El extraño caso de Jekyll&Mr.Hyde

Capitulo 1. Introducción.



No se de quien es la culpa, si de las secretarias o de los contables, que el café de la oficina siempre era intragable. La explicación era simple, o los tacaños de los contables compraban café de menos calidad solo para ahorrar o las secretarias no sabían hacer un café.

Fuera como fuese, me terminé aquel asqueroso brebajé y dejé el vaso de plástico al lado del teclado de mi ordenador. Miré a la persona a mi lado, sonriente y feliz, con un termo lleno de café casero preparado por su esposa.

-¿Quieres un poco?-. Dijo sonriendo.

-N-No, muchas gracias-. Respondí cordialmente. Lo que yo quería era una mujer. Alguien que me abrazara y me preguntara que tal me había ido en el trabajo cuando llegará a casa, y ya puestos, que saciara mis necesidades como hombre. Me dirigí hacia la fotocopiadora, observando los minúsculos cubículos donde trabajamos.

Mi nombre es Jack Jekyll, y esta es mi triste vida. Tengo veinticinco años y todavía no conozco el significado de la palabra "disfrutar". Me levanto, vengo a trabajar como oficinista, salgo, me acuesto, y me vuelvo a levantar para volver a venir al trabajo. Excepto los domingos, que me los paso tirado en el sofá viendo cualquier chorrada que den en la tele. La programacion no es nada buena.

-Jacky-. Un hombre corpulento me dió una palmada en el hombro. -¿Tienes los informes que te pedi?.

Mi jefe, el hombre que pensaba que era un idiota. Me mandaba "informes" que en verdad debería hacer el. Es decir, me mandaba hacer su trabajo, pero si quería conservar mi empleo, no me quedaba otra que asentir como un zombi a todo lo que me pidiera.

-Claro Señor, ahora mismo los mandaré a su despacho-. Dije suspirando.

-Asi me gusta chico. ¡Cuidate J.J!- Me guiñó un ojo.




De vuelta del trabajo, decidí pasarme por un bar 24h a cenar algo. Devoré ansioso mi sandwich mixto y le dí los últimos tragos a mi gaseosa, después me quede pensativo dirijiendo la mirada a la mesa de aglomerado. Mi vida era una mierda, eso sin duda.

Me dirijí al baño y me eché algo de agua en la cara para aclarar mis ideas, justo entonces un hombre entró y se dirigio a los urinarios.

-H-hola. ¿Que tal su dia?.- Me preguntó.

-Bien, bien-. Respondí con una falsa sonrisa. No entendía por que la gente no podía estar simplemente en silencio, tenían que sacar temas de conversación estúpidos como el tiempo. Miré al espejo un momento, derrepente, mi reflejo señalo al hombre en el urinario y me indicó que lo matase. Me enjuagué la cara de nuevo, ¿que demonios llevaba ese sandwich?.

-Vaya, parece que ultimamente el tiempo está loco ¿no?. Debe ser el cambio climático-. Prosiguió.

Mi cuerpo se dirigió hacia el. ¿Mi cuerpo? Exacto. Por algún motivo, yo era expectador de la escena. Estaba encerrado en el espejo, era mi propio reflejo.

-Si, vaya con el tiempo-. Dije, o dijo quien fuese que poseia mi cuerpo con una macabra sonrisa. El hombre me/le miró asustado. Antes de que aquel pobre humano pudiera reaccionar, yo/el agarré su cabeza y la estampé contra la blanca pared de losas.


El resto de la escena, mejor no contarlo, fue demasiado macabra.

Capitulo 3. Nueva vida.

Tirorirotatarirotiroritoti.

Miré el despertador, las cuatro de la mañana, ¿quien necesitaba algo a estas horas de la madrugada?. Cogí el movil y sin mirar quien llamaba apreté el boton rojo.

Tirorirotatarirotiroritoti.

-¡Joder!-. Apreté el botón verde.


Una hora mas tarde.

Crucé la puerta automática de aquel antro de mala muerte.

-Qapla'-.

-¿Que ladras imbécil?-. le dije a mi ayudante mientras me llevaba las manos a las sienes.

-Es "hola" en Klingon-.

-Por que a mi... vuelve a tu cueva y dejame hacer mi trabajo-. Mi ayudante murmuró otra de esas extrañas palabras. -¿Que has dicho?-.

-Nada, nada, sigame, le llevaré al cadaver.

Seguí a ese veinteañero friki, estos jovenes de hoy en dia... me llevó al cuarto de baño, y pasé por debajo de la cinta amarilla. Las blancas paredes enlosadas estaban totalmente cubiertas de sangre, el asesino se había ensañado con el cuerpo, el rostro estaba totalmente desfigurado y lleno de sangre.

-Me apuesto algo a que no lo reconocería ni su madre. ¿Nombre de la víctima?.

-Danvers Carew, es un adinerado empresario, también trabajaba como político de segunda.

-¿Huellas?.

-No señor, solo hemos encontrado fibras de poliester, debían pertenecer a algún traje.

-A si que usó sus propias mangas como guantes, no tiene pinta de ser un asesinato premeditado, aunque tanto ensañe, ¿que le habrá dicho este pobre hombre?.

-No se, quizás le preguntó sobre el tiempo, a mi me enfada esa falta de originalidad en la gente.

Le miré seriamente.

-Eres imbécil.

-Lo se, me lo dice todos los días señor...