Vampiros

Vampiros

Saludos, mi nombre es Rainier Curtis y soy el hijo de uno de los hombres mas ricos del mundo. Aunque no os dejéis engañar, es un hombre muy humilde y nada derrochador (si no contamos la enorme e innecesaria mansión y el helicóptero privado). De todas maneras, vayamos al grano. Vampiros, si, vampiros. Pensareis que es estúpido, lo vampiros no existen... yo también lo pensaba así hasta aquel día en que...


Flashback

-¡Papa! ¡Te odio!-. Esa tarde había discutido con mi padre y me había entrado la típica rabieta de niño de siete años. De pequeño yo era muy mono, mi ojos negros y mi cabello del mismo color rapado al cero... aunque todos somos la mar de bonitos cuando nacemos. A pesar de que yo salí de casa mi padre se quedó ahí en el sofá con cara de preocupación, no sabe manejarse bien en las situaciones de tensión. Si lo vierais, tiene toda la pinta de una estrella del rock, cabello rubio hasta la espalda, barba mal afeitada, siempre con las gafas de sol puestas... (incluso en interiores).


Enfadado abrí la puerta de la mansión, que estaba en las afueras de la ciudad, y comencé a correr por todo el bosque en el que esta se encontraba hasta llegar a la parada de autobús de aquel enorme complejo residencial (era el mas grande del país y eso que solo tenía cuatro casas). Por suerte o por desgracia una de mis adolescentes vecinas estaba allí por lo que me agarré a su falda disimuladamente y entré en el bus que iba a la ciudad, haciendo creer al conductor que era su hermano pequeño (o algo así).


Me bajé en una parada al azar y comencé a dar vueltas por la ciudad. Realmente la gente está demasiado ocupada con su ajetreada vida de adultos pues no se paraban a fijarse en el pequeño niño fugitivo y mas de una vez me vi arrollado por una oleada de gente que salía de trabajar. Finalmente, a causa del cansancio, no me quedó mas remedio que sentarme en un banco a descansar. Un policía se acercó a mi con una sonrisa y me habló.


-¡Hola pequeño! ¿Es que te has perdido? ¿No encuentras a tu mamá?-. Craso error, mi madre había muerto hace un año y era un tema bastante delicado para mi.


-¡Imbécil!-. Antes de que pudiera reaccionar le pateé en sus partes nobles (que sería pequeño pero no tonto) y comencé a correr de nuevo, perdiendo de vista al policía y perdiéndome a mi mismo (mas de lo que ya estaba).

A lo lejos divisé un parque al que mi madre me llevaba casi todos los días a si que, sin poder evitarlo, me vi conducido hasta el. Cansado me senté en la orilla del lago, ya había anochecido y solo quedaba un pequeño rastro de luz en el cielo. Al lado mía, recostada sobre el tronco de un árbol, se encontraba una bella mujer bastante exótica. Nunca olvidaré su aspecto aquella noche, su largo cabello blanco fue lo primero que llamó mi atención, a pesar de que no estaba de pie pude notar que era bastante alta y que tenía un porte bastante altivo. Entonces, cuando mas interesado estaba en ella me dedicó una penetrante mirada con sus ojos carmesíes que me hizo apartar la mía.


-¿Acaso me puedes ver?-. Dijo la extraña mujer en voz baja a la vez que apartaba la mirada.


-S-si...-. Contesté cohibido.


-Ya veo-. Se hizo un largo silencio. La mujer se inclinó hacia mi y me agarró del cuello de la camisa, trayéndome hacia ella. Después me sentó sobre su regazo y cruzó sus brazos por delante mía, haciendo que me apoyase sobre ella. -¿Estás solo?-. Preguntó casi susurrando.


Aunque al principio me sorprendí del acto de aquella mujer, pronto su abrazo me hizo sentir como nunca me había sentido antes. Pronto, todo el enfado o resentimiento que había en mi desapareció, quedándome en un estado de total tranquilidad e incluso, felicidad. Me recosté un poco mas contra ella y me acomodé.


-Si... me peleé con mi padre y vine a dar una vuelta por la ciudad...


-¿Por que os peleasteis?-. El tono de aquella mujer era realmente tranquilizador.


-Pues... por que es idiota-. La chispa de la furia volvió a saltar en mi-. ¡Parece que no le importe que mamá este muerta! Es estúpido...


-Sh, sh, sh. Tranquilo-. Me tranquilizó la albina, acariciándome la cabeza-. ¿La muerte es malvada, verdad? Perder a tus seres queridos e incluso... perderte a ti mismo. ¿No es acaso una idea insoportable?


-Si...- Dije relajándome de nuevo.


-¿Como te llamas pequeño?-. Me preguntó con un tono que denotaba cierta... ¿alegría?


-Rainier...- Le contesté haciendo caso omiso de las enseñanzas de mi padre sobre los desconocidos. Al fin y al cabo, en esa situación, darle mi nombre era lo de menos.


