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Bueno, aún no tengo un título mejor para esta historia, espero que os guste y si teneis sugerencias para el título, ya sabéis, coments.

Capítulo 1: Black

Hoy la taberna estaba más animada que nunca, parecía que la gente estaba de un especial buen humor, en especial un grupo de soldados de la guardia real, se reían a carcajadas mientras bebían cerveza en grandes jarras de cerámica.

Su forma de reir contrastaba con su aspecto, eran altos, tenían un aspecto fiero que se veía acentuado por sus grandes espadas que colgaban del cinturón.

La taberna era muy espaciosa, en sus paredes colgaban varias cabezas de caballos y varios cuadros de los reyes del país.

La luz era tenue pues era por la tarde y todavía el camarero, que se encontraba limpiando una jarra, no había encendido los faroles que colgaban del techo y algunos en las paredes, había una gran puerta de madera que de repente se abrió, alguien entró corriendo y fue velozmente hacia los soldados, el parecía ser otro.

-¡Señor Black, señor Black! ¡Ha ocurrido algo terrible en el castillo, tiene que ir inmediatamente! – Dijo un soldado que había entrado como una exhalación

De inmediato se levantó uno de los soldados, parecía ser el soldado con mayor rango de los allí presentes. Era un hombre alto de uno 190 centímetros y robusto, contaría con unos 30 años de edad, con una barba de tres días, un cabello marrón en forma de melena que le llegaba a la altura de los hombros, unos ojos negros como el tizón y que desprendían valor y determinación, como los demás tenía el gran escudo del país, el fiero dragón de color, en el pecho pero el uniforme era de color blanco no como el de los demás que era de color gris.

Todos los soldados salieron de la taberna y montaron en sus caballos pero Grimson Black iba mas deprisa que los demás, montado en su fiel corcel de color negro.

El Sol ya casi se había ocultado cuando Black y sus hombres llegaron al imponente castillo, en el que sobresalía una gran torre del homenaje de color gris. El castillo tenía forma cuadrada y en cada una de las esquinas había torres con una asombrosa forma de cono, en mitad de cada lado del castillo se encontraban torres flanqueantes desde la que los arqueros disparaban cuando eran atacados, cosa que casi nunca ocurría.

Black y sus hombres pasaron por el puente levadizo, dejaron atados los caballos donde solían hacerlo y atravesaron el patio de armas, mientras observaban el caos que se había apoderado del castillo.

Cuando Black y los soldados entraron en la zona de las habitaciones salió el consejero y mano derecha del Rey, Cícero Baird, un hombre de unos 43 años pero que aparentaba tener más, debido a su pelo canoso y débil constitución.

-Señor Black, debo decirle que el Rey a muerto – Grimson Black se sintió como si tuviera un bloque de hormigón en el estómago – las causas son aún desconocidas.

Grimson Black tenía una especial relación con el Rey debido a que era uno de sus soldados mas leales, además de llevar sirviéndole mucho tiempo.

-Cuando ha ocurrido – dijo Grimson con voz temblorosa, parecía que toda su determinación se había esfumado por completo.

-Murió esta mañana señor.

-¿Cómo es que nadie me avisó antes?

-Nos acabamos de enterar señor, creíamos que el rey simplemente había querido quedarse en su habitación, pero uno de nuestros hombres se vió obligado a entrar y le descubrió muerto.

-¿Quién entró en la habitación? – Preguntó Grimson pensando que la persona que había entrado era la culpable del crimen.

-El señor Flox Acantos.

Grimson estuvo buscando al señor Flox Acantos durante un buen rato, pero no lo encontró. Se reunió con sus soldados y les explicó la terrible situación que se vivía.

El hijo del difunto rey, el príncipe Arthur Bugle, que contaba con solo 10 años reunió a toda la corte. El muchacho era alto para su edad, rubio y con unos preciosos ojos azules, Grimson era su mentor en el arte de la espada y decía que era un joven con mucho talento.

-Mañana será anunciado ante el pueblo el nombre del sucesor de… mi padre- Le costaba pronunciar las palabras ya que aún no se había recuperado de la noticia- No seré yo debido a que soy demasiado joven aún, mi padre dejó una carta con el nombre de su digno sucesor y ese es… Cícero Baird – dijo el muchacho con gran pena.

Era extraño, Baird no estaba en la sala.
Grimson llegó a la conclusión de que si el rey había dejado una nota con el nombre de su futuro sucesor, debía haber sido un suicidio y entonces el asesino no podía ser Flox Acantos, como el había pensado.

Grimson fue el primero en salir de la sala, cuando oyó la voz de Acantos en una de las habitaciones del largo pasillo.

