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| El fantasma corpóreo | |
| | Autor | Mensaje |
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Darkspinus
Nº Mensajes : 502 Gamers Points : 18020 Reputación : 10 Fecha de inscripción : 13/12/2008
| Tema: El fantasma corpóreo 20/04/10, 12:54 am | |
| Bueno, os dije que pronto colgaría mi nueva historia. Sí, sé que tengo otras y que aún no he escrito casi nada, pero prometo continuarlo todo en breve.
Y, sin más preámbulos, una suerte de prólogo a medias.
Me desperté con un grito, sudoroso, con la luz de la luna brillando a través de los cristales de la ventana mientras recuperaba poco a poco la consciencia.
-Otra vez el mismo sueño. Me pregunto cuándo dejaré de tenerlo…-dije a la nada de la habitación en penumbra.
Una de las ventanas yacía abierta, dejando paso libre al viento, que movía de manera inquietante las cortinas, dándoles vida propia a la par que los rayos de la luna llena iluminaban parte de la habitación, confiriéndole un extraño tono pálido.
Encendí la luz para recuperarme completamente de aquel extraño sueño que llevaba repitiéndose al menos una semana, y me levanté de la cama, cogí las zapatillas de andar por casa, de color marrón, y me puse una chaquetilla de chándal que vi por la habitación.
Mientras daba vueltas a los acontecimientos del sueño me pregunté qué querían decir, en silencio, a la par que echaba a caminar hacia la puerta de madera que daba al oscuro pasillo.
-Un sueño…escalofriante, desde luego-susurré al llegar a éste.
Encendí la luz del pasillo y apagué la de mi habitación, luego me dispuse a caminar por él hasta las escaleras.
“Ella caía, caía hacia la nada, y yo, en un último esfuerzo sobrenatural, intentaba salvarla a costa de mi propia vida, pero en el último momento comprendí, mirándola a los ojos, que no lo conseguiría, y, también, que me amaba de una manera que hasta ahora los dos solo imaginábamos”
-Dios, debo dejar de leer libros profundos, me da vueltas la cabeza-dije en tono molesto mientras mi mente me susurraba, como si de otra persona se tratase, los sucesos del sueño.
Resistí los embates de mi cansada e hiperactiva mente, para continuar desperezándome mientras andaba.
Bajé las escaleras con cuidado de no hacer demasiado ruido para evitar despertar a mis padres y a mi tío, que llevaba poco tiempo viviendo con nosotros.
No tardé en llegar hasta la planta baja de la casa e introducirme por la puerta de la cocina, la cual estaba iluminada tenuemente por la luna. Encendí la luz mientras me encaminaba hacia la nevera en busca de un cartón de leche, que cogí, para echar la leche en un pequeño vaso que había por allí, al parecer limpio.
La cabeza me dolía incansablemente, con un dolor sencillamente lacerante y sobrenatural que me hacía suspirar y jadear.
Me sentía raro, pero así me dejaba siempre el dichoso sueño. Era como una especie de déja-vu. Recordé a mi amor perdido: la chica que me había hechizado con sus ojos mágicos, su pelo, como la seda, y sus palabras brillantes.
Entonces, mientras levantaba el vaso hasta entrar en contacto con mis labios, una imagen pálida se apareció ante mí, la imagen de esa chica a la que antaño había amado y seguía amando.
La figura pálida y fantasmal empezó a caminar en mi dirección mientras mi mente se llenaba de miedo y terror. Sentí un escalofrío.
Alzó la mano hacia mí. La miré con pánico. Ella me miró con…¿amor?
Y me marché corriendo escaleras arriba mientras el vaso de leche caía contra el suelo y se rompía en miles de fragmentos, salpicando el suelo.
Me metí en mi habitación aterrorizado y me puse las sábanas encima, cubriéndome todo el cuerpo con ellas, mientras unas silenciosas lágrimas caían por mis entristecidos ojos.
-¿Porqué siempre es ella?-me pregunté en silencio mientras me secaba las lágrimas y me tumbaba boca abajo en la cama.
Al poco tiempo me quedé dormido, como si nada hubiera ocurrido, y, en cierto modo, aún no lo había hecho.
Sé que es un pelín corto, pero hace que lo escribí. A ver si hoy o mañana escribo la continuación a esto.
Un saludo malvado
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| | | Darkspinus
Nº Mensajes : 502 Gamers Points : 18020 Reputación : 10 Fecha de inscripción : 13/12/2008
| Tema: Re: El fantasma corpóreo 20/04/10, 04:22 am | |
| He aquí otro capítulo, cuatro veces o así más largo que el anterior. Drama adolescente, señores. No hay nada sobrenatural, "por el momento".