-Dime, Rainier. ¿Te gustaría vivir eternamente junto a mi?


-Bueno, si, supongo. No me gustaría estar muerto como mama... ojala la muerte no existiera. ¿De todas maneras, por que lo dices?-. A la vez que decía esto giré mi cuello y vi como una extraña sonrisa se dibujaba en su rostro. Después, inclinó su cabeza y abrió su boca, mostrando dos afilados colmillos. Ese momento fue desterrado de mi memoria, solo recuerdo el dolor de dos afiladas cuchillas atravesando la delicada piel de mi cuello.

Dos semanas después...


Después de aquello me marché corriendo, la sensación de tranquilidad se transformó en una de inmenso terror que me hizo huir en cuanto tuve la oportunidad. La enigmática mujer se quedó sonriéndome con su boca manchada de sangre y lo único que dijo fue, “volverás”. Me sentía desorientado, el mundo se había vuelto de color negro, un lugar terrorífico en el que existir. A los dos días, carteles de “se busca” con mi cara comenzaron a aparecer por toda la ciudad pero por algún motivo la gente era incapaz de fijarse en mi y yo, estaba demasiado aterrorizado como para volver a casa o tratar de llamar la atención de algún policía.


A pesar de no comer ni beber nada en una semana seguía vivo aunque tremendamente cansado. Una noche, sentado en un oscuro callejón sucumbí a mis instintos y atrapé a una rata al vuelvo. Mordí su yugular y absorbí sus fluidos internos, acto seguido vomité. Así seguí vagando, sentía la sangre bobeando dolorosamente en mi cabeza, mi corazón se aceleraba y mi mente se nublaba. Una noche, sucumbiendo totalmente al instinto, salté sobre la primera persona que se cruzó en mi camino. Era un hombre de pelo negro azulado, no lo llevaba demasiado largo pero lo llevaba totalmente de punta hacia arriba. Era un hombre alto de piel pálida, llevaba una graciosa perilla de chivo y unas gafas redondas de color azuladas que escondían sus ojos. Vestía de una manera bastante estrafalaria, con una túnica de cuero negro que arrastraba por el suelo, pantalones de lona negros y muy anchos y una camiseta negra que le debía quedar al menos tres tallas grandes.


El hombre, sin ni siquiera necesidad de mirarme, alzó el brazo y me agarró la cabeza con sus grandes manos. Después, sosteniéndome en el aire, me puso delante suya y me miró con una mueca de curiosidad.


-Vaya, vaya, si es una pequeña víbora...-. Dijo con una sonrisa sarcástica.


-¡Suéltame! ¡Suéltame!-. Le gritaba mientras pataleaba.


-Por tu aspecto cuanto hacen que te han mordido, ¿dos semanas?-. Preguntó.


Avergonzado incliné la cabeza y dejé de patalear.-No lo se, he perdido la cuenta del tiempo desde que me encontré a aquella mujer...


-No te preocupes chaval, era una pregunta retórica. Estas zorras vampiresas siempre dejando a sus crías campar a sus anchas por la ciudad. ¡Pero estás de suerte! ¡Por un módico precio te liberaré de tu maldición!.


-Pe-pero... no llevo dinero...


-Tranquilo, yo no cobro con dinero. Ya buscaremos algún método de pago que me pueda ser útil. ¡Trabajarás para mi!-. Dijo con una amplia sonrisa. Parecía que acababa de encontrar una mina de oro.


El hombre me montó a caballito y comenzó a andar hacia su casa. Estaba demasiado nervioso, una desconocida me había convertido en un monstruo y ahora otro desconocido me iba a salvar.. o eso se suponía. Finalmente llegamos a un complejo de apartamentos barrio-bajeros, sorprendentemente aunque parecían un conjunto de pisos eran en realidad una sola casa de unas siete plantas con unas tres habitaciones por planta. Me incitó a subir las escaleras, las dos primeras plantas parecían una casa normal, con las paredes y el suelo de madera al igual que los muebles. A partir de ahí había una puerta con llave que impedía acceder a los siguientes pisos. El hombre llamó a la puerta.


-Santo y seña, miau.-. Dijo en susurró una voz femenina.


-Esto... se me ha olvidado. ¡Pero ábreme Kitts!-. Dijo aquel hombre.


La chica abrió la puerta. Tenía el pelo castaño muy largo y unos ojos verdes bastante grandes. Era bastante baja y tenía un buen cuerpo pero, lo mas llamativo de todo su aspecto eran las orejas de gato que le salían de la parte superior de la cabeza y su cola de color castaño.


-Vol, tienes que estar mas atento. ¡Fue tuya la idea del santo y seña!-. Le reprochó la mujer gato a aquel extraño personaje. -De todas maneras, ¿quien es ese?.


-Este es... mierda, no se quien es. Pequeño, ¿como te llamas?-. Le preguntó Vol.


-S-soy Rainier...-. Contesté.


