SensEssence

Ya dije en otro post que traería una historia larga. Quería empezar a traer una que lleve más o menos avanzada pero al final me he decantado por esta. La idea está pensada pero aún faltan algunas cosas por encajar; solo tengo el prólogo y el primer capítulo escrito pero os lo traigo haber que tal


PD: Me tengo que ir con la family que es nochevieja pero ya editaré el post para mejorar la lectura y eso que al copiar de word me salen las líneas muy separadas -.-"

PD2: si véis <<>> o <> no es que esté mal, es que al traerlo al foro siempre se borra l oque hay dentro de estos simbolos. Como ya os digo cuando tenga tiempo (o mejor dicho, me acuerde, porque tela con mi memoria...) corrijo todo y si puedo meto una imágen que hice con el título.

Y ahora sí, bonapetit XD

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SensEssence by Álvaro Rodríguez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 España License.

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Imágenes:


(¿¿??)

Según un filósofo llamado Epicuro de Samos lo más importante de la vida es el placer; para otra corriente filosófica, la Eudemonista, lo mejor es la felicidad. De esta manera podría seguir con esta fútil charla durante un largo tiempo, pero, como no es de ninguna utilidad, será mejor que lo deje.

“¿A que viene esta clase de Filosofía?” Os preguntaréis. Bueno, cuando uno combate por su vida y acaba ganando, es decir, una forma muy noble de explicar que ha matado al enemigo, se replantea muchas cosas, por ejemplo: ¿Por qué tantas innecesarias guerras y luchas por el poder?, ¿Por qué discriminación por memeces tales como raza, sexo, costumbres, religión...? ¡Y esa es otra, la religión!... Pero basta ya de todo esto: después de replantearte todas estas cosas llegas a la conclusión de que dar con una solución es prácticamente imposible y por lo tanto, tu vida va a seguir igual o peor. Aunque yo tampoco soy el mejor ejemplo de paz a seguir.

Y este es mi caso, bajo un clima frío y calado hasta los huesos por la incesante lluvia; como si el tiempo estuviese compinchado con mi estado anímico y la frialdad que sentía en mi corazón, aún contemplaba al hombre al que segundos antes acababa de sesgar la vida.

En realidad no creáis que estaba muy afectado, ¡qué va!, eso era para mí el pan de cada día. Simplemente el oponente había sido tan débil que mientras luchaba podía divagar sobre filosofía o cualquier otra ciencia.

Después de contemplar el cadáver me giré hacia la causa de aquella confrontación: una pequeña niña enfundada en un grueso abrigo y un gorro de lana por el que caían unos mechones rubios. Me miraba con los ojos asustados y vidriosos lo que le confería un aspecto bastante lamentable debido a la palidez de su rostro.

-¿Estás bien?- le pregunté.

Abrió la boca para contestar pero no le salió la voz, así que decidió asentir.

Probablemente no era lo suficientemente mayor para darse cuenta de que yo era un asesino que acababa de matar a otra persona. Aunque todo hubiese sido para salvar a la pequeña, algo en lo que no solía molestarme: ayudar al prójimo.

Pero era hora de alejarse de allí: me acerqué despacio a la niña por si huía de mí pero parecía que pasada la primera impresión se había dado cuenta, aunque inconscientemente, de que yo era el “bueno” en la situación.

-¿Estás sola?

-Mi mana está en el parque- me contó.

-¿Hermana?

-Sí.

Le tendí la mano lo más amistosamente que sabía y traté de comportarme como un hermano mayor. Ella cayó en mi pequeña mentira y se aferró a mí.

-Será mejor que la encontremos pronto antes de que se preocupe- le dije.

Seguimos caminando hasta el parque que quedaba cerca y que supuse que era de donde se había escapado. Aunque aún era temprano ya se había hecho de noche y las farolas estaba encendidas.

-¿No tienes frío?- me preguntó, expectante.

Parecía que era lo suficientemente lista para darse cuenta que no era normal ir con solo unos vaqueros y una camiseta blanca de manga corta en pleno invierno y menos con el tiempo que hacía.

-No- improvisé- los superhéroes como yo no tenemos nunca demasiado frío ni demasiado calor.

-¿Eres un héroe?- investigó, un poco alucinada.

-Sí, y si tienes problemas únicamente has de pensar en mí y apareceré para salvarte.

-¿Y cómo te llamas?- siguió con su particular interrogatorio- ¿Superman?

-¡Lily, Lily!- me interrumpió una voz justo a tiempo para sacarme de ese embrollo que había montado en cinco segundos.

Miré hacia delante y me encontré con una chica de pelo negro recogido en una coleta, llevaba un paraguas- no como nosotros que ya estábamos completamente empapados- y tenía cara de preocupación.

-Hola...-enseguida la reconocí- ...Alissa.

Me observó por el espacio de unos segundos, me había reconocido pero no sabía que decirme. Era normal, aunque íbamos a la misma clase del instituto lo más probable era que le pareciese un imbécil...