Prólogo: Preámbulos. Un día idiótico.
Otro día de instituto como cualquier otro: aburrido, sistemático y estúpido.
Me levanté de la cama con los ojos abiertos, legañosos y con mucho sueño.
Me desperecé rápidamente y me dirigí a la ducha, no sin antes coger la ropa que vestiría todo aquel estúpido día.
Terminé de ducharme, me eché desodorante y perfume, para luego ponerme una camiseta corta y unos jeans azules oscuro. Sí, bastante justos.
Salí del baño y saludé a mi padre, que bajaba a hacer el desayuno.
-Buenos días-susurré, cansado.
-Buenos días, capitán-dijo mi padre, haciendo un saludo militar.
-Ya, ya…-dije yo, dejando claro que tenía mucho sueño, tras lo cual bostecé.
Mi padre se esfumó escaleras abajo mientras yo volvía a mi habitación.
Cogí mi mochila con tranquilidad y busqué la agenda para situar los libros de hoy.
Cinco minutos después ya había cogido los libros y los había metido en la mochila, azul oscura, para este día idiótico. Cogí mi querido mp3 y lo metí en el bolsillo derecho, con los cascos por dentro de la camiseta, cayéndome por el cuello. En el bolsillo izquierdo metí mi móvil táctil y mi cartera de piel color caqui. Salí de mi habitación dejando las sábanas como me había despertado: hechas un desastre.
La mochila pesaba lo mismo que cada día, lo cual era extraño y a la vez aburrido, al contrario que la mañana, que amanecía calurosa, al parecer.
Al bajar por las escaleras y entrar al comedor, en el cual había una mesa central, una mesilla con el teléfono de casa y un gran mueble marrón de calidad que servía para guardar la cubertería, normalmente la de plata, que nunca era utilizada.
Mi tío se encontraba desayunando un tazón de leche con unas tostadas, de esas que no tienen nada de grasa, pero tampoco nada más, que tanto le gustaban.
-¡Hey! ¿Qué tal has dormido hoy?-me dijo.
-Bien, aunque tengo sueño, tío-contesté.
-¿Hey?-preguntó.
-¡Que tengo sueño!-repetí.
-Ah. Yo no-y empezó a reír. No pude evitar sonreír a ese anciano con bigote poblado que se reía tan feliz, mientras desayunaba unas tostadas sin sabor. La razón de que a veces preguntase algo que se supone debería haber oído era que sus oídos, viejos ya, habían sucumbido a tantos años de servicios continuados y ahora casi no podía escuchar nada. Por supuesto, mi tío, al ver el precio de unos aparatos para escuchar mejor, llamados audífonos, se alarmó bastante.
-¡¿Esa cosa tan pequeña vale novecientos euros?!-fue su respuesta al dependiente el día en el que fuimos a ver los distintos modelos.
-Sí, y es el más barato, señor-dijo el dependiente con una sonrisa maliciosa.
-¿Y…por curiosidad, cuánto cuesta el más caro?-le preguntó mi padre, ahogando la risa.
-Unos tres mil y algo euros-respondió el dependiente, imperturbable.
-¿Cuánto?-preguntó mi tío, no por malicioso, sino por que no había escuchado el precio.
-No lo quieras saber-le susurré yo al oído.
-Glup-dijo mi tío.
Al final no compró ninguno.
-Prefiero quedarme con mis oídos tal como están ahora. Además, eses chismes no son cómodos, parecen irreales y me da la sensación de que se me van a caer al instante-dijo mi tío como excusa.
-Ya, ya…-dije yo.
-Y después quiere ver la tele y dice que no escucha lo que dicen…-continuó mi padre.
-¿Qué?-preguntó mi tío.
-Nada, hombre, si yo no he dicho nada-dijo mi padre disimulando.
Entonces, dejé de recordar aquel día y vi como mi padre traía el desayuno: un tazón de leche de avena y un pequeño pan de leche. La leche de avena estaba calentita y aún humeaba.
-Gracias, papi-le dije.
-De nada. Voy a hacerme un café para mí y otro para tu madre-dijo, introduciéndose otra vez por la puerta a la cocina.
Me tomé el desayuno con tranquilidad mientras observaba el ir y venir de mi padre en la cocina. Luego fue arriba con una bandeja, lo que supuse debía ser el desayuno de mi madre.
Al acabar me planté en el porche de la casa con la mochila en la espalda.
Mi padre salió por la puerta hasta donde me encontraba yo.