-Señor todo a salido a la perfección – decía en susurro.

-Bien, bien, nadie sospecha y yo seré el nuevo rey – dijo una voz y luego soltó una pequeña carcajada.

¡Es la voz de Baird!

Pensó Grimson.

Ahora el bravo soldado estaba completamente desbordado, se lo tenía que decir a alguien, pero no tenía pruebas así que nadie le creería y mañana era la ceremonia de coronación ¿Qué iba a hacer? Estaba desesperado.

Fin del capítulo 1

Bueno, todavia no he leido suficiente para opinar, pero me gusta la manera de la narración. Saludos ^^

Está guay ^^. Bien narrado y bien escrito, de alguna forma me ha recordado a una misión del Oblivion, aunque no tiene mucho que ver jejeje. Sigue pronto y no dejes las cosas a emdias ¬¬ *cof* *Héroes* *cof* jajja.

Capítulo 2: Tret


Grimson estaba sumido en sus pensamientos cuando la gente empezó a salir, Arthur se dio cuenta de que le pasaba algo.

-¿Le sucede algo maestro? – dijo el muchacho con tono de preocupación en su voz.

-No, solo estaba pensando en como lo debe estar pasando y como repercutirá el triste suceso de la muerte de su padre al destino del reino.

-Confío en Baird, el era uno de los mas fieles amigos de mi padre.

Cuando terminó de decir esto el muchacho se fue y Grimson se dio la media vuelta para dirigirse a sus aposentos pero se encontró cara a cara con Flox.

-Parece que este echo te ha afectado ¿No Grimson? – dijo con un tono burlesco que le encendió..

Este no respondió así que el fiel ayudante de Baird volvió a abrir su pestilente boca para sacar su viperina lengua.

-¿No piensas responderme? – dijo esta vez con un tono mas violento.

Grimson lo ignoró y siguió su camino, cuando pasó al lado de Flox sus hombros chocaron, casi derribando a Flox debido a la diferencia de tamaño.

Grimson entró a su habitación sumido en su desesperación. No podía dejar de pensar que podía hacer, siempre había tenido una fuerte determinación pero esta decisión podría cambiar el rumbo de la historia. Sin proponérselo Grimson se quedó sumido en un profundo sueño.

Al día siguiente un ruido continuo y molesto despertó a Grimson, era el sonido de las gotas de agua chocando contra el cristal de su ventana. El día no había amanecido bien, las nubes encapotaban todo el cielo como si el Sol hubiera desaparecido y las nubes y su hermana lluvia se hubieran echo con el control de cielo. Grimson estaba hecho un manojo de nervios, ya había tomado una decisión.

Después de desayunar Grimson cogió a su caballo y se dirigió hacia la plaza principal del pueblo donde resaltaba la gran catedral. La plaza era cuadrada con una gran fuente en el medio. La fuente le traía a Grimson recuerdos de cuando iba a jugar allí con su padre antes de que este falleciera en la anterior guerra en Tryon.

Afuera de la catedral había un gran cúmulo de personas esperando a que el nuevo rey saliera por las puertas del majestuoso edificio, creado expresamente para esos momentos, coronaciones, bodas reales, funerales…

Grimson entró en la iglesia, en el altar vio a Baird y a Flox, ambos saludando al sacerdote que iba a oficiar la ceremonia. Grimson Black, no era un hombre muy religioso, el particularmente no creía en Holum.

Al lado de Grimson se encontraba Tret Femv, su mejor amigo. Se conocían desde pequeños, luego se alistaron en el ejército del rey, cuando a uno le pasaba algo, ya fuera bueno o malo, allí estaba el otro, en una frase: eran como hermanos.

-Espero que no tarde mucho más la ceremonia – dijo Tret mientras soltaba un bostezo.

-Lo mismo digo – respondió Grimson.

La ceremonia no duró mucho más así que ya era oficial: Cícero Baird era el nuevo rey de Elyon.

Grimson estaba encendido de ira, por un momento le entraron ganas de gritar que Baird era un traidor y que había asesinado al antiguo rey, pero se contuvo, su plan era seguir trabajando en la corte ya que así tendría información sobre los pasos de Baird y podría actuar una jugada por delante de Baird y Flox.

Cuando Baird salió de la catedral se hizo un profundo silencio pero fue cuestión de segundos que la gente empezara a vitorear al nuevo rey de Elyon.

Tret Femv, el fiel amigo y compañero de armas de Grimson se dio cuenta de que algo le pasaba. No pudo contenerse, y al final tuvo que preguntar.

-¿Qué te pasa Grim? – dijo con un tono amargo.