Pero ella era la última persona a la que esperaba ver esa noche, ¿coincidencia? No podría asegurarlo. La había estado espiando, lo admito, pero hacia bastante rato que había decidido dar por terminada mi misión y había estado dando una vuelta hacia ningún lugar en particular.

-Hola- me saludó quedamente, estaba sorprendida.

-Mana, es un superhéroe- le dijo la pequeña Lily. Alissa me miró, con una cara aún más sorprendida.

Solté a la niña y dejé que Alissa la guareciese bajo el paraguas mientras la pequeña le contaba que había vencido a un señor malo con cara de malo y un cuchillo de malo...

La pobre muchacha estaba cada vez más anonadada y asustada.

-Y venía a por mí pero el héroe llegó y le pegó un golpe y se cayó al suelo...- terminó de relatar ella.

-Cuando vi a ese tipo amenazándola con una navaja e intentando arrastrarla fui a por él y le dejé inconsciente- resumí- pero creo que podremos hablar mañana en el instituto, si es lo que quieres. Hoy estoy cansado y la cabeza me da vueltas por este asunto...tengo que llamar a la policía para que lo detengan-hice una pausa teatral pensando como ser buen chico- será mejor que os vayáis antes de que pesquéis un resfriado.

Me volví para regresar con el tipo malo, o lo que quedaba de él.

-Podría acomp....- oí que empezaba Alissa.

-No te preocupes, yo me encargo de todo- la interrumpí y alcé un brazo en señal de despedida.

Era verdad, tendría que esconder al muerto.

-¡¿Cómo te llamas?!- gritó la niña.

Al final no se lo había dicho. Sonreí y yo también grité:

-¡Mark, mi nombre es Mark!- preferí guardarme para mí que era un nombre que no pasaba desapercibido en ciertos círculos sociales...


(Mark)

No había dormido nada en toda la noche, aunque lo cual era bastante natural en mí, a pesar de ello, ni siquiera había tenido un breve descanso por un par de “encontronazos” con otros dos hombres después de haber ocultado el cadáver.

Por un momento quise comparar a los tres hombres que había asesinado el día anterior. Que conste que no era una de mis exóticas costumbres, que también las había.

Comenzando con el tipo del cuchillo, era una simple persona normal de fuerza media jugando al secuestrador.

En el segundo y el tercero la cosa difería bastante. Calculé que el segundo era unas doce veces más fuerte y, el tercero, unas treinta y nueve veces más poderoso. Siempre tomando como referencia al hombre “normal”.

La verdad es que entre nosotros no podíamos compararnos con la fuerza media de un hombre. Resultaba un tanto patético y nada práctico: Que el segundo fuese doce veces más fuertes que el primero no significaba que doce hombres como el primero atacando a la vez fuesen a tener alguna oportunidad contra el segundo. Ni de broma, sería una matanza digna de ver.

Me miré el brazo derecho, llevaba una venda por un largo tajo que me había conseguido hacer el último tipo del día anterior.

Tener que soportar una herida era algo tedioso, pero me sería útil...necesitaba acercarme a Alissa y la herida podía contribuir a ello. Uno de mis geniales planes de inteligencia que siempre solían funcionar.



Llegué al instituto a la hora del recreo, para mí no era raro llegar varias horas tarde pero ese día al menos tenía una excusa decente.

No fue hasta que faltaban veinte minutos para volver dar clase que me encontré con Alissa, bueno, me dejé encontrar por ella: No es que no pudiese ir yo a hablarle, pero no debía ya que mi papel en ese momento era de “tipo duro” y apenas había hablado con ella durante todo el Trimestre. Sería muy raro y yo lo que necesitaba era naturalidad, dentro de lo que cabía pensar.

Estuve casi un minuto mirándola desde lejos. Ese día llevaba el pelo negro suelto que le llegaba hasta los hombros. Hablaba con algunos compañeros en el pasillo, ví que se reía y que cerró sus ojos azules durante una fracción de segundo. Seguía riéndose de la misma forma...hacia tanto que me había fijado en ella...pero no era de mi tipo, era de mi misma estatura, es decir, alta y a mí me gustaba que las chicas fuese un poco más bajas. Tenía un cuerpo bien proporcionado pero no estaba aún muy desarrollada. Además, era demasiado inmadura debido a la adolescencia y sus principales rasgos y, eso, era algo que no soportaba.

Tras pensarlo un momento, ahora que caía en ello, en realidad no me interesaban las chicas de ningún tipo. Estaba mejor sólo. Ya se sabe el refrán: “Más vale sólo que terrible e inmaduramente acompañado.

Y sí, le había dado un ligero retoque al dicho popular.

Cuando se dio cuenta de que la miraba cambié de expresión lo suficientemente rápido: no le sería agradable descubrirme fulminándola con la mirada. Dejó a sus amigos de lado y se acercó a mí:

-Hola, ¿Estás bien?, lo de ayer... – sus palabras se acumulaban y no sabía que decir primero.

