientras en otro lugar de ella aparecía una escena extraña.
Policías alrededor de algo. La cámara se acercó a lo que miraban y descubrió al rapero en medio de un círculo de tiza, rodeado de sangre y con un tiro en la sien.
-¿Pero qué?-exclamó el joven.
Su mp3 parecía desbocado, y al instante, cambió de canción.
Una canción relajante, mayormente a piano y con mucha armonía.
Su mente se llenó de colores claros y se vio a sí mismo tocando un piano negro como la noche, tocando esa canción. Cuando la canción estaba llegando a su clímax, el joven vio con horror que una mano ensangrentada caía de la tapa del piano. Las gotas de sangre cayeron sobre las teclas, volviéndolas carmesíes, pero el pianista seguía tocando.
Al final de la canción, el joven pudo ver a un hombre de abrigo y sombrero negros mirándole con una sonrisa maquiavélica. Éste soltó una malvada carcajada antes de que el mp3 cambiase de forma aleatoria de canción.
Ahora una canción de rock bastante melodramática reinaba en los cascos gigantes del joven. Sus ojos no querían abrirse, a pesar de sus esfuerzos, de modo que siguió viendo imágenes en su mente. Una tristeza le tragó como si fuera un remolino en el mar y él estuviese siendo absorbido por éste, que en cierto modo, fue lo que pasó.
Luego llegó una de sus preferidas, una canción de rock con dos voces masculinas muy buenas y acompañamiento de guitarras, bajo, batería y piano.
Entonces su mente se oscureció por completo, dejando ver en el centro tan solo una especie de vídeo.
Se veía a sí mismo, con un abrigo negro, caminando al anochecer por el pueblo. Reconoció el antiguo campo de fútbol que ahora ya no se utilizaba, veía como la tierra lo cubría y hasta veía basura al fondo, como si fuera un vertedero.
Se acercó hasta más o menos el centro del campo y empezó a sacar tierra con las manos hasta que vio como la figura extraía del agujero cavado con las manos un extraño objeto. La cámara, que era su visión, se acercó lentamente, aguantando el suspense, hasta el objeto y, entonces, el chico pudo ver qué era: un libro negro, que parecía estar hecho de algún tipo de piel.
Entonces pudo abrir los ojos y miró tranquilo alrededor, verificando que estaba en el autobús.
Entonces miró su mp3 y, con horror creciente, leyó lo que ponía.
Canción: Like The Shadows
Disco: Devil come to me
Artista: ¿What do you think?
Espero que os haya gustado, y sí, estaba escuchando música mientras lo escribía,xd.
Un saludo malvado de un ente diferente y extraño.
Última edición por Darkspinus el 17/02/10, 02:33 am, editado 1 vez | |
| | | Zeromaru
Nº Mensajes : 273 Gamers Points : 16817 Reputación : 3 Fecha de inscripción : 31/10/2009
| Tema: Re: El Pacto Oscuro 16/02/10, 06:58 pm | |
| Sinceramente creo que deberias dormir mas esa imaginacion tan maquiavelica no es natural xD | |
| | | Evan
Nº Mensajes : 1637 Gamers Points : 20084 Reputación : 28 Fecha de inscripción : 12/03/2008
| Tema: Re: El Pacto Oscuro 16/02/10, 07:03 pm | |
| muy bueno ^^ me ha encantado. Esta vez he detectado un par de fallos con mi mirada de Reader XDDDD. Nada importante, la estructura gramatical, has repetido muy seguido un frase que ha quedado sobrecargada:
" Óscar, que tenía el pelo negro y corto, se sentó al lado de la ventana del primer par de asientos que vio libre. Lucía, en cambio, se sentó a su lado, mientras sacaba un libro de la mochila.
Lucía tenía los ojos marrones, el pelo castaño sobre una coleta y una cara muy bonita.
Óscar, en cambio, tenía el pelo negro, los ojos marrones y era un poco alto y le sobraban algunos quilos, pero no demasiados."
no se porque el "en cambio" me trastoca tanto :S hay palabras que repitiéndose cerca no me quedan mal. Pero "en cambio" si XD. Aconsejo un "sin embargo" pero vamos, es tú decisión, mi querido ente extraño jajajaj | |
| | | Darkspinus
Nº Mensajes : 502 Gamers Points : 18020 Reputación : 10 Fecha de inscripción : 13/12/2008
| Tema: Re: El Pacto Oscuro 17/02/10, 09:01 pm | |
| A Zeromaru: Tío, si el capi de antes te pareció maquiavélico, mi imaginación te sorprenderá aún más con éste capi nuevo,xd. A Evan: Tenías razón, fallo corregido. Thanks, Reader,xd. Y sin más preámbulos, aquí tenéis el segundo capi, y cuando posteéis pongo el siguiente, que ya he escrito también,xd.
Capítulo 2: Oscuridad Múltiple.
El autobús llegó al fin a su parada mientras el joven de negro miraba, aturdido, su mp3.
Después de recuperarse del shock y ver que los demás abandonaban sus asientos y bajaban del autobús, el chico les imitó, cabizbajo.
Esto era realmente extraño, pues su mp3 nunca le había dado problemas y menos de ese tipo. Pero el significado conjunto de la canción, el disco y el artista le inquietaban aún más.
Entonces leyó en la pantalla del Mp3.
Canción: Génesis.
Disco: Devil come to me.
Artista: ¿Seriously you want to know who?
El joven se llevó un susto tremendo al leer esto, mientras la música en su mp3 era extraña, parecía una mezcla que no había oído en su vida.
Un órgano sonaba a Capella mientras se escuchaba el canto de diversas mujeres en un idioma desconocido y entonces empezaron los efectos sonoros modernos, como el scratch, seguidos por una especie de gritos a contratiempo.
Luego una melodía triste a piano, que hizo que el chico se parara en el medio del misterioso parque que había justo delante del edificio gigantesco que era el instituto.
El instituto, que en otros tiempos se utilizó como cárcel, se alzaba como una siniestra ensoñación, reinando sobre el pequeño parque que ascendía hasta él.
Unas escaleras al final de éste llevaban a una zona lisa y pétrea, en la que se encontraba una gran puerta de madera que llevaba al interior del edificio.
El joven observó como no había nadie a su alrededor mientras se paraba en el pequeño parque de juegos para los niños pequeños.
-¿Cómo es que de repente todos han desaparecido?-se preguntó, asustado ante la falta de lógica, pues hacía un instante estaba rodeado de chicos y chicas que se dirigían hacia el edificio e incluso le saludaban con inclinaciones de cabeza.
El miedo a lo desconocido revivió en su mente, inundándola como un mar, sembrando el terror y el pánico.
Pero el joven no se dejó asustar, siempre había estado sólo en situaciones extrañas, y tal vez, esa fuese una de ellas, aunque la lógica reinó sobre lo demás en su mente, haciéndole girarse una y otra vez sobre sí mismo, en busca de algún indicio de actividad cercana.
El cielo empezó a oscurecerse todavía más, mientras una niebla caía sobre el parque con elegancia, sumiéndolo en sus blancos dedos.
El joven seguía buscando vida a su alrededor, pero sus actos fueron en vano.
Al cabo de un rato, se quedó sólo en medio de una oscuridad insondable.
Víctor llegó al instituto y se metió por la puerta principal, que se encontraba justo delante de la figura de una cabeza de cierto escritor famoso.
Vio como la gente venía desde abajo, procedente del parque, y, al llegar adentro, subió las largas escaleras de piedra hasta llegar hasta la última ventana que había.
Sólo tenía que esperar a que sus amigos llegasen, por lo que se sentó en los asientos de piedra y miró por la ventana, que previamente abrió, con tranquilidad.
Cuál fue su sorpresa al advertir que la oscuridad tapaba lo que sería la vista de la plaza desde la ventana.
-¿Pero qué?-exclamó Víctor, mientras intentaba vislumbrar algo desde la ventana.
Una oscuridad impenetrable tapaba por completo cualquier rastro de civilización desde la ventana, impidiendo la vista de la plaza, incluso no podía ver debajo de ella.
Víctor cerró la ventana con el miedo en el rostro, mientras miraba alrededor, buscando alguna luz en aquella oscuridad inmensa que de repente lo envolvía.
Al instante su móvil sonó. Lo cogió.
Mensaje de: 666
Para: Víctor
“No intentes buscar una luz, no la hay, sólo busca a aquél que encontrará el libro, a aquél que es oscuro por naturaleza, a aquél que no teme a la oscuridad y siempre está sólo.”
Víctor, al terminar de leer el mensaje, miró alrededor, pensando en algún tipo de broma de mal gusto, pero no había dado su número a nadie, y no se podía cambiar el número que envía el mensaje, de modo que el número era ciertamente ese…
Otro mensaje.
De: Daniel
Para: Víctor
“Parque…niebla…oscuridad alrededor…soledad…”
Víctor leyó el mensaje y recordó al único Daniel que conocía…el que estaba en su clase, el que siempre iba de negro y estaba solo.
Entonces la oscuridad se disipó como por arte de magia, y Víctor miró alrededor, aliviado.
Justo cuando iba a desechar los últimos acontecimientos, un nuevo mensaje llegó a su móvil.
De: 666
Para: Víctor.
“Busca al oscuro, al que encontrará el libro, al que necesita tu ayuda, o…”
El móvil de Víctor empezó a soltar gritos de dolor mientras la pantalla se oscurecía completamente. Entonces empezó a brotar sangre de ella.
Víctor, completamente aterrado, dejó caer el móvil al suelo y se marchó corriendo, mientras la sangre formaba un charco en el suelo.
Óscar bajó del autobús agarrado de la mano de su hermana, pues era lo que se dice muy protector con ella. A Lucía no le gustaba demasiado esto, por eso suspiró aliviada cuando Óscar la soltó, pero al mirar a su lado solo vio la negrura, Óscar había desaparecido en la oscuridad. En una oscuridad sempiterna, en una oscuridad insondable, que ahora la envolvía como una siniestra niebla.
Óscar dejó de sentir el contacto de su hermana, su mano se había separado de ella.
La buscó con la mirada y solo vio la negrura. Entonces miró hacia todos los lados, descubriendo una inmensidad negra que lo rodeaba. La única luz que veía era el círculo en el que se encontraba en ese mismo instante, por lo que el miedo empezó a inundar su mente, normalmente tranquila.
-Aquello no podía ser normal, no podía, sencillamente, esto era muy extraño-pensó Óscar con miedo.
Empezó a caminar por la oscuridad en busca de Lucía, en busca de su ser más querido.
Gabriel miraba al monótono paisaje desde la ventana del autobús con aburrimiento, ya estaba cansado de ver siempre lo mismo, y eso lo aburría en cantidad.
Entonces escuchó durante un rato la radio.
“Vamos a hacer una bromita a continuación, de esas que tanto os gustan, o sea, por teléfono. Esperamos que os riáis con nosotros.”
Entonces hubo una especie de parásito en la señal de radio y un momento después se empezó a oír el diálogo telefónico.
-Hola. ¿Con quién hablo?-preguntó el hombre de la radio, con su habitual voz graciosa.
-Hola. En realidad es mejor para ti no saberlo-contestó una voz similar al sonido que produciría una tumba abriéndose.
-¿Oh, y eso por qué?-preguntó el locutor.
-Porque morirías al escuchar mi nombre.
-Oh. Me asustas mucho, señor sin nombre.
-¿Ah, sí? Pues que sepas que mi nombre es…-un parásito volvió a cortar la señal de radio.
Un segundo después la señal volvió.
-Vaya, que nombre más extraño…-de repente el locutor empezó a sufrir espasmos, se escuchó como intentaba respirar, era como si tuviese algún tipo de ataque, luego el silencio.
-Bien, te dije que morirías y eso has hecho. Ahora una última cosa y sólo a un oyente en especial: Gabriel, ve al parque y salva al ser oscuro, al que encontrará el libro, al que siempre está sólo-dijo la voz de ultratumba.
Gabriel, que al escuchar su nombre, se sumió en el nerviosismo, ahora estaba realmente asustado. Esto no era normal, primero muere el locutor y ahora la voz de la radio le ordenaba ir al parque, que suponía era el situado delante del instituto, junto a la parada de autobuses.
Entonces la voz añadió:
-O puede que te pasen cosas peores que la misma muerte…-unos parásitos empezaron a surgir de la radio, haciendo que Gabriel empezase a tener dolor de cabeza.
-¡Para, para, para, para, para ya!-gritó Gabriel con las manos en los oídos, intentando disminuir el ruido de parásitos.
De pronto, éste cesó, y Gabriel escuchó como en la radio reinaba la confusión.
-¿¡Qué le ha pasado?!
-No lo sabemos. Ahora viene Enrique y le examina.
-Dios, espero que solo esté desmayado.
Gabriel, al escuchar esto, pensó en los últimos acontecimientos, si el locutor había muerto todo había ocurrido y tendría que obedecer los designios de la voz de ultratumba.
-¡Aquí viene Enrique, dejadle paso!
-Vamos a ver…
El silencio se hizo en la radio mientras el doctor examinaba al locutor.
-¿Qué hora es?-preguntó Enrique.
-Las ocho y cuarto de la mañana, ¿porqué?
-El sujeto ha fallecido el día trece de enero de dos mil diez, a las ocho y cuarto am.
Los gritos se hicieron en la radio, y empezaron los lloros y ruegos.
Entonces el conductor del autobús apagó la radio.
-Dios, ya estoy harto.-dijo.
Gabriel miró a su alrededor, parecía que todos estaban igual de asustados que él, pero ninguno le miraba, lo cual significaba…¿habían oído el mensaje hacia su persona o sencillamente no creían que fuese él?
De todos modos, lo del parque no podía ser una coincidencia, de modo que Gabriel pensó en la misión encomendada por la voz: encontrar al ser oscuro, pero ¿era una persona u otro tipo de ser?
Entonces la radio dijo:
-Es un ser conocido, alguien con quien compartes trozos de tu tiempo-la voz de ultratumba.
Gabriel se aterró, pero no dudó en cumplir la misión encomendada por ella.
Las puertas del autobús se abrieron y los chicos salieron de él como una manada de lobos rabiosos detrás de una presa, dejando a Gabriel de último, ya que éste no se daba mucha prisa, total, el destino lo aguardaba en el parque.
-Óscar, ¿Dónde estás?-gritó Lucía.
La oscuridad hizo eco de sus palabras, devolviéndole cosas siniestras.
-Óscar, ¿Por qué no estás?-gritó la oscuridad con su voz convertida en un lamento.
-Óscar, ¿estás…?-susurró la oscuridad con su voz convertida en una señal de horror.
Entonces Lucía vio una figura en medio de la oscuridad, parecía su hermano, pero estaba totalmente oscuro y no se le veía la cara. Fue corriendo en su dirección y le abrazó.
-¡Óscar, por fin te encuentro! Me sentía sola y desampar…-se interrumpió al mirarle a la cara.
El rostro de Óscar no poseía rasgos, ni siquiera poseía anatomía. Era como una pared lisa de mármol en vez de una cara.
Lucía saltó hacia atrás del susto y cayó en el suelo oscuro, mientras el ser parecido a Óscar empezaba a hablar con una voz incorpórea salida de la nada.
-Debes encontrar al ser oscuro, a aquél que encontrará el libro, al que está sólo…-dijo.
Lucía se preguntó, mientras su mente se dividía en el lado pensante y el aterrorizado, quién sería el ser oscuro del que hablaba la extraña pantomima que se alzaba delante suya.
Y entonces vio una figura rodeada de una luz purpúrea a lo lejos.
Corrió hacia ella con toda la velocidad que le permitían sus piernas y su mente aterrorizada.
-¡Lucía! ¡Lucía!-gritaba Óscar en la oscuridad, con la esperanza de encontrar a su amada hermana entre la niebla oscura.
-¡Óscar, aquí!-susurró una voz con energía. Óscar reconoció la voz de su hermana y se lanzó hacia su foco, una figura lejana envuelta en oscuridad.
