Desde el otro lado

Aquí os traigo otro capitulo. es hora de que sepáis la diferencia entre un tigrex y su variante albina a la que pertenece el "bueno" de Caradryan


-Hola Caestus…- Dije sin mucha emoción al rajang del casco de cráneo en la cabeza.
-Garu…- Dijo Caestus con desprecio. –Me parece inconcebible que te atrevas siquiera a mostrarte ante mí como si tal cosa después de lo que hiciste…-
Caradryan me miró sin entender, aunque yo no le devolví la mirada.
-Ya veo que tanto tu como tu hermano estáis bien…- Dije. –Necesito información.-
-¡Maldito bastardo!- Gritó Caestus. –Siempre con tu estupida labia. ¿¡Como te atreves a burlarte de la memoria de mi hermano!? ¡Asesino!-
-Garu…- Dijo Caradryan sorprendido.
-Calla.- Le espeté, luego me volví a dirigir a Caestus.
-Iriesto sabia a lo que se exponía…- Comencé lentamente. –No por tanto me retó a una batida…-
-¿A una batida?- Volvió a exclamar Caestus. -¡Embustero!
Fue entonces cuando yo me enfade. Una batida era un combate en el que no solo te jugabas la vida sino el honor.
-¿¡CÓMO OSAS A PONER EN TELA DE JUICIO UNA BATIDA!?- Grité. -No solo acabas de poner mi honor en entredicho, ¡Acabas de poner en entredicho el honor de tu propio hermano!-
Caestus se acercó y yo le imité, nos pusimos frente a frente. Me fijé en el cráneo de Iriesto que su hermano portaba a modo de yelmo y recordé el motivo del combate: Iriesto se había presentado en mi camino cuando yo era joven. Era honorable, pero testarudo: decidió que el mejor lugar para asentarse era en la torre, lugar en al que solo unos pocos tenían derecho a asentarse, pues era un territorio neutral y solo se podía estar un mes como máximo (¿El motivo? Bueno, digamos podría que contároslo, pero seria una historia demasiado larga y tediosa, muchas luchas y sucesos. Creedme cuando os digo que podría hablaros durante un mes y no habría llegado a la punta del iceberg así que mejor me ahorro la enorme perorata ¿Os parece?).
El hecho es que al intentar hacer que se marchase (Si, como oís, le cargaron el muerto a un joven Kushala con experiencia diplomática nula…) Iriesto me retó a una batida por el derecho de quedarse… el resto podéis imaginároslo…
-Mira Caestus…- Dije con tranquilidad. –Solo necesito información, eso es todo, tu solo me la das y yo desaparezco de tu vida… ¿de acuerdo?-
Caestus bajó la cabeza, pensativo. Pensaba que se lo estaba planteando sin embargo vi casi en cámara lenta como el pelo de su espalda pasaba de negro a dorado. Sin apenas pensar reaccioné, dando un enorme salto por encima del airado rajang a la vez que gritaba a Caradryan que se apartase. Cuando caí a su espalda Caestus se giró furibundo.
-¡GARU!- gritó -¡TE VOY A MATAR!
-Mierda.- Dije mientras llamaba a los vientos para que me protegiesen.
-¡Encargaos de su amiguito!- Gritó Caestus señalando a Caradryan. Enseguida los dos Rajang que escoltaban a Caestus se lanzaron a por el joven Tigrex que huyó por el camino lo mas rápido que podía.
-¡Aquí no puedo pelear!- Le oí gritar -¡Suerte Garu!
Cuando los ruidos de la frenética carrera de Caradryan comenzaron a apagarse miré a Caestus con seguridad.
-Al fin solos…- Dijo Caestus cargándose de electricidad.
-Vamos a bailar payaso…- Dije acelerando el viento que me rodeaba.

-¡Mierda, mierda, mierda!- Gritaba Caradryan mientras buscaba desesperadamente un descampado. Un Tigrex no podía luchar como es debido en un lugar tan lleno de obstáculos; mientras buscaba, uno de los rajang le saltó por encima.
-¡Ya te tengo lagartija!- Gritó
-¡Lagartija tu padre!- Gritó Caradryan saltando con toda la fuerza de sus patas, golpeando con la espalda al pelagus, seguidamente se giró y agarró al rajang por la nuca y lo arrojó al suelo para luego caer sobre el.
-¿Que te parece eso monito tití?- Preguntó Caradryan con una risotada. Aunque el orgullo le duró poco porque el otro rajang ya estaba casi a su altura.
Caradryan reanudó su frenética carrera. Iba rápido, pero los rajang le estaban pisando los talones gracias a sus balanceos por los árboles.
Fue entonces cuando una ráfaga enorme de viento destrozó una hilera de árboles, haciendo que los Rajang volasen por los aires y haciendo que Caradryan comenzase a moverse hacia delante al mismo tiempo que giraba sobre su propio eje, entonces lo vio: un descampado, si llegaba hasta el entonces tendría alguna posibilidad de victoria sobre los rajang. Sin pensárselo dos veces clavó una de sus garras delanteras en el suelo y giró, colocándose justo de cara al claro y corriendo hacia el; los rajang lo siguieron y cuando entraron en el descampado saltando por los árboles, uno lanzó al otro que cayó delante de Caradryan y así cortándole el paso.
-Ya no vas a correr más…- Dijo con sorna el Rajang que tenia delante.
-¿Quién dice que estaba corriendo?- Dijo Caradryan mientras enterraba sus patas en el suelo y lanzaba a los rajang tres enormes rocas a cada uno.
Los pelagus esquivaron por los pelos el ataque sorpresa y se cargaron de electricidad para luego lanzarse contra el Tigrex.
Caradryan se esperaba una cosa semejante y salto con todas sus fuerzas, ambos rajang se chocaron el uno contra el otro con tal violencia que salieron despedidos hacia atrás.
-¡Maldito niñato!- Exclamó uno de ellos -¡te vamos a freír de pies a cabeza!
Caradryan rió, extendió sus alas y realizó un picado casi hasta el suelo, donde recuperó la verticalidad y voló a toda velocidad contra uno de los rajang al que le propino un buen golpe con sus garras delanteras y lo empujó contra los árboles debido a la inercia del vuelo.
-Un tigrex no puede hacer eso…- Dijo el rajang abatido antes de desmayarse.
-Tigrex albino por favor…- Le corrigió Caradryan antes de que un torrente eléctrico le golpease por la espalda y lo tirase al suelo.
-¡Ja! Menudo tigrex…- Dijo el rajang jactancioso.
Caradryan se levantó lentamente. Con el cuerpo todavía temblándole por la corriente eléctrica.
-Maldito bastardo…- Dijo con un gruñido. Cuando se giró los ojos estaban rojos como la sangre. -¡NO TE BURLES DE MI!-
Cardarían salió corriendo como poseído y dio un largo salto, cayendo a mitad de camino para seguir avanzando contra el rajang girando como una peonza, este no vio venir el movimiento y recibió de lleno el ataque, recibiendo numerosos cortes debido a la afilada cola del tigrex albino, lanzando pequeños chorros de sangre por el suelo. Cuando cayó Caradryan agarró al rajang por el cuello y lo zarandeó salvajemente de un lado hacia otro sin cesar hasta que el sonido de la rotura de las cervicales se oyó por todo el claro.
Caradryan soltó la sanguinolenta masa de carne que era el cuello del rajang y soltó un rugido de victoria mientra sus ojos volvían a la normalidad. Luego miró el cadáver sin desprecio.
-Capullo…- Dijo mientras volvía lentamente a donde se encontraba Garu.

guau. me encanta esa faceta combativa mia. y por cierto siento criticarte pero podrias separar un poco mas los parrafos? es qe en algunas partes del capitulo me e perdido.