-No pasa nada, estoy perfectamente- se había dado cuenta de la tirita que llevaba en la cara, esa “herida” si era de mentira. Pero tenía que centrar su atención sobre el tema de cortes y heridas- el brazo me molesta un poco más- le conté “inocentemente”.

-¿Te pasó algo en el brazo?- me preguntó asustada.

-Ya sabes...el tipo de ayer llevaba un cuchillo...- dejé caer, como si nada.

-¡No creí que estuvieses herido!- me gritó- ¡vamos a la enfermería!

Aquello no entraba en mis planes originales y, con una gran turbulencia de carácter femenino y diversas hormonas juveniles, me vi arrastrado sin poder quejarme.

Dejé que fuese ella quien llamase a la puerta y le diese algo de parloteo inútil a la enfermera. Luego me tocó a mí resumir la situación sin exageraciones:

-Me hice un corte.

La enfermera nos hizo pasar y tuve que sentarme en un taburete para que me examinase el brazo. Alissa estaba ojo avizor.

-¿Me dejas ver la herida?- me preguntó la única enfermera que había en ese momento.

Era obvio que no tenía opción. Cuanta formalidad se derrochaba en aquel instituto.

Me quité la chaqueta que ni había dejado en clase con la mochila aprovechando para que pareciese que me costaba mover el brazo. Luego me remangué la camisa normalmente, decidí no simular nerviosismo ni temblor, no sería propio de mí.

-¿Te vendaste tú sólo?

-Sí.

-¿No fuiste a un hospital?- volvió a la carga la enfermera.

-No era para tanto- me entró algo de risa que me tuve que tragar para mis adentros.

Dejé que fuese ella quien me desvendase con delicadeza. Seguro que estaba ligeramente conmocionada porque vendaba las heridas mejor que ella misma. Pero la mejor parte no tardaría en llegar.

Conforme las vendas iban tiñéndose de rojo, Alissa empezaba alejarse inconscientemente hasta casi toparse con la pared. No bastó para perder de vista la cuchillada:

Un corte profundo que atravesaba completamente el brazo de un lado al otro y desde el codo a la muñeca. Se giró con cara de angustia y llevándose una mano a la boca. Probablemente vomitaría.

Y cinco segundos después mi previsión se cumplió.

La enfermera estaba alucinada. Después de mirarme un momento con los ojos desorbitados y ver que no me desangraba decidió ocuparse de Alissa. Le dio una bolsa y la tumbó en una cama de espaldas a mí.

-Tiene suerte de seguir vivo- me dijo cuando volvió a examinarme- deberías de haberte desangrado- parecía vacilar. Probablemente su sentido común le estaría gritando que yo era un fantasma.

-La mala hierba nunca muere- comenté ligeramente divertido.

-Dijiste que no era para tanto...- parecía abatida.

-No tiene ni punto de comparación con otras heridas que he sufrido- confesé.

Deseé que Alissa estuviese escuchándome. No quería que la enfermera me preguntase cosas innecesarias...pero aquella frase podía ayudar en mi magistral plan.

-¿Qué clase de cosas haces para atravesarte el brazo de esta forma?- me preguntó al fin entre suspiros.

-Salvar a la hermana menor de Alissa de un secuestrador con ganas de pelea y un cuchillo demasiado afilado - dije sin darle mayor importancia, al menos, de la que a mi me merecía. Seamos sinceros, no me había costado nada acabar con ese tipo y, ni había sido él el causante de la herida.



Al final perdimos una hora de clase los dos. Ella seguía con náuseas y mareada y yo con un corte con el que debería de estar muerto o, al menos, gritando de dolor hasta quedarme sin voz o desmayarme.

-¿Cómo puedes no sentir dolor?- me preguntó Alissa cuando conseguimos escaquearnos de la enfermería- es imposible que lo soportes así, sin más- su cara era un poema.

-Es una técnica que aprendí en Japón- comenté simulando desinterés- inhibe la mayor parte del dolor. Por supuesto, hasta que se completa la herida te duele pero por suerte fui capaz de no marearme por el dolor y conseguí hacerla casi instantáneamente.

Era mentira, una cosa era controlar los nervios, otra cosa muy distinta era “desactivarlos” como quien no quiere la cosa.

-¿Japón?- fue lo primero que se le ocurrió.

-Pasé cuatro meses allí hace tres años- si le sorprendía que hubiese visitado Japón sería mejor no hablar de los países que había visto. Aunque le hablaría de ellos, aprovecharía mis completos viajecitos para que la chica se emocionase y suspirase por mí y por mis huesos.

Ambos estuvimos callados unos segundos, hasta que su curiosidad explotó en forma de otra pregunta.

-¿Cómo se hace esa “técnica”?

-Desconectando los nervios, obviamente- contesté como si fuese ella la extraña.

-¿Y cómo los desconectas?- se interesó.

-Deseándolo- mi única palabra la trastocó.

-No puede ser tan sencillo...

-No lo es, conlleva mucho entrenamiento mental y meditación- sería mejor que no me tirase más de la lengua respecto a ese tema.