-¡Lucía!-gritó éste, mientras agarraba su mano-Pensé que te había perdido para…-las palabras murieron en la garganta de Óscar cuando éste vio el extraño ser que se plantaba delante suya.
Parecía su hermana, pero solo vagamente, ya que llevaba un vestido rojo medio roto, medias de colores extraños, y su cara era la de una extraña muñeca, similar a su hermana, pero sus ojos eran dos botones marrones, al igual que su cuerpo parecía estar hecho de algún tipo de material para peluches o muñecas.
-Debes encontrar al ser oscuro, al que encontrará el libro, al que está sólo…-dijo la muñeca Lucía, con una voz susurrante y terrorífica que Óscar escuchó asustado.
-Pero…¡Yo solo quiero encontrar a mi hermana!-contestó, decidido al instante.
-Ella…-pareció pensar un momento-estará con él, te esperará junto al ser oscuro.
-¿Quién es?-preguntó Óscar.
-Te diré dónde, no quién, en el parque.
-Pero si ya estoy en el parque-contestó Óscar, enfadado.
-No, no lo estabas…-susurró la muñeca mientras su cabeza empezó a girar a una velocidad descontrolada, para luego desaparecer junto al resto del cuerpo en una bola de oscuridad infinita.
-Lucía…te encontraré-dijo Óscar, echando a andar hacia la oscuridad. | |
| | | Evan
Nº Mensajes : 1637 Gamers Points : 20084 Reputación : 28 Fecha de inscripción : 12/03/2008
| Tema: Re: El Pacto Oscuro 17/02/10, 09:21 pm | |
| O.O O.O cada día me sorprendes más jajajaja. (voz de italiano) Splendoroso!! (voz italiana off) [PD: no se italiano]. Nada, a esperar más, ¿qué otra cosa puedo decir si estoy sin palabras?. | |
| | | Darkspinus
Nº Mensajes : 502 Gamers Points : 18020 Reputación : 10 Fecha de inscripción : 13/12/2008
| Tema: Re: El Pacto Oscuro 18/02/10, 01:08 pm | |
| Aquí teneis otro capi(gracias, padrino Evan, por el coment) A ver qué decís del próximo, en donde hay un par de cositas interesantes,xd. Espero que os guste.
Capítulo 3: Reunión de oscuridad.
El joven de negro yacía sumido en la oscuridad. El parque había desaparecido por completo y todo estaba nebuloso. Lo único que podía ver a su alrededor era negrura.
Le parecía tener un aura a su alrededor, de color purpúrea, claro que no podía estar seguro, además de lo extraño que ello era. Pero los últimos acontecimientos eran sumamente extraños e inexplicables, la verdad, de modo que uno más no crearía una gran diferencia.
Hincó la rodilla derecha en el suelo, pues parecía como si una fuerza le estuviese aplastando, causándole cierta molestia y obligándole a poner esa postura.
De repente le pareció escuchar voces lejanas, que se iban acercando hasta que vio una figura corriendo hacia él…
Víctor vio como la llamada Alameda, lugar en el cual estaba la puerta trasera del instituto, se hallaba completamente sumida en la penumbra. Solo unos pequeños faroles eléctricos permanecían encendidos, creando un pequeño y débil pasillo de luz que penetraba en la oscuridad y que llevaba hacia las escaleras, que descendían oscuras, hasta el parque.
No vio otra opción sino la de seguir el pasillo hasta ellas y descender al parque.
Empezó a caminar con lentitud, mirando constantemente a su alrededor, mientras cruzaba el pasillo iluminado con miedo.
Escuchó un ruido a su espalda. Se giró. Vio como una sombra se deshacía en hebras tenebrosas al pasar al camino iluminado y uno de los faroles explotaba en pedazos.
Empezó a correr de puro terror, cual gacela huyendo de un tigre.
Escuchó como siniestras explosiones detonaban, uno a uno, los faroles, y el camino a su espalda se oscurecía.
Llegó hasta las escaleras, que se bifurcaban en dos direcciones hacia la oscuridad inferior. Justo cuando iba a bajar por la izquierda, una garra le cogió del pantalón con fuerza, haciéndole caer al suelo. Mientras Víctor se quejaba del dolor repentino, la garra empezó a tirar de él hacia la oscuridad mientras el último farol eléctrico explotaba en miles de pedazos y chispas.
-¡No!-gritó Víctor, intentando zafarse del agarre, dando patadas a diestro y siniestro contra la garra.
La garra, con un grito de dolor, soltó a Víctor, que se levantó tan rápido que casi se volvió a caer, y se marchó corriendo por las escaleras abajo, hacia la oscuridad, hacia El Oscuro.
Gabriel salió temblando del autobús mientras escuchaba un ruido extraño a su espalda.
Se giró para ver que no había ya un autobús detrás suya, sino una oscuridad que no dejaba que viese más que un círculo de luz a su alrededor.
Volvió a enfocar la vista en el parque, mientras veía como la oscuridad drenaba toda la luz existente en el lugar, pues las luces eléctricas se habían apagado o habían explotado directamente en chispas eléctricas varias.
Había una parte del parque que todavía tenía algo de luz, parecía el lugar en el que solían jugar los niños pequeños, junto al arenal y esos juguetes con muelles.
Gabriel se dijo que debería ir hacia allí, tal vez así encontrase a su objetivo.
De modo que empezó a andar hacia el último vestigio de luz a su alrededor.
Y escuchó a su espalda un ruido extraño, se giró para ver una figura oscurecida, la cual miró hacia él. Y empezó a correr hacia la luz restante mientras la figura oscura le perseguía con sed de sangre.
Óscar buscaba desesperadamente a su hermana en la oscuridad eterna del parque, y entonces escuchó un grito semejante al de ella. Empezó a correr en su dirección y, de repente, pudo ver con toda claridad un lugar iluminado, en el cual se hallaban dos figuras, una con la rodilla hincada sobre el suelo, y la otra en pie. Ésta última le pareció su hermana. Arrancó a correr hacia ellas, y entonces escuchó un gorgoteo a su espalda.
Se giró y vio con horror como una extraña pantomima con garras, cara metamorfoseada y una especie de grifo como nariz que echaba sangre, se acercaba hacia él.
Aceleró para llegar, antes de que le pillase, hasta la única luz existente.
Al acercarse Lucía a la figura pudo ver que se trataba de un chico, que hincaba la rodilla en el suelo y además, estaba cabizbajo.
El chico la miró y ella se sonrojó, no se esperaba a alguien tan guapo, aunque también extraño. Iba vestido completamente de negro, excepto por la bufanda que llevaba e incluso portaba un colgante con una nota dibujada y ribeteada de negro.
Debía de ser gótico o algo así, aunque también vio que llevaba un mp3 y unos enormes cascos.
El chico sonrió y habló lentamente, como si algo le molestase al hacerlo:
-Oye, ¿tú no serás por casualidad la hermana de Óscar, no?-preguntó.
-¿Le has visto?-preguntó ésta ilusionada.
-Ahora mismo no, pero estamos en la misma clase-contestó el chico.
-Creo que me suenas de algo-dijo pensativa-¡Ya está! Eres Daniel, el chico gótico.
-En efecto, soy el gótico, ya sabes, el que siempre va de negro.
Estas últimas palabras hicieron eco en la mente de Lucía, que recordó lo que había dicho la pantomima de Óscar y se puso a temblar.
-¿Te pasa algo?-preguntó el chico.-Estás pálida, aunque si te digo la verdad, las chicas pálidas me encantan.-siguió el chico.
Lucía se sonrojó al instante.
-Siempre funciona. ¿Ahora estás mejor, no?-preguntó Daniel, con preocupación.
-Un poco, pero, ¿sabes qué ocurre?-preguntó ésta, mientras los colores de su cara se apagaban.
-No exactamente. Sólo sé que mi mp3 está averiado o algo por el estilo.-contestó Daniel.
-Oh, yo sólo sé que mi hermano ha desaparecido.-dijo la chica.
-Te ayudaría a buscarle, pero creo que no puedo levantarme de aquí-dijo el chico.
-¿Porqué? ¿Qué te pasa?-preguntó al instante la chica.
-Es como si una especie de fuerza me hundiese contra el suelo, como si me hundiese en la oscuridad, pero no me rendiré, y menos ahora que veo que alguien más está en peligro-dijo el chico mientras intentaba levantarse.
La chica vio como el joven de negro conseguía, lentamente, alzarse, aunque se veía que le costaba horrores, pero él lo seguía intentando, por ella.
-No permitiré que le pase nada a una chica desvalida que no encuentra a su hermano-dijo éste sonriendo.
-Gracias, Dani-contestó la chica, abrazando al joven de negro.
Entonces ambos se separaron rápidamente, al escuchar un extraño ruido cercano.
Al mirar en busca del que lo había provocado, vieron como un chico corría en su dirección como alma que lleva el diablo.
-¡Es mi hermano!-le dijo la chica a Dani y acto seguido gritó-¡Óscar, aquí!-y corrió hacia su encuentro, pero una mano la agarró fuertemente de la muñeca.
-¿¡Qué haces!?-preguntó la chica al joven de negro.
-No…puedo…controlarme…creo…que él debe llegar sólo hasta aquí, no podemos ayudarle hasta que llegue hasta aquí-dijo el chico, mientras un aura de oscuridad crecía a su alrededor.
-Pero…-la chica intentó soltarse sin éxito. El joven la miró con la pena reflejada en sus ojos, mostrando sus sentimientos, melancólico, a la chica.
Óscar corría tanto como podía, sus pulmones estaban al límite, su corazón estaba martilleándole la cabeza, y las piernas dolían, pero ya estaba cerca.
Ahora veía claramente a su hermana de pie junto a otra figura, que, inexplicablemente, seguía estando oculta por la oscuridad.
Escuchaba el gotear de la sangre que caía del grifo de la pantomima a su espalda, lo que le daba un miedo terrible. No quería morir ni abandonar a su hermana a su suerte, pero tenía el presentimiento de que si esa cosa lo cogía, no la vería jamás.
Ya estaba a unos centímetros de su hermana cuando un dolor lacerante en la espalda le hizo caer al suelo, justo delante de ella.
Lucía gritó de terror cuando vio la enorme herida con forma de garra abierta en la espalda de Óscar, y a éste en el suelo.
Pero aún gritó más cuando vio el ser que había atacado a su pobre hermano.
La pantomima se acercó hasta Óscar, preparada para cortarle la cabeza, cuando…
-¡Muérete, bicho!-gritó una voz, y una figura derribó a la pantomima en el suelo, mientras otra gritaba juramentos y le daba una patada en el grifo, para luego empezar a saltar a una pierna de dolor.
Óscar, que se vio libre, se levantó como pudo y entró al círculo de luz en el que estaban Lucía y el joven de negro.
-¡Hermana!-gritó, dándole un abrazo. A su espalda entraron al círculo las dos figuras.
-¿De nada, eh?-dijo Gabriel.
-La próxima vez no te salvamos.-dijo Víctor.
-¡Víctor, Gabriel! ¿Qué hacéis aquí?-preguntó Óscar, abrazándolos a ellos también en agradecimiento.
-A parte de salvarte el culo, buscar a un tal oscuro-dijo Gabriel mientras se liberaba del abrazo de oso de Óscar.
-¿Oscuro?-preguntó Lucía.
-Sí, Oscuro, es que llevamos una mañana totalmente paranormal y a mí y a Víctor nos han dicho eso-dijo Gabriel.
-Cierto-apoyó Víctor.
-Un momento…a mí también me dijo eso la muñeca-dijo Óscar.
-¿Muñeca?-preguntaron los otros tres al unísono.
-Es una larga historia-respondió Óscar escuetamente.
-Bueno, resulta que a mí me dijo lo mismo tu pantomima-dijo Lucía.
-Ehm, ya te preguntaré qué demonios es una pantomima luego, ¿de modo que todos tenemos la misma misión, no?-dijo Óscar.
-Yo no-respondió una voz oscura. Todos se giraron para ver a Daniel, el oscuro, mirándoles a la cara-la mía es encontrar el libro.
Nadie había reparado en el joven de negro, pero ahora captaba toda la atención de los otros.
-¿Daniel? ¿Qué haces aquí?-preguntó Víctor.
-Pensad un poco en ello, chicos-dijo éste, ignorando a Víctor.
-¿Pensar en qué?-preguntó Gabriel.
-En todo lo que ha ocurrido, en las misiones…-dijo enigmáticamente Daniel.
-No me entero-dijo Óscar.
Daniel soltó un gruñido de impaciencia y esperó a que alguien dijese algo.
-Anda, explícanoslo-dijo Lucía.
-¿Bien, al parecer todos menos yo teníais la misión de llegar hasta el llamado oscuro, cierto?-dijo el joven de negro, harto de esperar.
-Cierto-contestó Víctor.
-¿Y todos habéis recibido las misiones de entes o hechos sobrenaturales, cierto también?
-Cierto también-contestó Gabriel.
-Pero pensad en el hecho de que sea yo el único que tenga una misión distinta y que todos hayamos coincidido en el lugar en el que estaba yo desde que llegué-dijo Daniel.
-Vaya, lo entiendo-dijo Óscar- ¿quieres decir que tal vez el oscuro seas tú?
-Así es, por alguna extraña razón hemos sido elegidos para encontrar ese misterioso libro-contestó el oscuro.
-Pero, ¿qué es ese libro?-preguntó Víctor.
-No lo sé.
-¿Cómo es?-preguntó Gabriel.
-Es negro, creo, pero está forrado en algún tipo de piel.
-¿Para qué sirve y de qué trata?-preguntó Lucía.
-Esa es la pregunta clave, y no sabemos la respuesta. Chica, eres lista-contestó el oscuro.
-Gracias-replicó ésta con una sonrisa.
-En fin, ahora debemos pensar la forma de salir de aquí-dijo el oscuro.
Entonces se hizo la luz y la oscuridad desapareció, revelando el día nublado que recordaban hacía apenas una hora.
-Vaya, que coincidencia-dijo el oscuro con una sonrisa mientras se miraba las manos.
-Vamos a llegar tarde a clases, pita en dos minutos-dijo Gabriel mirándose el reloj.
-¡Vamos, chicos!-gritó contenta Lucía mientras empezaba a correr hacia las escaleras.
El único de los cinco que no corría ya en dirección al instituto era Daniel, el oscuro, que caminaba tranquilamente, pensativo.
-¿Yo soy El Oscuro, luego…tengo algún tipo de poderes?-se preguntó mientras subía una a una las escaleras-en ese caso…debería descubrir qué tipo de poderes son-dijo mientras abría y cerraba la mano derecha y hacía lo mismo con la izquierda.
Una risa malvada surgió en ese instante de su garganta. Los pájaros que se encontraban en la llamada Alameda alzaron el vuelo asustados, mientras los otros cuatro miraban a su líder oscuro, desde la puerta al instituto, con respeto y cierto miedo en las caras.
Espero que os gustase el capi, ayer me pasé el día escribiendo,xd, estaba bastante inspirado.¿Espero que pongáis comentarios extraños,eh?
Un saludo malvado de un ente diferente y extraño.
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| | | Evan
Nº Mensajes : 1637 Gamers Points : 20084 Reputación : 28 Fecha de inscripción : 12/03/2008
| Tema: Re: El Pacto Oscuro 18/02/10, 03:35 pm | |
| Excelente...again XD. Aunque esa risa malvada al final, no se, no pega mucho si se estaba comportando normalmente, seguro que está poseído o maldito o algo así XDDDDD. Sigue escrbiendo cosas como masas amorfas con grifos que gotean sangre por nariz . PD: Está bien escrito, no recuerdo haber notado ningún fallo pero, es que me metí en la historia así que no lo puedo asegurar (aunque los fallos me llaman la atención). | |
| | | Darkspinus
Nº Mensajes : 502 Gamers Points : 18020 Reputación : 10 Fecha de inscripción : 13/12/2008
| Tema: Re: El Pacto Oscuro 21/02/10, 07:32 am | |
| Colegas, decid hola al nuevo capítulo, que os espera, con el fin de que conozcáis un poco más el modo de ser de los personajes y cómo actuan. También en este capi pasa algo extraño, y los protas investigan el hecho. Por cierto, recordad, son adolescentes y están en el instituto,xdddd. Otra cosa: Evan, ¿de qué es esa imagen que tienes de firma?
