El Despertar de Skullkid

Mas de una vez, soñamos con poder hacer cosas increibles...
volar...
ver el cielo...
tocar las nubes...
sentir que tocas las estrellas...

Pero cuando despiertas, la caida puede llegar a ser tremenda, mi nombre es Skullkid. Hace mas de 100 años que mori en una sangrienta batalla por una tierra que ni tan siquiera me apreciaba, ahora soy... un olvidado.
He luchado en mil batallas, combate contra Illidan Stormrage en el templo oscuro, defendi las montañas de Alterac del enemigo: la alianza; luche contra los demonios de la legion ardiente y me enfrente a la mismisima plaga.
Nací en Lordaeron y a la edad de cuatro años me vi solo en los peligrosos callejones de Lordaeron, robé para comer y con el tiempo se convirtio en mi forma de vida, la hermandad de "La Luna Roja" me acogio entre sus brazos y me enseño a matar para sobrevivir y con quince años la muerte me llego cuando yo y mis hermanos luchamos en la ultima alianza en el monte hyjal en una batalla contra la plaga.
Cuando desperte no era mas que un muerto viviente en un triste cementerio, busque la forma de volver a sentirme vivo, hecho de menos respirar, hecho de menos el tener hambre, el sentir como el sol quema mi piel.

Esta historia comienza como muchas otras, en un pequeño pueblo cerca de la capital humana, Ventormenta. Solia visitar aquella ciudad humana, para no olvidar de donde venia a pesar de mi condicion no muerta. Me escondia tras mis ropajes de cuero negro y mi capucha para espiar a sus habitantes, relacionarme con ellos e incluso entablar amistad con alguno que otro. Hasta que un dia...

En la posada del Leon dorado vi a una joven humana, su pelo castaño brillaba con intensidad, mis ojos brillaban bajo la capucha cada vez que la veia, su nombre era Leliel. la hija del posadero, a pesar de su vestimenta de plebeya su belleza no era comparable a la de ningun ser viviente, noble o no.
Solia sentarme en algun rincon cerca del fuego, donde el olor a putrefaccion no me delatara, siempre con mis armas prestas por si los soldados descubrian mi verdadera identidad, pues era bien conocido mi nombre en aquel lugar.
Leliel era ciega, aunque lo disimulaba muy bien, pude verlo en el primer momento en que lo vi. Conocia la taberna, cada centimentro de ella y se movia en ella con la gracia y el estilo que solo una bella dama podia tener a pesar de su ceguera.
En mas de una ocasion me comento que habia perdido la vista a una temprana edad y siempre habia deseado ver.
Comenzé a obsesionarme con ella.
Cada vez mas solia escaparme dias enteros que pasaba en aquella posada mientras en el bosque entre los arboles, escondia a mi montura, un lobo de guerra concedido por el mismisimo jefe de guerra, me volvi debil... descuidado.
El fatidico dia llego cuando ella se acerco a mi una vez mas.

-¿Alan, eres tu? - Dijo sonriendo, mirando al vacio... pero en mi direccion.
-Soy yo - Respondi haciendo una reverencia sonriente. Siegfried A. (Alan) Red a su disposicion.

Ella se tapo la boca y sonrio con ternura, busco un asiento y se sento a mi lado como solia hacer, nos gustaba hablar entre nosotros.

-¿Como te va? hacia semanas que no te veia por aqui - Pregunto interesada.
Sin saber que responder con exactitud le conteste - He estado fuera por motivos de trabajo, sabes que soy un joven ocupado.
-Es cierto, no recordaba que eras un aventurero - Dijo mientras sonreia. ¿y bien, vas a contarme alguna de tus divertidas aventuras hoy?
-¡¡Leliel!! - Grito en la barra el padre de la muchacha. ¡Deja de molestar a los clientes!

Yo hice un gesto a su padre con la mano para que cesara la protesta, pues en absoluto me molestaba, era el motivo de mi visita.

-Esta vez no he venido para contarte ninguna historia... - dije cambiando a un tono mas serio. Me han llegado rumores de que en la arena de gurubashi el vencedor se llevara un objeto muy valioso, El ojo de Sargeras.
-Esa arena abandonada es donde un tu me contaste que un viejo goblin se divierte dando premios al superviviente de una masacre... ¿estas seguro?
-Mi respuesta es clara Leliel... quiero que vengas conmigo, conseguire que vuelvas a ver - Dije poniendome en pie.