-¿Meditas?- sus preguntas me irritaban pero no me quedaba más remedio que parecer gentil. Al menos, no preguntó nada comprometedor.

-Cuando es necesario. Mi personalidad me metía en bastantes peleas debido…a ciertos problemas y alguien decidió que debía de aprender a controlarme- eso se acercaba bastante a la verdad.

-y entonces fuiste a Japón, ¿no?

-Exacto, ya sabes allí hay muchos maestros de karate y esas cosas que salen en las películas- bromeé mientras hacia aspavientos con el brazo bueno.

Faltaban pocos metros para llegar a nuestra clase y di por terminada la conversación, o mejor dicho “mi planeada y fructífera conversación”, pero, al parecer, ella tenía que llevarse la última palabra, desbaratando y trastocando mi mente:

-Me alegro de que hayas vuelto...-me dijo- te eché de menos estos últimos cuatro años- y pasó a la clase, no sin que yo me diese cuenta de que estaba sonrojada.

Por un momento quise decir “Yo también te eché de menos” pero me contuve y puse los ojos en blanco. Por esa razón prefería evitar a los adolescentes en general.

Lo que ninguno de los dos vió en ese momento fue como una sombra acechaba en una de las esquinas del pasillo y sonreía abiertamente mostrando sus dientes manchados de sangre mientras se relamía y se calaba una chistera.

está interesante, pero no separes tanto los párrafos unos de otros, la presentación juega un papel muy importante

Vaya, la historia está muy bien y es ciertamente interesante argumentalmente.
Lo haces muy bien para ocultar las razones por las que el prota no sufre y mata a tanta gente.

Buena historia, si señor. El único fallo que le veo es circunstancial, lo de los párrafos. En cuanto a la ortografía, no está nada mal, no he visto casi ningún fallo en ese sentido, por lo que te digo que lo has hecho muy bien.

Así es una historia bien escrita, durante un rato incluso me sumergí en ella.

Un saludo!

Lo de la separación es al hacer el port del word al foro -.-".

Al menos ya he encontrado un "truco" para corregirlo. Pasarlo de word al bloc de notas y de él al foro...así parece que sale bien. El prólogo y el capítulo I están ya corregidos de esa forma. También el fallo de <> del final está ya resuelto. Intentaré recordar que ese simbolo da problemas al traerlo pero me gusta abusar de él un poco.

PD: Edito el post con el Capítulo II cuando lo tenga.

(Alissa)

Después de hablar con Mark y admitir que lo había echado de menos entré en clase con rapidez, antes de que se me soltase la lengua y dijese algo de lo que me pudiese arrepentir más tarde.

El profesor ya estaba allí pero Mark, que había entrado después de mí, se adelantó en explicarle brevemente que habíamos estado en la enfermería.

Lo extraño era que todos estuviesen callados en vez de formando un ensordecedor griterío típico de la mayor parte de los estudiantes de instituto. Y por ello se enteraron de todo. Sabía lo que estarían pensando: que nos habíamos ido “cogiditos de la mano” a algún lado a hacer cosas manitas o que se yo.

Mark probablemente pensó en eso y antes de sentarse llamó la atención de todos, levantando el brazo sano:

-Siento decepcionaros clase, no hay nada entre nosotros- y se remangó su brazo herido dejando ver momentáneamente la herida.

La tapó a tiempo para que a nadie le ocurriese lo que a mí me había pasado y evitar que la clase acabase oliendo a desayuno tempranero. Mark me dirigió una mirada de suficiencia casi con un significado propio que yo traduje por: “siempre voy por un paso por delante”.

Puse los ojos en blanco y me senté en mi pupitre.

La hora de clase transcurrió con pasmosa normalidad: aprovechamos diez minutos y hablamos e interrumpimos el resto.

Bueno, todos menos Mark, que se había mantenido en completo silencio.

Llevaba así todo el primer trimestre. Llegaba tarde pero siempre se sacaba diez por ciencia infusa y no hablaba en clase. Como delegada que era, muy a mi pesar por cierto, había decidido hablar con los profesores sobre ello.

Mi sorpresa fue que lo apoyaban y que no me metiese en su vida privada. Supuse que él mismo habría hablado con los profesores sobre sus llegadas tardías y que tendría una buena razón sobre ello.

Por supuesto, había llevado a cabo investigaciones “Extra-oficiales” y sabía que Mark vivía solo. Y era información vedada que únicamente yo conocía.

-Alissa- me llamó una chica- te has quedado embobada.

-Estaba pensando- dije, aún divagando-.

-Siempre estás pensando...no me extraña, después de todo eres la mejor- Mary, que así se llamaba mi compañera, hizo un gesto de fastidio- es verdad, ahora eres la segunda mejor. Mark es increíble- poco le falto para ponerle una alfombra y un pedestal además de inclinarse ante él en señal de respeto puesto que Mark pasaba justo a nuestro lado en ese momento.

Ella le dirigió una mirada que creí que saldrían corazoncitos para impactar contra mi amigo. Él pasó de ella completamente.

