Capitulo II - Sellado el pacto, la primera batalla de Perro y amo.Aquella ola gigantesca junto al Wyvern chocaba
aparatosamente contra la orilla derribando a todos los chicos y casi tragándoselos,
Otto agarro la mano de Naldia mientras con la mano libre se aferraba con fuerza
a una piedra para no ser arrastrado por aquella ola pues no tenían ninguna
oportunidad de sobrevivir en el agua.
Aquella enorme serpiente con alas alzo el vuelo durante unos
segundos para chocar contra la arena y las rocas mientras profirió un enorme
aullido que hizo a todos taparse los oídos mientras aun estaban en el suelo,
una vez la marea volvió a bajar todos se pusieron en pie.
Naldia hizo frente a la criatura, al juntar las manos una
esfera de agua se creo en ella y la lanzo hacia la criatura impactando en pleno
morro pero esta ni se inmuto, en cambio se lanzo en carrera serpenteando con
sus enormes mandíbulas abiertas hacia la chica, por suerte Otto salto a tiempo apartándola
de las fauces de aquel monstruo para luego ponerse en pie.
-¿Qué coño le has lanzado? – pregunto mientras se ponía en
pie.
-Un hechizo de agua – Respondió apartándose el pelo de la
cara la muchacha mientras en su mano izquierda aun preparaba otro ataque del
mismo estilo. Como adepta de Khuon tengo la habilidad de multiplicar mi poder
en luna llena o lugares húmedos.
-Tienes que explicarme en que parte del caribe se hacen esas
cosas. – Dijo el chico sintiéndose totalmente confundido mientras se ponía en
pie. Aun así esa cosa tiene que tener algún punto débil ¿no? ¡Haber los Wywe
slacher o como se llamen, hablad!
Antes de poder darse cuenta los chicos corrían en dirección
al pueblo gritando, eso hizo a ambos suspirar… menudos estaban hechos, pero no
venia al caso pues aquella criatura volvía al ataque y estaban totalmente
desarmados. Su vista se centro esta vez en Otto que emprendió la carrera por la
playa seguido de aquella criatura, sentía unas punzadas en su cuello pero no
era el momento de fijarse en esas cosas ya que la punzada seria mucho mayor si
aquella bestia le daba alcance. Subió arriba de unas rocas y comenzó la
escalada para luego saltar al agua, la criatura destrozo y aparto las rocas a
golpes mientras el chico se ocultaba como podía bajo el agua.
La criatura inclino su flácido cuerpo usando como apoyo las
alas y metió la cabeza en el agua, el chico abrió los ojos y se tapo la boca
con ambas manos ya que se estaba quedando sin aire, pero tenia que resistir. La
criatura giro la cabeza de izquierda a derecha buscándole hasta que dio con el,
con un veloz movimiento intento tragárselo sin éxito pues el chico estaba entre
dos rocas.
Mientras tanto Naldia estaba tras la criatura pensando en
algo que pudiera detenerla, levanto la mano derecha y cerro los ojos para
comenzar a recitar el siguiente hechizo:
-Señor del agua, Khuon el dragón de agua, concededme una mínima
parte de tu poder para así derribar a mi enemigo – En ese instante su brazo
izquierdo comenzó a chorrear agua que acto seguido tomo forma de lanza. Técnica
del dragón de agua: ¡Lanza acuática!
La lanza fue directamente al ala izquierda de Wyvern atravesándole
y obligándole a salir del agua, en ese instante Otto aprovecho para subir a coger
aire y ladear las rocas para ponerse tras la criatura que de momento se quejaba
de dolor. Subió las rocas mientras gritaba: “¡Joder!” y corrió hacia Naldia, la
agarro de la mano y emprendieron la marcha en dirección al pueblo. Aquella
serpiente marina esta vez atacaba con saña y furia, lo que se había convertido
en una caza para alimentarse ahora era algo mas personal.
La subida hacia el pueblo estaba cerca, El Wyvern lanzaba
enormes aullidos mientras les seguía serpenteando por la playa, al tiempo que
Otto también lanzaba enormes aullidos pero mas de miedo que de ira, Naldia se volvió
a parar junto al muchacho y se giro para volver a lanzar una esfera de agua que
volvió a impactar en plena ojos derecho haciéndola frenar en seco.
-¡Joder es que tu también la provocas, es normal que quiera
comernos! – Grito Otto mientras volvía a tirar de ella para emprender la
carrera.
La serpiente abrió la boca y lanzo varias estacas de hielo
bloqueando el acceso al pueblo, el muchacho se lanzo literalmente de cabeza
intentando romperlos pero era imposible, estaban atrapados… Naldia volvió a hacerle
frente con aquella esfera de agua que esta vez la enorme criatura esquivó con
un simple golpe movimiento fácil de hacer gracias a su delgado y maleable
cuerpo.