-Vale, te llamaré Rain. Kitts, este es Rain.-. Vol sonrió ampliamente de nuevo. -Una vampiresa le ha mordido a si que vamos a salvarlo. Llevale al laboratorio yo voy a preparar las cosas.


-¡Entendido!-. Dijo la gata imitando el gesto de los militares. Luego, me cogió la mano y con una humilde facción me dijo-. ¿Vamos yendo?.


Tampoco me quedaba mas remedio. Subí de la mano con Kitts mientras Vol se quedó abajo buscando algo. Aquella parte de la casa era totalmente diferente, el suelo y las paredes eran de hormigón puro, sin ninguna abertura para ventanas, aun así, el aire no estaba nada cargado. La luz era producida por unas lamparas de color azul que se encontraban por casi todo el techo. Había estanterías de libros, baúles, y frascos por todos lados. Finalmente, entraron en el laboratorio aunque de laboratorio tenía bien poco. Era una amplia habitación parecida a las demás solo que esta estaba completamente vacía y tenía una amplia ventana en el centro de la pared opuesta a la puerta. Cuando llegaron allí, Vol se encontraba dentro, sentado contra una de las paredes perpendiculares a la puerta y con gesto aburrido.


-¡Sois muy lentos!-. Se quejó con una sonrisa en la boca.


Me estaba empezando a marear y sudaba a chorretones. Vol me indicó que me pusiera enfrente suya, en el centro de la sala. Mi corazón latía de prisa, no sabía lo que me iba a hacer ni lo que iba a pasar pero cada vez estaba mas cansado. Tenía ganas de dormir y mi corazón latía a un ritmo inhumano.


-¿Estás preparado? Puede que te duela un poco.-. Me preguntó.


-¿De verdad me curará?-. Pregunté cohibido.


-¡Claro que si! ¿Acaso dudas de mis habilidades?-. Vol fingió haberse enfadado.


-N-no...-. Después de negarlo (aunque realmente si dudaba de sus habilidades) me puse en el centro de la sala. Lo siguiente se quedó grabado en mi memoria para siempre. Vol sacó dos estacas plateadas de su chaqueta y las lanzó contra mi y se clavaron en mis manos. A causa de la fuerza con las que las lanzó salí volando hacia atrás, clavándome en la pared sin posibilidades de moverme.

me encanta como escribes rasalos... interesante manera de "curar"

K manera de escribir maxo, k bueno

Lol, estoy de acuerdo con Zero XDDD

Ah, vi una falta por ahí xD:

sentía la sangre bobeando dolorosamente en mi cabeza

"bombeando"

Me ha gustado mucho, está currado.

¡Mierda de Word! xD Es cierto, es bombeando pero como bobeando será una palabra tambien el word no la detectó xD

Jajajaj buenos caps, pobre Rain, eso le pasa por intentar evadir la muerte, menos mal que Vol lo va a curar a estacazos xd

Muy buena tu historia.

Jaja aunque me supongo que las estacas en las manos es porque realmente va a hacer algo por salvarlo si no, las hubiera clavado en otra parte Vol.

Muy buena, muy muy buena. SIgue adelante

Como si de veneno se tratara mi sangre comenzó a arder, llevando la enfermedad y malestar por todo mi cuerpo con cada uno de los acelerados latidos de mi corazón. Mi vista se hacía borrosa, mi boca estaba seca, necesitaba beber algo con urgencia. Pronto el hecho de tener dos estacas clavadas en las manos era lo de menos pues me dolían todas y cada una de las células del cuerpo. Deseaba morir de una vez. Miré al frente y pude distinguir entre mis lágrimas la figura de Vol con la mano alzada al aire y la palma de esta abierta.


-Cinco, cuatro-. Dejo estirados solo cuatro dedos. Un profundo cansancio se apoderó de mi cuerpo.- Tres-. Volvió a indicar el numero que dijo en voz alta con la mano.-Dos-. Puso los dedos indice y corazón levantados. Mis ojos comenzaron a cerrarse-. Uno.- Finalmente mis ojos se cerraron, deje de forcejear-. Cero-. El cristal de la habitación se rompió, en ese momento una ola de energía recorrió mi cuerpo, despertándome y aliviándome y dándome las fuerzas suficientes para librarme de mis “ataduras”, aun así, al sacarme las estacas de plata, caí al suelo exhausto sin poder apenas moverme.


Delante mía se encontraba aquella mujer de cabellos blancos y ojos rojos que tanto me había fascinado. Tenía un rostro enfadado y le enseñaba sus colmillos a Vol tratando de intimidarle. La vampiresa, situada en el centro de la habitación comenzó a hacer amagos de ir a lanzarse contra Vol pero me preguntaba por que no le atacaba. Entonces me dí cuenta, Kitts se había colocado al lado mía y me apuntaba a la cabeza con una pistola, sonriendo de una forma un tanto extraña. ¿Acaso yo le preocupaba a aquella mujer?.


-¡Suéltalo!-. Rugió la vampiresa.