OWO, un capi lleno de accion que me ha encantado!!
Caradryan es una pasada...me encanta! *0*

Aqui esta el siguiente. lo hubiera colgado ayer, pero me encontré que estaban de "reformas"...


Caestus saltó sobre mí dispuesto a aplastarme la cabeza con sus puños. Yo no me aparte. Concentré mis fuerzas al máximo y un vendaval me rodeó, obligando al rajang a retroceder.
-¿Es eso lo mejor que sabes hacer?- Dijo Caestus provocándome. Yo sabia que debía mantener la cabeza fría: no solo me permitiría tener ventaja a la hora de planear el siguiente movimiento, sino también por que necesitaba estar muy concentrado para mantener un nivel alto de dominio del viento.
-No vas a conseguir nada con esto Caestus, será mejor que lo dejemos.- Dije con tranquilidad. –solo quiero información…-
Caestus me respondió lazando un torrente eléctrico que esquive levantando el vuelo. Al parecer tendría que derrotarlo si quería la información…
Concentré mis fuerzas y le eche la bocanada mas fuerte que pude generar, la cual esquivó pero hizo hacerlo volar unos metros haca atrás. La bocanada siguió unos metros a través del bosque creando un camino, a lo lejos vi como dos rajang salían despedidos.
-Creo que les acabo de dar a tus chicos…- Dije burlándome de Caestus, el cual escalaba por la cueva para llegar hasta mi altura.
-Tu amiguito esta muerto.- Contesto Caestus. -¡Y tú lo estarás también muy pronto!-
Saltó sobre mí, pero y me aparte con ligereza hacia un lado, esquivando sin dificultad el puñetazo de mi adversario.
-¿no lo entiendes?- Le dije a Caestus, harto de estas estupideces. –Iriesto no pudo conmigo, y tú apenas puedes equipararte…-
-¡CALLATE!- Gritó Caestus. –Baja, ¡baja y lucha!-
-Como quieras…- le respondí. –Pero no creas que tienes alguna posibilidad.
Lentamente descendí, no quería luchar. En estos momentos era algo innecesario e inútil, sin embargo Caestus se negaba a escucharme así que la única manera de hacerle entrar en razón era por la fuerza.
Caestus se lanzó a por mí una vez más y yo le esquivé rodando hacia un lado, luego me lancé de cabeza hacia el y lo levante del suelo de un topetazo. La respuesta del airado rajang no se hizo esperar: desde el aire disparó una bola electrificada que contrarresté con una bocanada de viento. Caestus lanzó dos más pero no pude hacer más que recibirlas y soportar un dolor lacerante que me hizo caer.
-y el ultimo te parara el corazón…- Dijo Caestus triunfal.
-Parece que te lo estas pasando bien…- Bromeé mientras Caestus levantaba la cabeza para lanzar el que creía que era el golpe de gracia. Sin embargo no contaba con que crease a mí alrededor un gigantesco tornado. Con mucho esfuerzo, lo mantuve el tiempo suficiente como que la inercia del giró del vértice lanzase a Caestus contra la pared.
-Solo sabes defenderte asesino.- Dijo Caestus dolorido. –Pero eso no te salvará de mí…-
Yo me levanté con tranquilidad, el efecto de la corriente eléctrica había cesado. Así que me lancé en carrera contra Caestus, modificando el viento para que se moviese como un taladro. Caestus logró esquivar el impacto inicial aunque recibió un severo corte en el lomo.
Sin dejarle tiempo a reaccionar, giré y le golpeé en las costillas con la cola haciendo un desagradable crujido.
Caestus intentó levantarse, aunque fue en vano, el dolor no le dejaba. A lo lejos oí un rugido de victoria que probablemente fuese de Caradryan.
-El chico es bueno ¿No crees Caestus?- Afirmé con satisfacción. -¿Por donde íbamos?... ¡Ah! ¡Ya sé! Me ibas a dar la información…-
-Muérete…- Dijo Caestus antes de soltar un grito de dolor debido a que le estaba apretando las costillas.
-Se me esta acabando la paciencia Caestus…- Le susurré molesto. –Así que o hablas, o tendré que perforarte el pulmón con tus propias costillas.-
He de decir que la tortura no es uno de mis métodos favoritos, sin embargo nadie juega con mi honor y queda impune…
-¡Esta bien, esta bien!- Dijo Caestus reprimiendo el dolor. -Vienes por Shamael ¿Verdad? Solo sé que los que se lo llevaron venían hacia aquí. Pero no se mas.-
-¡¿Como que no sabes mas?!- Exclamé con furia. Por cada paso que me acercaba a los que tenían los restos de Shamael sucedía algo que me hacia retroceder dos. Y para ser sincero, y aunque suene, mal debo decir que eso me estaba comenzando a tocar los bajos…
-En serio, te lo juro.- Dijo Caestus al sentir el lacerante dolor de sus costillas. –Aunque tenga la red de Donong aun no poseo su confianza con ellos.-
Dejé de presionarle las costillas. No tenia sentido. Podía ver que decía la verdad, aunque al principio no era capaz de reconocerlo…
-¿Ya has acabado?- Dijo Caradryan apareciendo por la pequeña colina que llevaba hasta la cueva de Caestus.
-Si.- Le respondí secamente mientras me iba por el mismo camino.
-¿Y?- Dijo Caradryan dando media vuelta y siguiéndome.
-Nada…- Le dije con un suspiro de resignación. –Por lo menos sabemos que se dirigen hacia aquí, si es que todavía no han llegado a su destino.
-¿Y le he tenido que partir el cuello a un rajang solo para eso?- Dijo Caradryan con decepción. –Garu, por dios, ¡Que saben a culo de popo! ¿En serio solo le has sacado eso?-
Yo le sonreí y asentí, era lo único que podía hacer…

-¡Por fin!- Dijo el exterminador de cabellos canos cuando las puertas se abrieron, dejando paso a una gran comitiva de exterminadores arrastrando un enorme paquete envuelto con una especie de tela blanca. Detrás venia otro grupo que arrastraba una jaula. En su interior, Roger Stryker lo miraba con un odio infernal.
-Saludos, Líder del Gremio de Cazadores.- Dijo el Exterminador acercándose a la jaula. – ¿Ha sido un viaje agradable?-
-Que te den…- Respondió Stryker con desprecio.
-Vaya el viejo Roger todavía tiene el carácter de antaño…- Dijo el exterminador con sorna.
--¿Nos conocemos?- Preguntó el Líder del gremio con interés. En ese momento el científico del gremio de exterminadores hizo acto de presencia y se dirigió hacia ellos. Sin embargo pasó de largo de la jaula de Stryker y se dirigió al bulto.
-Por fin estas aquí…- Dijo en un tono familiar. –No deberías hacerme esperar tanto ¿Sabes?-
Mientras hablaba iba acariciando la tela y dirigiéndose hacia uno de los extremos.
-¿Habéis cuidado de la carga?- Dijo fríamente a uno de los exterminadores. Este asintió sin mediar palabra. Luego el científico volvió a su tono cariñoso. –Eso esta muy bien, muy bien. ¿Cómo esta mi pequeño? Deja que te vea…-
El científico destapo la carga y la miro con más emoción y cariño del que jamás había mostrado a cualquier persona.
-Oh dios mío… eres precioso…- Dijo el científico mirando su reflejo en el ojo sin vida del enorme Lao Shan Lung.