Dejé que se emocionase un poco más con su monólogo y su voz de papagayo mientras esperaba que la siguiente clase empezase.

Mary siempre era así. Éramos polos opuestos, por decirlo de alguna forma. Ella era rubia y con ojos verdes y yo tenía el pelo negro y ojos azules. Ella era baja y yo alta. Y ella adoraba el perfil psicológico de Mark, con su misterio, sus dieces y su perfección en cualquier sentido de la palabra. Y yo no, me gustaba el Mark que había conocido tiempo atrás; cuando estábamos en el colegio.

Ese si que era un Mark como está mandado: tenía gafas, se le caían siempre los mocos y no sabía atarse los cordones sin ayuda. Pero era amable, simpático y trataba de ayudar a los demás. Aunque el rescate del día anterior me había sorprendido.

Cuando vi en las listas de ese año a un chico con el mismo nombre y apellidos que mi antiguo amigo, que hacía años que se había trasladado de ciudad, no pude creerme que fuese él.

Fue Linda, una compañera del colegio y del instituto me había dicho que sí, que era él. Y yo, como vieja amiga suya quise saludarle con un “Hola Mark, ¿te acuerdas de mí?, fuimos juntos a la escuela. Siempre desde que te fuiste te eché de menos”. No en vano había sido mi mejor amigo durante muchos años.

Y sólo ahora, al término del primer trimestre había sido capaz de hablar con él y decirle aquello. Habían pasado cuatro años desde que lo había visto y, a pesar de nuestra antigua amistad, me había ignorado por más de tres meses.

Era como si llevase una etiqueta de “Prohibido hablar conmigo o de sonreír en mi presencia”. Y lo peor era que gran parte de las chicas habían caído eclipsadas a sus pies sólo por la imagen que daba. Aunque, ninguna se había acercado a él y, los chicos tampoco lo trataban como a uno más ni le saludaban. Era un desastre de persona.

Lo que no encajaba con él era su comportamiento en las últimas horas. Era verdad que no podía juzgarlo por su comportamiento en el instituto, porque era tan pobre que ni siquiera podías llamarlo “comportamiento”, pero había salvado a mi hermana de un tipo peligroso y ahora, había hablado conmigo tranquilamente y derrochando simpatía por los cuatro costados. No sabía que pensar de él. Estaba confusa.

-Chicos- nos dijo el profesor de guardia- ¿Qué os toca ahora?

Alguien respondió que Historia y dijo el nombre del profesor correspondiente.

-Lo ví esta mañana, voy a buscarlo- se despidió el otro maestro.

-Oye, Alissa - me llamó alguien.

-¿Qué pasa Pam?- mi amiga era una chica de estatura media y de cabello rubio platino. Era una buena chica aunque bastante despistada.

-¿Sabes a quien le vas a pedir que te acompañe a la cita?

Era verdad, se me había olvidado...esa tarde le había prometido a una antigua compañera de la escuela amiga que iríamos ambas con nuestros respectivos novios a dar una vuelta...

-Le diré la verdad, no voy a hacer que nadie se haga pasar por mi novio...

-Oh, vaya- dijo Pam, aunque su voz quedó ahogada por otro chico:

-Ese imbécil de Mark no para de mirarte todo el rato- me dijo muy serio Ryan, un amigo que se sulfuraba con rapidez aunque era simpático y divertido.

-Seguro que hay algo entre vosotros- comentó Pam sin pensar- así podrás llevarlo a la cita de esta tarde.

Pamela era una bocazas, sabía que yo le gustaba a Ryan y se le ocurría decir que estaba con otro chico. No pensaba demasiado. Y ni se me pasó por la cabeza llevar a Mark, solo había hablado una vez con él en varios meses.

-Ya os lo dije, es un viejo amigo-miré a Ryan y a Pam alternativamente- hoy por fin conseguí que articulase más de dos frases-bromeé, intentando en vano guiar el curso de la conversación.

Ryan iba a responder algo pero el vozarrón de otro de los profesores de guardia captó mi atención.

-Vuestro profesor vino esta mañana pero no está, parece que se fue hace un par de horas así que tenéis hora libre...

-¡Patio!, ¡Patio!, ¡Patio!- gritaba la mayor parte de la clase, parecían bebés más que personas de dieciséis años.

-¡Está bien, está bien!, ¡Calma, calma!- al fin el profesor consiguió que le escuchasen, todo para que diese un veredicto- bajaremos al patio.




Diez minutos después, ya en el patio, habían quedado dos grupos bien diferenciados: el de la mayor parte de las chicas y los poco deportistas, que conversábamos (me incluyo) y el de los futboleros, que, como no, disfrutaban como los bebés (sí, los que me habían parecido anteriormente) con el balón.

Es justo decir que había una persona ajena a todo aquello. ¿A qué no lo adivináis?

Correcto, Mark.

Estaba sentado solo a un lado del patio. Había jugado un par de veces al fútbol con los demás, pero pronto quedó claro que nadie lo quería: cogía todos los balones, no pasaba y siempre marcaba gol. Los chicos, enfadados con él, unos por perder y, otros por no tocar el balón, habían decidido retarlo.