-Pelo blanco, ojos rojos... no hay muchos vampiros con una presencia centenaria como la tuya y que compartan tus características físicas.-. Decía Vol con tono de interesado.


-¡No me interesan tus cavilaciones de humano! ¡He dicho que lo sueltes!-. Su voz de enfado era como el siseo de una serpiente, agudo y que se clavaba en los oídos, provocándome una sensación de terror inmensa.


-¡No me digas que tu eres Lyra!-. Exclamó sorprendido Vol, golpeando la palma de su mano con su puño.


-¡Que mas da quien sea yo!-. Siseó Lyra. Se movió hacia delante pero algo la detuvo. Vol se había hecho un corte en la mano y una gota de sangre calló al suelo. Al instante, una especie de runas escritas con sangre aparecieron formando un circulo de un metro de radio al rededor de la vampiresa. Esta calló de rodillas gritando de dolor, una especie de rayo azul comenzó a recorrer su cuerpo.


-Ah si, se me olvido comentarlo, todo este edificio esta construido sobre un circulo de obediencia. No te creas que soy un novato, me dí cuenta desde el principio que estabas siguiendo al cachorro ese que está en la pared. Todo era solo un cebo para atraerte. ¡Como ovejas al matadero! Me encanta esa frase-. Dijo Vol con sorna.


-¡Puto alquimista! ¡Cerdo! ¡Pervertido!-. Le insultó Lyra.


-Lo que me pregunto es, ¿por que Lyra Drácula dejó el lecho de papa? ¿Por que papa no la busca? ¿Por que Lyra mordió a un chico humano normal sabiendo las propiedades del mordisco de una sangre pura? ¿A caso te sentías sola? ¿Acaso necesitabas emociones humanas para no volverte loca en ese exilio personal que has hecho? Sin familia, sin amigos, sin nadie de tu raza, debe ser duro-. Se mofó Vol.


-¡¿Por que hablas como si entendieras el dolor de un vampiro?!-. Gritó Lyra, creí ver los ojos de la vampiresa humedecidos, como si fuera a llorar.


-Tienes razón, no los entiendo ni los entenderé-. Le contestó este fríamente.-¡Cachorro! Decide, ¿quieres o no volver a ser humano?.- Asentí con la cabeza. Kitts me dio su pistola y me susurró al oído.


-Dispárale al corazón, después, todo habrá acabado.


Me acerqué tambaleándome, me dio algo de miedo entrar dentro del círculo pero al dar el primer paso me dí cuenta de que a mi no me pasaba nada. Armado de valor me adentré dentro de aquella máquina de tortura para vampiros y alcé la pistola, demasiado grande para mi pequeña mano. Lyra giró su cabeza hacia mi, su cabello blanco adornó el aire, sus ojos de pupilas rojas humedecidos como si fuera a echar a llorar en cualquier momento, su rostro había dejado de mostrar la furia de una madre protegiendo a sus crías para mostrar una expresión de profunda tristeza. Mi manó comenzó a temblar, mi mente de niño de siete años era demasiado infantil como para pensar que cualquier día iba a matar a un monstruo tal como un vampiro. La vampiresa miró al suelo, como si se hubiera resignado a su destino.


Una vida en las manos de un chico de siete años, matar a un inmortal, aparentemente todo aquello sonaba inverosímil pero, ¿qué hacer cuando se da esa situación? ¿La supervivencia de uno mismo o la felicidad de los demás? Mi cabeza daba vueltas, no sabía lo que hacer, todo era demasiado extraño. Finalmente la plateada pistola calló al suelo, produciendo un sonido metálico. Me lancé hacia ella y traté de rodear su cabeza con mis brazos. Entonces empecé a llorar y miré a Vol.


-¿No lo entiendes? ¡Está sufriendo! ¡No es una mala persona, lo que pasa es que está perdida. No tiene amigos, ni nadie que la guíe. No es un monstruo ni nada similar, solo es algo solitaria, algo diferente! ¡Y la soledad no se cura con balas o con mordeduras, se cura con amor y amistad! ¡Y al menos yo estoy dispuesto a ser su amigo!-. Entre mis brazos la vampiresa comenzó a llorar. De un empujón me sacó del círculo de obediencia y comenzó a gritarme.


-¡No necesito tu compasión humano!¡Nunca deberíamos habernos conocido!¡Eres demasiado...!¡Demasiado...!-. La chica no pudo terminar de hablar. Las runas en el suelo cambiaron de forma y el rayo azul se convirtió en uno de color rojo que recorría violentamente el cuerpo de la vampiresa. Esta comenzó a gritar y a ser envuelta por una luz de color carmesí.