OWO, gran capi!

Leídos ambos capítulos. Están muy bien, como ya dijo Darkspinus, como se las gasta Caradryan XD. ¿Los rajang saben a culo de popo? XD pobrecitos, ¿entonces los congalala....? XDDDDD

Perdon por el ENORME retraso pero es que me entro un bloqueó del compón y no lo he podido continuar. (Espero que el proximo no tarde tanto en llegar...)


El grupo salió de la habitación de Ivy al día siguiente un poco desanimados. Justo cuando habían encontrado una pista para encontrar a Lance esta se suicidaba sin antes embotarles la cabeza con sus habladurías encriptadas en una especie de mezcla entre acertijo y amenaza.
-¿Y ahora que haréis?- Dijo Ivy saliendo de su posada corriendo hasta la altura del grupo.
-Supongo que tendremos que ir a otra ciudad a probar suerte…- Murmuró Shun con un resoplido.
-Maldito cabrón…- Dijo Seth. –Tenemos que ser más cautos la próxima vez…
El resto de la mañana fue aburrido y tedioso. Todos tuvieron que recoger sus pertenencias para partir.
Una vez con el popo preparado salieron los cuatro de la ciudad sn demasiada idea de que hacer… tanto trabajo para que la primera pista se les suicide.
-Propongo que vayamos a Kokoto.- Dijo Rodas sin parar de caminar.
-Si, seguro que en el pueblo con más cazadores de todo Minegarde es el lugar más idóneo para encontrar a los exterminadores…- Le respondió Shun en tono irónico.
-¿Qué tal a Templnoir?- Sugirió Ivy. Seguro que “Nighty” nos hecha una mano.
-¿Nighty?- Dijo Seth. -¿Quién es ese tío con nombre de queso?-
-¡No me digas que no conocéis a Nights!- Exclamó Ivy sorprendida y echándose las manos a la boca.
Todos negaron con la cabeza.
-¿Cómo que no?- Repitió Ivy. -¿De verdad que no conocéis a “Espada colmillo”?
Otra negación fue lo único que recibió como respuesta.
-¿”La Espina Oscura”?-
Otra negación.
-¡”El Herrero Negro”!- Exclamó Ivy incrédula.
-¿El “qué” negro?- Dijo Rodas encogiéndose de hombros.
Ivy dio un largo suspiro…
-Es un amigo que conocí en mis viajes…- Dijo Ivy siguiendo su camino.
-¿Y sabe lo de…?- Preguntó Shun antes de que Ivy le cortase.
-No, no lo sabe… tampoco es que hayamos hablado de nuestro pasado el uno al otro…- Respondió Ivy sin ralentizar la marcha. –La verdad es que su pasado es todo un misterio…-
-Precisamente de pasados misteriosos nos va a hablar una “supuesta” amnésica…- Dijo Seth mirándola con recelo.
-¿Cómo que “supuesta”?- Preguntó Ivy deteniéndose y mirando a Seth con cara de malas pulgas.
-La amnesia es algo fácil de disimular…- Dijo Seth cruzándose de brazos. –Y lo que dijo el exterminador… puedes ser perfectamente una espía…-
-¿Y eso ahora a que viene?- Dijo Rodas con extrañeza. –Tú la aceptaste en el grupo…-
-Yo dije que la mayoría ganaba…- Dijo Seth sin dejar de mirar a Ivy. –No que la aceptaba en el grupo…-
-¿Y entonces como puedo demostrar que puedes confiar en mi?- Dijo Ivy
-Nada…- Le respondió Seth siguiendo su camino. –Solo el tiempo puede decidir esas cosas…-
Shun de acercó a Ivy y le dio una palmadita en el hombro.
-Tómatelo con calma…- Le dijo. –Eso que no se ha acostumbrado a ti. De pues veras que será mucho mas simpático.-
-Le molestan los cambios…- Dijo Rodas tirando de las riendas del popo para que se echase a andar…-

Templnoir… la sola mención del lugar hace que a muchos se le erice el cabello de la nuca a mucha gente. Se dice que ese pueblo oculto en las montañas es la morada de los seres más depravados y oscuros… aunque todo eso no son más que leyendas que los propios aldeanos cuentan para burlarse de los viajeros. Sin embargo, un viaje hasta allí resultaba muchas veces toda una pesadilla: puesto que toda la zona estaba dividida en tres zonas, cada una más traicionera que la anterior, que rodeaban a la peligrosa montaña como barreras protectoras. Era por ello que la nevada montaña de su centro había sido bautizada como “La Diana del Diablo”.

-Tened cuidado este lugar es un laberinto.- Dijo Ivy moviéndose con dificultad entre la tupida masa de árboles que conformaba el primer circulo de la diana.
Aquel bosque tenia cientos de años y los árboles que lo conformaban estaban tan juntos entre si, que obligaban al viajero a coger las rutas que los árboles creaban. Formando un intrincado laberinto en el que muchos viajeros se habían perdido y muerto de inanición. El primer círculo fue fácil de atravesar, puesto que, sin contar el laberíntico recorrido, el bosque era demasiado espeso para que cualquier monstruo del tipo prey o más grandes pudiesen atacar.
Después de casi dos horas de atravesar caminos franqueados por enormes árboles llegaron al segundo círculo de la diana: un enorme pantano rebosante de ciénagas venenosas.
-Espero que merezca la pena ir a visitar a ese “amigo” tuyo Ivy…- Dijo Rodas caminando con cuidado entre las ciénagas y llenándose de barro.
-Estoy segura.- Respondió Ivy. –Confío en Nights…-
Shun saltó sobre una ciénaga para agarrarse a un tronco que había en medio de esta.
-Este pantano es realmente extenso…- Dijo una vez se hubo encaramado a lo alto del mustio árbol. –Dudo que lo atravesemos antes de que caiga la noche…-
-Será mejor que bajes de ahí.- Dijo Ivy en voz alta para que Shun lo escuchase. –Ese árbol no parece seguro.-
-Aparte de que no tenemos antídotos.- Añadió Seth. –Si te caes en la ciénaga considérate hombre muerto...-
Shun asintió y de un elegante salto se posó sin dificultad en el suelo.

Tal y como había previsto Shun. Tuvieron que pasar la noche en el pantano sin oportunidad de poder construir una tienda de campaña. Ya que, debido al espeso bosque, no tuvieron más opción que dejar a su popo y parte de sus cosas en Millforge al cuidado del gremio local.
-Putos… Ioprey…- Se quejó Seth en voz baja. Mientras un grupo de brillantes ojos observaba al grupo desde lejos. Seth lanzó una piedra para que huyesen, mas al rato, volvieron a aparecer.
-Cambio de turno…- Dijo Ivy mientras se acercaba a la roca donde se situaba sentado Seth.
-No hace falta. No tengo sueño.- Le respondió Seth lanzando otra piedra a los Ioprey que los observaban con ansia. -¿Es que acaso no hay nada más aquí que se quieran comer a parte de nosotros?-
-¿¡Pero que tienes contra mi!?- Exclamó Ivy sin levantar la voz para no despertar a los otros.
-¿Una cazadora que aparece de la nada, que conoce secretos de los exterminadores, sociedad de la que apenas se posee información, y dice que no sabe de donde ha sacado una información tan precisa y que encima es amnésica? Lo siento, pero no me lo trago.- Le respondió Seth en tono neutro y sin tan siquiera mirarla. –Vete a dormir, yo haré también tu turno.-
-Dijiste que tengo que ganarme tu confianza.- Dijo Ivy secamente. –Pero no me dejas que intente ganármela.-
Seth no le respondió, simplemente la fulminó con la mirada.
-Es mi turno de guardia.- Dijo Ivy sentándose al lado de la roca en la que se sentaba Seth con las piernas cruzadas. -¡Y como me llamo Ivy, que lo voy a hacer te guste o no!-
Seth sonrió por la forma de actuar de la muchacha. Sonrisa que fue automáticamente borrada por un extraño resplandor en los ojos de la joven. Miró rápidamente a los Ioprey que estaban a los lejos y volvió a mirar a Ivy sin que esta se percatase.
-“¿Qué demonios…?”- Pensó Seth.