Tret Femv era un hombre delgado que medía aproximadamente 170 cm, tenía el pelo corto de color marrón y unos grandes ojos verdes, era muy diestro con el arco, hasta tal punto que se decía que era el mejor arquero del país.

-Baird es un traidor – terminó soltando Grimson con furia.

-Ya se que querías mucho al antiguo rey pero Grim… eso son palabras mayores.

Black no tuvo otra opción que contarle todo lo que presenció a Tret, mientras que lo relataba, la cara de Femv fue cambiando, hacia algo parecido a ira y consternación.

-Cuenta conmigo amigo mío – dijo Tret con un tono de solemnidad.




En el castillo donde toda la realeza y los guardias tenían sus aposentos, Flox Acantos tuvo una conversación con Cícero Baird en la sala de reuniones, en ese momento vacía, algo raro, ya que normalmente por allí se encontraban los consejeros del rey por si surgía algo. Flox se extrañó de encontrar las quince sillas de la Mesa Real vacía, pero eso le venía mejor para ese momento.

-Creo que Grimson Black sabe algo señor.

Baird se sorprendió al principio, no entraba en sus planes que alguien se enterara, al menos no tan pronto, pero luego contestó fríamente:

-Dile a Rord Nitan que le siga. Que no falle.

-Como ordene, mi nuevo rey.





Grimson y Tret fueron a la habitación de este último para hablar sobre el tema. La habitación era como casi todas las del ejército. Sin embargo Tret la tenía llena de flechas decorando las paredes, según las historias, cuando mataba a alguien en algún combate utilizando su arma, recogía la flecha del cadáver y la guardaba.

-Oye Grim ¿Qué piensas hacer? Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea…

-Mi plan era seguir trabajando en el ejército del rey para saber que va a hacer y anteponerme a el.

-Pero eso no lo puedes hacer tu solo, ni siquiera con mi ayuda. Necesitamos a más gente para que nos ayude, por si surgen asuntos… ya sabes.

-¿Pero quienes? – dijo Grimson con un deje de desgana en la voz.

-Déjamelo a mí. Nos vemos en la taberna a las 6 de la tarde.

-Pero Tre… - a Grimson no le dio tiempo a terminar su frase ya que Tret se había marchado por la puerta.

Llegó antes de las 6 a la taberna, para relajarse y olvidarse un poco de aquellos asuntos, sin embargo algo le hacía estar alerta, sentía la mirada de un hombre sobre él. Echó un vistazo a la taberna, y pilló a un hombre sentado en el fondo de la taberna mirando hacia su dirección.

Al poco rato Tret entró en la taberna con otros dos hombres, uno de ellos era familiar para Grimson. Era alto como una torre con un pelo negro como el azabache y una barba poblada del mismo color. El otro hombre era de la misma altura que Tret aunque considerablemente mas fuerte, tenía el pelo de color marrón pero con abundantes canas. Ambos hombres llevaban el uniforme del ejército. Dos grandes espadas les colgaban del cinto igual que a Grimson y también igual que a Tret, pero este llevaba también su inseparable arco y su carcaj.

Tret y los otros dos hombres se sentaron en la mesa.

-Te presento a Aten – dijo Tret señalando al hombre alto.

-Encantado – añadió Aten cortésmente.

-Y este otro es Shied

-Encantado señor Black.

-Encantado de conocer a ambos – dijo Grimson – Tret ¿Cómo les has conven…?

-Shied es amigo mío de cuando trabajaba en Grise y a Atem le conocí en un burd… bueno, en Amsberg. Tranquilo Grim, son de fiar.

-Señor Black, nos hemos enterado de lo sucedido y nuestro deber es ayudarle – dijo Atem.

-Llámame Grimson – dijo guiñando un ojo.

-Grimson, cuenta conmigo – dijo Shied.

Después de estar un rato hablando, volviendo a contar lo sucedido, sin alzar demasiado la voz, Grimson y sus nuevos compañeros salieron de la taberna y detrás de ellos, a una considerable distancia, salió el hombre que observaba a Grimson.

Cuando el hombre salió solo vio a Grimson, a Aten y a Shied, había perdido al arquero.

Grimson hizo un leve movimiento de cabeza y Shied y Atem ya le habían rodeado, se entendían a la perfección.

-¿Por qué me sigues? ¿eres subordinado de Baird? – dijo Grimson con un tono de voz que hubiera asustado hasta al mismísimo Diablo.

-¿Subordinado del rey Baird? Ya me gustaría cobrar un sueldo así…

-No estoy para tonterías.

-Se lo juro señor no trabajado para su majestad el rey Baird. Yo tengo una familia, dos hijos… jamás me metería al ejército, no quiero que les pase nada…

-Está bien, te dejaré marchar.