Me volví hacia Vol enfadado quien había puesto un rostro totalmente serio. Traté de entrar en el círculo pero se había formado una barrera invisible que no era capaz de atravesar. Comencé a correr hacia el alquimista y con mis pequeños y poco poderosos puños comencé a pegarle en la pierna. El peliazul me miró a través de los gruesos cristales de sus gafas y siguió ignorándome como si no estuviese ahí. Poco a poco la sensación de sed y de ganas de consumir la vida de seres vivos fue pasando, eso solo podía significar una cosa. La luz desapareció y corrí hacia el círculo, no se podría creer que después de todo la vampiresa había caído. Cuando llegó se sorprendió. En medio del circulo se encontraba una pequeña chica que aparentaba unos doce años, de pelo blanco y ojos rojos pero su figura no imponía ni la mitad de lo que había sido antes.


-¿Que le has hecho?-. Le dije a Vol.


-Devolverte tu humanidad-. Dijo con un tono extraño, como si le quitara importancia. Después, las runas sangrientas desaparecieron del suelo y el alquimista le echó aliento a sus nudillos, frotándolos contra su pecho.


-¿No la abras dañado, no?.


-No, pero sus poderes se han esfumado. Bueno, parcialmente, excepto la inmortalidad. Pero su capacidad para beber sangre, sus habilidades físicas, su poder especial de vampiro, todo se ha ido.


-¿No es eso algo cruel?-. Le espeté.


-Supongo, pero la barrera del círculo era tan débil que podría haber salido si hubiera querido. Ella lo sabía, pero prefirió devolverte tu humanidad.


Me quedé mirándola, dormía apaciblemente. Todavía no sabía el día a día que me esperaba con la vampiresa que cambió mi vida, ya fuera para bien o para mal. Todo fue normal hasta aquel día.

Buen arco y buen cap. Espero la conti de esta historia para ver como se desarrolla la trama.

Diez años después...

-Raaaain, ¡Raaaaaaaaaaaaain!-. Era una voz de chica, bastante aguda por cierto.

-¿Qué pasa Lyra? ¿Qué quieres tan temprano?-. Dije amodorrado sin molestarme en abrir los ojos.

-Bueno, nada en especial, hoy es el primer día de clase después de verano...- Ante esta afirmación salté de la cama y, todavía dormido, me levanté. Tenía que darme prisa pero, como siempre que me levantaba tarde, no sabía que hacer primero por lo que me quedaba diez minutos poniéndome de los nervios sin acertar en que hacer antes. Me llevé las manos a la cabeza. -¡Aaahg! ¿Qué ha pasado? Si yo me había puesto el despertador... ¡Lyra!

-Lo apagué no me fuera a levantar temprano...-.


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Hace unos años que mi padre había adquirido la curiosa costumbre de pasarse todo el día viajando, pero bueno, al menos se lo podía permitir. Como no tenía a nadie que me llevara al colegio me compró un piso en la ciudad (un piso bastante grande) y en un alarde de irresponsabilidad me dejó vivir solo con la edad de catorce años. Quizás sea por una maduración temprana causada por los hechos acontecidos en mi vida hace diez años (y cuyas consecuencias todavía sufro cada día) pero por lo pronto lo llevo bastante bien.

-Me voy Lyra, portate bien-. Dije aguantando el pomo de la puerta. La pequeña peliblanca me miraba como un cordero degollado con sus preciosos ojos de color carmesí. -¿Qué pasa?.

-No has hecho el desayuno...-. Comenzó a sollozar de manera claramente fingida.

-A si que por eso me despertaste...-. Me llevé la mano a la cabeza. -Pues desayuna cualquier cosa que haya por ahí.

-Pero... yo quería tortitas-. Se fue a una esquina y se arrodilló en gesto deprimido, era imposible ser tan cínico como ella.

-Pues te aguantas-. Le contesté quitándole importancia al asunto. No se por que me sorprendí de encontrar lo que encontré al abrir la puerta. Un hombre de cabello negro azulado y una mujer castaña con un gorro mejicano estaban plantados delante de la puerta. Sin esperar a que les diera permiso entraron sin más y se sentaron en la mesa.

-¡Cachorro! ¿Que hay de desayunar?-. Preguntó Vol tirándose en plancha en el sofá.

-Creo que tortitas...-. Contesté con desgana, nada cambiaba y, a pesar de ser el primer día del curso, llegaría tarde como siempre.

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Finalmente todos se sentaron en la mesa con su plato de tortitas delante, Vol y Lyra comenzaron a engullir para así poder repetir antes que el otro, habían llegado los dos al nivel máximo de “engullidor” por lo que siempre terminaban a la vez a si que me solía preocupar de hacer ración doble de cualquier tipo de comida que preparaba.

-Oye Kitts... ¿no es ese sombrero algo...?-. Comencé a decir, no quería herir sus sentimientos.

-¿Ideal? Ya lo se. ¿A que me sienta bien?-. Dijo con una sonrisa inclinando la cabeza para que pudiera ver el sombrero con mas claridad.

-No, esa no era la palabra...

-¡Quiero mas!-. Demandaron a la vez Lyra y Vol. ¿Por que si yo era el menor de todos tenía que hacer de responsable? Aquello me pasaría factura a la hora de tener una vida normal.