La muchacha dudo un instante, esa arena era conocida por las cruentas batallas que se libraban en ella para diversion de un viejo y depravado goblin, ademas el lugar estaba en un lugar bastante peligroso, la vega de tuercespina, una selva llena de animales muy peligrosos.

-No puedo consentir que arriesgues tu vida por mi.
-¿mi vida? - Pregunte con bastante ironia, pues estaba muerto aunque ella lo desconocia. No te preocupes... soy un chico lleno de sorpresas.

Despues de un duro debate accedio a venir conmigo, el viaje duro 3 dias y tres noches a lomos de mi Can, pasamos por poblados humanos donde ella no corria peligro y mientras ella dormia en posadas yo permanecia atento en la oscuridad de la noche, por si algun espia de la Reina de los Olvidados nos seguia. Pero eso no paso.
Una vez llegamos a aquel recondito lugar, agarre la mano de Leliel mientras la guiaba por las gradas, mientras que mi mano izquierda abrazaba la empuñadura de una de mis dagas, una vez encontre un lugar alejado me senté junto a ella para explicarle.

-Escuchame con atecion Leliel... todos estos meses te he estado engañando... lo siento - Dije mientras miraba a su rostro de preocupacion. hace muchisimo tiempo que no se me conoce por el nombre de Alan, mi nombre ahora es Skullkid y pertenezco al ejercito de "La Horda"

Ella permanecio en silencio, oyendo todo lo que tenia que decirle, trago saliva y asintio con la cabeza.

-Soy un asesino, no un simple aventurero... la muerte me llego hace mucho y ahora no soy mas que un olvidado que desea por todos los medios estar en paz, mi cuerpo se pudre, mi corazon no late, pero tu me has devuelto ese sentimiento, ya no soy una simple carcasa sin vida, una marioneta de la magia negra.
-Eres... un muerto viviente - susurro horrorizada soltando mi mano. ¡¿que me vas a hacer?!
-No te preocupes... - Dije poniendome en pie. He venido a darte lo que te mereces, dije sacando una de mis dagas... Quedate aqui mientras yo recupero tus ojos y... pronto volvere a buscarte.

en cuestion de minutos una docena de luchadores de todo el mundo se reunia alrededor del foso de la arena, en el centro habia un cofre el cual era mi objetivo. La batalla se desarrollaba en el centro de la arena donde ya solo quedaba un solo guerrero, portaba un enorme hacha y por su complexion a pesar de cubrir su cara con esa pesada armadura deduci que era un orco. habia masacrado a una docena de oponentes y se acercaba al cofre, si lograba abrirlo... todo abria acabado.
sprinté lo mas rapido que pude y en un salto olvidandome de florituras lance varios cuchillos que quedaron clavados en el cofre, cai sobre el con todo mi peso sobre el y golpee con los puños el yelmo del orco, este se debatio confuso hasta que me agarro por uno de mis brazos lanzandome al suelo, me incorpore con rapidez y salí a su encuentro con ambas dagas desenfundadas, lance una serie de combos rapidos que poco pudieron hacer por bloquear su embestida y su hacha casi me parte en dos en un ataque vertical, pude evitar por los pelos la venida por el hecho de que atras deje mi brazo izquierdo que cayo al suelo a la altura del codo.
el guerrero sonrio y se lanzo gritando hacia mi, lance mi daga que entro por una de las pequeñas mellas que tenia aquella vieja y castigada armadura clavandose en pleno estomago pero eso no lo detuvo, solo le hizo caer sobre mi aplastandome con su peso. Sosteniendome con su rodilla apoyada en mi pecho comenzo a golpearme con la furia que distingue a los orcos, casi olvidandose de que mi daga de mas de treinta centimetros seguia clavada en su cuerpo.
Los Golpes no podian hacerme daño, pero podia sentir como poco a poco perdia lo poco que me quedaba de vida, consegui zafarme de su presa lanzando una bomba de humo irritante sobre ambos. me puse en pie y lancé una patada directa a la empuñadura de la daga que se hundio aun mas provocando un intenso dolor incluso en el embravecido guerrero que cayo de rodillas.

Mientras tanto alguien se acerco a la joven humana y con un roñoso y putrefacto dedo llamo su atencion.