Capítulo 4: Clases.
El grupo formado por los cinco elegidos entró decididamente por la puerta, con Daniel liderándoles. La tranquilidad rezumaba de ellos, mientras sus semblantes permanecían fríos, sin sentimientos.
Avanzaron por los pasillos de piedra hasta otra gran puerta, que por lo que observaban, aún no había sido abierta.
Los chicos que en el pasillo se encontraban y conocían a alguno de los elegidos se acercaban para saludarlos y empezaban a hablar con ellos tranquilamente, sin saber por lo que éstos acababan de pasar. Nadie saludó o se acercó al chico de negro.
Lucía se vio pronto rodeada por sus amigas, y se fue del grupo con ellas.
Víctor se unió a dos chicos, uno alto y otro bajo, que hablaban sobre tractores y ordenadores. Gabriel y Óscar se unieron a un pequeño grupo de chicos, unos cinco, que se fueron hacia una esquina. El oscuro se quedó sólo, plantado delante de la puerta.
Éste miró a los elegidos a los ojos desde lejos y ellos entendieron.
Luego, en el recreo, se reunirían todos para hablar sobre todo lo ocurrido.
No había nada que decir ahora.
La puerta se abrió, al parecer, sola, y el oscuro entró por ella, mientras tanto los otros grupos se dirigían a ella un poco extrañados, excepto los elegidos.
El joven de negro subió por las escaleras de madera mientras los grupos anteriores le seguían sin darse cuenta. El grupo de Lucía se introdujo por el pasillo que llevaba a las clases del primer piso.
-¡Adiós, Dan!-gritó Lucía desde él antes de desaparecer hacia sus clases.
El joven siguió subiendo las escaleras hasta llegar al último piso y pasó por la puerta al pasillo que llevaba a las clases superiores.
El pasillo superior era de un suelo grisáceo, rodeado de paredes de piedra blanca, al igual que el techo. Ventanas de color verdosa por un lado del pasillo, únicamente, permitiendo ver el pequeño jardín interior, que se encontraba abajo.
Daniel siguió andando hasta ver una puerta, también verdosa, que estaba a su izquierda, y se introdujo por ella, entrando a una clase impecable, que tenía dos puertas por las cuales entrar y cinco filas de pupitres perfectamente ordenados.
Una gran mesa, la del profesor, lideraba a las otras a la par que miraba hacia ellas, mientras que a su izquierda se situaba otra mesa, verde, en la que un ordenador portátil, proporcionado por el instituto, descansaba. Un proyector yacía, apagado, encima de una de las mesas, apuntando a la pared para ver cualquier cosa con el portátil en grande.
El joven de negro dejó su mochila junto a la primera mesa, justo delante del profesor, y se fue hacia la ventana trasera de la clase con tranquilidad y la abrió.
El viento helado sacudió a Daniel, que se removió con un escalofrío, mientras Víctor, Óscar y Gabriel entraban en la clase por la puerta que estaba justo detrás.
-¿Hablamos de lo ocurrido mientras no llegan los demás?-preguntó Gabriel.
El joven de negro contestó con un simple gesto, moviendo la mano hacia la ventana, descubriendo su palma ante la luz. En ella había un símbolo grabado.
-¿¡Es un pentagrama?!-exclamaron los tres chicos.
-Efectivamente, una estrella de cinco puntas, sus patas están elevadas hacia arriba, lo que me hace pensar que debe de tener algún significado oculto- dijo el joven de negro.
-Pues sí…-dijo Víctor.
-¿Cómo es que te lo has dibujado ahí?-preguntó Óscar.
-No me lo he dibujado. ¿Recordáis cuando las puertas se abrieron solas?
-Sí. Estábamos todos quietos y…tú estabas plantado delante de ellas.-dijo Gabriel pensativo.
-Efectivamente. Justo cuando las puertas se abrieron sentí un viento a mi alrededor y me empezó a arder la palma de la mano…cuando la miré estaba así.
-¿Tal vez tenga que ver con el libro, no crees?-preguntó Víctor, inquisitivo.
-Cierto. En el primer descanso vayamos a la biblioteca a buscar más información sobre éste símbolo, seguro que nos servirá de algo. Óscar, ¿puedes avisar a tu hermana rápidamente para que se quede con sus amigas mientras lo hacemos? Nos reuniremos con ella para contarle lo que hayamos descubierto en el segundo recreo, en las escaleras de piedra.
-De acuerdo-accedió Óscar, y se marchó corriendo a avisar a su hermana.
Dan bajó la mano y se paró a observar el paisaje neblinoso por la ventana mientras la gente empezaba a llenar la clase.
Al poco rato Óscar atravesó la puerta, y, con un susurro apenas audible, dijo:-¡Hecho!
Entonces sonó el clásico pitido que anunciaba el comienzo de las clases de aquél día.
Todos los chicos y chicas que se encontraban en la clase corrieron a sus asientos, mientras otros dejaban de lanzar bolas de papel y algunas chicas dejaban de chismorrear.
La primera clase era inglés. El profesor, famoso por sus excentricidades, entró al aula, se sentó en la silla, forrada en cuero negro, y gritó:
-¿¡What´s up, people?!
Después de dos horas de clase, al fin Daniel y sus compañeros se vieron libres durante, al menos, veinte minutos, para ir corriendo a la biblioteca a por un sitio en los ordenadores, a poder ser, en el ordenador más moderno y más rápido.
Pero cuál fue su sorpresa al ver que el ordenador que buscaban se hallaba ocupado por dos chicos que hablaban entusiasmados sobre fútbol.
Óscar se acercó a ellos, y, después de hablar durante un rato, dejaron el ordenador y se fueron de la biblioteca rápidamente.
-¡A buscar datos!-dijo emocionado Víctor, mientras alzaba las manos y se sentaba en la silla delante de la pantalla iluminada del ordenador.
Óscar miró alrededor y localizó dos sillas libres, las cogió y las puso al lado de Víctor.
Gabriel y él se sentaron, mientras Daniel permanecía de pie, justo por encima del joven amante de la informática.
-¡He encontrado algo!-decía éste al cabo de un momento.-Mirad…
>>El pentagrama esotérico se utiliza contra los espíritus tenebrosos, o bien para la magia negra. Si es utilizado para ésta última debe tener las patas elevadas hacia arriba y ser de color negro. Representa muchas cosas, como el principio y el fin.
-Justo como el que está grabado en mi mano…lo que significa que…-dijo el joven de negro.
-Estamos tratando con magia negra. ¿Y si ese libro también está relacionado con éste tipo de magia?-preguntó Óscar, atemorizado.
-¡¿Magia!? Yo no creo en esas chorradas-dijeron Gabriel y Víctor a la vez.
-Pues dadme una explicación no mágica sobre los acontecimientos de hace un par de horas-dijo Daniel con autoridad.
Gabriel y Víctor se miraron, mudos, sin respuesta, y luego asintieron a su líder.
-Es lo único que lo explica, y lo sabéis-dijo éste, señalándoles a ambos con el dedo índice.
-¡Pero eso va en contra de todo lo que creía hasta ahora!-estalló Gabriel.
-A mí me pasa lo mismo-secundó Víctor.
-Yo tampoco creía en la magia, al menos, no conscientemente, pero ahora sí creo, y no podéis decirme que lo ocurrido esta mañana fue una alucinación colectiva o algo por el estilo, chicos, eso no cuela ni con superglue. De modo que dejaos de tonterías y empezad a pensar, ¿porqué y para qué debemos encontrar ese misterioso libro? ¿Porqué nosotros, qué tenemos de especial?-explicó y preguntó al aire Daniel.
-No lo sabemos-respondieron los chicos.
Óscar aún estaba asimilando lo último que Daniel había explicado, y ahora lo entendía, pero le resultaba difícil creerlo, a pesar de lo que les había ocurrido hacía apenas dos horas.
-Escuchadme, chicos, sea magia o no, para descubrir la verdad debemos encontrar el libro, y para hacerlo debemos creer, al menos por ahora.-dijo el líder con sabiduría.
Los chicos parecieron tranquilizarse ante estas palabras, y decidieron marcharse de la biblioteca, aún les quedaban diez minutos de recreo.
Ya habían pasado dos horas de aquello, ahora se encontraban todos reunidos en la entrada interior del instituto, junto a la conserjería. Había una especie de asientos de piedra tallados al lado de las escaleras, allí estaban ellos, sentados, mientras que Daniel se hallaba de pie, andando de un lado a otro con las manos en la espalda, mientras parecía susurrar algo para sí.
-Chicos, si eso es cierto, puede que nos veamos en serios problemas-dijo Lucía de pronto.
-¿Qué quieres decir?-preguntó el líder levantando una mano melodramáticamente.
-Imaginaos que la situación requiera que nos hagamos magos oscuros, que practiquemos las artes oscuras, que seguro que están prohibidas y han matado a muchos…-respondió ésta.
-Lo dudo, no creo que ese libro diga nada sobre artes oscuras, ¿piedras pintadas, calderos, lenguas de serpiente y colas de ratón? No, por favor-dijo sarcásticamente Gabriel.
-Yo tampoco creo que sea así…-dijo Víctor.
-¡Necios!-gritó Daniel, y todos le miraron- Si se requiere de nosotros que practiquemos las artes oscuras, no creo que sean innobles, precisamente, además, el poder que nos daría un control sobre ciertas fuerzas sería realmente increíble…-continuó, gesticulando teatralmente.
>Controlar el fuego, invocar a las llamas en cualquier momento y situación, ser el amo del agua, el rey de los truenos, poder volar con el poder del viento…ser el señor de las tinieblas.
Los chicos se quedaron mudos de asombro ante lo que su líder acababa de decir.
-¿Estás un poco loco, no es cierto?-preguntó sarcásticamente Gabriel.
-No es locura, todos habéis visto lo que pasó por la mañana, y todos habéis visto como la oscuridad tragaba todo el parque, el instituto, los autobuses, imaginaos que no solo podamos controlar esa oscuridad, sino también los llamados “elementos”-continuó el líder.
-¿Elementos?-preguntó Lucía inocentemente.
-Los elementos: fuego, agua, rayo, viento, tierra, oscuridad y luz son los principales, pero hay muchos más, como la luna o el sol.-respondió Daniel, alzando las manos.
-Me encantaría controlar el agua o el viento…-susurró Lucía, pensativa.
-Y a mí la tierra-añadió Víctor.
-A mí el rayo-dijo Gabriel.
-Yo el fuego-dijo Óscar.
-¿Qué querrías controlar tú, Dan?-preguntó Lucía.
-¿Yo? La oscuridad. El poder de las tinieblas.-contestó éste mientras una maquiavélica sonrisa oscurecía su rostro.
Así fue como pasaron los últimos minutos de recreo, imaginándose en posesión de extraños poderes, mientras su líder miraba, silencioso, el pentagrama oscuro en la palma de su mano, y luego reía malvadamente. | |
| | | Evan
Nº Mensajes : 1637 Gamers Points : 20084 Reputación : 28 Fecha de inscripción : 12/03/2008
| Tema: Re: El Pacto Oscuro 21/02/10, 12:20 pm | |
| O.O me ha encantado, tío, te superas jajaja. El pentagrama de las patas hacia arriba es el pentagrama invertido no¿? es que así me suena mas xD. Y ahora toca lo de siempre: decirte que sigas pronto.
PD: la img de la firma es Archer de Fate \ Stay Night | |
| | | Darkspinus
Nº Mensajes : 502 Gamers Points : 18020 Reputación : 10 Fecha de inscripción : 13/12/2008
| Tema: Re: El Pacto Oscuro 27/02/10, 12:48 am | |
| Bueno, aquí tengo otro capítulo, creo que algo largo,xddddd. Espero que guste.
Capítulo 5: Oscuridad compartida.
-¡Espéranos junto a la puerta verde, saldremos por delante!-gritó Óscar a su hermana. El pitido anunciante de que las últimas dos horas de clases acababa de sonar, por lo que Lucía se dirigía a sus respectivas clases mientras nosotros íbamos a las nuestras con tranquilidad.
Las clases se dividían en “horas” de cincuenta minutos cada una, divididas entre sí por un recreo por cada dos de ellas. Los lunes se hacía una excepción y se daba una hora y media para comer, para luego tener tres “horas” seguidas antes de marcharse.
Daniel caminaba con tranquilidad mientras observaba con detenimiento a sus compañeros, todos parecían normales, y, sin embargo, ahí estaban, junto a él, en busca de un extraño libro de propiedades desconocidas y, según los indicios, oscuras.
Al llegar a la clase se sentó en su pupitre mientras los otros hacían lo mismo.
Y llegó el profesor.
Solo quedaba un rato para que por fin saliera de aquel maldito edificio, y entonces, la insulsa charla del profesor dejó de llegarle a la mente, mientras ésta se llenaba de imágenes.
Recordó todo cuanto ocurrió menos una cosa: la visión extraña que tuvo con el mp3, aquella en la que se encontraba en el viejo campo de fútbol, con sus porterías cubiertas de maleza y malas hierbas, con un paisaje sobrecogedor de fondo y la arena…la arena de la que él desenterraba aquel extraño libro.
Pensó en ello detenidamente, tendría que encontrar la manera de llegar hasta allí de noche, y sabía de sobra que hoy habría luna llena, por lo que no necesitaría ninguna luz para ver adecuadamente. Pero lo difícil sería escapar de su casa al anochecer sin que su abuela se diese cuenta.
Entonces pensó en su tío, el cual vivía abajo, casi al lado del misterioso campo de fútbol al que deseaba ir. Tal vez pudiese convencer a su abuela y a su tío para dormir aquel día en su casa, así, cuando su tío y su mujer se durmieran, podría salir silenciosamente e ir hasta su destino, fuese lo oscuro que fuese.
Mientras Daniel pensaba en su nuevo plan, Gabriel rememoraba entre bostezos los hechos acaecidos durante aquella extraña y, como no, oscura mañana.
Lo asustado que se sintió cuando escuchó en vivo la muerte del locutor de radio y el miedo que sintió cuando la voz se dirigió a él en concreto, pero en ese momento, por alguna razón, supo que se dirigía a él, aunque podría haberle hablado a cualquier Gabriel, solo éste se encontraba escuchando aquella emisora precisamente.
Y luego recordó lo acontecido cuando aquella sombra le persiguió por el parque.
Se salvó por los pelos, pues, con un esfuerzo considerable, aprovechó un banco y saltó encima de él, para caer sobre la sombra, aplastándola contra el suelo, y entonces fue cuando vio llegar a Víctor corriendo desde las escaleras.
Víctor mientras tanto también recordaba lo que había pasado, recordó con terror el móvil ensangrentado y se preguntó dónde estaría, luego recordó el miedo que sintió cuando caminaba por la oscura Alameda y vio aquellas sombras que se abalanzaron sobre él con quién sabe qué siniestros objetivos en su oscura mente.
La desesperación que sintió en aquél momento le ayudó a zafarse de ellas y bajar corriendo las escaleras, a punto de caerse varias veces, llegó hasta abajo y vio como una figura saltaba de un banco y caía sobre una sombra, aplastándola contra el duro suelo de piedra. Era Gabriel, su amigo, pensó Víctor, contento al fin de ver a alguien conocido.
Fue a su encuentro y entonces ambos escucharon una especie de goteo y una voz familiar gritando de horror, a la vez que pisadas apresuradas.