-Se lo que piensas cachorro, nunca tendrás una vida normal-. Dijo Vol con una sonrisa de complicidad.

-Gracias Vol, me has alegrado el día...

-Para ti, Señor Vol, cachorro... ¿o tengo que recordarte que soy tu jefe?.

-Si, si. Claro, jefe...

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Notas del autor: Siento la corta longitud de este capitulo, que no es ni la mitad de corto que el capitulo tres. Realmente es una introducción al arco cuatro para situaros temporalmente por lo que no quería enrrollarme mucho, pronto empieza lo bueno, no os preocupeis. Saludos.

WTF?? No entiendo nada, como que Rain ha crecido y Lyra no? pero lo peor, trabajando con Vol?? LOL

Primero las faltas XD Son del primer capítulo q no te he comentado

-¿No la abras dañado, no?. (Habrás)

-¡Que mas da quien sea yo!-. Siseó Lyra. Se movió hacia delante pero
algo la detuvo. Vol se había hecho un corte en la mano y una gota de
sangre calló al suelo (cayó)

Ahora: Me han gustado mucho ambos capítulos y quiero leer más, no entiendo que la vampiresa se haya convertido en un ser tan inmaduro (psíquicamente) además, ¿cómo que ahora "Lyra" se lleva tan bien con Vol? Su primer encuentro creo que no fue el de "esto es el comienzo de una bonita amistad" XDD

En serio, muy buenos.

supongo que como se suele decir, el roce hace el cariño XD

Aqui nadie ha dicho que sean amigos, solo que compiten por el desayuno xD

m mola la historia!
aver komo sigue la trama

-Raaaaaaaaain. Raaaaaaaaain. Decía Lyra mientras movía el cuerpo de su dormido compañero con la palma de su mano. Rain se giró y se quedó bocaarriba, entreabriendo los ojos y mirando de forma cansada a la chica que trataba de despertarlo. –Vas a llegar tarde a clase. Le susurró la chica al oído.

Rain miró a su despertador y observó la hora, las ocho menos cuarto… apenas faltaban unos minutos para que empezaran las clases. El pelinegro se levantó sobresaltado y se dirigió al baño a arreglarse. Se lavó la cara y trató de peinarse su proyecto de melena de color negro. Después se dirigió a la cocina y cogió una rebanada de pan y sin tostarla ni condimentarla se la metió en la boca a presión. Cuando abrió la puerta se dio cuenta de una cosa… era extraño que Lyra le despertara si no era para que le hiciera el desayuno y mas extraño era aun que su despertador no hubiera sonado. Rain escuchó la risilla de la albina detrás suyo y se dio la vuelta visiblemente cabreado.

-Hoy es domingo… Se dijo a si mismo con aire decaído mientras entraba de nuevo en la casa. Atravesó el pasillo sin mediar palabra y se tumbó en la cama tratando de dormirse de nuevo. Cuando Morfeo iba a darle el abrazo del sueño una niña de ojos rojos lo espantó, haciendo que saliera corriendo para no volver, y saltó encima de la cama. Rain suspiró, debería habérsela cargado cuando tuvo la oportunidad.

-Raaaaaaainieeeeer, ¡tengo hambre! Haz el desayuno. Ordenó con un tono imperativo.

-Hazlo tu. Respondió el pobre chico suspirando y tapándose la cara con la amohada.

Lyra se inclinó de forma sexual hacia Rainier y se soltó uno de los tirantes del blanco camisón que usaba la vampiresa para dormitar (ya que, aunque no fuera un vampiro totalmente, aun conservaba costumbres como no dormir). La peliblanca y acercó insinuantemente a Rainier y, echándole el aliento en la oreja le susurró de forma sexual.

-Venga, si me haces el desayuno te haré muchos, muuuchos favores. Por-fa-vor.

-Vale vale, te hago el desayuno pero luego dejame en paz. Dijo Rainier, quitándose la almohada de la cabeza y sonrojándose después de ver a la chica en la postura en la que se encontraba.

-Hmpf, pervertido. Se jactó la vampiresa en voz alta con una sonrisa, colocándose bien el camisón y sentándose en postura normal encima de la cama.

-¡¿Pervertido yo?! Venga ya… ¡lo que me faltaba!. Indignado, Rainier se dirigió hacia la cocina y comenzó a preparar el desayuno. Todavía no entendía que veía tan difícil Lyra en hacerse el desayuno, solo tenía que sacar el zumo de la nevera, echárselo en un vaso, y meter el pan en la tostadora. Bueno, si entendía por que, por que la vampiresa era una vaga que no valía para nada excepto para hacer hueco y consumir. Lyra todavía se alimentaba de sangre pero, dado que su condición de vampiro se había perdido parcialmente, era incapaz de consumir la sangre de una persona sin su consentimiento previo por lo que, mensualmente, Kitt le daba algo de su sangre para que aguantara ya que, si bebía la de Rainier, volvería a su estado original. Aun así la pequeña consumía constantemente comida humana aunque, esta, no le aportara ningún tipo de proteínas, vitaminas o cosas por el estilo. Se limitaba a decir que, la comida dulce, tenía un sabor mejor que el de la sangre.