La mañana siguiente fue tranquila… demasiado. No había rastro de los Ioprey y la travesía por el pantano, aunque fangosa, resultó totalmente apacible.
-Caballeros… el último circulo.- Dijo Shun mientras observaba el terreno: el terreno había cambiado abruptamente de un pantano emponzoñado a un enorme y caluroso desierto. En su centro se encontraba el “Colmillo del demonio” la enorme y escarpada montaña que se situaba justo en el centro de la diana. En su cima, Templnoir.
Cuando apenas habían hecho un par de kilómetros comenzaron a oírse unos gritos espantosos. Un mercader herido corría hacia el grupo desesperado.
-¡Cazadores!- Grito el hombre antes de caer de rodillas frente a ellos.
-¿Esta bien?- Exclamó Rodas corriendo a socorrer al hombre.
-Nosotros… la mercancía…- Balbuceaba el hombre.
-¿Que?- Preguntó Seth. -¡Hable claro!-
-Ce… ce… ¡Cephalos!- Exclamó el hombre asustado. -¡Nos están atacando un enorme banco de cephalos!-
Todos se apresuraron a subir la duna por la que había aparecido el mercader. Al llegar a lo alto vieron como una caravana, llena de hombres mujeres y niños, se defendía a duras penas del ataque de unos 50 cephalos.

Oh, me ha gustado ^.^ Mola el camino para llegar a Templnoir. Buen capítulo.

Otro mas para compensar el lapsus. ¡Va por ti Cazador de la noche!


Los cephalos saltaban sobre el convoy, asustando a sus ocupantes que los golpeaban (o al menos lo intentaban) con rudimentarias armas de hueso y alguna que otra de metal.
-Hay que ayudarlos.- Dijo Rodas sin vacilar.
-Bombas sonicas…- Dijo Shun con un gruñido.
Sin mediar palabra Ivy se lanzó duna abajo seguida de Seth fue entonces cuando vio las armas de Ivy: unas duales que jamás había visto. Y eso que había visto incluso duales hechas con fatalis. Esas espadas eran exactamente iguales solo que una era de menor tamaño que la otra que podría pasar como una espada larga de pequeñas dimensiones: era una espada de color azabache con un enorme cristal que ocupaba casi toda la zona roma del arma hasta la empuñadura de un color que pasaba del ámbar en el filo hasta ser de un color rojo casi negro en la empuñadura.
Ivy dio un enorme salto ayudándose del desnivel de la propia duna para aterrizar sobre el lomo de uno de los cephalos que había “emergido” de la arena para atacar al convoy.
El monstruo rápidamente se revolvió para sacársela de encima, mas esta clavó la espada mas larga justo en la zona donde acababa el cuello y comenzaba la espalda, matándolo en el acto.
-¡Gran golpe Ivy!- Gritó Shun mientras bajaba por la duna con su “machacador de kirin” cargado al máximo. -¡Pero no me voy a dejar intimidar!-
Shun imitó el acto de Ivy con la diferencia de que aplastó la cabeza de un cephalos antes de intentar subirse encima.
-¿Desde cuando es esto una competición?- Preguntó Rodas con una sonrisa mientras paraba un mordisco de un cephalos con la espada para luego propinarle un puntapié en el estomago del animal. Cosa nada difícil debido a su titánica estatura y fuerza física.
-¡Vamos que es para hoy!- les azuzó Seth mientras giraba su espada sobre la cabeza y luego cortaba la cabeza de un cephalos para que se alejase del convoy. -Además estamos protegiendo el convoy, no estamos en una misión.-
-El mas indicado nos vino a hablar de prioridades…- Dijo Rodas cuando se acercó a Seth. -¿No es así Don “Me-lanzo-de-cabeza-contra-un-dragón-anciano-y-que-sea-lo-que-dios-quiera”?-
Seth suspiró de resignación ante tamaña verdad. Realmente había cambiado un poco su forma de ser, de más bromista a más serio. Pero esa chica… había algo en ella que le daba mala espina. Más allá de su sospechoso pasado, era una sensación irracional…
-Touché Rodas.- Le respondió Seth dando un corte ascendente al cuello de un cephalos, corte que soltó un reguero de sangre mientras el cephalos caía al suelo ahogándose en la misma.

Cuando ya habían matado a unos 15 o 20 cephalos, el resto comenzó a alejarse, excepto uno, el cual emergió dando un enorme alarido y mostrando su imponente figura.
-Me imaginaba que terminaría por salir.- Dijo Shun dejando momentáneamente su martillo en el suelo para hacer crujir los brazos y así desentumecerlos.
-Eran demasiados para ir por libre.- Añadió Ivy jugueteando con las espadas.
Rodas dio un paso al frente para ser el primero en atacar al enorme cephadrome.
-Lo siento grandullón pero ese es mío…- Dijo alguien a su espalda.
Cuando se giraron vieron a un cazador con una armadura de khezu negra como la noche mientras una capa de alas de remobra era mecida por la calida brisa del desierto. El extraño cazador llevaba apoyada en su hombro sin apenas esfuerzo una enorme guadaña de filo semejante a una enorme amatista.
-¡Nights!- Exclamó contenta Ivy cuando pasó al lado de la muchacha. El cazador la miro a través de la negrura de su capucha.
-Soy Nightwall…- Dijo el cazador después de un carraspeó y con la voz como enronquecida tras una noche gritando. –Ni Nights ni Nighty. Nightwall ¿Tan difícil es de recordar?-
-¿Y que se supone que haces?- Dijo Shun mirando a Nightwall con curiosidad.
-Mi trabajo.- Respondió el cazador señalando al cephadrome. –Este ha estado incordiando durante unos meses por esta zona y han puesto precio a su cabeza.-
Nightwall avanzó hacia el monstruo añadiendo: -Lo que me hace gracia es que lo quieren muerto…-
-¿Han encargado una misión de matanza para un drome?- Dijo sorprendido Seth.
-Yo no hago los pedidos… solo los cumplo…- Respondió Nightwall mientras el enorme drome se abalanzaba sobre él.
El cazador negro colocó la enorme guadaña de amatista detrás de él y dio un corte ascendente que atravesaba sin dificultad la arena. El filo salió de las ardientes arenas desérticas justo cuando el estomago del cephadrome pasaba por encima. El filo hendió sin dificultad ni piedad el estomago del monstruo y lo levantó en el aire siguiendo la parábola que describía el movimiento del golpe antes de caer de espaldas contra el suelo. El cephadrome soltó un gorgoteo durante unos instantes antes de quedarse totalmente quieto.
-Muerte limpia…- Murmuró Nightwall con otro carraspeo mientras extraía la hoja de la guadaña y la miraba. – ¿Por qué se ha vuelto a agrietar la hoja? ¿Cuál es el fallo del proceso de templado? no lo entiendo…-
-¿Otra vez con tus experimentos de científico loco Nighty?- Pregunto Ivy mientras le levantaba la capucha.
Nightwall soltó un gruñido y se tapo la cara rápidamente.
-¡No me destapes aquí!- Exclamó antes de toser.
-Perdón no me acordaba…- Dijo Ivy disculpándose. Se giró hacia el grupo. –Es que Nighty es fotogénico y por eso le molesta la luz fuerte.-
-Fotosensible.- La corrigió el cazador de negro. –Y es Nightwall.-
-La potencia de brazos que tienes es impresionante…- Dijo Rodas observando la herida del cephadrome. –Incluso a mi me costaría hacer algo parecido… ¿Es una nueva habilidad?-
-Ehm… si… eso es…- Contestó Nightwall. –Todavía la estoy desarrollando ya que es un poco… inestable…-
-¿Inestable?- Preguntó Seth.
-Para usarla hay que cumplir ciertos… requisitos, eso es… requisitos especiales.- Contestó evasivamente. –Preferiría no hablar de mis proyectos…-