Se giraron y vieron como una figura grotesca perseguía a una persona, aunque la voz de ésta última les sonaba a los dos, por lo que emprendieron la persecución de ambas.
Al poco rato vieron hacia donde se dirigía la figura perseguida, hacia un círculo de luz en medio de la oscuridad. Entonces empezaron a correr como nunca lo habían hecho hacia ella. Justo cuando la figura perseguida iba a llegar hasta el círculo luminoso, en el cual Gabriel y Víctor vieron otras dos figuras a las que no se molestaron en reconocer, el monstruo que la perseguía la atacó con su zarpa y ésta cayó a un palmo de él.
Entonces levantó la garra dispuesta a cortarle la cabeza, y Gabriel gritó:
-¡Muérete, bicho!- y saltó hacia el monstruo, derribándole en el suelo mientras Víctor le daba una patada con todas sus fuerzas, aturdiéndolo.
Al instante corrieron hacia el círculo de luz y se introdujeron dentro.
Aún, cuando la figura decía con alegría-¡Hermana!- Víctor giró la cabeza hacia atrás y vio como la criatura se acercaba al círculo, y justo cuando ponía una pata en él empezaba a deshacerse en miles de hebras de oscuridad pura.
-Eso fue realmente increíble, no sé de dónde saqué las fuerzas para derribar al monstruo, la verdad-decía luego Gabriel mientras les contaba a los otros todo lo que había pasado.
-¿Hay alguien que esté atendiendo a lo que digo en ésta clase?-preguntó irritado el profesor-Ya sé que es última hora, pero chicos, esto es demasiado, estáis todos dormidos…
-¡Yo no estoy dormida, profesor!-gritó más que habló una de las listillas, despertando de su estupor al resto de alumnos con sus berridos.
-Ya tuvo que hablar la de siempre, ¿o debería decir gritar?-dijo Gabriel sarcástico.
-Ídem-coreó Víctor.
-¡Callaos ya!-gritó ésta en su propia defensa, al ver que el profesor ignoraba sus quejas.
-Anda, estate callada, que algunos queremos dormir en paz-dijo Óscar con un bostezo.
-¿Dormir? ¡Estamos en clases!-dijo la listilla mirando al profesor de reojo, le pareció que se reía de todo el asunto.
-Niña, guarda silencio, tan solo quedan unos minutos, aguanta ese tiempo sin hablar y te daremos cada uno una de esas galletas para perros tan ricas-dijo Daniel.
Toda la clase se sorprendió ante la voz que había dicho aquello, pues el joven no era muy conocido por hablar mucho, y entonces empezaron a reír todos.
-Muy ingenioso-dijo el profesor mientras invocaba al silencio moviendo la mano-tienes un positivo por hacerme reír hasta a mí.
-¡No es justo!-dijo la lista, mientras se ponía roja de enfado ante aquella injusticia-Yo siempre hago los deberes y nunca me pones positivos…
-Perrito, ¿qué te ha dicho el alumno?-preguntó el profesor mientras estallaba en carcajadas.
La listilla hinchó los mofletes como una niña pequeña y miró hacia todos lados, intentando ocultar su vergüenza mientras pensaba que era un buen momento para ser tragada por la tierra.
Entonces sonó el pitido de fin de clase y todos se levantaron como maníacos.
-¡Hasta mañana, chicos, y recordad: no le deis galletas al perrito porque no se ha portado bien!-dijo el profesor, riendo nuevamente y provocando otra risa general mientras los chicos pugnaban por salir al pasillo, empujándose unos a otros.
Solo Gabriel, Víctor, Óscar y Daniel recogían sus cosas tranquilamente mientras los otros se mataban por salir por las puertas verdes.
-¡Así me gusta, sin prisas ni empujones, nada de coscorrones!-dijo el profesor, riéndose ante su propia rima.
-Dios-pensó para sí Daniel mientras cogía la mochila y se la colgaba a la espalda.
-¡Vamos!-indicó a sus compañeros.
Salieron al pasillo grisáceo andando lentamente mientras el profesor seguía riéndose al cerrar las puertas de la clase.
Un chico de pelo negro y largo caminaba tranquilamente por las calles en dirección al instituto, le habían dado el día libre en el taller, por lo que iba a buscar a su mejor amigo al instituto, con la esperanza de que pudiera quedarse aquél día en su casa y así darle a la consola y tal.
El joven, de unos dieciséis años, a punto de cumplir diecisiete, llevaba un sombrero negro de ala ancha, un abrigo de cuero del mismo color y unos pantalones pegados igualmente negros. Unos guantes de cuero sin dedos cubrían sus manos y unas pesadas botas sus pies.
Quien viese a éste joven por la calle pensaría: Vaya, que alto y que ropa mas extraña lleva, pero el cabrón tiene un cuerpazo, seguro que se liga a un montón de chicas.
Y así era, tenía un cuerpo tonificado por el entrenamiento en el gimnasio y por su trabajo de mecánico, pero no ligaba tanto como podría parecer.
Como era de suponer por su extraña ropa, era amante del heavy-metal hasta la muerte y poseía debajo del abrigo una camiseta de un grupo de rock, a pesar del frío.
Mientras cruzaba la calle vio como pasaba un elegante y esplendoroso Hummer nuevecito, que le hizo la boca agua, pero sabía que tener un coche así no era fácil, y para él, con su economía, nunca tendría uno de esos, pero se consoló imaginándose conduciéndolo.
Al poco rato llegó a la plaza, justo al lado del instituto, y de repente todo se volvió negro…
Bajaron las escaleras mientras escuchaban el ajetreo de los otros alumnos, que corrían hacia sus respectivos autobuses con prisa.
-¡Hey!-gritó Lucía desde la entrada a la sala de profesores, para luego unirse al grupo de su hermano.
-¿Cómo os ha ido hoy?-preguntó, animada.
-Aburrido-respondió Óscar.
-Muy aburrido-dijo Víctor.
-Ultra divertido…-dijo Gabriel y todos se le quedaron mirando-vale, me habéis pillado, ¿a ti qué te parece?-preguntó sarcástico mirando hacia Lucía.
-¿Dan?-preguntó ésta, ignorando a Gabriel por completo.
-Soporífero, pero me dio tiempo para pensar.-respondió éste con una sonrisa hacia su compañera.- Creo que sé dónde se encuentra el libro que tanto buscamos, chicos.
Lucía ahogó un gritito de sorpresa mientras los otros la miraban con reprobación.
-¿Qué? ¿No es sorprendente?-se excusó ella.
-No funciona, nena-respondió Gabriel, como siempre.
-¡No me llames así!-gritó Lucía con furia en los ojos.
-Vale, gatita, tranquila-replicó Gabriel.
-Bien, el caso es que creo que el libro se encuentra enterrado en un viejo campo de fútbol no muy lejos de la casa de mis tíos-dijo Daniel, ignorando a los otros.
-¿De dónde has sacado esa conclusión?-preguntó Víctor.
-Pues…-dijo Daniel y empezó a relatarles lo de la visión cuando escuchaba el mp3.
-Caray, que alucine, eres un chico realmente musical para que te pasen cosas extrañas mientras escuchas música, ¿no?-preguntó Lucía.
-Valga la redundancia-subrayó Gabriel.
-Es que soy músico, por si no lo recordáis-respondió Daniel.
-No lo sabíamos-susurró Lucía, mirando a los otros.
-Bueno, ya sabéis algo más de mí, mañana más y mejor, chicos-dijo Dan con una sonrisa.
Lucía se rió mientras los otros sonreían divertidos, mirando a Daniel con curiosidad.
-¿Qué más cosas deberíamos tener en cuenta, líder?-preguntó Lucía, coqueta.
-Ya lo descubriréis-respondió éste, dando el tema por zanjado.
-Pero…-dijo la chica.
-Salgamos, la puerta está ahí mismo-dijo Daniel, esquivando a la chica.
Al salir la oscuridad los engulló, sumiéndolos en los recuerdos a la vez que los asustaba.
El chico que llevaba un sombrero se preguntó qué pasaba mientras caminaba por la de repente oscura y desierta plaza en dirección al instituto.
-Que raro-susurró mientras observaba su alrededor.
Todo el lugar estaba sumido en la oscuridad, parecía de noche, y entonces vio algo extraño…
Una figura con un sombrero igual al de él permanecía a la espera un poco más adelante, parecía incluso de mayor altura que él, que era bastante alto.
Se dirigió hacia ella.
-¿Otra vez?-gritó Lucía angustiada.
-Dios, odio la oscuridad-dijo Víctor.
-Yo también-dijo Gabriel.
-Y yo, chicos-dijo Óscar.
En cambio, su líder no dijo eso si no otra cosa.
-Mirad la palma de mi mano, mirad el símbolo-ordenó, enseñándoles la palma.
Los chicos y la chica observaron, con cierto espanto, como el pentagrama brillaba con una luz fantasmal, que parecía en cierta medida oscurecida, purpúrea.
-Antes de que lo digáis, no es púrpura, es mi color favorito-dijo Daniel.
-¡El Índigo!-exclamó Lucía.
-Ciertamente. ¿Cómo lo has sabido?-preguntó Daniel, con el propósito de distraer a sus compañeros para que no se asustasen.
-Bien, pues a parte de que soy chica y me encanta el violeta, púrpura y toda esa gama de colores, pues porque vi ese extraño brazalete que llevas y que pone “Índigo”-respondió Lucía con una sonrisa.
-Caray, que lista…-susurró sarcástico Gabriel.
-En fin, algo me dice que alguien más se va a unir a nuestro pequeño grupo-dijo Daniel y señaló hacia la plaza, en la cual había dos figuras, una acercándose a la otra con tranquilidad.
-Vaya, deberíamos ir a ver, ¿no?-preguntó Lucía, miedosa.
-Cierto-dijo Daniel, y, al ver que nadie se atrevía a andar, empezó a caminar hacia la oscura plaza con tranquilidad mientras los otros le seguían.
El joven del abrigo avanzó hasta llegar a la figura. Entonces vio con espanto que estaba cubierta por una especie de manto. Se hallaba un poco agachada, además, notó.
Giró a su alrededor para seguir viendo el extraño manto negro a su alrededor.
Justo cuando se paró el manto desapareció, revelando…
El joven de negro gritó con todas sus fuerzas y dio una patada al monstruo que se encontraba frente a él, que la recibió como si nada hubiese pasado.
La figura oscurecida le miró con la cara de un cadáver, corroído por el tiempo, con tierra y gusanos a su alrededor; algunas partes de la siniestra cara estaban desprovistos de carne alguna, dejando el hueso a la vista, y el hueso, por alguna razón, era negro.
El monstruo, que no parecía tener siquiera brazos anteriormente, los sacó hacia fuera y los desplegó.
El joven vio horrorizado los brazos, tan largos como su altura, y empezó a correr al vislumbrar unas enormes garras color sangre en su punta, abriéndose.
-He oído algo, chicos, callaos un momento-susurró Daniel, aunque fue igualmente escuchado y obedecido.
Al instante un inmenso grito se escuchó más adelante.
-¡Rápido, tengo la impresión de que nuestro último miembro está en peligro!-dijo Daniel empezando a correr hacia la plaza.
Los elegidos corrieron detrás suya, tanto como sus piernas les permitían, al igual que Daniel.
El joven esquivó como pudo el ataque cruzado de las dos garras del monstruo y saltó hacia atrás para esquivar otro rápido ataque, entonces, empezó a correr de nuevo, mientras la figura le perseguía.
Se dirigió al instituto con rapidez, mientras escuchaba ruidos lastimeros a su espalda, aunque no quiso girarse ni siquiera una vez. Mantenía la cabeza gacha, viendo tan solo sus pies pisando el frío suelo oscuro.
Entonces chocó contra alguien…
Daniel chocó contra una figura que corría hacia él y no le había visto.
Se levantó del suelo, pues tal golpe había recibido y se quedó estupefacto al descubrir de quién se trataba.
-¡Roberto!-exclamó mientras ayudaba a levantarse al chico del sombrero, que, increíblemente, seguía en su cabeza.
-¡Daniel! ¡Corre, tío, hay un monstruo horrible y viene a por mí!-gritó, agarrándole del brazo en dirección al instituto.
Los chicos, que acababan de llegar al lugar, se preguntaban qué demonios ocurría.
-Es mi mejor amigo-explicó Daniel mientras pugnaba por soltarse del brazo de éste-¡suelta, Rober!-exclamó, consiguiendo su propósito al fin.
-¡Hazme caso, debemos huir!-dijo Rober, sin darse cuenta de que los elegidos estaban junto a él.
-No hay lugar al que podamos huir-dijo Lucía. Rober miró hacia ella y vio a los demás.
-¿Quiénes son estos? ¡Diles que corran, rápido!-gritó Roberto.
-Ellos son los Elegidos y yo soy su líder-respondió Daniel.
-¿Elegidos?-preguntó Roberto.
-Ya te lo explicaré luego-dijo Daniel, al escuchar un extraño ruido proveniente de la dirección de la que huía Roberto.
El monstruo apareció ante la vista de todos, haciendo que retrocedieran de espanto.
-Oh, dios mío.-dijo Víctor.
-Ojalá estuviera él aquí-dijo Gabriel.
-¡Corred!-gritó Daniel, y todos empezaron a correr a ciegas y en todas direcciones.
Pero sólo uno plantó cara al monstruo.
-¿Algo me dice que no saldremos de la oscuridad sin matarte, verdad?-preguntó el líder oscuro.
El monstruo rugió y lanzó una de sus garras contra el muchacho, que giró hacia un lado, esquivándola.
Entonces una figura de alta estatura apareció a su lado, era Roberto.
-Tengo miedo, no lo niego, pero no dejaré a mi mejor amigo luchando a solas con un monstruo salido del infierno-dijo éste con una sonrisa mientras esquivaba un ataque de garra directo hacia su cuello.
Al instante apareció Gabriel al lado del líder.
-He llegado a la conclusión de que no podremos salir de aquí sin cargarnos a ese maldito monstruo-dijo mientras encaraba a éste último.
Otra figura.
-Je, creo que lo mismo pienso yo-dijo Víctor.
Entonces dos figuras más se unieron al grupo.
-No hay salida-dijo Óscar con desesperación.
-Tal vez matar a ese monstruo sea la única opción-susurró Lucía, asustada, a los otros.
-Gracias, chicos-dijo Daniel.
-No hay de qué-dijo Gabriel.
-Tú siempre igual-dijo Víctor.
Lucía suspiró y Roberto bufó.
-¿Debo recordaros que un monstruo horripilante que quiere matarnos y seguramente bañarse en nuestra sangre está delante nuestra?-preguntó éste último.
-No, no hace falta, esquivar sus garras es suficiente para que me acuerde hasta de su cumpleaños-dijo Gabriel.
-Brutal-susurró Roberto.
-¡A por él!-gritó Daniel, el líder oscuro, a sus elegidos, lanzándose hacia el terrible monstruo. | |
| | | Evan
Nº Mensajes : 1637 Gamers Points : 20084 Reputación : 28 Fecha de inscripción : 12/03/2008
| Tema: Re: El Pacto Oscuro 27/02/10, 01:10 am | |
| No se que decir...me ha gustado mucho y punto XD | |
| | | Darkspinus
Nº Mensajes : 502 Gamers Points : 18020 Reputación : 10 Fecha de inscripción : 13/12/2008
| Tema: Re: El Pacto Oscuro 27/02/10, 03:30 pm | |
| Pues si el de antes te gustó, éste te va a gustar aún más, ya que al fin hay pelea, y de las serias,xd. Espero que guste, tardé un par de horitas, no es tan largo como el anterior pero casi, y considerando que es una pelea estoy más o menos orgulloso,xd.