-Así que tu eres la famosa Leliel... - Dijo sonriendo.
-¡¿Quien eres?! - Pregunto al instante.
-Tranquila... soy un amigo que viene a protegerte.

Astaroht era un apotecario no muerto que en vida habia sido uno de los magos mas poderosos con los que contaba la alianza, ahora era el mayor apoyo para el joven Skullkid, el cual seguia luchando abajo por los nuevos ojos de la muchacha.

-¿Que esta pasando ahi abajo?
-El amor a cegado a mi pequeño amigo asesino... - Dijo pensativo el apotecario. Ha perdido facultades y por lo cual posibilidades de ganar a ese veterano de guerra
-¿que quieres decir, que ocurre?
-La esencia de la habilidad sobrenatural para matar de Skull... Alan reside en su falta de sentimientos, solo piensa en matar a su enemigo, pero ahora esta mas pendiente de ti de que la pelea en si... ha perdido un brazo y esta en una desventaja considerable. No saldra vivo de esta pelea.

La muchacha Asustada se puso en pie y agarro al no muerto de la toga.

-¡Salvale, por favor! - Grito horrirzada. ¡no le dejes morir, no por mi!
-Eso es algo que no puedo decidir yo.
-¡¿por que?! - pregunto alterada la muchacha. ¡¿piensas dejarle morir?!
-Si bajo a esa arena y le ayudo, estare fallando a la promesa que le hice hace un mes.
-¿que quieres decir?
-He venido a darte, tus nuevos ojos... - Respondio sonriente Astaroht.

Lo ultimo que escucho antes de perder el conocimiento fue el grito de aquel orco antes de caer muerto al suelo.
Al despertar notó como una venda cubria su rostro, notaba el calor de una fogata cerca y el escandalo de la posada donde ella vivia, estaba en la taberna del leon dorado; su Hogar.

-¡Por fin despiertas! - Dijo su padre. Estaba preocupada por ti.
-¿que ha ocurrido? - Pregunto la joven.
-¿no recuerdas nada? - Respondio extrañado.
-No... - Se sincero.

Su padre le contó como desaparecio durante unos dias y que poco despues, un no muerto con una tunica negra montado en un corcel esqueletico la trajo a la posada, inmovilizo a los guardias y ante todos los sorprendidos la dejo con sutileza en la barra de la posada para despues hacer una reverencia e irse por donde habia venido.

-¿y esta venda? - pregunto toncandose la cara.
-No lo se... - Respondio su padre.

La joven se quito la venda y lentamente abrio los ojos, que brillaban en un amarillo intenso, haciendo aun mas bella y especial su figura.

-¡Puedo ver! - Grito abrazandose a su padre. ¡Padre, estoy viendote, lo veo todo!
-¡No puede ser! - Exclamo el padre abrazandose con fuerza a su hija.

...

Bajo la ventana dos figuras misteriosas esperaban silenciosas en la oscuridad, ambas estaban sentadas sobre un par de troncos que esperaban ser cortados para leña. Cuando escucharon los gritos de alegria dieron por concluida la tarea.

-¿estas seguro de lo que has hecho? - Pregunto Astaroht.
-Estoy completamente seguro - De la bolsa saco un pequeño cetro de plata que formaba una cruz con un ojo en medio. Aqui tienes tu cetro del olvido... el premio de la arena, como recompensa por tu ayuda viejo amigo.
-Skullkid... lo que has hecho es tan estupido como noble. - Respondio Astaroht.
-Lo se... amigo mio, lo se. - Respondio el no muerto bajandose la capucha y sonriendo, donde antes brillaban dos redondos ojos amarillentos ahora habia dos cuencas vacias cubiertas por una cinta roja. Y estoy orgulloso de ello...

Muy bueno, en serio ^^. Me ha gustado mucho, me ha recordado a algo...bueno, en resumen: Buen combate, me ha gustado, y buena historia.

Es genial o_o Solo un fallo xD Se escribe doy xD

Rasalos escribió:

Es genial o_o Solo un fallo xD Se escribe doy xD

sorry pisha, es que lo escribi a las 4 de la mañana y estaba un poco quemao ya pa fijarme en detalles XD

Leido y aplaudido con ansias

EL DESPERTAR DE SKULLKID

Mandado: Mie Dic 27, 2006 2:15 am Asunto del mensaje:
El Despertar de Skullkid



-Que demonios...me siento apretado, ¿donde estoy?