El hombre cogió su caballo y salió…en dirección al castillo, lo más rápido posible, sin embargo, no lo suficiente.

-Tret – dijo Grimson.

Se oyó un silbido seguido de un fuerte crac.

Tret salió de detrás de un árbol que había enfrente de la taberna, con el arco en la mano. Los rumores sobre su increíble puntería eran cierto: una flecha se había clavado en el cráneo de Rord Nitan.

Fin del Capítulo 2

jajaj. Genial, has tenido algunf allito entremedias pero nada y menos XD. Nada, a seguir eh¿? me gusta mucho ^^

muy bueno wulf

Grim-son,el hijo de grim XD

salu2 y esperando sentado en la silla de la computadora el siguiente capitulo

pobresito ese mae , el hijo de Grim , xD , que padre le toco jaja.

CAPÍTULO 3: El anillo


El cuerpo del mercenario cayó con un ruido sordo al suelo sin vida, con la flecha entre ceja y ceja. Tret se acercó para quitársela y guardársela, como siempre hacía. En ese momento un montón de monedas salieron rodando del cuerpo, lo que confirmaba las sospechas de haber sido contratado por alguien.

-¿Alguien puede esconder el cuerpo? Mientras llevaré el caballo a alguna cuadra.

-No te preocupes Grimson, yo me ocupo –Aten salió casi corriendo hacia el cuerpo.

-Ehh… Tret, ¿puedes ayudarle? Dos personas irán más rápido.

-Por supuesto Grim.

-¿Dónde lo habéis escondido? – Preguntó Grimson mirando directamente hacia Tret.

-En los alrededores de la casa de vigilancia de Aten, normalmente se encarga de mantener el orden en el bosque– respondió Tret.

-¿Es un buen sitio? – insistió Shied.

-Es como si fuera mi casa, normalmente estoy yo solo, no necesito sustituto, así que no creo que lo vea nadie – dijo Aten.

-Está bien, vayamos al centro, Baird ha concentrado a todos los habitantes.


Consiguieron llegar a la plaza a través de toda la muchedumbre que se había concentrado alrededor de esta, dejando espacio para los guardias y soldados en primera línea. Todo el mundo, al igual que el día de la coronación, coreaba y vitoreaba el nombre de Cícero Baird.

Este se hallaba, en la gran plataforma en la que se ejecutaban a los traidores, en este caso decorada para la ocasión, junto a él estaba Acantos su mano derecha. Poco a poco las ovaciones fueron parando, hasta que solo se terminaron por escuchar simples murmullos. El Rey Baird dio un paso al frente y se dirigió al pueblo.

- Yo veo las promesas como un juego de confianza, si no las cumples ¿quién va a confiar en ti? – Después de esto se aclaró la garganta - Por eso yo cumplo mis promesas, para que la gente confíe en mí y yo prometo que a todos los hombres, les serán garantizados los inalienables derechos a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Esta será la era de la paz. Y cualquiera que ose desafiar a esto será castigado con la muerte. Mi primer movimiento como Rey será crear una organiz…

-Oye, ¿has visto a Grimson? -Susurró Aten- Le he estado buscando pero no le veo… ¿sabes dónde está?

-Déjame escuchar el mensaje que tiene que dar el ‘Rey’ al pueblo, que es a lo que hemos venido – dijo Tret mientras bostezaba – Grimson se las apaña solo en cualquier situación.

-Pero Grims…

-Shhh.



Grimson había encontrado el castillo vacío de gente, dejándole libertad para moverse por todo el edificio. Iba hacia la habitación de Baird, cuando se encontró la habitación de Acantos entre abierta, este hecho le pareció raro y entró a echar un simple vistazo, ya que esa era la única oportunidad para poder infiltrarse en los aposentos de Baird sin ser visto.

La habitación era bastante grande, por lo menos esa fue su primera impresión, ya que al ver el conjunto de muebles y decoraciones, la sensación que recorría a Grimson era de agobio. Si no hubiera sido por la gran ventana que daba hacia el patio del castillo, seguramente habría tenido que salir de la habitación. Cerca del ventanal había un armario lleno de ropa y a su lado un escritorio con papel y tinta y unos cuantos libros de medicina y botánica, sin embargo no encontró nada que pudiese inculparles en la muerte del Rey. Entrar en la habitación fue una pérdida de tiempo.

Vio que una esquina de la maravillosa alfombra roja con filigranas de oro estaba levantada, y al colocarlo, notó en el suelo un desnivel. Sabía lo que se iba a encontrar: una trampilla.