Naldia se apoyo en las estacas junto a Otto y comenzó a
jadear como si le faltara aire, este no apartaba la vista de la criatura que se
paro a mirarles bien regocijándose de haber podido capturar a su escurridiza
presa. Los ojos del joven y aquella criatura se cruzaron durante unos momentos,
era la hora de comer para el Wyvern que abrió las fauces y se lanzo con
velocidad hacia ellos.
-¡Nos veremos en el infierno, cabrón! – Grito Otto mientras
cerraba los ojos esperando su fatal final.
Justamente cuando las fauces de la bestia hacían sombra a
los chicos y podían sentir el aliento pestilente frente a ellos una nueva ola
proveniente de un charco a la izquierda de ellos cubrió a la criatura como si
de una cúpula se tratase, ambos chicos abrieron los ojos sorprendidos y dando
gracias a todo por seguir enteros, al mirar bajo la cúpula pudieron ver un
anciano que aguantaba entre sus manos un báculo negro, en la punta algo parecía
girar frenéticamente, vestía una toga gris y estaba totalmente calvo, después
de encerrar a la asustada criatura en aquella cúpula camino lentamente usando
su bastón como apoyo hacia los chicos.
-Lo siento… mis piernas ya no son lo que eran. – Dijo sonriendo
a los muchachos que estaban en el suelo alucinando lo visto. Me presento para
ti niño, soy Arcus Deleiren… el alcalde de esta aldea y Hechicero Magno de
Khuon.
-Esto… esto también tendrás que explicármelo… - Susurro Otto
mirando a Naldia que parecía recuperarse de ese ataque de nervios.
En ese instante entre los barrotes helados que el Wyvern había
clavado cayo una espada y un escudo, tras ellos pudieron escuchar la voz de Éozan
gritar: “¡Esto es para el guardián, lo necesitara!” el chico agarro el arma y
el escudo casi por necesidad vital colgando ambas cosas de su espalda y luego
desenfundo la espada que tembló unos momentos, no estaba acostumbrado al peso
de esas armas, jamás había tenido que coger una por suerte, después señalo con
la espada a la criatura y grito:
-¡Vamos viejo, usted parece fuerte acabe con el!
-No… - Respondió sonriendo. Esto es trabajo del Dahak y su guardián,
en cuanto estéis listos lo soltare.
Aun sin saber de que iba la cosa estaba claro de que se referían
a el, algo que no le sentó demasiado bien pues no era precisamente un héroe o
algo así y solo de mirar a los ojos a esa criatura temblaba de verdadero pavor.
-¡ni en sueños! – Grito tirando la espada dejándola clavada
en la arena. ¡No se en que lió me habéis metido pero NO!
-Pensé que querías otra oportunidad… Otto. – Dijo el anciano
cambiando el tono de voz a algo más severo.
-¿Cómo… me has llamado? – Dijo perplejo quedando totalmente inmóvil,
aquel anciano comenzaba a darle más miedo que aquella serpiente marina. ¿Qué sabes
de mi segunda oportunidad…?
El anciano golpeo la muñequera de Otto que no tuvo reparos
en llevarla a la espalda ocultándola del viejo, aquello le había dolido de
veras y no se lo esperaba, entonces pudo volver a sentir ese dolor en su cuello
y al pasar la mano noto algo punzante.
-Es el estigma del guardián y ese eres tú… - Explico el
anciano. Tu alma y la de Naldia están enlazadas ahora… eres su protector, su
sirviente ¿no era la oportunidad que querías? ¿No pensabas que habías fallado y
querías redimir tus errores pasados? Afronta tus decisiones… - El anciano hizo
un movimiento con dos dedos y un pequeño pilar de agua dejo la espada al alcance
de Otto. Ya no hay marcha atrás… y el suicidio no es una opción.
Tanto la chica como Otto se quedaron perplejos, este tembló
por un momento mientras acercaba la mano hacia la espada, con decisión la
agarro para luego ponerse frente a la cúpula que casi estaba rota por las
embestidas de aquella criatura, el chico agarro el escudo y dijo:
-Seré tu Guardián… por el resto de mis días. – Después agarro
el escudo con su mano izquierda mientras con la derecha aguantaba la espada.
Acepto…
Sellado el pacto, el estigma esta completo.En el cuello del chico comenzó a materializarse un collar
mas apto para un animal que para una persona llevaba una anilla en la parte
delantera así como varios pinchos alrededor, era la señal de que era un guardián,
el chico se giro hacia Naldia y por unos momentos vio una cadena blanca que unía
aquel collar con el corazón de la chica.
-¡No hay marcha atrás, vamos! – Grito entrando en la cúpula.
No se donde estoy… ni tan siquiera se pelear, quizás realmente no este en mi
mundo como estuve meditando, pero si tengo una segunda oportunidad no puedo
desaprovecharla.