Capítulo 6: El monstruo Óseo
El monstruo, con su horrible tez mortal, miró al grupo que se acercaba hacia él y alzó los brazos con furia, dando a entender que empezaría a atacar en cuanto se acercasen lo suficiente. Los brazos del monstruo eran mortalmente blancos, parecían, en efecto, los brazos de alguien muerto hacía tiempo. Las garras eran de color rojo sangre y estaban muy afiladas.
El monstruo también era muy alto, casi el doble que Daniel, pero parecía andar agachado. El extraño manto, sucio y gastado, le cubría todo el cuerpo, no dejando ver ni tan siquiera su pecho y haciéndole una especie de joroba en la espalda.
Daniel corrió hacia el monstruo, encabezando la ofensiva de su grupo, mientras le seguía mas cerca Roberto y Lucía iba en último lugar.
-Estamos locos-pensó Óscar para sí, sin saber que todos menos Rober y Daniel pensaban lo mismo.
El líder oscuro y su mejor amigo se habían sumido ya en el fragor del combate hacia lo desconocido, hacia lo sobrenatural, mientras los otros aún temían por sus vidas, éstos ignoraban tales hechos a propósito para no distraerse.
Roberto se acercó por el flanco derecho del monstruo mientras Daniel hacía lo mismo por el izquierdo, mientras los otros atacaban de frente.
El monstruo de tez pálida giró los brazos a su alrededor, provocando que los elegidos y su maestro retrocedieran para esquivar el ataque.
Luego se lanzó como una exhalación hacia los elegidos que tenía de frente, Lucía y Óscar, que corrieron para esquivar la embestida.
Entonces Gabriel le dio una patada justo cuando paraba y Víctor un puñetazo en la cara, para luego esquivar por los pelos un ataque desde abajo con uno de los brazos que le habría rajado la garganta.
El monstruo enfocó ahora a éstos como objetivo mientras los otros le rodeaban, y atacó hacia delante.
Gabriel saltó hacia atrás mientras Víctor se agachaba en el momento justo para no ser decapitado por las garras del monstruo, entonces aprovechó para darle dos puñetazos en el pecho.
-¡Que duro es!-exclamó el joven mientras retrocedía rápidamente.
-Tal vez su único punto débil sea la cara…-dijo pensativo Daniel.
-¡Eso es! ¡A por su maldita cara!-gritó Roberto a los elegidos, que asintieron mientras se preparaban para otra acometida.
El monstruo se giró otra vez, para atacar al activo Roberto, que estaba sólo y tuvo que esquivar el tremendo corte vertical del monstruo.
Entonces sujetó ambos brazos de éste con los suyos y le dio un tremendo cabezazo, para luego, de una patada, saltar hacia atrás con rapidez.
El monstruo pareció quedarse aturdido durante un instante, el cual aprovecharon Óscar y Gabriel para atacar en su punto débil, la cara.
Pero entonces se recuperó el monstruo de su atontamiento espontáneo y lanzó un ataque giratorio que ambos chicos tuvieron que esquivar, aunque los dos recibieron con dolor un pequeño corte de aquellas siniestras garras.
Entonces el líder oscuro corrió hacia su enemigo y le dio un puñetazo en la cara que le hizo retroceder mientras parecía gritar con una voz extraña, como si un sarcófago se abriera después de estar milenios de años cerrado.
Pero el líder no paró ahí, pues cogió los brazos del monstruo y le dio una patada hacia atrás con impulso, que le hizo dar una vuelta en el aire, escapando a su furioso ataque de contra, mientras Roberto se acercaba rápidamente y Víctor hacía lo mismo.
El monstruo gritó de furia y lanzó otro ataque giratorio con sus largos brazos, que los jóvenes tuvieron que esquivar, mientras tanto Óscar y Gabriel se acercaban por su espalda con rapidez.
El monstruo se giró y lanzó ambas garras en dirección a éstos últimos, que no dieron en su objetivo y se clavaron en el suelo con fuerza, entonces intentó recuperarlas rápidamente, viéndose prontamente interrumpido por el ataque furioso de Óscar y Gabriel, que le dieron sendos puñetazos en la cara.
-¡Venga una doble!-gritó Óscar mientras levantaba la pierna izquierda.
Gabriel levantó su pierna derecha y ambos descargaron un tremendo golpe en la cara del monstruo, que aulló de dolor y, al fin, consiguió recuperar sus garras y brazos del suelo.
Entonces giró sobre sí mismo con las garras alzadas, golpeando no con ellas, sino con sus duros brazos, a los jóvenes, que salieron despedidos en el aire y aterrizaron no muy lejos, contra el frío suelo.
-Eso ha dolido-dijo Gabriel, recuperándose del golpe e intentando levantarse despacio.
Mientras tanto Víctor y Roberto corrieron hacia el monstruo, que había parado de girar, y le cogieron de los brazos, mientras que su líder corrió lo más rápido que pudo y saltó en línea recta, para plantarle ambas piernas en la cara al monstruo, que cayó hacia atrás con la fuerza del golpe.
Daniel se levantó rápidamente y empezó a dar puñetazos al monstruo que yacía en el suelo, aturdido, mientras los otros chicos se acercaban con igual intención.
Todos juntos, empezaron a golpear fuertemente al monstruo, que gritaba de dolor mientras recibía los golpes en la cara. Una sangre oscura como la noche que los rodeaba empezó a salir de la cara del siniestro monstruo mientras los golpes y puñetazos seguían.
Entonces, los chicos empezaron a notar una especie de viento alrededor, descubriendo con horror que envolvía al ser que estaban golpeando con furia. Retrocedieron a tiempo para ver como una bola de oscuridad tragaba al ser mientras este se levantaba con la furia en su sangriento semblante.
-¿Y ahora qué?-se preguntó en alto Gabriel, como siempre.
La bola de oscuridad explotó, derribando al instante a todos los jóvenes, que intentaron levantarse rápidamente y se quedaron congelados al ver…a su enemigo.
Ahora el monstruo ya no parecía tener nada de carne, sino todos los huesos ennegrecidos al descubierto, mientras una calavera yacía como su rostro, el manto había desaparecido, su altura había aumentado, pues ahora estaba alzado del todo, y sus piernas y brazos se veían totalmente.
El manto tapaba todo el pecho del monstruo, que se veía ahora más duro que nunca, y sus piernas. Pero había algo más que también yacía oculto, una especie de bola justo debajo de su cuello, parecía vagamente esponjosa y ciertamente débil.
Aún no se habían dado cuenta, pero el monstruo desplegaba ahora otro par de brazos por su espalda, con sendas garras, de color negro, como se habían tornado las de los brazos delanteros, aunque habían crecido el doble de su tamaño.
-Oh, tiene dos brazos más. ¡Mirad!-gritó Víctor cuando se dio cuenta.
Los elegidos vieron con horror el tamaño de las garras oscuras que surgían de estos y la nueva altura del monstruo, su defensa ósea perfecta y lo que parecía su único punto débil, la esfera amarilla.
-¡Debemos destruir la esfera amarilla, seguramente así le hagamos mucho daño!-gritó el líder a sus elegidos mientras se levantaba.
-Tiene razón, estoy seguro de que funcionará-dijo Roberto.
-Sí-asintió Óscar.
-¿Siempre tiene que haber un punto débil tan claro?-preguntó sarcástico Gabriel al monstruo, que rugió.- Me lo tomaré como un sí-añadió el joven.
-¡A por él!-gritó por segunda vez el joven líder oscuro, liderando a sus elegidos contra el monstruo óseo.
Los chicos corrieron, rodeando al monstruo, que permaneció quieto en todo momento.
Entonces los chicos corrieron hacia él desde todos los lados, pero no pudieron evitar el gran ataque giratorio que hizo su enemigo y salieron despedidos con heridas un poco más graves que las anteriores.
-¡No os rindáis!-gritó Daniel a los otros mientras se levantaba del suelo, tembloroso, y recuperaba completamente el sentido. Miró su herida, bastante larga, desde luego, pero por suerte no era profunda.
Los otros chicos yacían en el suelo doloridos, menos Lucía, que fue la única que pudo esquivar tan fuerte ataque, que miraba a su alrededor, conmocionada.
-¡Vamos!-gritó su líder y ésta corrió junto a él en dirección al monstruo, que reaccionó rápido y atacó con una garra, clavándola en el suelo al fallar el ataque contra Lucía e hizo lo mismo con Daniel, con idéntico resultado.
Daniel lanzó un puñetazo al desprotegido rostro del monstruo, que ni se inmutó, mientras el chico movía la mano de dolor.
Entonces los brazos traseros del monstruo se colocaron delante, haciendo crujir sus huesos y agarrando al chico por el cuello y la cabeza.
Lucía vio con terror como el monstruo cogía a su líder y se preparaba para hendir su cabeza con una de las garras oscuras que acababa de arrancar del suelo.
Entonces tomó una decisión. Corrió. Corrió para salvar a su líder.
El monstruo vio, divertido, como la única chica del grupo corría hacia él con rapidez, con la intención de evitar lo que iba a hacer a continuación con el joven líder del grupo.
La chica, mientras corría, no se dio cuenta, pero aún había una garra clavada en el suelo justo detrás suya, que se alzaba en aquel momento.
El monstruo giró al chico para que viese lo que iba a sucederle a la chica, mientras los otros yacían en el suelo negro del lugar, heridos de gravedad.
-¡Lucía, no!-gritó Daniel, impotente, mientras la chica corría hacia él de todos modos.
-¡Lucía, no!-gritó también Óscar, justo antes de desmayarse ante el dolor.
-¿¡Qué!?-gritó Lucía, justo antes de que una garra oscura atravesase su cuerpo-Ah, ya lo entiendo…-dijo mientras la sangre caía de su boca, salpicando el suelo.
La garra salió del cuerpo de Lucía, mientras ésta caía al suelo, salpicada de sangre propia, sus ojos se ponían vidriosos a la par que más sangre caía por su ropa y su cuerpo. La vida la abandonaba, podía sentirlo claramente, y no quería dejar a su líder ni a su hermano, ni al grupo de elegidos, ni al mundo, tan rápido.
-¡Lucía!-gritó el chico con furia y lágrimas en los ojos.-¡Maldito monstruo!
El monstruo rió ante el chico, y puso ahora dos de sus garras en su cuello, a punto de cortarle.
Entonces el chico se sintió invadido de una sensación desconocida y miró su palma, que brillaba ahora con una intensidad sobrenatural. Lo comprendió. El monstruo miró al chico, parecía a punto de gritar.
En un último ataque, el chico golpeó con la palma la bola amarilla, el punto débil, del monstruo, mientras éste, sacudido por el dolor, le atravesaba el pecho en vez del cuello.
Una repentina energía de color purpúreo, casi negra, salió de la palma y explotó junto a la bola amarilla, que desapareció para siempre mientras el monstruo empezó a aullar de dolor.
El chico vio con una sonrisa que el monstruo parecía deshacerse, y de repente los brazos de éste le lanzaron por el aire. Perdió el sentido viendo como el monstruo se deshacía en hebras de oscuridad. | |
| | | Evan
Nº Mensajes : 1637 Gamers Points : 20084 Reputación : 28 Fecha de inscripción : 12/03/2008
| Tema: Re: El Pacto Oscuro 27/02/10, 04:12 pm | |
| guau!!! final digno de un héroe mwahaha, esos combates son de mis preferidos XDDD. Me ha encantado, como siempre XD
Una cosa, eso sí, no se lo otros que se lo hayan leído pero al menos yo me confundo con la mayoría de protagonistas, todos aparecieron demasiado rápido y no los reconozco del todo bien :S | |
| | | Darkspinus
Nº Mensajes : 502 Gamers Points : 18020 Reputación : 10 Fecha de inscripción : 13/12/2008
| Tema: Re: El Pacto Oscuro 27/02/10, 04:51 pm | |
| Razón no te falta, al último personaje le añadí con prisas,xd, porque me había olvidado completamente de introducirlo en la historia,xddd. Lo sé, quedó un poco..digamos forzado, tal vez. Me esmeraré en que notéis la diferencia entre los personajes y solo por si acaso aquí dejo una descripción rápida de cada uno de ellos.
Daniel-el líder Oscuro: El personaje principal, por decirlo así, ya que es el líder del misterioso grupo de los elegidos. Carácter cambiante, pero a la vez misterioso, a veces frío, y siempre habla con palabras cultas, si le es posible. Ambiciona el poder de la oscuridad y el de los elementos. Está rodeado de misterio. Lleva el pelo negro y largo, haciéndole flequillo que le tapa los ojos y simpre viste de negro y es poco social. Tiene dicesiéis años que cumple justo el día de la historia, pero eso es un SPOILER.
Víctor: Un joven un poco gordo y descuidado, inteligente y estudioso, que se une inexplicablemente al grupo. Se fija en hechos que parecen irrelevantes a menudo. Es un buen amigo de Gabriel y Óscar. Conoce a Daniel porque va en su clase. Tiene catorce años, casi quince. Pelo marrón corto.
Gabriel:Un joven gordo, no muy alto pero mas que Víctor, y sarcástico,xddd. Está harto de que le llamen bola de sebo y derivados. Acaba uniéndose al grupo.
Óscar: El más alto, y casi el más fuerte de los elegidos. Tiene quince años, y está en plena adolescencia. Cáracter afable y bonachón, se deja llevar por el miedo. Vago. Pelo negro corto y más o menos delgado. Tiene una hermana.
Lucía: Hermana de Óscar. La única chica del grupo de los elegidos, que aporta sentido a veces y escucha y venera a su líder, Daniel, con emoción.
Roberto: El último en llegar al grupo. Es mecánico hasta mayo en un taller de su calle. Vive no muy lejos del instituto y es el mejor amigo del líder oscuro. Es uno de esos tíos altísimos y musculosos, con el pelo negro largo como el de una tía, maestro heavy por excelencia,xddd.
Pentagrama esotérico invertido: Un símbolo de las artes esotéricas y la ciencia del esoterismo. Al estar invertido es utilizado para la magia negra y al estar normal se utiliza principalmente en defensa contra espíritus o para magia blanca.
Voz misteriosa: Nadie sabe de dónde viene ni quién es su propietario, solo que encomendó a los Elegidos encontrar a su líder. Mató sin contemplaciones a un locutor de radio diciendo solo su nombre verdadero, por lo que se cree que es peligrosa y sobrenatural.
Seres y criaturas oscuros, pantomimas...: seres venidos de la oscuridad de quién sabe dónde, que atacan a los protagonistas con sus extraños cuerpos. Son mortales, y muy fuertes, cosa que demuestra el monstruo Óseo.
Hasta aquí el boletín de personajes y SPOILERS diversos,xd.
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| | | Wulfgar
Nº Mensajes : 1451 Gamers Points : 19066 Reputación : 14 Fecha de inscripción : 27/11/2008
| Tema: Re: El Pacto Oscuro 27/02/10, 06:05 pm | |
| Esta muy bien, pero como los gordos pueden correr tantO?? y la lucia como es tan tonta?? bueno no está mal aunque eso de que sepan luchar me parece una fantasmada, siendo chicos normales no podrían hacer lo que hacen xDD | |
| | | Darkspinus
Nº Mensajes : 502 Gamers Points : 18020 Reputación : 10 Fecha de inscripción : 13/12/2008
| Tema: Re: El Pacto Oscuro 28/02/10, 01:56 am | |
| A Wulfgar: el tema de los gordos;pues resulta que están gordos pero eso no dificulta tanto la velocidad, sino que aumenta el cansancio, disminuyendo la resistencia física a ejercicio visiblemente. En cuanto a Lucía: dame ejemplos, anda. Y a lo de las peleas, pues sencillamente piensa que eres un tio normal y te pasa lo que a los de mi historia, pues el miedo a morir y la desesperación harán el resto.
Aquí tenéis otro capi, espero que os guste y asuste a la vez, colegas, Mwajajaja.
Capítulo 7: Oscuridad misteriosa
La oscuridad, algo que todos temen, envolvía su cuerpo, pegajosa, como si se estuviese amoldando a él mientras éste permanecía desmayado, sumido en su propia oscuridad mental.