Y sí, el solito los goleó pese a la inferioridad numérica. Eso, junto con mandarlos a paseo, había contribuido a que no lo aceptasen entre ellos.

-Uyuyuyuyui- chascó la lengua Mary- ¿no estás mirando demasiado embelesada a alguien?

-Lo siento no estoy interesada en él, no te lo pienso quitar- respondí con desdén.

-¿Ah, sí?- su tono daba a entender que se reía de mí.

Me entraron ganas de arrancarle esa lengua viperina que poseía.

-Siento decepcionarte, pero ni sus ojos y pelo oscuro me gustan una pizca, su perfección en todo es irritante y molesta y el desdén con el que trata a los demás es vomitivo- puse punto final a una farsa bastante fácil de detectar.

-Pues parecías contenta cuando hablabas con él cuando volvías de la enfermería- me acusó Martin, un chico al que no hacía mucho que yo misma le había dado calabazas. Aún me tenía algo de rencor.

Pensé un momento. ¿Cómo sabría él...?. Claro, él había llegado un poco más tarde que nosotros a clase y nos habría visto charlar al regresar de la enfermería. Estaba muy distraída esa mañana.

-Estaba contenta porque parecía que había recuperado a un amigo- contesté pensando rápido.

-Pero no lo has hecho- dijo Mary- si tan asqueroso y repugnante te parece, ¿Por qué no te acercas y le gritas que lo odias?

Ryan y Pam se acercaron a ver que pasaba pues veían que mi cara empezaba a tomar un cariz de enfado.

Muy bonito, ¡me estaba poniendo a prueba! Si ahora no hacia eso parecería que si que me gustaba...

-Ya sabía yo que no lo harías- me echó en cara Ryan, tras enterarse de la discusión- pero era de esperarse, después de todo sois la pareja perfecta: los dos con las mejores notas.

-Y algo mejor- quiso malmeter Mary- su altura es similar, así nadie se tendrá que poner de puntillas para besar al otro, ¿estoy en lo cierto?

Intente no explotar y estrangular a aquella arpía y pensé un plan rápido: iría a decírselo y le dejaría luego una nota pidiéndole perdón y explicándoselo.

-Nadie ha dicho que no lo haría- Mary tenía todo planeado, si pensaba que así me quitaría de en medio en su patético intento de ligar con Mark...no pensaba hacerlo, pero por el momento tendría que obedecer la voluntad de la manada forzosamente.

Me acerqué a Mark con pasos rápidos y sin vacilar. Aproveché la indignación que me había provocado mí “querida amiga” Mary para soltárselo en plena cara:

-¡Te odio!- le grité para que todo el mundo lo escuchase y, me di la vuelta para irme antes de que le diese tiempo a hacer algo.

Pero era demasiado tarde.

-¿Te ha dicho que me digas eso esa estúpida niña?- me preguntó, divertido.

Me llamó la atención que se refiriese a alguien de su edad con “niña”. ¿Tan maduro se creía?

Mark se levantó y se limpió los pantalones de la suciedad del suelo. Yo, aún inmóvil, ví como se dirigía al grupo.

Al fin pude reaccionar y me acerqué justo cuando empezaba a hablar:

-¿Te llamas Samantha?- le preguntó a Mary.

-No...Me llamo Mary- le dibujó una sonrisa angelical que me dio arcadas.

-Perdona pero no recuerdo nombres de personas que no me interesan- Mary palideció y su sonrisa se esfumó. Vaaaale, y yo me sentí bien.

-Voy a dejar unas cuantas cosas claras- comenzó Mark mientras tomaba aire- primero, quiero que dejes de creerte tan buena y de que serás capaz de “cazarme”. Para atarme a otra persona te faltan mil años de experiencia. Segundo-se giró hacia mí- yo iré contigo a esa estúpida cita que tienes esta tarde- ahora Mark se volvió hacia Ryan- Alissa probablemente habría acabado pidiéndotelo a ti porque eres un buen amigo para ella. Pero no lo voy a permitir por ser tan imbécil y no ayudarla en estas situaciones- de nuevo, se volvió hacia mí- hablamos a última para que me digas la hora y esas cosas. No tengo nada más que decir.

-¿Cómo te has enterado de todo?- pregunté atónita.

-Tengo buen oído- me guiñó uno ojo de cómplice.





[/center]

Me encanta esta historia tuya.
Está muy bien narrada y todo lo demás.
Tengo que decir que estás dando ejemplo de cómo escribir por estos lares, así me gusta.(Odio esa expresión)

Un saludo:
Darkspinus

(Mark)

Después de despedirme de Alissa decidí que era hora de abandonar el patio y volví dentro del edificio donde estaba nuestra clase. Había algo que me preocupaba: hacía un rato que había sentido una gran ola de sed de sangre gracias a otra de mis ciertas habilidades. Lo primero que hice fue dirigirme a la sala de profesores y allí, pregunté a que hora se había marchado el profesor que había faltado. Tenía una ligera sospecha: quizá seguía allí; la pregunta era Cuánto de él quedaba.