Conducía a un gran sótano provisto de antorchas fijas en las paredes que iluminaban la gran estancia. Tres grandes mesas llenas de papeles ocupaban casi todo el espacio. Había dos grandes estanterías llenas de frascos con distintos líquidos de colores que prefirió no tocar. Entre todos los papeles encontró una carta escrita sobre papel negro. Le pareció lo suficientemente importante como para leerla, y no estaba equivocado.


Desmre, 14 de Niryon de la era Landean.
Destinatario: Flox Acantos

Utiliza bien esta muestra de veneno. Es el más potente que he encontrado, y el más raro. No me falles, él lo pagaría muy caro. Y el reino también.
XXX



Veneno… eso explicaba porque todos los que habían visitado el cadáver del Rey no podían determinar las causas de su muerte… Tenía lo que buscaba, sin embargo necesitaba saber quien la mandó, en la carta dejaba bien claro que podía ser un problema muy grave para el futuro de la paz.

Se disponía a salir, cuando distinguió en una de las sillas ropas algo extrañas para que fueran de Flox. Eran de colores muy llamativos, y, al acercarse pudo ver que se trataban de vestidos. Cerca de ellos había distintos tipos de joyas del nivel de la realeza. Sobre todo el único anillo que había entre ellos, decorado con un zafiro.

El único anillo de esas características era de la Reina. De la desaparecida Reina.

O.O Sublime, ¿La reina desaparecida?, esto se enreda cada vez más XD. Y lo del discurso me ha hecho gracia jajaja, me recuerda a cierta ética y filosofía que nosotros sabemos XDDDD. Por la carta, parece que hay un tercer tipejo inmiscuido (si no lo he entendido mal XD).

-Capítulo 4: Huída-


Una vez más en la taberna reinaba el silencio, solo Grimson y los demás lo perturbaban con voces susurrantes.

- ¿Cómo te ha ido en los aposentos del rey? – preguntó Tret.

-No me ha dado tiempo a entrar en la habitación de Baird –dijo Grimson con tono de amargura en la voz– pero he entrado en los aposentos de Flox.

-¿Algo interesante? – insistió Shied.

-Juzgad vosotros mismos –Grimson sacó del bolsillo de su capa verde oscura la carta que había encontrado en la habitación del ayudante del rey.

-Flox está presionado por alguien… -dijo Aten incrédulo.

-Exacto. Además sabemos que la mandan desde Desmre –añadió Shied.

-Pero eso no es todo, también encontré el anillo de zafiro de la reina.

-Quieres decir que la reina no desapareció, sino que la hicieron desaparecer – dijo Tret mientras su cara se ensombrecía, él y la reina siempre habían tenido un trato muy especial.

-Debemos de partir a Desmre –dijo Grimson con tanta determinación que hasta el hombre mas duro se hubiera estremecido.

-Pero no sabemos quien ha escrito la carta -apuntó Shied.

-Shied lleva razón Grim – dijo Tret.

-Además Desmre es una ciudad enorme – añadió Aten.

-Lleváis razón, pero no me pienso rendir.

-Dime Grim ¿Cómo piensas encontrar a alguien que ni siquiera sabes quien es en una ciudad como Desmre? – preguntó Tret.

-El que ha escrito al carta parece que entiende de venenos, además debe de ser alguien importante ya que dice que el reino sufrirá las consecuencias si Flox falla y no creo que hayan muchas personas de estas características, aunque las pistas sean pocas, las personas que reunen estas cualidades también lo son...

-¿Cuándo salimos? – dijo Tret mientras una sonrisa le iluminaba la cara.

-Mañana al amanecer, así que preparad caballos fuertes y descansados, también comida, el viaje será muy largo, intentad no llevar equipaje pesado. Dejaré atrás al que no esté aquí presente a primera hora de la mañana.

-De acuerdo – respondió Shied- ¿Cuanto tiempo crees que durará el viaj...

La puerta de la taberna se abrió con un sonido chirriante, dejando paso a un caballero de la Guardia Real. El caballero era alto y pelirrojo. En el pecho llevaba la insignia real, lo que significaba que era alguien cercano al rey. Se dirigió a la mesa en la que estaban sentados, mirando a Tret.

-Señor Tret Femv – dijo el caballero – su majestad el rey Cícero Baird le reclama.

Tret se asombró de esa noticia, y, muy a su pesar, se levantó, no sin antes diciendole a Grimson que lo de la escapada estaba todo controlado.
Tras el camino de vuelta al castillo, dos guardias le llevaron a los aposentos propios de Cícero, mientras que él creía que se iban a reunir en el patio, lo normal cuando un Rey quería hablar con algún soldado. Esto iba en serio.