Pero de repente despertó, consternado, mientras su cabeza daba vueltas y vueltas, mientras las imágenes volaban en su mente y su cerebro se recuperaba lentamente del shock. Miró a su alrededor, mientras pugnaba por levantarse del suelo, pero algo se lo impedía.
Descubrió, con creciente horror, que una especie de oscuridad sólida, pegajosa cual tela de araña, se enmarañaba en su cuerpo, pegada, sin dejarle apenas respirar.
Tomó conciencia, a la vez, de que no había nadie cerca a quien pedir ayuda.
Y, también, se dio cuenta de que no veía nada a su alrededor salvo oscuridad, una oscuridad que parecía viva, que se movía cual nube en un cielo azul llevada por el viento, y se arremolinaba a su alrededor.
Intentó, en vano, soltarse de sus ataduras, pero éstas resistían sus sacudidas con firmeza y aguante, por lo que empezó a perder la paciencia y a sacudirse violentamente con la intención de liberarse, pero, aún así, no lo consiguió.
Entonces escuchó un ruido extraño entre las negras brumas e intentó mirar hacia el foco de éste.
Una garra negra como la noche surgió de la bruma, mientras el chico atado con oscuridad se removió, inquieto y vagamente asustado, ante aquella extraña visión.
Óscar fue el primero en levantarse y descubrir el lugar en el que todavía se hallaban, la oscuridad que había tragado la plaza no había desaparecido aún, mientras que dos cuerpos yacían ensangrentados en el frío suelo oscuro.
Óscar gritó de terror y miedo al reconocer a uno de ellos, el más cercano, que yacía en un gran charco de su propia sangre.
Corrió hacia él con lágrimas en los ojos y se arrodilló junto al cadáver.
-Lucía…no me abandones, no te vayas…-dijo, sumido en la pena.
Los ojos de la chica miraban hacia el infinito y estaba visiblemente pálida, como el monstruo de antes. La sangre había caído por las comisuras de sus labios, dejando un leve rastro carmesí en su cara, aunque el tremendo corte que había segado su vida se hallaba entre el estómago y el vientre. Evitó fijarse más en su hermana y miró alrededor.
Lo único que vio fue al cadáver del líder oscuro salpicado de sangre, en el suelo, mientras a su lado yacía el manto que llevaba el monstruo anteriormente.
Se acercó hasta el cuerpo del líder oscuro y se agachó a su lado.
-Tú. La culpa de todo ha sido tuya.-dijo con furia.
El líder oscuro, de repente, echó un torrente de sangre por la boca y dijo algo.
-Lo…lo siento. No pude evitarlo…no…pude…-cayó contra el suelo y sus ojos se cerraron mientras más sangre caía por sus labios.
Óscar se levantó, aún enfadado, y dio una tremenda patada al cuerpo del líder recién muerto, que se deslizó por el suelo, dejando un rastro de sangre por su camino.
-¡Maldito seas! ¡Tu muerte no será suficiente para vengar la de mi hermana!-gritó Óscar, lleno de furia, mientras daba más patadas al cuerpo ensangrentado de Daniel con fiereza. Pensaba en su hermana, su querida y amada hermana, el ser que más quería de todo el universo, muerta por un insensible monstruo y por un extraño vínculo entre chicos jóvenes y decidió que la culpa era toda del chico de negro que estaba pateando.
Así que siguió haciéndolo durante un rato, escuchando feliz como los huesos se rompían y la sangre caía y salpicaba el suelo.
Cuando al fin se cansó sus zapatillas de deporte estaban bañadas en sangre y la parte baja de su pantalón carmesí.
Entonces se giró en busca del cadáver de su hermana y vio con creciente horror que había desaparecido. Volvió a girarse y el cadáver del joven de negro seguía ahí.
-¿Qué está pasando, maldito?-le gritó a éste mientras giraba compulsivamente buscando a su hermana muerta.
-¿Qué juego es éste?-gritó al cielo oscuro, sin recibir respuesta, mientras, a su espalda, el chico muerto desaparecía en pequeñas partículas tenebrosas y el manto con él.
Víctor abrió los ojos con miedo de lo que podría encontrarse, recordando el golpe del monstruo y el agudo dolor que le hizo desmayarse en el suelo, abandonando a sus compañeros en la batalla.
Volvía a estar en el mismo lugar que antes, pero ahora se hallaba sólo.
Giró sobre sí mismo y localizó a su líder en el suelo, ensangrentado, al lado del manto que antes cubría al monstruo, que había desaparecido sin dejar rastro, al igual que sus compañeros y Lucía.
Se sintió sólo y desvalido sin ninguno de ellos y por un momento olvidó al líder y pensó en sus amigos. Habían desaparecido y seguro que estarían en alguna pesadilla parecida a la que estaba viviendo Víctor en aquel momento.
Luego recordó al líder en el suelo encharcado de sangre y echó a correr hasta él.
Se puso a su lado y se agachó junto a él para observarlo más detenidamente: los ojos permanecían cerrados, el pecho no se movía y sobre él había un sinfín de sangre, que surgía de un corte transversal hecho por la garra del monstruo, seguramente, pensó Víctor.
Entonces la sangre cayó desde la boca del chico y éste echó aún más mientras hablaba, haciendo que Víctor cayese hacia atrás del susto.
-No me culpes…busca a los demás…haz…algo…por ellos…-y cerró los ojos mientras otra oleada de sangre surgía de su boca en un doloroso espasmo.
-¡Daniel!-exclamó Víctor conmocionado, moviendo al chico con la intención de despertarle, pero la vida había huido de su cuerpo.
-¡Mierda!-gritó Víctor, situando su mano derecha en el cuello del joven, y viendo que no había pulso.
Se levantó pesadamente mientras la esperanza revivida al ver al chico hablarle moría otra vez, mientras el peso de los acontecimientos le aplastaba y amenazaba con hundir.
Volvió a inundarlo la sensación de estar completamente sólo y desvalido mientras echaba a andar, débil, hacia la oscuridad. A su espalda, el cuerpo del líder se desintegraba en hebras de oscuridad.
Gabriel escuchó un extraño sonido y el ruido de alguien cayendo al suelo con fuerza.
Intentó levantarse, sintiendo gran dolor en la herida que le había producido una de las garras, pero al fin lo consiguió.
Lo que vio al girar sobre sí mismo le conmocionó enormemente: dos cuerpos se hallaban en el suelo, llenos de sangre, mientras que no había nadie más a su alrededor.
-Vaya, con la fiesta que habíamos montado aquí y los invitados se han ido…-dijo sarcástico mientras echaba a caminar hacia uno de los cuerpos.
Vio con sorpresa y horror a la pobre Lucía, con un agujero enorme abierto en el vientre y los ojos blancos, mirando hacia quién sabe qué, a la vez que su piel parecía papel reciclado del instituto.
-Ese maquillaje no es bueno, te quita mucha “vida”-dijo mientras, al contrario que sus palabras, sentía pena. Era su modo de decir-Oh, pobrecita, ha muerto.
Entonces fue hacia el otro cuerpo, y descubrió al líder oscuro en el suelo, encharcado de sangre. A su lado estaba aquel extraño manto que llevaba el monstruo.
-Interesante, te has bañado en tu sangre.-dijo como siempre, sarcástico- he visto otro cadáver por ahí, pero, ¿y los otros?-le preguntó sin esperar respuesta, por eso se llevó un gran susto cuando el líder respondió con una voz débil y sangrante.
-No…lo…sé…deberían estar…ahí…-dijo señalando con el dedo índice hacia la nada oscura detrás de Gabriel.
Éste miró hacia donde le señalaba el líder y no vio nada salvo oscuridad, luego miró otra vez al líder y vio que había cerrado los párpados y la sangre goteaba de sus labios.
-Siempre te quedará París, amigo de lo oscuro-dijo Gabriel mientras se levantaba del suelo y se daba la vuelta.
Cuán grande fue el susto que se llevó cuando vio ante sí una gran puerta de un extraño diseño, de color negro y azul, con un pomo que empujar de color plateado.
Se lo pensó un momento y decidió entrar por ella.
-Si hay una puerta será por algo, ¿no crees, chaval?-dijo, preguntándole al joven fallecido, que había desaparecido por completo a su espalda.
Empujó el pomo y entró por ella, ignorando este hecho como tantos otros.
Sentía todo el cuerpo entumecido, por lo que intentó moverse, sin resultado aparente.
Justo cuando empezaba a conseguirlo la azotaron los recuerdos, recuerdos extraños y dolorosos, faltos de sentido lógico y llenos de miedo ilógico.
Entonces abrió los ojos, lentamente, y miró alrededor. Volvía a estar en el mismo lugar de antes, la plaza oscurecida, en la que luchó junto a sus amigos contra el monstruo de huesos, y recordó el intenso dolor que la había atravesado justo antes de caer al suelo y perder el sentido, y por lo que ella pensaba, también la vida.
Y entonces se levantó, tambaleante, del suelo, descubriendo la sangre en su ropa, pero ningún rastro de la herida de la que había manado.
Se palpó el vientre en su busca, pero no había ni rastro de ésta, por lo que desistió, preguntándose el porqué de aquello. Debería estar muerta, pero no era así.
-De todos modos, es muy posible que me muera si no encuentro a alguien-dijo la chica mientras echaba a andar, y entonces se fijó en una figura al fondo, que yacía en el suelo, ensangrentada, y echó a correr hacia ella con la sombra de la sospecha en su mente.
No se sorprendió al ver de quién se trataba: no era sino su querido líder oscuro, Daniel.
La sangre caía por las comisuras de sus labios y sus ojos permanecían cerrados, su piel estaba más pálida de lo normal y la sangre adornaba su ropa negra.
Lucía sintió tristeza por su pobre líder. Y pensar que ella creía que iba a morir y quien había muerto era él, el líder oscuro, el gótico, el chico extraño y maduro para su edad, que parecía cautivarla de alguna extraña manera.
De repente el chico abrió los ojos y escupió sangre por la boca, intentando hablar.
-Lucía…debes…ayudarles…los otros…van a morir…-y se calló, justo cuando la chica empezaba a alegrarse de oír esas palabras, a pesar de su significado nefasto.
Los ojos de la chica se abnegaron en lágrimas mientras ésta se apoyó sobre el pecho ensangrentado del líder y lloró con profunda tristeza, incluso en el alma.
Entonces se fijó en la palma de la mano izquierda del chico, que brillaba con una luz oscura.
-¿Una luz oscura?-pensó Lucía. Eso es una contradicción, pero ahí está.
Cogió la mano del chico y la juntó con la suya, olvidando a su hermano y todo lo demás.
Vio, con espanto, que todo a su alrededor parecía deshacerse en hebras oscuras, como si se tratase de un paisaje pintado en un cuadro.
Y entonces sintió su mano libre, y, antes de preguntarse porqué en alto, descubrió la respuesta, pues el anteriormente líder oscuro tenía ahora de cara una calavera negra y todo su cuerpo se deshacía en partículas oscuras, mientras una mueca se veía en sus huesos. Su mano había desaparecido por completo cuando Lucía se preguntó hacia dónde se dirigía ahora, mientras las cosas desaparecían a su alrededor, si es que antes las había…
Roberto se sentía extraño, incorpóreo, mientras intentaba recuperar la memoria reciente y pensaba en ello.
Los últimos acontecimientos fueron realmente enigmáticos y fascinantes, pero también horribles y espantosos.
Abrió los ojos.
Vio la negrura e intentó levantarse, pues estaba en el suelo, tirado, como si se hubiera caído. Y lo recordó todo.
Al fin consiguió levantarse, aunque tambaleante, y empezó a caminar al vislumbrar una extraña figura al lado de lo que parecía el manto del monstruo.
Se acercó lo suficiente y se arrodilló junto a ésta, para ver con horror que se trataba de su mejor amigo muerto.
Su pelo negro estaba ahora salpicado de sangre, como si se hubiera hecho mechas, y su piel aún más pálida de lo normal en él, que era bastante.
Entonces abrió los ojos y habló, asustando a Roberto en el acto.
-Debes…ayudarles…ahora…-dijo antes de cerrar los ojos para siempre, mientras la sangre caía de su boca e inundaba su ropa negra.
-¡Dan!-gritó Roberto, moviendo al chico con fuerza, intentando que recuperara la conciencia, pero nada pasaba.
-¡Maldita sea!-dijo el chico heavy mientras su amigo volvía a caer al suelo. Y entonces se fijó en algo más…el manto del monstruo.
Se movía…con el viento, ¿pero qué viento?, se preguntó el chico.
A su espalda el joven muerto se levantó silenciosamente y una garra apareció en el lugar que antes ocupaba su mano.
Roberto se agachó para observar una especie de cordel que salía del manto en lo que creía era la dirección de su amigo, esquivando sin querer un ataque con garra del ser que estaba a su espalda.
Tiró del hilo, arrancándolo de golpe, y el monstruo cayó con su garra hacia delante, clavándola en el hombro del joven Heavy mientras caía, y muriendo.
El joven gritó de dolor y se sacó de encima el cadáver, para descubrir, horrorizado, que no era su amigo el que le había atacado por la espalda sino el monstruo de antes, adoptando su forma, pero entonces…
-¿Dónde estás, amigo mío?-preguntó a la oscuridad.
El monstruo y su manto se deshicieron.
Todo alrededor del chico desapareció en pequeñas partículas, como si de una imagen fotografiada se tratase.
Y la oscuridad respondió. | |
| | | Wulfgar
Nº Mensajes : 1451 Gamers Points : 19066 Reputación : 14 Fecha de inscripción : 27/11/2008
| Tema: Re: El Pacto Oscuro 28/02/10, 11:51 am | |
| LOL que cosa más extraña, me refiero con que Lucia es tonta por que le dicen cuidado y se queda quee?? y se la cargan xDDDD
Y lo de la lucha yo creo que aunque estés en una situación así no sabrás luchar tan bien, algo podrás hacer pero no tanto, de todos modos es un relato ficticio.
Buen trabajo, sigue así | |
| | | Darkspinus
Nº Mensajes : 502 Gamers Points : 18020 Reputación : 10 Fecha de inscripción : 13/12/2008
| Tema: Re: El Pacto Oscuro 01/03/10, 11:44 pm | |
| Aquí tenéis otro capítulo de ésta singular historia oscura. Aviso: Contiene extraños sucesos, misterios a resolver y asociaciones de ideas que no pueden ser las verdaderas pero que el autor no supo mejorar,xd, aunque el susodicho autor cree que se ha currado lo suyo el capi, aunque sea mas corto que el anterior, al menos es más profundo. Por cierto: el próximo va a ser pelea múltiple con todos los personajes, ya veréis.
Capítulo 8: Oscuridad sentimental
Respondió haciéndole aparecer en una extraña sala circular, de paredes color ceniza y suelo marmóreo, con diversos cristales de colores oscuros, que simplemente embellecían la sala con sus luces fantasmagóricas.
Había cuadros colgados de las paredes, justo en el hueco de separación entre cada cristal, y en el centro había una plataforma completamente oscurecida, en la que no alcanzaba a ver nada.
Mientras pensaba en la desaparición sobrenatural de su amigo, se decidió a caminar hasta la misteriosa plataforma oscura en medio de la sala, que yacía como una siniestra cúpula en el desierto, conteniendo oscuros secretos en su interior.
Mientras caminaba podía oír el angustioso eco de sus pisadas en la sala circular, que le devolvía el sonido algo distorsionado y con fuerza, a pesar de que andaba silenciosamente, pero las botas no ayudaban, precisamente, a ello.
Se paró enfrente de la extraña plataforma, de la cual salieron tres escaleras, por las que podría subir fácilmente. Justo cuando iba a hacerlo escuchó una voz extraña en el lugar.
-Chico, lee el cartel antes de cometer una temeridad-dijo ésta con lentitud, como si hablase con un niño pequeño.