Cuando averigüé que había desaparecido durante la hora del recreo aproximadamente, y, despidiéndome del profesor que me había proporcionado la información, me puse a vagar por los pasillos. Noté como poco a poco desaparecía mi interés en el profesor y mi mente empezaba a ser ocupada por otro tema: mi relación con Alissa. No era un experto con chicas, si bien hasta el momento había actuado lo mejor que había podido, que no era poco, no podía asegurar estar haciéndolo lo mejor posible. Aunque Alissa no se había quejado con que yo la acompañase, eso era un punto a mi favor.

Justo en ese instante me fijé en una puerta entreabierta: era uno de los cuartos de la limpieza. Y en teoría cerrados en ese momento.

Me concentré unos segundos, dispuesto a un enfrentamiento a muerte si mis sospechas eran correctas, pero, no sentí nada detrás de la puerta. Y mi percepción era bastante buena, que conste.

Miré a los lados pero aquel pasillo estaba desierto y el único sonido era la voz de un profesor hablando sobre su materia en una clase cercana; me decidí a entrar.

En cuanto pasé cerré la puerta tras de mí, sumergiéndome en la más completa oscuridad y me golpeó un aroma a sangre reciente. Claro que no era un aroma físico que se pudiese percibir, pero, gracias a la “Esencia” si pude notarlo. Parpadeé un momento hasta que me acostumbré a la oscuridad y tanteé en la pared hasta dar con el interruptor de la luz.

Quienquiera que hubiese cometido un asesinato en aquella habitación lo había ocultado muy bien a ojos normales. No había ningún rastro de sangre ni pista alguna de que allí hubiese ocurrido algo: solo había fregonas y más instrumental de limpieza en aquel pequeño cubículo.

Sin perder más tiempo salí de la habitación. Si me daba prisa podría encargarme del Essencer antes de que acabase la hora. Pero tenía un pequeño problema: si quería localizar a la persona que se había infiltrado en el instituto y probablemente había asesinado al profesor necesitaría una parte de Esencia bastante importante. Y así, el podría detectarme a mí.

No tenía muchas opciones, era probable que ya estuviese vigilándonos a ambos así que...

“Mierda, la he dejado sola” pensé alarmado y demasiado tarde.

Había abandonado mi puesto de guardián para centrarme en convertirme en cazador y, no me había dado cuenta de que mi enemigo aún no era una presa.

Si Alissa moría ahora de nada me serviría el haber estado desde el verano velando por su seguridad, así que no iba a permitir que un demente sediento de sangre me arruinase el plan ahora que faltaba tan poco...

Pero no podía actuar precipitadamente. Si había aprovechado mi descuido era poco probable que Alissa, no, toda mi clase siguiese viva. Pero si aún seguía acechándola y no había atacado y yo empezaba a usar parte de mi energía para intentar llegar a tiempo solo le haría descontrolarse y provocar una masacre en pocos segundos.

Así que me decanté por correr lo más rápido que me permitían mis piernas como ser humano normal y corriente. Conforme me acercaba al patio, mi corazón iba quedándose aliviado; podía oír los gritos de algunos chicos pidiendo un pase de balón en su partido de fútbol.

Así llegué a la puerta que daba al patio y la empujé con violencia. Mi alivio duró poco: un solo vistazo me bastó para percatarme de que estaban todos menos Alissa.

Me acerqué sin pensar a Ryan y le pregunté:

-¿Dónde está Alissa?- me lo pensé un momento y añadí- es importante.

-¿Y por qué tendría que decírtelo?- me contestó, mosqueado.

Lo cogí del cuello de la camisa y lo levanté en el aire sin mucho esfuerzo:

-¡Déjate de mierdas y dime donde está!- clavé mi mirada en la suya y de nuevo, sin querer usé algo de Esencia. Esta vez podía percibir lo sentimientos de Ryan en ese momento.

Su respiración era agitada. El sudor frío. El miedo irracional a unos ojos de asesino. Era el temor a la muerte y el instinto de supervivencia.

-El director vino y le dijo a Alissa que se fuese con él un momento- oí decir a Pamela, que no se dio cuenta del pavor que le estaba produciendo a su compañero.

Solté sin ninguna consideración al chico que pendía de mi brazo que, cayó al suelo de culo y no se atrevió a levantarse:

Lo único que ellos escucharon antes de verme salir corriendo a toda prisa fue un fugaz: “mierda”.

Ahora sí que únicamente podía depender de mi velocidad: reuní toda la Esencia que poseía en ese momento y liberé gran parte en mis piernas. Con lo que me quedó lo usé para intentar rastrear al capullo que buscaba la muerte de mi compañera de clase. No lo conseguí. ¿Y sí...? bueno, aún ella no estaba preparada pero quizás había empezado a manifestarse una pequeña parte de poder en ella. Con un par de intentos fallidos, conseguí rastrearla.