-Hola Tret, siéntate, tenemos que hablar – dijo Cícero Baird mientras señalaba uno de los asientos que habían entorno a la gran mesa de la habitación de Baird.

-¿Qué quieres? – dijo Tret intentando disimular su odio.

-Quería ofrecerte el puesto de capitán arquero – la rapidez y contundencia con la que Baird dijo la frase hizo que Tret sintiera un bloque de hormigón en el estómago.

-¿Qué? – preguntó Tret incrédulo.

-Ya lo has oido. Aunque ya no lo seamos, recuerdo cuando tu eras mi aprendiz y porque no, mí amigo. Desarrollaste un gran talento para el arco y ahora eres el mejor arquero de Elyon. Como pasa el tiempo ¿Verdad?.

-Ha pasado mucho tiempo desde eso Baird, ya no soy aquel chiquillo que te idolatraba, ahora solo eres mi rey.

-Venga Tret no seas así, tu siempre has soñado con este puesto.

-Pero las cosas cambian Baird.

-¿Te acuerdas cuando tu querida reina te ofreció ser miembro de la guardia real? Que emocionado estabas.

-Si hubiera sido la desaparecida reina la que me hubiera ofrecido el puesto habría aceptado sin pensármelo - dijo Tret mientras apretaba los dientes.

-Pfff la reina, que pena que haya desaparecido – dijo Baird con una sonrisa maliciosa en su rostro.

-Te conozco muy bien Baird y se que no querías a la reina, incluso serías capaz de hacerla desaparecer – Tret soltó una carcajada.

A Baird le cambió la cara, el sospechaba que Tret y sus amigos sospechaban algo pero ¿acaso habrían entrado en al habitación de Flox?

-Ahora soy el rey, he madurado.

-Concluyamos: ofrécele el puesto a otro – dijo Tret mientras salía por al puerta. Tret estaba saliendo ya por la puerta cuando escuchó la voz del Rey tras él.

-Has cambiado Tret.

-Tu también Baird.

La mañana amaneció fría, pero con un sol radiante, parecía que el astro rey había ganado su batalla con la noche un día mas.
Los pájaros cantaban pegadizas melodías y los comerciantes habían salido a la calle del mercado para montar sus tiendas, hoy iba a ser un gran día para los comerciantes. Las tabernas estaban empezando a abrir, pero la taberna que regentaba el amable Yoric Guitar aún no había abierto, pero en su puerta se encontraban Grimson y Tret acariciando a sus caballaos. El caballo de Grimson era de un color negro azabache, un pura sangre con una cabellera preciosa, mientras el de Tret era marrón con pintas blancas como si un pintor hubiera pintado círculos sobre el lomo del animal.

Aten y Shied todavía no habían llegado pero no debía de faltar mucho. El frío apretaba así que Grimson se puso su capa de color verde oscuro y Tret se arrebujaba cada vez mas en al suya de color blanco impoluto.
Se oía aproximarse a un caballo que iba a gran velocidad.

-Ahí viene Aten – Señaló Grimson mientras una pequeña columna de humo salí de su boca, como si tuviera un pequeña hoguera.

-Algo va mal – dijo Tret.

El arquero tenía razón, Aten tenía la cara desencajada, además traía un gran saco con el y no era el de la comida.

-Shied a muerto – dijo horrorizado Aten cuando se puso a la altura de Grimson.

-¡¿Qúe?! – gritó Grimson estupefacto.

El gigante tendió el saco en el suelo y lo abrió.

-¡Oh dios! – dijo Tret con la boca abierta.

Allí estaba el cuerpo inerte de Shied, pero no presentaba ninguna herida.

-No tiene heridas – señaló Tret nervioso.

-Es en lo primero en lo que me fijé.

-Veneno – sentenció Grimson mientras examinaba el cuerpo, incapaz de ver ninguna herida de lucha– han sido Baird y Flox. Vienen a por nosotros.

-¡Joder! – dijo Aten desesperado.

-¿Cómo y donde lo has encontrado Aten? –le preguntó Tret.

-Cuando nos unimos recientemente a la guardia del rey, nos dieron los aposentos pared con pared, así que esta mañana he ido a buscarle a su habitación al ver que no abría decidí entrar y allí le encontre – dijo Aten intentando reprimir las lágrimas – eramos muy amigos – finalmente, estalló.

-Fin del capítulo 4-

mu bien la histo tio sigue asi!!!!!!
PD: Jo tio k nombres mas raros le pones a los personajes XDDDDD

Un protagonista muerto -.- maldito Rey¡¡!! xD. El nombre del Guitar me ha hecho gracia jajajaj. Además, al parecer uno de los protas tenía un trato especial con el rey...mmm

Capítulo 5



Las lágrimas brotaban sin cesar de los ojos de Aten, era normal, había perdido a su mejor amigo.