-Voy a sacar el coche. Espera aquí.-me dijo.
Esperé mientras conducía el coche hasta la carretera, abriendo para ello la puerta corredera automática.
Luego salí mientras esta última se cerraba con parsimonia.
-El autobús no tardará en llegar-dijo mi padre, saliendo del coche después de aparcarlo en la especie de cuesta pequeña que había justo delante de la casa.
-Ajá-contesté yo.
Me puse los auriculares en los oídos justo cuando empecé a escuchar un sonido grave en la lejanía. Al poco vislumbré al autobús viniendo hasta mi casa. Se paró. Me subí a él.
Saludé al conductor con un “buenos días” y me senté en el primer par de asientos libres que encontré, en la parte delantera, es decir, antes de lo que sería la mitad del autobús.
Nadie me hizo caso mientras puse mi mochila a un lado y me coloqué mirando el paisaje por la ventana. Encendí el mp3 y la música empezó a sonar.
Otro día estúpido y aburrido en un lugar estúpido y aburrido. Pero solo imaginarme encontrarme con ella…mi pasividad cambiaba a algo más profundo, como una extraña alegría. Sospechaba, y, creo que estaba en lo cierto, que me había enamorado de ella.
Quince minutos de música de calidad y paisajes monótonos después me encontraba ya en el parque cercano al instituto. El autobús volvió a partir hacia quién sabe qué destino de recogida, mientras yo echaba a andar por el viejo parque.
Subí las viejas escaleras de piedra hasta el pequeño parquecito superior, al que llamaban la Alameda. Caminé hasta llegar a la puerta verde oscuro del instituto, de dos metros de alto, aproximadamente.
Caminé con mi música entre aquellos muros de piedra viejos, aburridos, inmutables y sobre todo perecederos y monótonos, hasta llegar a otra sección de escaleras por las que subí. Arriba vi como había una especie de ventana con un banco de piedra al lado, el cual aproveché como asiento. Así pasé el rato hasta que vi a…
-Hum-me contestó pensativa.
-Eso no es una respuesta-dije yo con cierto enfado.-¿De verdad crees que podría gustarle?-le pregunté, mientras me sonrojaba.
Subíamos por las escaleras en dirección a las ventanas, para pasar el rato hablando y, si tenía suerte, para que llegase él.
-Yo diría que sí. Además, solo te falta pedírselo. Ponle ojos de cordero degollado y pídele de salir. Seguro que dice que sí. También me he dado cuenta de que te mira mucho últimamente.-me contestó mi mejor amiga con una sonrisa.
El chico al que le quería pedir de salir iba en mi clase. Estaba muy bueno y encima parecía buen chico. Me gustaba desde hacía por lo menos un año y medio. Hoy era el día en el que me declararía a él por fin.
-En cuanto le veas, debes de hacerlo, en serio. Así te lo calzas seguro-dijo mi amiga.
Empecé a reír.-¡Vaya manera de decirlo!-le dije, mientras las lágrimas caían de mis ojos.
Ella se empezó a reír también y así pasamos un rato, en el cual nos paramos.
Luego de parar de reír, reemprendimos la marcha hacia las ventanas, con tranquilidad.
-¿De verdad que me lo ligaré así de fácilmente?-le pregunté.
-¿Otra vez?-puso los ojos en blanco.-Pues claro, guapa. Eres una leona-dijo, riendo.
-Odio que me llamen así, y lo sabes-le dije. Se empezó a reír otra vez.-Ya te vale.
-Lo sé-se limitó a contestar.
Entonces, justo llegamos a la última ventana, la más cercana a la puerta, que, todavía, permanecía cerrada. Calculaba unos diez minutos hasta que abrieran.
Y le vi. Le vi a él…
-Dios, es ella-susurré.
Mi mejor amiga venía con la suya subiendo las escaleras y hablando de no sé qué. Se reían mucho y tuvieron que parar un momento. Mientras tanto yo estaba hecho un matojo de nervios. Apagué el mp3 y lo guardé en la mochila, mientras ellas se recuperaban de su repentino ataque de risa y volvían a andar.
Me quedé quieto, embobado, mirándola.
Y entonces ella me miró a mí y se puso roja como un tomate.
La saludé con la mano y señalé el banco indicando que podían sentarse junto a mí.
-Hola, Dani-dijo cuando llegó junto a mí, me dio dos besos y su amiga igual.
-Hola chicas. ¿Qué tal habéis pasado el finde?-les pregunté con fingida tranquilidad.
-Aburrido.-dijo mi mejor amiga, aún sonrojada.