En ese momento sono una voz en su cabeza, era suave como una brisa a la vez que le imponia miedo, pero no era momento de pensar quien hablaba en su cabeza, durante unos instante montones de imagenes pasaban por su dormida mente, en ellos moria una y otra vez.

No podia creerlo, comenzo a palpar asustado e irritado y comprendio que estaba en un ataud, pero como podia ser ¿no se habian dado cuenta de que no estaba muerto?, mas asustado aun comenzo a golpear y arañar la tapa de su caja funebre.

Entonces paso lo inesperado, un movimiento brusco hizo que el chico quedara inmovil en su ataud, entonces un golpe seco llevo a pensar al muchacho que porfin el ataud estaba en el suelo, despues un enorme golpe rompio la tapa dejando ver una pala.

-bien...se an dado cuenta - Penso en aquel momento.

Apoyando sus brazos comenzo a empujar con fuerza, fue entonces cuando la tapa se rompio y el chico vio la luz lunar que molestaba sus ojos, mirando hacia todos lados se dio cuenta de que estaba en el cementerio, en ese momento intento llorar, pero no pudo.

-¿Todos ellos murieron en la batalla del monte Hyjal? - pregunto a sus salvadores.

Cual fue su sorpresa al ver que el enterrador era un muerto viviente, su cuerpo putrefacto estaba cubierto por una tunica rota y usaba la pala como punto de apoyo pues su pierna izquierda parecia doblada; el enterrador comenzo a reirse y luego se dirigio al chico para contestarle:

-¡Otro sin recuerdos! cuando se esta en el sueño eterno el paso del tiempo es leve... - Dijo antes de golpearle en la cabeza con la pala.

-¡¿estupido, para que me golpeas?! - Grito el joven llevandose las manos a la cabeza.

-Interesante...este especimen tambien sufre del "Anatema" - escucho el joven a sus espaldas.

-¡¿Que es Anatema y quien eres tu?! - pregunto el joven poniendose en pie.


A su espalda otro muerto viviente con un enorme libro en las manos escribia con una vieja pluma, con solo mirar el movimiento de muñeca del escritor consiguio saber que dictaba en ese viejo libro: "El especimen esta debil, es violento y sufre entre otras cosas perdida de memoria, Anatema y desorientacion"

-¡¿Violento, perdida de memoria y Desorientacion?! - Grito.

Sorprendido el apotecario cerro el libro y tosiendo varias veces se aclaro la voz y despues le contesto:

-Exacto, desorientacion porque no sabes en que tiempo estamos. perdida de memoria, no recuerdas como as llegado aqui y...Anatema, piensas que sientes dolor - Explico el No muerto.

-¿Pienso que siento dolor? no entiendo...

-¡Pero mira que eres tonto! - Grito el enterrador volviendo a golpearle con la pala en la cabeza. ¿Que diantras a visto Lady silvanas en semejante crio? ¡Estaria mejor dandole de comer a los malditos gusanos!

-Llevadlo ante Silvanas - Ordeno el apotecario a varios sordados no muerto que estaban tras el.

-¡¿que?! - Grito el chico, pero antes de poder reaccionar una soga rodeo su cuello y un fuerte tiron lo saco a rastras del ataud.

Uno de los soldados comenzo a caminar llevandoselo a rastras mientras otros le golpeaban y pateaban para impedir que se moviera, despues de unos minutos tubieron que atar sus manos, mas relajado continuo su camino por el bosque Silverpine.

Todo estaba muerto y eso le entristecia, ni tan siquiera la humillacion de aquella soga atada al cuello era tan dolorosa como aceptar la verdad, ¿estaba muerto?... entonces a lo lejos pudo divirsar Lordaeron ¡Estaba en territorio humano!.

-¡¿Lordaeron, que a pasado aqui?! - Grito al ver todo deruido.

-Siento decirte que esto ya no es Lordaeron - Dijo un guardia que lo custodiaba. Ahora se llama entrañas y pertenece a nuestra señora Silvanas lider de los Olvidados.

-¡¿Los Olvidados?! - Grito frenando en seco y dando fuertes tirones de la cuerda intentando escapar. ¡Soltadme!