-Naldia, ayúdale con tu magia. – Ordeno Arcus entregando el bastón
a la chica. Esta es la prueba de que eres la nueva Dahak, adelante.
La chica entro junto a Otto en la cúpula y la criatura les
miro fijamente, Otto le devolvió la mirada y escupió haciendo un gesto de
desprecio hacia la criatura, luego volvió la cara hacia la chica y le dijo:
-Tu das las ordenes… - Naldia asintió con la cabeza y luego
el muchacho se puso frente a ella.
-¡Espera! – Dijo mientras agarraba el bastón con ambas manos
mientras agachaba la mirada. ¿Por qué as sellado el pacto si me odias?
-Odio la gente que no aprecia la vida y me odio a mi mismo
pues yo estoy aquí por no saber apreciarla… - Después levanto la espada y puso
el escudo por delante como protección. Además… mi vida era demasiado aburrida,
esto le da algo de sabor al asunto y si tengo que morir… que sea después de
reparar mis errores y esta vez… ¡No pienso fallar!
El chico corrió hacia la criatura, esta se avalazo sobre el
pero bloqueo con el escudo las fauces que apretaban con fuerza, hendió la
espada en el paladar de la criatura haciéndola retroceder, en ese instante
Naldia volvió a invocar un nuevo hechizo.
- Señor del agua, Khuon el dragón de agua, concededme una mínima
parte de tu poder para así derribar a mi enemigo – En ese instante el báculo comenzó
a brillar intensamente y de la cúpula comenzaron a sobresalir puntas de agua
durante unos segundos. ¡Técnicas del dragón de agua: Metralla de agua!
Miles de lanzas de agua comenzaron a lanzarse hacia la
criatura rompiendo las duras escamas y atravesando su casi impenetrable coraza,
una de ellas dio entre ambos ojos abriendo un agujero de tamaño considerable y
dejando una de sus escamas colgando. Después del caos provocado por aquel
hechizo El muchacho quedo frente a el.
-¡Naldia, necesito que me eleves hasta su cabeza! – Grito mientras
señalaba a la criatura.
-¡¿Qué, estas loco?! – Reprocho la chica mientras agitaba el
báculo que era mas alto que ella y le era difícil de manejar incluso de
sostener por el peso.
-¡Adelante, confía en mi! – Dijo con voz serena el muchacho.
La chica asintió con la cabeza y mientras susurraba unas
palabras un charco bajo los pies del muchacho lo elevaba en el aire, aquel
pilar de agua crecía más y más dejando a Otto a la altura de la criatura.
-Ahora si… - Susurro el chico mientras sus ojos se fijaban
en aquella herida provocada por la Metralla de agua. He fallado con
anterioridad, ahora se me a dado la oportunidad nuevamente y no la
desperdiciare.
Al tiempo que levantaba la espada la criatura abría las
fauces, el pilar de agua cedió ante la desconcentración de la chica pero se
mantuvo firme como el pensamiento de victoria del Guardián, todos quedaron inmóviles
casi conteniendo la respiración ¿Quién seria el primero en hacer el siguiente
movimiento? En aquel instante todo podía salir bien… o mal, pero prefería no
pensar en ello.
-Por favor… - susurro Naldia. ¡¡Por favor, no mueras!!
Todo pareció ocurrir a cámara lenta, el Wyvern se lanzo
hacia Otto con las fauces abiertas, este se inclino para coger impulso y dio un
tremendo salto evitando la fatal mordedura y quedando sobre su morro, volteo la
espada y miro a la criatura por ultima vez a los ojos mientras gritaba.
-¡¡No pienso morir!! – Después hendió el arma en la carne de
la criatura hasta rozar el cerebro.
La criatura se retorcía de dolor mientras el chico se mantenía
firma y giraba la espada para provocar un aun más intenso dolor en la bestia
marina que no tardo en zafarse de su agresor que cayo contra la arena desde
casi una altura de treinta metros.
El chico se retorció de dolor, no había pensado en las
consecuencias de lo que hacia y había pagado el precio, lentamente se levanto
usando su espada como apoyo, la criatura también parecía gravemente herida y
estaba apoyada en el suelo frente al chico. Lentamente abrió la boca y dejo
asomar una estaca de hielo como las que uso anteriormente.
-Mierda… - susurro el chico mientras levantaba el escudo.
Realmente necesito un milagro para salir de esta.
El Wyvern profirió un grito avisando de que iba a acabar con
la vida del muchacho, pero antes de que esto ocurriera todos pudieron escuchar
a Naldia gritar: ¡¡Lanza de Agua!! Y el hechizo entro por uno de los ojos de la
criatura para salir por el otro y desintegrarse en el aire muriendo casi en el
acto, así salvo la vida el guardián.
-Clama al cielo… me ha salvado un Emo. – Susurro el chico dejándose
caer de espaldas sobre la arena riéndose.
CONTINUARA…