-Debemos irnos de la ciudad – dijo Grimson con una voz gélida.

-Pero Grimson, debemos enterrar a Shied – Aten volvió a estallar en lágrimas.

-Baird nos está buscando Aten, debemos marcharnos antes de que nos encuentren sus soldados.

-Grim tiene razón, Aten – señaló Tret.

-Está bien, pero le enterraremos por el camino.

-Por supuesto.

Los tres amigos salieron de Newburgtan con gran rapidez, Grimson no estaba dispuesto a dejarse capturar. Cuando entraron en el Bosque Azul aminoraron la marcha. Entrar en el Bosque Azul hacía que te sintieras en paz, en armonía, por eso muchos monjes viajaban allí para meditar. El bosque tenía ese nombre debido a sus enormes árboles con hojas azules y troncos de un raro color cobrizo.


-Ese es un buen lugar para enterrar a nuestro valiente amigo – dijo Grimson mientras señalaba un gran roble con las hojas azules.

Aten fue el encargado de enterrar al cuerpo inerte de Shied. Una vez lo hizo los tres rezaron una oración en honor a su camarada.

-¿Me podríais dejar un momento a solas por favor? – Preguntó Aten – quiero despedirme de Shied.

-Por supuesto – respondió Tret.

Grimson y Tret se retiraron detrás de unos grandes árboles. Tret empezó a silbar una pegadiza melodía mientras encendía un fuego para cocinar unos pescados.

-¿Será comestible? – preguntó Grimson con ironía – es que cocinar nunca ha sido tu fuerte.

-Y las mujeres tampoco han sido nunca tu fuerte – replicó Tret.

-Touché – respondió Grimson sonrojado.

-Alto ahí – ordeno una voz desconocida.

-Parece que tenemos compañía Grim – dijo Tret girando la cabeza.

-Eso parece.

Un grupo de 10 soldados reales apareció ante ellos. Grimson desenfundó su preciosa espada con suma elegancia. El nombre de su espada era Noche Soleada, debido a que la empuñadura era de color negro pero tenía unas preciosas filigranas doradas por encima. Grimson Black le tenía un especial cariño a la espada puesto que se la regaló su fallecido padre.

-Venid – dijo Tret mientras tensaba una flecha en su precioso arco.

Tret soltó sus largos dedos de pianista de la flecha, esta se clavó en el cuello de uno de los soldados.

Otro soldado con la espada en alto se dirigía hacia Grimson. Sus espadas chocaron produciendo un fuerte sonido. El soldado dio una patada a Grimson en el estómago y este retrocedió unos pasos.

Tiene una fuerza descomunal

El soldado volvió a atacar pero Grimson esquivó el ataque dando un paso hacia atrás, entonces le clavó la afilada punta de su hoja un poco mas debajo de los pulmones.

Entre los soldados había un jahra, una raza que destacaba por su negro color de piel, su pelo rojo como el fuego y sus orejas terminadas en punta como la de los elfos que habitan en Tullic. Poseían una gran inteligencia además de una asombrosa rapidez.

El soldado jahra sacó una flecha de su carcaj y apuntó a Tret, pero este se escondió a tiempo detrás de un árbol. Tret disparó a la pierna del jahra y no falló, este soltó un agudo gemido de dolor y en cuanto se despistó Tret ya le había rebanado la cabeza con su gran cuchillo kukri.

Una bola de fuego rozó la cara de Grimson.

-¿Qué ha sido eso? – exclamó Grimson sorprendido.

Entonces vio a un mago, era raro ver a un mago entre la guardia real, por lo general los magos se dedicaban a la medicina o la alquimia pero no eran soldados.
Grimson sabía que estaba en desventaja así que espero a que reaccionara el mago para atacar. El mago tardó en tomar la iniciativa pero cuando lo hizo fue corriendo como un rayo hacia Grimson.

¿Cómo? ¿va a luchar cuerpo a cuerpo?

El mago lanzó una estocada a Grimson, pero este detuvo el golpe fácilmente, entonces noto una presión en el pecho que pronto se transformó en un agudo dolor, sin duda era un hechizo. Grimson estaba contra las cuerdas, sabía que no le podía ganar.

-¡Ahg! Cabrón.

Grimson tiró un puñado de tierra a los ojos del mago.

Grimson Black no pierde ninguna oportunidad.

Quedaban cinco soldados.

