Bueno aquí os dejo un pequeño relato/reflexión,
Arcadia, hogar de ángeles
Un día como cualquier otro. Un lugar donde siempre brillaba la luz, donde reinaba la paz eterna. No había conflictos, todo el mundo se quería y no había ningun tipo de problemas. El paraíso, lo definirían algunos, y así lo era para todos los ángeles que habitaban allí. Todos, menos uno.
Los ángeles eran hombres y mujeres de extraordinaria belleza, altos, de pelo claro y ojos claros. Vestían telas blancas y puras. Eran seres perfectos que vivían una existencia perfecta en un lugar perfecto.
Entre estos ángeles, había uno especial. Uno muy curioso, amante del conocimiento, que ya conocía todo lo que le podía ofrecer aquel reino. Su curiosidad le impulsó a hacer la única cosa estrictamente prohibida allí: entrar en contacto con el mal, la oscuridad.
Este ángel ignoró tal prohibición, y conoció aquello llamado oscuridad. La sufrió y asimiló su conocimiento. Por fin se sentía completo, había adquirido todo el saber que quería. Pero tal contacto dejó huella en él. El precio a pagar por semejante acto fue que una de sus blancas alas se volviera negra como la misma noche, desconocida en esos parajes. Al volver a Arcadia, sus congéneres vieron su estigma, que lo identificaba como un ser maldito. Fue expulsado de allí, y lanzado al mundo terrenal, vacío y sin vida.
El ángel lloró. Experimentó aquello llamado tristeza, que no había conocido hasta entonces. Se dió cuenta que aunque tenía todo el saber que existía en su mente, no conocía los llamados sentimientos negativos. Había experimentado el dolor y la angustia durante su contacto con la oscuridad. Ahora sentía aquello a lo que se llamaba tristeza.
Lloró durante un año, día y noche, sin cesar. Lloró tanto que sus lágrimas crearon los océanos, los mares y los ríos. A partir de estos, la vida empezó a surgir en esa tierra inhóspita.
Dándose cuenta de lo que había hecho, el ángel caido decidió seguir adelante. Poblaría de vida ese mundo, y les enseñaría lo que el sabía. Siguiendo su ideal, creó los seres vivos, y los ayudó a evolucionar.
Todo un planeta estaba floreciendo y evolucionando gracias a él. Mientras todo esto sucedía, el lo observaba todo desde la lejanía, sintiéndose orgulloso de aquello que había creado. No solo en Arcadia habría felicidad.
Transcurrieron los días, los siglos y los milenios, y aquella pequeña mota de vida en un planeta tan grande se transformó en un eon de seres vivos, un mundo evolucionado, donde todo ser viviente era feliz, y tenía de todo.
No fué hasta que el planeta estuvo superexplotado cuando el angel caído se dió cuenta de lo que había hecho. El mundo se había llenado de tantos seres vivos que no había suficiente alimento para todos. A este paso, todo lo que había creado se autodestruiría. Fue entonces cuando lo comprendió, cuando entendió el porqué en Arcadia “ese tema” era tabú.
Se levantó de su lugar de reposo eterno, decidido, y usó su poder para sembrar el caos, el hambre y la destrucción por todo el mundo. Usó la oscuridad para destruir aquello que había creado. El hambre mataría a muchos seres vivos, la guerra acabaría con la mayoría de los seres humanos, y los desastres naturales acabarían con todo aquel débil. Solo los más fuertes sobrevivirian.
Y así fue. Tras esta etapa de oscuridad, todo volvió a la normalidad. El número de seres vivos se había reducido drasticamente, pero la cadena alimenticia volvía a estar en orden, y la vida prosperaría. Los hombres creyeron que aquello fue un castigo de Dios.
Tras esto, el angel se volvió a recostar en su lugar de reposo, e hizo la siguiente reflexión:
"No existe luz sin oscuridad, ni oscuridad sin luz. No existe el bien sin el mal, ni el mal sin el bien. Luz y oscuridad deben vivir en perfecta armonia para preservar la continuidad de este mundo"
Esta fue la reflexión de un ángel llamado Equilibrio.