Debido a la ayuda prestada. Los mercaderes se ofrecieron a transportar al grupo y el cuerpo del cephadrome hasta Templnoir. “Es lo mínimo que podemos hacer por salvarnos el cuello a todos” dijo uno de los mercaderes mientras ataban el cuerpo del cephadrome a una de las caravanas. Una vez llegaron a la montaña dieron gracias de haber aceptado la proposición ya que el camino y ultimo tramo de camino hasta Templnoir, lejos de ser peligroso, recorría la escarpada montaña en espiral hasta su cima.
-¿Y cuando dijiste que aceptaste la misión Nightwall?- Preguntó Shun sin dejar de pensar en la larga y agotadora caminata de la que se acababan de librar.-
-Hoy…- Respondió el cazador escuetamente mirando con una lupa las grietas del arma. –Hay rutas alternativas a pie para bajar la falda de la montaña si es eso lo que me quieres preguntar…-
-¿Y donde tienes esa espada tan molona hecha de colmillos raros?- Preguntó Ivy mirando la enorme guadaña.
-Tenia que probar esta…- Le respondió Nightwall bajándose la capucha.
Todos vieron sorprendidos el extravagante aspecto de Nightwall Su pelo era negro, pero tenia partes del mismo de color blanco como la nieve mas pura. El flequillo estaba cortado de manera no más normal puesto que era mas corto en el lado izquierdo que en el derecho, donde tapaba el ojo que a su vez estaba cubierto por un parche negro.
-¿Habéis visto a un muerto o algo?- Dijo Nightwall sin emoción mientras todos miraban su aspecto sorprendidos.

O_O esta guapisimo mas

XD ou yeah, nightwall! XD otro más q se une a la fiesta de sangre de monstruo xDDD.

Aqui traigo otro por fin... gracias a Evan por la idea


-¿Y ahora que podemos hacer Garu?- Me preguntó Caradryan bastante preocupado.
-No lo sé…- Le contesté, totalmente desanimado y removiendo con la pata la arena de la playa. –El hecho de que traigan su cuerpo hacia las llanuras no supone ningún avance con respecto a la información que ya poseíamos. Puesto que aunque parezca mentira les es mas fácil ocultarlo ante nuestros ojos que ante los ojos humanos…-
¿Entonces que deberíamos hacer?- Me preguntó Caradryan. –Yo optaría por volver e informar pero tú sabes más de este sitio que yo. Probablemente se te ocurra algo…-
Esto era desesperante. El viaje hasta aquí no ha valido para nada… las llanuras eran demasiado extensas como para buscar el cadáver de Shamael…
-Pobre, pobre dragoncito…- Soltó una voz seguida de un sonido similar a unas gárgaras.
Del agua emergió un enorme Plesioth verde que nos miraba con lastima.
-Que dos wyverns más monos.- Dijo el Plesioth relamiéndose. –Seguro que estaréis igual de ricos…-
-Supongo que me estas tomando el pelo.- Afirmé. –Hay que tener valor para decirle eso a un dragón anciano... además… yo no estoy de humor como para perder el tiempo con alguien como tú.-
-Me encanta que la comida intente hacerse la dura.- Respondió el Plesioth disparando su potente chorro de agua a presión. Caradryan dio un saltó hacia atrás mientras yo remonté el vuelo y plaqué la cabeza del Plesioth. El cual intentó atraparme entre sus colmillos.
-El éxtasis de la cacería…- Dijo el Plesioth. –La lucha por la vida… ¡Me encanta! ¡Dame más!-
-¡Me pones enfermo!- Grité lanzándole una bocanada de viento que el Plesioth anuló con un chorro de agua.
Caradryan tomó la iniciativa y saltó al cuello del Plesioth, mordiéndolo con saña, sin embargo el enorme tamaño del ejemplar no era capaz de obstruirle la traquea. Tendría que acabar esto rápido si no quería que esto durase demasiado. Así que volví a tierra y creé un torbellino a mi alrededor que iba absorbiendo por la boca a medida que alzaba la cabeza. Tuve suerte. Caradryan se había quedado agarrado al Plesioth y lo había mantenido el tiempo suficiente para que yo cargase el ataque al máximo.
Lancé una enorme bocanada de viento que chocó contra el estomago del Plesioth. Las escamas salieron despedidas en todas direcciones seguidas de un reguero de sangre a medida que el enorme piscine era arrastrado hacia atrás hasta chocar contra unas rocas y salir despedido tras ellas.
Caradryan estaba tirado a mi lado, la violencia del impacto lo había obligado a zafarse de su agarre haciéndolo volar hasta la orilla.
-¿Eso que demonios ha sido?- Preguntó Caradryan sorprendido. –No ha sido una ráfaga normal…-
-¡Tú!- Gritó el Plesioth apoyado contra la roca, el agua que había a su alrededor comenzó a teñirse de rojo. –Ráfaga imperial… ¿Tú eres…?-
-Vete.- Ordené al Plesioth fríamente. Este obedeció metiéndose rápidamente en el agua.
-¿Ráfaga imperial?- Preguntó una vez mas Caradryan.
Yo suspiré y alcé el vuelo mientras Caradryan me seguía exigiendo mi atención. Pero mi mente estaba en otro lugar, en otro tiempo. Concluí que “Él” era el único capacitado. Si quería recuperar el cuerpo de Shamael y poner luz sobre este misterioso asunto tendría que jugármelo todo a la carta más alta…
-Garu… por favor… con azúcar por encima… cuéntamelo…- Me decía un agotado Caradryan. No por tanto acabábamos de recorrernos de un tirón la misma distancia que hicimos en tres días y yo sin dirigirle la palabra.
-Caradryan…- Dije por fin. –Necesito que me hagas un favor.-
-¿Cuál?- Me preguntó Caradryan.
-Necesito que regreses con Ximu…- Le respondí. –Dile que voy a reunirles… el lo entenderá.-
-¿Y tú a donde vas?- Preguntó Caradryan.
-A casa…- Dije solamente cambiando mi rumbo.

Mi casa… años ha que esas palabras dejaron de tener sentido para mí… mi vida se ha limitado a vivir el día a día como un vagabundo que va allá donde le lleva el viento. Fue al recordar mi infancia cuando me comenzaron a asaltar las preguntas. ¿Estarían bien? ¿Les dolió mi marcha?... aunque de todas ellas solo una destacaba, pinchándome como un punzón al rojo vivo… ¿Se acordarían de mí?
Después de unas horas de vuelo llegue a un viejo volcán. Ascendí unas decenas de metros para luego caer en picado al cráter. Tenia que hacerlo con la precisión de un cirujano si no quería zambullirme en la ardiente lava (Dato que deberíais recordar: aunque mi piel sea metálica; no soy un gravios. El magma quema.). Cuando quedé a un par de centímetros de la lava creé un escudo de viento que me protegió de ella y pude entrar sin problemas. Sin embargo tenía que darme prisa. El intenso calor y la carga psíquica de mantener un viento tan potente estaban provocando que mi escudo comenzase a perder fuerza lentamente. Debía encontrarlo rápido si no quería morir calcinado.