Después de desayunar Rainier se acostó hasta que le entró hambre, lo que significaba la llegada del mediodía y la hora de hacer la comida. El joven, que estaba perezoso por ser domingo, se calentó una lata de chile y se la comió mientras veía la televisión, nada interesante, solo películas con argumentos bastante malos y documentales de la naturaleza. Dado el panorama y que Lyra, a causa del calor se encontraba en su cuarto con el ventilador, Rainier se acostó hasta que, al atardecer, alguien llamó alguien al timbre. El joven se desperezó y abrió la puerta, sin sorprenderse al encontrarse al enigmático Vol, vestido como siempre y a su compañera Kitts.

-¿En serio que no pasas calor vestido así? Le preguntó Rain.

-¡Ja, ja, ja! Claro que no, ¡soy un hombre!. Dijo este golpeándose con fuerza el pecho. Aquel hombre enigmático, una especie de mago al que Lyra había denominado “alquimista”. Mas tarde Kitts la había explicado sobre el mundo vampírico en la actualidad y en tiempos pasados.

Durante años los vampiros habían mantenido su organización en las sombras, purgando a todo aquel que se atrevía a poner en peligro la integridad de su raza. Había tres tipos de vampiros, lo vampiros nobles, miembros de las cinco familias reales cuya sangre pura estaba asegurada. Eran poderosos y tenían una gran fuerza. Vampiros secundarios, no pertenecían a ninguna familia real pero aun así eran vampiros nacidos del seno de vampiros. Luego estaban los vampiros terciarios, esclavos, humanos que habían convertidos en vampiros. Solo había una manera de pasar del tercer estatus al segundo y era derrotando al ser que te había convertido, además, los humanos convertidos por miembros de la familia real eran automáticamente vampiros secundarios ya que sus características eran mayores a las de un vampiro terciario. Por lo tanto, todos los vampiros secundarios tenían un origen humano aunque fuera en sus antepasados y los únicos que no tenían origen humano eran sangre pura, vampiros reales como Lyra.

Para combatir contra las bestias asesinas llamadas vampiros organizaciones secretas empleaban dhampiros (híbridos entre vampiros y humanos, con todos los poderes de un vampiro pero sin ninguna de sus debilidades) y alquimistas para derrotarlos. Los alquimistas eran humanos que habían aprendido de una manera u otra poderes que se asemejaban a la magia, canalizando la magia por distintos símbolos u objetos. Eran una especie de investigadores de la magia y todos ellos centraban su vida en crear armas mágicas con poder suficiente para derrotar a los vampiros. Con el paso del tiempo los alquimistas habían ido mermando, quedando pocos supervivientes de esta raza, por lo que a Rainier se le podía considerar “un bicho raro”.

-Bueno, me imagino que te quedarás a cenar… como siempre. Suspiró Rainier dirigiéndose a la cocina. Vol colocó su mano en el hombro del pelinegro y evitó que siguiera andando.

-No, no voy a quedarme a cenar, ni tu tampoco. Llama a Lyra, tenemos un trabajito que hacer.

OFF: Este capitulo deberia haber sido en verdad el acto de introducción pero bueno, como llevaba tiempo sin escribir quería dejaros algo suave con información sobre la jerarquía vampírica, etc...

¡¡¡Esta muy entretenida la historia!!! XDDD Con toques de humor y de terror. Muy divertida he entretenida xDDD

A la espera del próximo capítulo....

¿Clases de vampiros? ¡¡¡Van hellsing!!!

Van hellsing: Si, hay varios tipos de vampiros... ¿Eso es para lo unico que me has llamado?

Zeromaru: ¿Habia un vampiro original segun tus investigaciones ¿no?

Van Hellsing: Vhampirath... ¿Pero tu crees que tendra que ver con esta historia?

Zeromaru: eso me gustaria saber...

Lo dicho: Gran capitulo Rasalos me recuerda al guión de un Manga XD.

fallos no he encontrado asi que... espero que lo continues pronto...

Oh, está bien. Aunque me tendré que releer lo anterior porque no recuerdo algunas cosas bien XDDD.

Sigue con el ritmo que llevas, dos capis en pocos días jaja.

PD: Como han dicho, no he visto fallos.

Me gusta mucho tu estilo de escribir y me vas a permitir copiarte de aqui en adelante el detalle de poner los dialogos en blanco y tal jjeje
con respecto a la historia, tiene un toque de anime, si me permites que la verdad me gusta bastante, tienes mi voto chaval. sigue asi.

ya me superais todos coño.