-Vale. ¿Qué cartel?-preguntó el joven mientras miraba a su alrededor, y, al instante, un cartelito con letras azules llameantes apareció justo al lado de las escaleras.
El joven se acercó hasta él y leyó en voz alta, era un acertijo.
“Donde la oscuridad reside, hay luces a su alrededor, lo único que ella pide, es a alguien que la salve de su letal resplandor”
Roberto leyó aquello un par de veces, sumiéndose en sus pensamientos.
La única luz que existía en aquella sala provenía de…
Víctor caminaba por aquel lugar extraño, mientras rezumaba tristeza. Sus pasos eran lentos y fríos, a la vez que sus ojos soltaban una lágrima ocasional y su mente añoraba la compañía, no, la ansiaba, que era peor.
El eco de sus pasos pareció desaparecer entre la bruma, mientras que su cuerpo era envuelto por la oscuridad silenciosamente.
No le preocupó en absoluto y la oscuridad lo tragó por completo. Ya había perdido a sus amigos, ¿qué más podía perder en aquel lugar?, pensó.
-La vida, muchacho-respondió una voz.
El chico se asustó enormemente ante ésta, mientras cobraba conciencia de lo que sucedía a su alrededor.
Se encontraba en una sala circular, ciertamente extraña, llena de telarañas y viejas sensaciones y recuerdos, todos abandonados a su intemperie en aquella triste y solitaria sala, que parecía no haber sido ni tan siquiera visitada hacía años. Una débil luz, que procedía de una lámpara de araña gigantesca que se hallaba justo en el techo, en el centro de la habitación, iluminaba aquello dándole una visión desvencijada y solitaria.
El polvo recubría los escasos muebles que poblaban, desperdigados, aquella extraña habitación, de la que no había salida ni entrada, a la vez que dominaba el suelo y el techo, dejando solo algunos trechos para las telarañas, en las que yacían muertas varias moscas u otros insectos igualmente desagradables.
Víctor miró hacia éstas y sintió el impulso de tocarlas y tirarlas al suelo, alterar de alguna manera aquella habitación olvidada que tanto le recordaba a su situación actual.
Sin visitantes, sin amigos, sin insectos, sin compañeros, sin vidas en su interior, sin vidas a su lado, olvidada por todos y sometida al paso del tiempo y dominada por el polvo, perdido en la oscuridad solitaria sin nadie a quien pedir ayuda o ayudar.
-Así es. Tus amigos son la fuente de tu poder, pero también de tu debilidad. Sin ellos no eres…¿nada?-insinuó la voz.
-Tiene razón-susurró Víctor, después de pensar en ello.
-Así es. Ellos son tu debilidad. ¡Enfréntate a la soledad y al olvido!-gritó la voz.
Un viento se alzó de repente, barriendo todo el polvo de la habitación y condensándolo justo debajo de la lámpara de araña.
Víctor vio asustado como el polvo comenzaba a adquirir una forma vagamente humanoide, como una silueta recortada contra la débil luz que iluminaba aquella decadente habitación.
Olvido, el hombre de polvo, se elevó en el aire, mientras a su espalda, unas telarañas cubrían la pared haciendo una inmensa bola gris en el centro, la cual explotó, liberando una gran araña de dos metros que salió de ésta y se situó a la espalda del hombre de polvo.
Víctor, a punto de morir del susto, vio como la araña se ponía debajo de la lámpara y el hombre de polvo montaba en su espalda, cual jinete con su corcel, y Olvido materializó una espada de polvo en su mano derecha, a la vez que un escudo en la izquierda.
-Al ataque, Olvido, el hombre de polvo, y Soledad, la araña solitaria-dijo la voz.
Y aquellos a los que nombró obedecieron.
Gabriel se vio al instante en una gran habitación, circular, de extraños adornos.
Comenzó a andar mientras recordaba los últimos acontecimientos y la extraña puerta por la que había pasado no hacía ni dos segundos.
Miró como la habitación estaba dividida por dos colores predominantes: el blanco y el negro, situados uno a cada lado.
En las paredes había extraños adornos de éstos colores, que mostraban a una figura con la rodilla hincada en el suelo y señal de respeto, de color negro, ante una especie de máscara de color blanco puro, que reía.
A su lado había otra en la que la figura era de blanco puro y se hallaba levantada, orgullosa, ante la máscara, que era ahora de color negro y ponía una mueca de tristeza.
Gabriel se preguntó qué demonios quería decir aquello, aunque le sonaba del teatro, dos máscaras con dos expresiones. Una feliz y otra triste.
Lo cual le llevaba a pensar en sí mismo, en como era. Muchas veces decía una cosa en palabras y pensaba algo completamente distinto. Dos caras, dos expresiones completamente distintas, dos formas de ser, dos acciones contrarias.
Vio como en el centro de la habitación había un altar, que parecía más un teatro que un altar, pero bueno, y vio también como, colgada de un pequeño instrumento, en el techo, estaba una máscara gigantesca que parecía estar sujeta por algo, pero no sabía el qué.
Las luces se apagaron y escuchó atentamente la voz que empezó a hablar, como si estuviese a punto de ver una representación teatral.
-He aquí al chico que piensa lo contrario de lo que dice, un ser con dos caras, y una de ellas oculta, y a veces otra, pero nunca las dos al descubierto. He aquí una gran obra, pero antes un acertijo: Si con ella deseas luchar antes un concurso debes ganar, la antítesis debes hallar, a lo que el ser te va a enseñar.-acabó la voz.
-¿Antítesis?-preguntó en voz alta el chico.
De repente, una luz como la de los focos iluminó un círculo a su alrededor, y, al instante, una enorme máscara flotante apareció enfrente suya, en el escenario, con una sonrisa en su piel de papel, iluminada también por un foco.
El chico casi se muere del susto repentino al ver la máscara, pero aún más cuando escuchó la voz por segunda vez.
-Ahora, veremos si el chico dividido en dos puede enfrentarse a Duplo, la máscara doble.
Óscar cerró los ojos por la furia durante apenas un segundo, y se encontró en otro lugar.
En una sala iluminada por unas cuantas antorchas, que poseían un fuego rojo brillante, que dañaba los ojos de quien lo veía.
Las paredes estaban pintadas con motivos de llamas rojas, a la par que los muebles que en la sala se hallaban estaban medianamente quemados, incluso había algunos de los que solo quedaban las cenizas en un montoncito en el lugar que debían de haber ocupado tiempo atrás.
Empezó a caminar con tranquilidad, y vio, con extraña fascinación, un piano en una esquina, aunque quemado, parecía seguir siendo funcional. Siguió observando la habitación y descubrió un pequeño foso en la mitad de ésta, del que salía un olor nauseabundo que le hizo poner las manos sobre la nariz para aguantarlo.
Se apartó de éste rápidamente y siguió observando la habitación. Se veía quemada por muchos sitios, a la vez que las cenizas servían de adornos, a parte de las fotografías quemadas que colgaban algunas secciones de las paredes.
Óscar se acercó a una de ellas con paso lento. Vio lo que había en ellas.
Un dibujo de un corazón hecho por una niña pequeña, dedujo Óscar por su diseño simple, el que vería en un clavel del día de San Valentín o en un cuaderno de niña.
Luego vio otro corazón, uno de verdad, con todas sus venas, ventrículos, aurículas y demás parafernalia sobre el cuerpo humano. Dejó de mirar.
La visión de un corazón le daba escalofríos y meditó, de espaldas a la foto el porqué.
Tal vez fuese el hecho de que el corazón fuese representado como el amor, aunque también podría ser el hecho de lo mismo significase que el corazón era una bomba de relojería, que podía explotar en cualquier momento…
-Veo que sabes pensar. Reflexiona, que te va a hacer falta.-dijo una voz.
Óscar se llevó un respingo e intentó ocultar el miedo hablando con furia a la voz.
-¡Maldita seas, voz incorpórea!-gritó.
-Calla, mortal y escucha. El corazón es el símbolo del amor, pero también puede considerarse una bomba, tanto por su función como por la cantidad de sentimientos que evoca en la gente. ¿Qué tal conocer a un corazón que es La Bomba?-preguntó.
-¿Cómo? ¿Te burlas de mí?-preguntó, enfadado, Óscar.
-Ten presente esto: Tu corazón siente lo que tú, si tú te pones furioso tu corazón explota…de furia. Si tú te dejas llevar por el amor, tu corazón se tranquilizará y evocará dulces sentimientos.-dijo la voz misteriosamente.
-¿Es una especie de acertijo?-preguntó Óscar, furioso.
-Ahora lo descubrirás. Te presento, niño furioso, al corazón que ama y odia, al corazón
que explota de furia y de dolor, te presento a Rojo-dijo la voz con alegría.
La sala pareció oscurecerse durante un instante, mientras Óscar buscaba a su alrededor algo extraño y no veía nada.
Recordó el agujero y se acercó a él. El hedor de éste le hizo retroceder y entonces escuchó un extraño sonido.
Parecía una especie de bomba, parecía una especie de corazón…y provenía del agujero.
Lucía se vio rápidamente transportada a una extraña sala circular gigantesca.
Se dio cuenta de ello al abrir los ojos, cuando dejó de sentir que flotaba.
La sala estaba iluminada por una luz nívea que entraba por las ventanas, que teñían de blancos y fríos colores la habitación, de color azul alternando con blanco.
La chica comenzó a caminar por aquel lugar con tranquilidad, mientras observaba el maravilloso lugar, aunque la temperatura era ostensiblemente baja, lo que hacía que el vaho saliese de su boca cada vez que expulsaba aire por ella.
Vio en el centro de la habitación un enorme bloque de hielo, en el cual no se lograba distinguir absolutamente nada.
Bloques de hielo se hallaban diseminados por la habitación y los pocos muebles que allí permanecían se hallaban congelados o llenos de escarcha y granizos encima.
La chica caminó alrededor del inmenso bloque de hielo central, en busca de algún tipo de abertura o entrada, sin éxito.
La chica vio entonces un paquete de cerillas, que, asombrosamente, no estaba congelado, y lo cogió del suelo para luego observarlo.
La marca se había borrado, y, por el ruido que hacía, no quedaban muchas cerillas, aunque pocas eran mejor que nada, desde luego.
-Damisela del corazón candente-dijo una voz.
Lucía se asustó mucho ante aquello y miró alrededor, buscando al propietario de la voz en vano.
-¿Quién ha dicho eso?-preguntó la asustada joven.
-La dama del frío helado está a tu espera. Busca entre tu corazón las llamas que la derroten, y así vencerás. Damisela del corazón candente, corazón lleno de amor por otros, te enfrentarás a la mujer del hielo, a la que no ama, a nadie, salvo a sí misma.-continuó la voz, ignorando la pregunta de la chica.
De repente, las luces desaparecieron por completo, y la chica de candente corazón se llenó de miedo.
Entonces recordó las cerillas que había recogido hacía poco del suelo de aquella extraña sala y las sacó del bolsillo con cuidado de que no se cayeran al suelo.
Metió la mano en la cajetilla y extrajo una, la raspó contra la sección que la encendía, y, con alegría, vio que una llamita se encendía en la cabeza de ésta.
Entonces pudo ver algo a su alrededor, incluso pareció ver el inmenso bloque de hielo, por lo que fue en su dirección con tranquilidad y cierto miedo.
No tardó nada en acercarse lo suficiente al bloque de hielo para ver en su interior, ver una figura.
-La mujer del hielo, Nívea-dijo la voz.
La chica, del susto, dejó caer la cerilla, que chocó contra el suelo y el hielo, respectivamente, y éste empezó a derretirse, mientras el fuego lo deshacía en agua.
-¿Pero cómo…?-se preguntó la chica.
Era imposible que aquella llamita pudiera descongelar semejante bloque de hielo ella sola, pero lo había hecho, de alguna manera.
Entonces la figura, al sentir que el hielo se deshacía, pareció despertar de un trance, y el hielo explotó en pedazos, haciendo que la chica cayese al suelo con violencia.
La figura se apoyó en el suelo, mientras sus manos se ponían al lado de las caderas con una sonrisa divertida en el rostro.
Lucía la miró con miedo en su semblante, tirada en el suelo y con una caja de cerillas en una mano, mientras la mujer de hielo movía la cabeza reprobadoramente.
El joven vio, nervioso, como un brazo se añadía a la garra oscura que salía de la bruma oscura. Parecía que le resultaba difícil salir de ella, por lo que tardó un rato en aparecer otra garra al lado del brazo.
Mientras tanto, el joven permanecía callado, esperando, y a la vez impaciente, pues el avance era lento.
Su mente se fue a los pensamientos ordinarios, como qué les estaría pasando a los otros Elegidos, si estarían pasando algo parecido a lo que a él le pasaba o si, por el contrario, se hallaban a salvo.
Sus pensamientos pararon en seco para irse a un nuevo cauce, ¿y si sus Elegidos se hallaban en lugares similares a aquel en el que se hallaba su líder?
Una pierna enfundada en un pantalón negro salió de la bruma, unas zapatillas asombrosamente similares a las del joven, pero completamente negras, salieron con ellas.
El joven se preguntó el porqué de ésta vestimenta, ¿querían darle miedo o algo?
Sea como fuere, seguía atrapado entre la oscuridad y ésta se resistía tenazmente a soltarle, por lo que solo podía intentar liberarse y esperar a que la figura de negro saliese de una vez por la bruma oscura que le envolvía.
-Líder Oscuro-dijo una voz.
-¿Qué ocurre, mi incorpóreo amigo, o debería decir enemigo?-preguntó el joven.
-Di mejor ser neutral, porque no sirvo a nadie en específico, pero te contaré qué les pasa a tus queridos siervos-dijo la voz.
-No son mis siervos, son mis amigos, mis Elegidos-dijo el joven.
-Sí, en fin, sea como fuere, todos están en diversas pruebas de ingenio y destreza a la hora de luchar en desventaja, por lo que tendrás suerte si alguno sobrevive-dijo la voz.
-¿¡Qué pruebas!?-gritó enfadado el joven.
-Unas cuantas pruebas. Víctor contra su debilidad, Gabriel contra su forma de ser, Óscar igual y Lucía contra su antítesis.-respondió la voz con parsimonia.
Daniel pensó un momento en todo aquello, y preguntó rápidamente.
-No has dicho Roberto. ¿Ha muerto o algo?-preguntó.
-No. Él fue el único que descubrió el engaño, por lo que recibirá una justa recompensa, y en cuanto a los otros, si fracasan morirán, simplemente eso.-respondió la voz.
Daniel se llenó de espanto y desasosiego por sus Elegidos, pero siguió interrogando a la voz con perseveridad.
-¿Estoy yo en una prueba también?-preguntó.
-No puedo contestarte a ello, solo mira a tu alrededor-dijo la voz.
-¿Que mire a mi alrededor?-se preguntó Daniel en voz alta.
Y lo hizo, aunque poco pudo ver, algo si vio, que le heló la sangre en las venas.
Había un espejo detrás suya, que reflejaba su imagen justo sobre la bruma de la que salía aquel ser oscuro, y comprendió que se trataba de una maquiavélica copia de él mismo. | |
| | | Zeromaru
Nº Mensajes : 273 Gamers Points : 16817 Reputación : 3 Fecha de inscripción : 31/10/2009
| Tema: Re: El Pacto Oscuro 02/03/10, 05:18 pm | |
| Me ausento un par de dias y me armas un silent hill portatil...
Maldito macabro... a ver con que nos sales ahora que esta todo "a punto" | |
| | | Darkspinus
Nº Mensajes : 502 Gamers Points : 18020 Reputación : 10 Fecha de inscripción : 13/12/2008
| Tema: Re: El Pacto Oscuro 19/04/10, 12:07 am | |
| Bueno, aquí os dejo otro capitulillo. Espero sea de vuestro agrado.