Allí estaba, en una pared, la apertura. Pero para mi desgracia un enorme volganos estaba esperando pacientemente a que mi barrera se rompiese o a que cometiese la osadía de ir hacia la cueva. Me decanté por la segunda opción.
-¡Apártate de ahí si tienes aprecio a tu vida!- Grité mientras concentraba mi viento al máximo en un movimiento a la desesperada. El volganos se colocó entre la cueva y yo. Mal movimiento. Hice que mi viento se estrechase y girase, como hice con Caestus. Pero su potencia no se podía comparar.
Golpeé al volganos y lo estampé contra la apertura de la cueva. El viento comenzaba a decaer, así que aumenté su potencia hasta llegar a mi límite y atravesé el cuerpo del volganos para poder pasar por la apertura de la cueva.
Volaba entre la corriente de lava a una velocidad de vértigo. El escudo se estaba disolviendo.
-“Maldito cabrón”- Pensé maldiciendo al volganos que tanto tiempo me había hecho perder. El escudo casi había desaparecido y algunas gotas de magma cayeron sobre mí causándome un lacerante dolor.
-“¡Joder, joder, joder, joder, joder…!”- Eso era lo único que pasaba por mi cabeza mientras llegaba a una ascensión de la corriente.

Salí despedido de una especie de lago de lava con un rugido ensordecedor y caí rodando por el suelo hasta quedar panza arriba respirando agitadamente. Pero no había tiempo. La lava me cubría por completo.
Me levanté rápidamente y comencé a sacudirme como un loco. Comenzaron a oírse crujidos por toda la cueva mientras rugía de dolor. Un enorme crujido de mi espalda medió esperanzas y me revolví con más fuerzas. Era una batalla a contrarreloj entre yo y la lava.

Por fin cedió y comencé a salir por la abertura. Salí, blanco y brillante, pero con algunas quemaduras. Caminé rápidamente y caí al suelo al tiempo justo para ver como mi vieja oxidada y metálica piel se fundía por la abrasante lava.
Estuve casi una hora acostado recuperándome. Cunado por fin reuní las suficientes fuerzas me levanté y seguí por la oscura cueva hasta una luz tenue. Cuando llegué a ella, observe la enorme bóveda iluminada por la refracción de los diamantes que reflejaban la incandescente luz de la lava.
A mi alrededor, mirándome sorprendidos, se encontraban montones de Kushalas: grandes, pequeños, machos, hembras. Al fondo se encontraba el Kushala Daora más grande que podríais imaginar. Casi del tamaño de un Plesioth adulto, el gran líder Kushala, Nostromo bajo de su pedestal de piedra mientras se acercaba hasta mi con paso firme y decidido.
-Garu… has vuelto…- Dijo simplemente. Su profunda voz resonó en tanto en la bóveda como en mis oídos.
-Saludos… padre.- Le respondí mirándole firme a los ojos.

jejeje buena histo, he tenido que leerme todo desde 0 porque no me acordaba de que iba, comento este cap.

lo de caradryan, tengo que pedirte un favor... suena raro xDDDDD

y bueno, la vuelta de Garu, era esperada, quizas deberias haberle dado algo mas de tiempo por ahi desaparecido jejeje

espero la conti

Oh, al final colgaste cap, bien ^^. Bueno, ya sabes que la histo me gusta y escribes bastante bien XD, pero ahora los fallos:

-Supongo que me estas tomando el pelo.- Afirmé. –Hay que tener valor
para decirle eso a un dragón anciano... además… yo no estoy de humor
como para perder el tiempo con alguien como tu.- (Ese "tú" final lleva tilde)

-El éxtasis de la cacería…- Dijo el Plesioth. –La lucha por la vida… ¡Me
encanta! ¡Dame mas!- (ese más final lleva tilde)

-¡Tu!- Gritó el Plesioth apoyado contra la roca (otro tú con tilde XD)

o a que cometiese la osadía de y hacia la cueva (aquí hay algo que no encaja... XD)

Buen capítulo, ahora a esperar una charla de padre a hijo xDDD

editado y arreglado

m a costado un tiempo leermelo todo, pero a valido la pena!
la historia esta bastante bn, y me parece muy original k relates la historia de los wyverns
sigue asi! a la spera de otro capitulo ^^

Perdon por el lapsus (OTRA VEZ ¬¬U) aqui os traigo otro capitulo despues de mas de un mes... XD


-¿Así que el hijo prodigo ha vuelto?…- Dijo Nostromo. -¿Qué es lo que sucede fuera para que regreses? ¿Acaso el “Gran” Garu se ha tragado su orgullo?-

Ya empezábamos… Nostromo, mi padre, gran líder de los Kushalas era un orgulloso incapaz de ver más allá de su propio morro. No podía distinguir el orgullo de las ansias de libertad.

-Mi regreso no ha sido por eso padre.- Comenté relajadamente. –Este reencuentro no ha sido algo que haya deseado o planeado.-

Nostromo rió sonoramente, su risa se oyó por toda la cueva seguida de un cabezazo que me tumbo en el suelo.

-¿Esa es la manera de hablarle a tu padre después de tanto tiempo?- Me dijo el Kushala mostrándome sus colmillos. –Deberías ser mas respetuoso con tus progenitores… ¿Qué diría tu madre?-

-Madre murió.- Sentencié. –No la metas en conversaciones tan estupidas.-

-Supongo que tienes razón…- Me apoyó Nostromo. –Es mejor no remover la tierra de las tumbas sin necesidad.-

-Creo que es la primera vez que me das la razón en algo.- Dije extrañado.

Nostromo se dio la vuelta y me dio un coletazo mientras volvía a su “trono”.

-¿Sabes Garu?- Dijo mientras avanzaba. Pasando de Futrono y haciendo un gesto para que lo siguiera. –La vida es uno de los mayores maestros que te puedas encontrar.-

-¿De que hablas?- Pregunté extrañado. –Solo falta que me hagas el cuento de “estoy viejo, me voy a morir, quiero que me sustituyas”…-

-En absoluto.- Dijo Nostromo avanzando por un pasadizo de la cueva. –Yo nunca moriré.-

-En ese caso…- Dije. -¿De que estas hablando?-

-El hecho es que ya no me importa tu marcha ni tus motivos.- Respondió Nostromo sin ni siquiera mirarme. –Conociéndote. No hay que ser muy inteligente para saber que si has vuelto es que algo sucede.-

Me sonreí. A pesar de todas nuestras rencillas a través de los años, una cosa era imposible de negar: Nostromo era el mejor líder que los Kushalas hubiesen tenido jamás… lastima que no tuviese esa capacidad para su vida personal…

La pequeña cueva por la que entramos perdió de improviso una de sus paredes dejando ver la enorme cueva donde se encontraban los huevos y las cuevas donde los Kushalas Daora que preferían no salir al exterior vivían sus vidas a base de cazar seres subterráneos. Sin embargo era el habitáculo de los huevos lo que me llamaba la atención: entre todos esos huevos de kushala había una enorme piedra con un agujero excavado en su parte superior.