Trabajito, eso significaban problemas. Siempre que Vol hablaba sobre trabajos significaba que Rainier acabaría con huesos rotos, hemorragias internas y externas o algún diente de menos. En realidad, Rainier no se preguntaba como a su padre no le extrañaba tanto gasto en prótesis dentales. Esta vez el círculo de teletransporte de Vol (una habilidad bastante útil) les llevó a una boscosa y abandonada zona del Norte de Francia. Una vez Rain se interesó por la alquimia pero para su desgracia las explicaciones que le daba Vol sobre esta eran tan complicadas como un largo discurso sobre física cuántica dado por un catedrático a si que Rain solo sabía sobre esta que las posibilidades eran casi ilimitadas y había visto hacer a su compañero alquimista cosas aun mas extrañas que teletransportarse.

En ese momento Rain se encontraba en mitad de la noche con sus labios pegados al cuello de Lyra. Podría parecer una bonita pareja que va de excursión a una zona no poblada pero en realidad estaba bebiendo sangre de la vampiresa, lo que le otorgaba temporalmente sus habilidades parciales como criatura de la noche que una vez fue. Vol los miraba con una sonrisa a la vez que comenzaba a repartir el equipo. Kitts y Lyra eran el apoyo y dado su aguda vista (Lyra por se vampiro y Kitts por ser una quimera entre humano y gato) usarían un francotirador con balas de plata desde la lejanía y los hombres serían el cuerpo de ataque frontal. Rain solía llevar dos pistolas semiautomáticas dado a sus agudos reflejos y, dado que no era un vampiro totalmente, este material no le producía malestar. Vol... bueno, digamos que Vol no necesitaba ningún tipo de arma para vapulear a sus contrincantes.

-Bien, escuchadme. ¡Pase lo que pase no dañéis la caja que llevan! ¿De acuerdo?. Parecía que el encargo era detener algún tipo de arma u objeto valioso para la familia real que llevaba un escuadrón de vampiros. Por lo que Vol sabía todos eran vampiros terciarios excepto uno que era primario pero... no le importaba demasiado, el se ocuparía del poderoso mientras Rain se ocupaba de “las hormigas”.

Los hombres se escondieron entre los materiales y, con ayuda de una extraña piedra fabricada por el alquimista, ocultaron su presencia del sexto sentido que poseían aquellas criaturas de la noche. Entonces, comenzaron a escucharse voces. Rain contó a unos diez vampiros y claramente, el que iba al frente era el miembro de una de las familias reales pues, mientras todos los demás iban rapados el lucía una larga melena negra. Además, todos tenían los ojos de color ámbar.

Cuando Vol levantó la mano para dar paso a la operación el sonido de la pólvora explotando se extendió por el silencioso paraje. Antes de que algunos de los vampiros pudiera reaccionar, dos de los calvos lucían un precioso agujero en su cabeza y, mas tarde, se convirtieron en polvo y se fundieron con el viento. Los demás, alerta por el disparo que había venido de la zona rocosa y elevada que se veía a lo lejos no tuvieron muchas oportunidad de reaccionar cuando un preparado Rain apareció entre ellos, matando a cuatro de los vampiros restantes con sus pistolas reduciéndolos a cenizas. Los dos que llevaban la caja la dejaron delicadamente sobre la hierba y se lanzaron al ataque junto a otro de sus compañeros. El de la melena miró a Rain pero, antes de poder lanzarse hacia el fue impactado por un puñetazo lanzado por el excéntrico alquimista, haciendo que este volara unos cuantos metros hasta chocarse contra el árbol. Los calvos sacaron barras electrificadas y se lanzaron a por Rain, este esquivó una estocada hacia su estómago y, agachándose esquivó un golpe horizontal hacia su cabeza. Después estiró sus brazos en horizontal y disparó a los dos atacantes a quemarropa en el pecho. El calvo restante lanzó un ataque descendente por la espalda de Rain pero, antes de que la vara le golpeara, a falta de una, dos balas le atravesaron la cabeza.

-Salvado... Dijo Rainier para si mismo al escuchar el cadáver de su atacante cayendo al suelo justo antes de convertirse en polvo.

Cuanto el joven miró hacia donde se había desarrollado la pelea de Vol no vio al vampiro restante, simplemente al alquimista limpiándose el polvo invisible en su gabardina. Ese tipo daba miedo cuando peleaba. Esperaron a que Lyra y Kitts bajaran y, usando otro círculo de teletransporte que había dibujado Vol mientras tanto aparecieron en el laboratorio de la casa del alquimista junto a la caja. Rain se acercó a esta a curiosear y, a la luz azul del laboratorio, se dio cuenta de que aquella caja de madera no era nada mas y nada menos que un ataud.

-Ábrela chico. Le incitó Vol con una sonrisa. Seguramente ya sabía que había dentro. Rain abrió la caja y emitió un grito al ver el contenido. Era una chica de unos dieciséis años, con una altura parecida a la de el y una larga melena de color negro y piel pálida. Llevaba vestida un elegante vestido blanco con volantes. Al escuchar el grito de Rain la chica abrió sus ojos, observando su alrededor con sus intensas pupilas carmesís.