Entonces su mejor amiga le dio un fingido codazo.
Se me pusieron los nervios a flor de piel mientras observaba la sonrisa nerviosa de mi mejor amiga.
-Verás, resulta que…
Y entonces vi como, desde la parte de abajo, aparecía un personaje que iba a arruinarme el momento seguro: mi mejor amigo, Northbert.
-¡Hey! ¿Qué tal, gente?-preguntó contento mi mejor amigo.
-Bien hasta que has llegado tú-susurré, amargado.
-¿Qué?-me preguntó.
-Nada-le contesté.
-North, tengo que decirte algo-dijo ella.
La miré y entonces lo comprendí todo.
-¿Qué pasa?-le preguntó Northbert.
-¿Quieres salir conmigo?-fue la respuesta-pregunta de ella. Sus ojos estaban inquietos y temblaba por los nervios.
Northbert se quedó aturdido durante un instante y luego contestó.
-¡Sí!-resueltamente.
Allí mismo ambos se abrazaron. Y se dieron un beso.
-¡Por fin!-gritó su mejor amiga.
Me entraron ganas de llorar, de llorar durante mucho tiempo.
Al instante, las puertas se abrieron.
Como hechizado, cogí la mochila y me moví como una centella, cruzando la puerta y dejando atrás a todos. Unas lágrimas resbalaban por mi cara mientras lo hacía.
-¡Dani, no corras tanto!-gritó ella detrás de mí. No había visto las lágrimas.
Espero que os haya gustado. Y sí, no conseguía dormir y me reconcomía el no haber escrito en tanto tiempo. Así que ya véis. Un saludo malvado, chicos y chicas.
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| | | Evan
Nº Mensajes : 1637 Gamers Points : 20084 Reputación : 28 Fecha de inscripción : 12/03/2008
| Tema: Re: El fantasma corpóreo 20/04/10, 03:30 pm | |
| Mola, mola y mola¡¡!!
¿Qué te voy a decir más que no te haya dicho ya? xD
Me gusta mucho, y lo sabes xDDD
Aún tengo unos caps tuyos atrasados de otras histos XD bueno, ya me pasaré por ellos, tranquilo jejeje, que estoy perezoso con la lectura.
Por cierto, ¡me has conseguido engañar!. Creer que a la chica también le gustaba él... -.- mala gente xD | |
| | | Veran
Nº Mensajes : 112 Gamers Points : 16197 Reputación : 4 Fecha de inscripción : 02/04/2010
| Tema: Re: El fantasma corpóreo 24/04/10, 02:31 pm | |
| ^^ Buenas! Tal y como te dije, aquí estoy. Me he leído lo que llevas, y aunque no es de mis géneros favoritos, he de admitir que empieza muy bien. Me siento identificada con el pobre chaval... ¡Espero que no se rinda! >.< Bueno, ahora viene el "pero". He visto faltas =D. Te comento algunas, pero como crítica constructiva, ¿de acuerdo? No es mi intención en ningún momento la de echar por tierra el estupendo trabajo que has hecho, solo para que lo mejores aún más ^^. Algunas son bastante escurridizas. La que más ha "cantado" han sido unas comas que sobraban [Entonces, justo llegamos a la última ventana, la más cercana a la puerta , que, todavía, permanecía cerrada.(...)]. Las comas que hay detrás de "puerta", "que" y "todavía", según mi opinión, sobran un poco. Luego has repetido algunos adjetivos muy seguidos, como "monótono". Aparte de eso, poco más he de añadir. El estilo de cada uno es totalmente libre, así que respecto a eso, no te puedo decir nada. En todo caso, yo sustituiría algunas cosillas (como el tio sordo, que en lugar de escribir "-¿Qué?" lo sustituiría por laguna frase, no un diálogo ("Mi tío me miró con la ceja enarcada, sin enterarse", por ejemplo). Pero eso ya es algo más personal. No te tomes esto último como una corrección. Volviendo a la historia, lo del fantasma me escama un poco. Es de una chica, y su visión le afecta muchísimo. Una chica que, evidentemente, ha muerto. ¿Quién sería? Uhm... ¡Continualo cuanto antes! Y por cierto, como último apunte, si llevas escribiendo solo un año (o al menos eso recuerdo de tu pm) la verdad es que empiezas bastante bien. Yo aún tengo copias de mis primeros manuscritos, y no son ni sombra de parecido a lo que escribo ahora XD. ^^ Aún así, recuerda que la práctica hace al maestro. Un saludo! ^^ | |
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| Tema: Re: El fantasma corpóreo | |
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