-No hay ningún huevo…- Dije extrañado. -¿El gran líder no encontró pareja?-

-El gran líder no buscó pareja.- Me corrigió Nostromo. –Solo hubo una y una habrá…-

-Supongo que madre estaría emocionada de escucharte.- Dije con una sonrisa.

-No creo…- Me respondió Nostromo entrando a sus aposentos. –Se lo decía a menudo. Supongo que al final se aburrió.-

Nostromo saltó hasta su enorme roca y se recostó tranquilamente.

-En todo caso tu marcha ha dejado de molestarme…- Dijo con un bufido. –ahora suéltalo de una vez. ¿Qué te trae hasta aquí?-

-Shamael.- Dije secamente. –Ha desaparecido… Corrijo… su cadáver ha desaparecido.-

-¡¿QUÉ?!- Bramó Nostromo. –No puede ser… ¿Sabes lo que significa eso?-

-¿Sabias lo de Shamael?- Dije sorprendido.

-Viniste por que quieres que reúna al gran consejo ¿me equivoco?-

-¿Qué me estas ocultando?- Pregunté a Nostromo con seriedad. -¿Cómo sabes lo de Shamael?-

Nostromo guardo silencio. Meditabundo.

-¡Contesta!- Bramé enfadado.

-Como gran líder de una de las razas Wyvern mas poderosas…- Comenzó
Nostromo. -Tengo acceso a cierta… información antigua…-

-No hables con acertijos viejo…- Dije molesto. –No hace falta ser muy perspicaz para adivinar que tu rango te obliga a saber estas cosas…-

-Siempre tan observador…- Me contestó Nostromo. –Es cierto… se que Shamael guarda el secreto de la llave… Sin embargo ni siquiera yo sé que es esa llave o para que podría quererla alguien…-

-Entonces no necesitas que te diga nada más…- Concluí. –Llama al consejo…-

-Es muy fácil decirlo Garu…- Dijo Nostromo de manera cortante. –Mas las cosas han cambiado desde que te fuiste.-

Esas palabras me golpearon como si un gravios se me hubiera caído encima desde un acantilado.

-¿¡Que quieres decir con eso viejo!?- Grite consternado. -¿¡Insinúas que no vas a llamar al consejo de ancianos!? ¡Si lo que sabes de Shamael es realmente lo que dices saber, entonces sabes que esto es demasiado importante como para no comenzar a movernos!-

Nostromo me miró de tal forma que me calló.

-Hace años que te marchaste…- Comenzó Nostromo. –En ese tiempo no he tenido descendencia…-

-… Es por ello por lo que Nostromo, temiendo que jamás regresases al nido y se formara un vacío de poder, eligiese aun nuevo sucesor… mas adecuado para el cargo…- Completó una voz desde la entrada a los aposentos de Nostromo.

Me giré hacia donde provenía la voz… Un enorme y poderoso Kushala Daora se asomó por la entrada y avanzo hacia nosotros con porte galante.

-Garu.- Me Dijo cuando pasó a mi lado.

-Noaru…- Dije sin demasiado cariño al Kushala.

Noaru avanzó hasta sentarse a la derecha de Nostromo.

-Así que…- Comenzó Noaru con elegancia. –El viejo sucesor ha regresado… lastima que haya perdido su oportunidad de tomar el mando…-

-En el remoto caso de que quisiese el mando…- Dije con desprecio. -¿Se supone que no podría tomarlo por que tú eres el sucesor?-

Noaru soltó una sonora e irritante carcajada.

-Efectivamente.- Dijo Noaru. -¿Qué si no seria lo que te hace regresar a este lugar?-

-Al contrario que tu Noaru…- Contesté fríamente. –No poseo una imperiosa ansia de poder para sentirme superior.-

Noaru no me respondió con insultos como antaño. Solo me sonrió condescendientemente. Como si se apenara de una pequeña hormiga que se enfrentaba a un titán.

-En todo caso…- Continuó Noaru. –Ahora el que puede decidir reunir al concejo soy yo, el sucesor…-

-¿Hace falta que me recuerdes tu rango cada vez que abras tu boca?- Dije secamente. –En todo caso… llámalos… esto es urgente.-

-¿Y por que debería?- Dijo Noaru serio. –Es solo una estupida leyenda de viejos… no existen ni dioses ni llaves ni estupideces de esas…-

-Noaru… comprendo que no creas en las antiguas leyendas…- Dijo Nostromo. –Sin embargo el consejo debe ser reunido.-

-¿Reunido? ¡¿Por qué?!- Explotó Noaru. -¡¿Solo por que lo dice un desertor?! ¿O por que es tu hijo? ¡Seguro que si te pidiese el puesto se lo darías sin rechistar!-

Noaru se levantó indignado y se dispuso a marcharse.

-No sabia que podías ser tan cabeza hueca…- Dije cuando pasó a mi lado.

-Silencio traidor…- Murmuró. –Si quieres mi visto bueno lo haremos como en los viejos tiempos…-

Noaru se marcho por la entrada. Yo le imité. No había nada que hacer por ahora…

Sabía lo que Noaru había insinuado: Quería luchar conmigo. No me había perdonado el hecho de marcharme. Al fin y al cabo yo era su modelo a imitar.

Ese hecho me sacó una sonrisa. ¿Un modelo? ¿Yo? Solo era un vagabundo cuya única guía era el viento. Sin objetivo. Sin hogar. Esa era la vida que yo había elegido voluntariamente y así era como deseaba vivir.

-¿Garu?- Dijo una voz. Una voz que no oía en años…

Ou yeah! The Master of Wind Returns with the Family!!

Buen capítulo. Haz el favor de desbloquearte de una vez para los siguietes T.T

¡¡¡Por fin os traigo otro!!!! espero que no haya perdido lectores por mi tardanza...


-Ya hemos llegado.- Dijo el conductor del carruaje. –Bienvenidos a Templnoir…-

Los cazadores bajaron del carruaje y observaron la ciudad que presidía la montaña de la diana del diablo: la ciudad era realmente grande. Llena de callejuelas y de gente caminando de aquí para allá con sus quehaceres. Alegres a pesar de la densa niebla que llenaba cada recoveco de las calles, haciéndolas parecer un curioso camino de nubes.

-Haceos a un lado…- Dijo Nightwall con su inconfundible carraspeo. –Mi recompensa me espera.-

-Querrás decir “nuestra”.- Lo cortó Ivy. –Lo matamos entre todos.-

-Vosotros solo estabais de paso.- Dijo Nightwall secamente. –La caza de esa manada era competencia de Teplnoir y yo he sido el único cazador que la ha aceptado.-

-Eso no te lo vamos a negar chico siniestro.- Respondió Shun jovialmente. –Aunque un agradecimiento no estaría de más.-

El cazador negro sonrió mientras que Ivy le enseñaba la lengua con enfado.

-Voy a recoger la recompensa.- Dijo Nightwall echando a andar. –Vosotros y la cría podéis pasar la noche en mi casa. Consideradlo mi agradecimiento.-

-¡¿A quien llamas tu cría?!- Gritó Ivy con enfado antes de echar a andar por una calle.

-¿Adonde vas?- Preguntó Rodas.

-¡Adonde va a ser!- Exclamó Ivy todavía de mal humor. –A casa de Nights…-


-Es extraño que se pusiese una misión de matanza para un drome…- Murmuró Nightwall mientras el chico del mostrador le entregaba la recompensa.

-Lo se.- Le respondió el chico. –Pero que se le va a hacer…-

-El que paga, manda; o eso dicen.- Terminó el cazador. Mientras se marchaba reparó en otro cazador que lo observaba de manera extraña.