Capítulo 9: Oscuridad Batalladora
-¿Soy yo?-pregunté mientras observaba la bruma oscura de la que salía la figura que tanto se parecía a mí. Esperaba que la voz dijese que sí, pero pensé que sería mejor esperar a que me lo dijese ella misma para calmar mi ansiedad.
-Puede ser…mejor dicho: lo es. Pero es la oscuridad que vive en tu propio corazón. Tu prueba consistirá en enfrentártele y, por supuesto, ganar tan elocuente batalla contra ti mismo.-dijo la voz incorpórea.
Los pensamientos se arremolinaron en mi mente mientras observaba el espejo en el cual mi imagen oscurecida se aparecía.
¿Si esa era la personificación de mi oscuridad interior, salvaje e instintiva, sería capaz de luchar contra ella y ganar? Si así era, ¿qué pasaría con mis amigos, mis elegidos, mi único consuelo para que saliese de éste lugar tan vil?
-¿Y los Elegidos qué?-pregunté con una voz carente de entonación.
-Los Elegidos…se reunirán contigo si superan sus respectivas pruebas, ya sabes que si no lo consiguen morirán y sus huesos y su carne desaparecerán pasto de multitud de seres horribles y viles.
Puse una mueca de asco y disgusto al oír tamañas verdades, que me dejaron pensativo.
-Dices que se reunirán conmigo, ¿pero de qué forma? ¿Puedo ayudarlos de algún modo a superar sus pruebas?-pregunté.
-De qué forma va a ser, pues carnalmente, hombre. Y no puedes, eso sería una intromisión y las pruebas son singulares para cada uno de ellos, por lo que tendrán que arreglárselas solos.
-Entonces, ¿qué puedo hacer?-pregunté con un eco desesperado en mi voz.
-Ahora mismo, solo esperar. El tiempo dirá qué deberás de hacer a su debido momento.-contestó la voz y empezó a reír malévolamente.
Mientras tanto me sumí en mis pensamientos.
¿La oscuridad que habita en mi interior sería más fuerte o mi luz la derrotaría, por decirlo de alguna manera? Me sentí triste súbitamente y sentí luego un temor ciego para con mis amigos, los únicos que me apreciaban de cierta manera, especial, sí, pero me apreciaban.
Y me sentí eternamente sólo en aquella penumbra nebulosa mientras la oscuridad que albergaba en mi interior tomaba forma delante de mí y las cuerdas negras me aprisionaban contra el suelo.
-¡Los cristales!-gritó Roberto corriendo hacia uno de ellos.
Disminuyó la velocidad paulatinamente cuanto más se acercaba a él para pararse súbitamente delante del mismo.
El letrero ponía que debía acabar con la luz, por lo que solo se le ocurrió romper los cristales de alguna manera.
El cristal brillaba con una luz tenue, que iluminaba su alrededor como un siniestro rayo de luna en una noche negra.
Y entonces intentó arrancar el cristal de cuajo del suelo, por lo que lo agarró fuertemente y saltó hacia atrás ante el repentino dolor que sintió.
-¿Qué ha sido eso?-se preguntó en voz alta mientras movía las manos compulsivamente en el aire, pues parecían casi quemadas.
Entonces cogió carrerilla y embistió contra el cristal, sin provocar para nada el efecto deseado.
Cayó al suelo vergonzosamente al chocar de manera inútil contra aquel cristal extraño y duro, y se sintió idiota al cien por ciento.
-¿Cómo haré para destruirlos?-preguntó a la nada.
Y la nada contestó.
Una cuerda apareció justo al lado del letrero. Parecía muy resistente y era de un color blanco pálido.
-La cuerda debes utilizar, aunque con ella te quemarás, sangre debes echar para al ser hechizado salvar.-dijo una voz incorpórea.
¿Sangre?, se preguntó Roberto en silencio.
Se acercó a la cuerda mientras pensaba la manera de arrancar aquellos cristales de cuajo, de manera que no estuviesen conectados al suelo, puesto que tal vez extraían la energía para iluminarse de éste.
Cogió la cuerda entre sus manos y la notó caliente, pero siguió aguantándola en las manos desnudas.
Se acercó ahora al cristal de antes y lo rodeó con la cuerda para luego situarla alrededor de sí mismo.
Empezó a tirar mientras la cuerda parecía quemarle vivo.
Y entonces un dolor lacerante le invadió mientras aún intentaba arrancar el cristal y empezaba a escuchar ruidos a su espalda, señal inequívoca de que empezaba a ceder.
La cuerda poseía ahora una especie de espinas de color negro que penetraban en su carne como espadas al rojo vivo, haciéndole mucho daño.
Vio con espanto como la sangre caía en gotas hasta el suelo mientras las espinas penetraban su cuerpo y el cristal se quejaba insistentemente.
Al fin notó que la carga se aligeraba de repente y miró hacia atrás, mientras las cuerdas volvían a su estado normal, retirando sus espinas oscuras del cuerpo del joven.
Allí yacía el cristal, en el suelo, desprovisto de su persistente luz mientras unas gotas de sangre fresca decoraban el suelo con su color.
-Si debo hacer esto para liberar a ese espíritu. ¡Lo haré!-dijo el chico mientras se pasaba la mano por la frente, que poseía algo de sudor, y empezaba a andar en dirección a otro cristal con la firmeza en sus ojos.
-¡A esto se le llama sudar sangre!-dijo de buen humor, mientras palpaba las heridas y veía las gotas de sangre que adornaban el suelo.
Víctor se vio acorralado por aquellas extrañas personificaciones, que se lanzaron a por él rápidamente.
Pudo ver mientras corría para esquivar la furiosa arremetida de la araña como ésta poseía un color negro como la penumbra que los rodeaba a él y a sus amigos no hacía mucho tiempo, a la vez que su pelo era tremendamente espinoso, como si el mero contacto con él pudiese acarrear una pequeña y sangrienta herida.
La araña chocó contra la pared mientras el hombre de polvo intentaba alcanzar al joven con su espada, que se deshizo al chocar contra la pared.
El hombre se enfureció tremendamente y rehizo la espada mientras la araña se daba la vuelta, con la intención de enfocar a Víctor para intentar atacarle de nuevo.
El joven no sabía qué hacer excepto esquivar los ataques casi continuos de sus enemigos, a la par que intentaba encontrar alguna manera de contraatacarles.
La habitación seguía tan polvorienta como antes, llena de telarañas en las que insectos muertos yacían, pegados, y las ventanas echaban una luz que dejaba ver en el aire el polvo que volaba por la habitación. Los muebles permanecían gastados y pegados al suelo, mientras el polvo y las telarañas los recubrían.
Y entonces se fijó en algo que no le había llamado demasiado la atención anteriormente, pero que ahora vio con claridad: una lámpada que antaño debería de haber poseído un bello color dorado, que ahora parecía una pálida copia de ello.
Pudo ver como unas cuerdas evitaban que se cayese, y que éstas estaban en las esquinas de la habitación: había cuatro, una en cada esquina.
También se fijó en una polvorienta y vieja escalera de madera que se hallaba contra una pared, con lo que su mente empezó a trabajar rápidamente, y, en ella, se formó un plan.
Víctor corrió en la dirección de la araña corcel, mientras el hombre, que la montaba, se preguntaba el porqué de esta acción tan estúpida.
Al instante utilizó su espada polvorienta para lanzar una serie de mandobles, que, si bien no acertaron a su blanco, casi lo consiguen.
Víctor, que estaba eufórico por haber esquivado los ataques del hombre de polvo, siguió corriendo hasta llegar a una de las cuerdas, que se hallaba en una esquina.
El hombre de polvo dio una patada a su corcel y éste empezó a correr hasta el joven, que se preparó hábilmente para ejecutar su plan.
Justo cuando el hombre y la araña habían llegado junto al chico éste se había colgado con una mano de la cuerda, que soportó su peso, mientras la lámpara parecía subir hacia arriba.
El hombre de polvo alzó la espada y atacó horizontalmente, cortando…
-¿Duplo, eh?-susurró Gabriel a la máscara brillante que flotaba a su alrededor, mirándole sonriente.
Era de un color blanco inmaculado, hasta parecía relumbrar con aquella pobre luz que el foco dirigía sobre ella.
-¡Que empiece la obra!-gritó la voz incorpórea con euforia y alegría.
Y la oscuridad se hizo alrededor de la máscara y Gabriel vio, aterrorizado, como su ropa se volvía completamente negra, al igual que todo su cuerpo.
-¿Pero qué demonios…?-dijo Gabriel antes de ver como solo una luz sobrevivía en aquella muda oscuridad y no se sorprendió al descubrir de qué se trataba.
La máscara flotaba por la habitación, parecía buscar algo con furia y Gabriel creía saber qué, o, mejor dicho, quién era al que buscaba.
De inmediato, empezó a correr.
-Eso es. Jugad un rato al escondite.-dijo la voz incorpórea antes de soltar una atronadora risa en aquel lugar demoníaco.
La mente de Gabriel se llenó de terror al comprender en parte de qué se trataba. Las figuras que había visto antes…la figura de negro siempre perdía ante la de blanco.
-Pero…¿Cómo cambiar mi color?-se preguntó mentalmente.
-Ya lo descubrirás-respondió la voz misteriosa.
-¡Maldita voz!-pensó el joven en respuesta.
La voz empezó a reír de nuevo, mientras Gabriel buscaba refugio entre la oscuridad en la que se hallaba sumido.
El ruido aumentaba más y más de potencia, llegando a rayar los límites del oído del chico. Éste se los tapaba con desesperación mientras gritaba.
-¡Que alguien pare esto!-suplicó.
Entonces se arrodilló en el suelo, y, con las manos en los oídos, se cayó al suelo, mientras unas pocas gotas de sangre caían de estos.
Y el sonido empezó a decrecer, hasta que no quedó más que un pulso sordo y crepitante, mientras que Óscar se miraba las manos, manchadas de la sangre que segundos antes manaba de sus oídos. Y entonces recordó las palabras:
- Tu corazón siente lo que tú, si tú te pones furioso tu corazón explota…de furia. Si tú te dejas llevar por el amor, tu corazón se tranquilizará y evocará dulces sentimientos.
Lo había dicho la voz textualmente: “tu corazón”
-¿Qué tiene que ver mi corazón en esto?-se preguntó en voz alta Óscar mientras lograba ponerse en pie con dificultad, todo le daba vueltas, pero parecía que poco a poco se iba aclarando. Tuvo una idea de pronto.
Puso el dedo índice en el cuello, buscando el pulso desesperadamente, y no encontrándolo.
-¡No puede ser!-gritó ahora, incrédulo, mientras buscaba el pulso en el pecho.
-¡No tengo corazón!-se desmoronó gritando, mientras el ruido volvía a crecer en intensidad.-Mierda, tengo que controlarme-susurró, intentando calmarse.
Se levantó despacio, aún incrédulo, y, aún más, impresionado, por el hecho que ahora le acontecía, ya que era absurdo y, sin más dilación, irreal.
Volvió a tomarse el pulso presa del pánico, y empezó a asustarse mucho al ver que seguía sin tener.
-No puede ser…¡esto es imposible!-dijo, sujetándose el pulso de su mano derecha con furia-Me estáis tomando el pelo…-susurró a nadie en concreto.
-Nadie te toma el pelo, chico. Deberías estar pensando en cómo resolver esto en vez de no creyéndotelo-dijo la voz incorpórea.
-¿Quién eres? ¿Porqué haces esto?
-¿Porqué debería decírtelo?-preguntó a su vez la voz.
-Porque sino…¡te mataré!-gritó furioso Óscar.
La voz empezó a reírse de manera escalofriante-No puedes…aún no-susurró después de reírse.-Aún te queda mucho.-Sentenció la voz de manera tajante.
-¡Maldita seas!-gritó Óscar.
-Créeme, lo soy-contestó ésta, volviendo a reír- y ahora enfréntate a ese corazón tuyo, vamos.-dijo la voz mientras Óscar escuchaba otra vez el ruido, que había pasado de un simple y rítmico ruido sordo al verdadero latir de un corazón…un corazón gigante.
Miró hacia el agujero justo a tiempo de verlo.
-Oh, dios mío. ¡Es verdad!-gritó, al ver aquel siniestro órgano, lleno de sangre, que producía aquel incesante latir mortal, frente a él, flotando en el agujero, mientras ríos de sangre caían de sus ventrículos, aurículas y quién sabe qué más conductos.
Óscar empezó a palidecer y el corazón gigante aumentó su ritmo despiadadamente.
-Una de dos: o te mata él, o te mueres desangrado, pues, como podrías haber sabido, la sangre que mana de él es la tuya propia-otra risa maquiavélica.
-Esta juventud-dijo la figura con las manos en las caderas, mientras movía la cabeza reprobadoramente.
-¿A qué viene eso?-preguntó la chica desde el suelo, notando como la oscuridad había desaparecido para dejar tan solo una claridad fría que procedía de la figura a la que se dirigía.
-A nada. Sencillamente me apetecía decírtelo, me pareces muy joven para enfrentárteme-respondió la mujer de hielo, Nívea, con una voz tan fría y sin sentimientos que ahogó a la chica.
-¿Yo…enfrentarme a ti?-preguntó ésta, observando como el vaho salía de su boca.
-Eso es-respondió la mujer. La chica observó como ningún vaho salía de la suya.
-No me mires así, soy de hielo, es normal que no tenga vaho-dijo la mujer al percatarse de la mirada de la chica.-Sin embargo, poseo piel-dijo, enseñando su piel nívea, algo azulada incluso, mientras la chica la observaba callada.
-Esto es extraño-dijo ésta de repente-¿Porqué tengo que enfrentarme a ti?-le preguntó a la mujer.
-Cosas del destino, supongo-respondió ésta-y hablando de enfrentamientos…¿empezamos ya?-preguntó a la chica, que la miró asustada desde el suelo.
Los ojos de la mujer, dos zafiros engarzados, la miraron dubitativos, para luego decirle con sus labios de témpano:
-Me lo tomaré como un sí. Ahora levántate-ordenó.
La chica, confusa y dudosa, se levantó con cuidado de no perder más cerillas, mientras cavilaba en este suceso. Los nervios le aprisionaban el estómago y tenía mucho frío.
-Prepárate para la lucha, niña de corazón candente-dijo la voz incorpórea.
La chica, empezó a pensar en sus amigos, y en su hermano, al cual no podía abandonar, pero también recordó a su líder, el que podría estar en una situación aún peor que esta.
De pronto, su fe se acrecentó y, como si de un arma se tratase, sacó una cerilla y la puso junto a la parte que encendía, preparada. Si esa mujer era de hielo, no creía que resistiese abundantemente el fuego de una buena cerilla, y más teniendo en cuenta el resultado de la caída accidental de una de estas anteriormente.
-¿Estás preparada?-preguntó la mujer.
-Sí.
-De acuerdo. Empecemos.
De pronto la temperatura volvió a descender, como mínimo diez grados, haciendo que la pobre chica empezase a tiritar y pedazos de hielo le adornasen las cejas. El sudor se congeló en su frente, dejándole una película helada en ella. Parecía una especie de espejo helado en su cara.
La mujer rió ante esto, provocando que la niña se pusiese en guardia, con una mano a punto de rascar la cerilla.
-¡Luchemos!-dijo la mujer.
Una pequeña tempestad de hielo empezó a surgir de quién sabe dónde, disminuyendo la visibilidad de la chica. Incluso había un viento helado que se le metía en los huesos.
La mujer de hielo empezó a flotar en el aire mientras un aura blancuzca la rodeaba y sus ojos brillaban azulados, como perlas en un mar. | |
| | | Evan
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| Tema: Re: El Pacto Oscuro 21/04/10, 04:09 pm | |
| Oh, dios, tres capitulazos que llevaba si leer -.- esto sólo me pasa a mí¡¡!!
Genial, me encanta. Menudas pruebas más extrañas pero guays XD, me gusta, me gusta ^^ | |
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| Tema: Re: El Pacto Oscuro | |
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