El soldado dio un fuerte tiron y el chico callo al suelo panza abajo, quedando inmovil, el muerto viviente se acerco a el e inclinandose acaricio el pelo del chico, despues dijo:

-Muchacho...no te queda mas que aceptarlo, muchos de nosotros caimos en la batalla del Monte Hyjal hace cuatro años. - Despues le ayudo a levantarse y dijo: Mientras tu dormias nosotros luchabamos por tener un lugar en el mundo.

El chico miro hacia otro lado, en su cuello habia tatuado una luna roja, simbolo del gremio de asesinos exterminado en la cruel y sanguinaria batalla contra el demonio Archimonde.
Mientras comenzaban a caminar pudo divisar a lo lejos dos enormes moles de carne que custodiaban una puerta.

Despues de dar un silbido la muerta se abrio y los guardias pasaron a una pequeña habitacion circular sin nada, ademas era bastante pequeña, sorprendido miro al guardia que parecia tan gentil y este le dijo:

-¡Malditas aberraciones, su olor tumbaria hasta al peor de los dragones! - Dijo tapandose la nariz.

-¿Eres capaz de olfatearlos estando muertos? - pregunto confuso el joven.

-Combati contra ellos cuando estaba vivo, ¡Hay cosas que se te quedan en la mente para siempre!

Antes de que pudiera tan siquiera sonreir por aquel comentario, el suelo comenzo a temblar y comenzaron lo que parecia un descenso hacia las entrañas de esa nueva ciudad, Undercity la llamaban.

Dentro todo estaba lleno de muertos vivientes, orcos, trolls e incluso algun Tauren.
El joven estaba sorprendido por ver como bajo Lordaeron se habia construido otra ciudad que parecia prosperar, el suelo estaba encharcado de agua verdosa que ademas cubria todos los canales de aquella ciudad.

Caminaron hasta llegar a un gran pasillo, alucinado veia como montones de guardias vigilaban la entrada, entonces aquel soldado tan gentil le dijo:

-Siento tener que dejarte...avanza por aquel pasillo y te encontraras con Silvanas, te esta esperando.

-Ven conmigo, no quiero ir solo - Respondio el chico agarrando la huesuda mano del no muerto. ahora mismo eres mi unico amigo...

-Tranquilo, sera buena contigo - Dijo cortando las cuerdas que ataban su cuello y sus muñecas. Cuidate muchacho, quizas no nos volvamos a ver.

El chico se despidio de su nuevo amigo con un apreton de manos y comenzo a caminar por el pasillo, atras quedaba todo lo que fue, un humano, pertenecedor de la antigua alianza, ahora ayudaba a los muertos vivientes, condenados a no descansar en el reparador sueño eterno, pero ¿porque aceptaria su destino?

-Demostrare que estoy vivo...

Una vez dentro comenzo a subir las escaleras mientras era seguido por la mirada de distintos heroes y soldados que habia por los alrededores, una vez llego arriba vio por fin a la causante de su despertar, una elfa de piel palida miraba al joven que habia quedado impresionado por tal belleza, esta se acerco a el y acariciando su mejilla dijo:

-¿Eres un miembro de la Luna Roja?

-Si...soy Alan - Respondio este.

-¿Alan? ese nombre es muy blando, ¿Cual te asignaron cuando entraste en la luna Roja? - Dijo Sonriendo.

-Skull...Skullkid señora. - Respondio algo cortado.

-¿De verdad eres tan habilidoso como los integrantes del Gremio de asesinos al que pertenecias?


El chico dio un empujon a Silvanas y despues comenzo a bajar las escaleras mientras decia: "Nadie debe juzgar al libro por su portada"

-¡Que caracter, me gusta mucho tu actitud! - Dijo Silvanas sonriendo. Coje esto.

La Reina de los Olvidados lanzo dos dagas al hombro del chico y despues dio un aviso a uno de los muertos vivientes guardias de que se acercara, este agarro su escudo y espada con firmeza para impedir que el asesino se marchara.

-si consigues vencerle te dejare ir... - Dijo Silvanas. pero...si pierdes tendras que quedarte.

-No tengo eleccion... - Respondio el joven Skullkid agarrando ambas dagas. Quizas me guste esto despues de todo...

Está bastante bien, aunque no he tenido ocasión de jugar al WoW...Lordareon conquistado¿? vaya, no sé si será sólo en tú histo, pero me da un poco de pena, le cogí cariño en los Warcraft normales XD