Cuando Nightwall llegó a su casa, ya tenía a Ivy y a los otros cazadores esperándole.

-Ya era hora…- Dijo Ivy con desesperación.

-Lo siento.- Se disculpó. –No sabía que ya era hora de tu biberón.-

-Eres un chico muy desagradable a veces, Nighty…- Le respondió Ivy. –Harías buenas migas con Seth.-

El grupo entró en la casa de Nightwall. Por fuera era tan normal como cualquier otra casa; sin embargo, por dentro era un autentico taller de artesanía: por toda la estancia habían repartidas estanterías a rebosar de libros y materiales de monstruos. Al fondo se encontraba un modesto, pero completo taller con herramientas y demás utensilios para tratar las armas y materiales. A un lado de la habitación se encontraba una pequeña mesa y una cama.

-Disculpad por el desorden…- Dijo el cazador de negro apoyando su guadaña al lado de una enorme espada hecha de extraños colmillos. –No suelo recibir demasiadas visitas.-

-No hay de que preocuparse.- Respondió Rodas. –Cuando ves la habitación de Shun ya nada te sorprende…-

Shun comenzó a llevar lentamente su mano a la empuñadura de su martillo con cara de malas pulgas. Mientras, Ivy estaba observando una armadura que estaba perfectamente colocada en una esquina: era de un color entre dorado y broncíneo, con unos cuernos de monoblos que parecían haber sido recubiertos con minerales, por la espalda, en la zona de la coraza y la parte baja de la cintura había una especie de enorme adorno con forma de espina dorsal. Sin embargo, Ivy solo podía observar el bello cristal que estaba en la zona justo debajo de la garganta, de color rojizo y forma de ovalo. Atraída por su hermoso brillo carmesí, Ivy alargó la mano y tocó el cristal; seguidamente se escuchó un chasquido y la “espina dorsal” de la armadura se abrió violentamente hacia los lados, mostrado unas enormes alas que tiraron al suelo varios frascos de fluidos de monstruos.

Nightwall dio un suspiró de resignación al tiempo que levantaba violentamente a Ivy, la cual cayó sentada de la impresión y volvía a tocar lajota de la armadura para que las alas se replegasen.

-¿Nadie te enseñó a no tocar lo que no debes?- Dijo Seth molesto.

-No has dejado de ser una cría…- Dijo a su vez Nightwall.

-¡Deja de llamarme cría!- Exclamó Ivy. –No sabía que era uno de tus proyectos de artesano pirado…-

-Solo espero que no digas eso delante de Wes…- Respondió Nightwall. –Le tiene mucho cariño a este “proyecto”.-

-¿Es la armadura de Wesker?- Preguntó Shun sorprendido. –No sabía que conocías al “ave de presa”.-

Nightwall sonrió con nostalgia mientras daba unos golpes al hombro de la armadura.

-Pues si… su armadura fue una de mis obras más innovadoras… lastima que se haya quedado obsoleta…

-Así que tú eres el “artesano loco” del que se dice que creó al cazador que mató a un Rathalos en vuelo…- Concluyó Rodas.

-En efecto.- Respondió Nightwall. –Le he pedido que me dejase la armadura. Su sistema de vuelo había comenzado a tener fallos y las alas le impedían mover cómodamente las piernas sin perder estabilidad. Así que he optado por rediseñar las alas; aumentando su longitud y reduciendo la zona de contacto. Aparte de mejorar su maniobrabilidad y resistencia de vuelo, le he colocado un nuevo sistema de generación/acumulación energética y un sistema de condensación de energía que…-

Nightwall se calló cuando vio que sus “oyentes” no habían entendido demasiado de su explicación.

-Bueno, para que lo entendáis.- Siguió Nightwall. –He mejorado el diseño y le he colocado un mineral que aumenta el voltaje: el cristal rojo.-

Con prisa Nightwall se dirigió a una estantería y sacó un cristal parecido al de la armadura.

-Lo encontré en una de mis misiones de recogida en el norte.- Dijo colocándolo en la mesa para que todos lo vieran. –Lo he bautizado como “Hemotalita” es un mineral extraño que solo se forma en los glaciares del norte: es ni más ni menos que sangre de Wyvern cristalizada. Todavía estoy investigando como se forma, pero una cosa es segura; tiene una conductividad eléctrica 6 veces superior al de la plata, el conductor por excelencia.-

Nightwall miraba con entusiasmo el extraño mineral hasta que le dio un violento ataque de tos y fue corriendo a coger un frasco con líquido rojizo para bebérselo de un trago.


El cazador, cubierto con una capa marrón, caminaba tranquilamente, indiferente al helado viento que soplaba a través de las grietas de la cueva. Unos gruñidos llegaron a sus oídos y se acercó a ellos tranquilamente. Ante el se erguía un antaño poderoso Barioth cuya piel estaba surcada por innumerables heridas, lo suficiente mente profundas como para insertar sin problemas los dedos de la mano.

El Barioth miraba desafiante al cazador, el cual le devolvía la mirada sin atisbo de emoción dio un paso al frente y señaló al mal herido Wyvern con la punta de su espada.

Con un rugido ensordecedor, el Barioth saltó hacia atrás y se apoyó en la pared con sus garras para luego proyectarse a si mismo contra su enemigo en un placaje brutal. El cazador por su parte, colocó su escudo frente a el y corrió contra el Wyvern de las estepas heladas.

Unos antekas estaban escarbando en la nieve en busca de pasto cuando oyeron aquel grito desgarrador, una grieta de la montaña se agrietó y cedió ante una enorme masa blanca que salía de ella y aterrizaba en el suelo nevado, tiñéndolo de un vivo carmesí. El Barioth de las montañas yacía boca arriba sin vida, con el pecho totalmente desgarrado.

Del agujero salió el cazador, sin ninguna herida en el cuerpo ni emoción plasmada en su rostro. Caminó hasta el cadáver y le dio una patada para confirmar que habia muerto.

Una vibración entre los pliegues de su ropa le llamo la atención. Rebuscó un rato y sacó un aparato del tamaño de su mano. Aquel científico lo había bautizado como “transmisor”: una especie de extraño sistema de comunicación a distancia mediante ondas. No sabia, ni le interesaba saber, como funcionaba ese sistema de “ondas de rubario o radiones” lo único que le interesaba del aparato era que podía estar en contacto con su gente, no importa cuan lejos estuviese.

-El objetivo ha sido neutralizado.- Dijo el cazador tranquilamente. –No… no ha supuesto un reto demasiado entretenido… Si… la recompensa de 100000 zenis… ¿Qué sucede?-

El cazador estuvo callado un rato, prestando más atención al viento que soplaba entre las rocas que a su propio interlocutor.

-¿De Templnoir?- Preguntó el cazador. –Si, estoy cerca… un par de días… diles que los mantengan ocupados hasta que llegue… pues claro que lo haré en persona… dile al líder de laboratorio que yo no soy su chico de los recados, la próxima vez que quiera algo que se lo pida a su perrito faldero…-

El cazador sonrió ante la respuesta al otro lado del teléfono. A nadie le gustaba estar junto al líder de laboratorio…

-Si… manda al equipo lambda. Diles que es una orden directa de Lance. Cierro.-

El cazador guardo el aparato y sonrió al horizonte.

-Así que el gremio me busca de nuevo…- Dijo Lance echando a andar hacia Templnoir, dejando tras de si el cadáver de Barioth.

Un buen cap aunque a mi parecer un poquito corto se me a echo. Tengo ganas de ver la continuacion