Uno de los soldados había permanecido con el casco puesto durante toda la batalla. Cuando se lo quitó dejo ver que solo tenía un ojo y dos pequeños cuernitos le salían de la coronilla. Era un gaaar, una raza que habita en las frías Montañas Nevadas. No se solían ver muchos por Elyon y los que pocos que se veían solo se dedicaban a causar problemas: violaban mujeres, robaban, mataban…

El gaaar miró, con su gran ojo de color verde, a los dos amigos, primero a Tret y después a Grimson.
Grimson hizo una seña a Tret, este pareció entenderle y disparó. Para sorpresa de Grimson el gordo gaaar esquivó la flecha con una velocidad que parecía imposible. Aun así Grimson se abalanzó sobre el soldado blandiendo en alto a Noche Soleada, pero este la bloqueó con su antebrazo izquierdo. Esa era una de las características de los gaaar: tenían unas extremidades tan duras como el hierro. El gaaar usó su brazo para golpear a Grimson, este sintió como si una barra de hierro gigante le golpeara las costillas haciéndolas añicos. Grimson empezó a sangrar por la boca, aún así se levantó como pudo y volvió a sujetar a Noche Soleada, fue a atacar al soldado pero este cayó de bruces ante el. Tret le había clavado una flecha entre ceja y ceja, o mejor dicho en el centro de su uniceja.

Quedaban cuatro soldados, pero uno de ellos había desaparecido.

-¿Dónde está? – preguntó nervioso Tret.

Grimson notó como un líquido espeso y caliente le resbalaba sobre la coronilla.

¡Sangre!

Grimson giró la cabeza y se encontró con el cuerpo sin vida del soldado.

-¿Estas bien? – preguntó Aten mientras volvia a sostener la espada con las dos manos.

-Si. Gracias.

-Quedan tres – señaló Tret.

Los tres soldados atacaron a la vez. Sin embargo los combates terminaron rápido, estos eran mas débiles que los demás soldados que había ido en caza de Grimson y los otros. Tret acabó con uno usando su cuchillo kukri en un descuido del soldado y Aten acabó con otro de ellos con un simple golpe, Grimson por otro lado tuvo que hacer un gran esfuerzo para vencer al otro soldado. No es fácil luchar con tres costillas rotas.

-Te debo la vida Aten.

-Tampoco es para tanto amigo – dijo el gigante mientras sonreía.

Los tres siguieron camino para encontrar un buen sitio donde pasar la noche, sin embargo encontraron una pequeña posada. En el Bosque Azul no había posadas ni casas, así que les sorprendió. Pasaron a la posada, era muy pequeña pero era mejor dormir en una cómoda cama en una posada que dormir en el Bosque Azul, donde habitan toda clase de criaturas. Una anciana pequeña y arrugada regentaba la posada, Grimson y los demás se acercaron a ella para reservar una habitación. La anciana les guió hasta la habitación donde dormirían esta noche, sin embargo Tret insistió en bajar a la pequeña taberna que había en la planta baja de la posada.
La taberna era muy pequeña y a parte de Grimson, Aten y Tret solo había un pequeño grupo de comerciantes que parecían dirigirse a Ghilbe. Había una pequeña barra donde la anciana servía copas y reservaba las habitaciones. La luz era muy tenue y eso hacía que las cabezas de minotauro que había colgadas en la pared impusieran respeto. En las paredes a parte de las cabezas de minotauro también había cuadros y recomendaciones hacia la posada que regentaba la arrugada anciana.

-La madre que… - dijo Grimson atónito

-¿Qué pasa Grim? – preguntó Tret

-Mirad – respondió Grimson señalando a una de la recomendaciones que colgaban de la pared.

Tret y Aten miraron la carta sin creer lo que veían. La carta era una recomendación de la posada Dardo situada en Desmre. La carta estaba enmarcada en un precioso marco de color blanco con filigranas negras. Pero lo que había llamado la atención a Grimson no era el marco sino la carta. Una carta de color negro.

-Señora ¿Quien es el dueño de esa posada? - preguntó Grimson señalando a la carta de color negro.

- ¿Qué? - la anciana parecía tener problemas de oido.

-¿Quien regenta esa posada? - dijo Tret alzando la voz para que la anciana le oyera.

-Ah, eso, eso... mi hijo, la posada la regenta mi hijo, eso, eso.

-Fin del Capítulo 5-

jejejejeje mu bueno!!!! eso eso eso
veo k Grimson a parte de ser un luchador limpio a la vez es sucio pork mira k tirarle un puñao de arena a los ojos XD
a la espera del proximo cap

¿Qué diablos?. Cartas de color negro....eso me parece a mí que significa problemas xD. Está tan guay como siempre XD