Alissa estaba en el despacho del director. Una teoría vino a mi mente:

Gracias a la Esencia el asesino que había suelto podía haberse disfrazado momentáneamente de director, llamar a Alissa a la trampa y devorarla en privado. Cosas más extrañas y trabajos más escrupulosos de asesinato habían ocurrido a mi alrededor.

“No es hora de pensar, si no de actuar” me dije a mí mismo.

Giré la última esquina y casi barrí a una profesora que estaba haciendo guardia. En ese mismo pasillo estaba el despacho del director. De dos zancadas me planté en la puerta y la abrí con tanta fuerza que desencajé la puerta del marco y me quedé con el picaporte en la mano.

Alissa y el director me miraban con cara de sorprendidos.

Analicé en décimas de segundo al director. Era él mismo. No había ningún asesino.

-Perdón...

Eso fue lo primero que se me vino a la cabeza.

-Estoy un poco sorprendido, les dije a tus compañeros que si te veían te llamasen ipso facto pero... ¡qué energía!

El director no parecía enfadado: su personalidad no era muy seria pero quizá no inmutarse ante aquel hecho era demasiado.

-Nos ocuparemos de la puerta después- me dijo- quería hablar con vosotros porque sois los dos mejores estudiantes que han pasado por el instituto y quería daros mi enhorabuena...

Genial, al final todo mi empeño no había servido de nada. Encima, ahora me tocaba soportar una charla estúpida sobre estudios. Era realmente lamentable.

He estado repasando los capítulos que llevaba hasta ahora y me he dado cuenta de un fallo garrafal:

En un capítulo, Mark decía que Alissa tenía los ojos azules. Luego, en otro capítulo, Alissa se compara con Mary y dice que ella misma tiene los ojos marrones.

Por favor, si veís alguno de estos fallos tan tontos, avisadme. Soy todo oídos.

Termino diciendo que mañana probablemente suba el siguiente capítulo, lo tengo a medias pero a pesar de que quería colgarlo hoy no podré terminarlo porque mañana empiezan las clases y mis padres ya están diciendome que al sobre XD.

PD: Al final dejo a Alissa con los ojos azules jajaja

és una historia digna de stephen king de verdad¡¡¡¡,eres la hostia,la trama,és sublime.A mi me faltan años para llegar a ser como tú

(Alissa)

-Bueno chicos, no os quiero entretener más de la cuenta- finalizó el director cuando el timbre que daba por terminada nuestra hora libre comenzó a sonar con insistencia- ha sido un placer charlar con vosotros. Espero que sigáis, como poco, igual de bien durante el trimestre que viene.

El director se levantó para despedirnos, no sin antes decir:

-Oh, Mark, ¡no te preocupes por la puerta!- comentó con una sonrisa bonachona.

-Adiós- me despedí.

-Gracias, señor director- le dijo Mark al salir.

Habíamos estado hablando durante bastante tiempo. Pero yo no me podía quitar de la cabeza la extraña intromisión de Mark. Era un chico realmente extraño, ¿quién en su sano juicio entraba al despacho del director destrozando la puerta?

-Será mejor que volvamos a clase- le oí decir a mi lado.

-Sí...-me tomé unos segundos para pensar. Este momento era tan bueno como cualquier otro- a la seis y media en mi casa- dije al cabo de unos instantes.

Si esperaba un “¿Qué?” o que le desconcertase siquiera un segundo lo que había dicho, me llevé una decepción.

-Allí estaré- traté de abrir la boca pero se me adelantó- sí, recuerdo donde vives. No te has mudado, ¿verdad?

-No, sigo viviendo en el mismo lugar, ¿y tú?

-Yo no, vivo en un piso bastante más cercano a tu casa que en mi niñez- se quedó pensando.

-¿En qué piensas?- pregunté, con bastante curiosidad. Mark no era un chico típico y, aunque a veces fuese frustrante tratar con él era como un soplo de aire fresco en la monotonía de conversaciones que llevaba con el resto de mis amigos masculinos.


(Mark)

-¿En qué piensas?- me preguntó. Había picado el anzuelo...solo tenía que saber dirigirlo con calma y sutileza.

-Sólo recordaba lo de la enfermería: Tú parecías estar mucho peor que yo- bromeé, por supuesto, fingiendo.

-Cierto, me entran náuseas de solo recordar la herida...

-Estuviste un buen rato mareada en la cama- bien, centraba la conversación aún más.

Ahora fue ella quién se quedó pensativa:

-Ahora es cuando yo pregunto “¿Qué piensas?”, ¿no?

-Sí- sonrió- solo recordé algo interesante que dijiste mientras me duraba el mareo.

Arqueé las cejas dando a entender que no sabía donde quería llegar.

-Algo cómo “No tiene ni punto de comparación con otras heridas que me he hecho”...

No podía creer que mi plan hubiese funcionado a la perfección. Me había costado menos llegar donde quería de lo que había imaginado. Alissa era como un libro abierto.

-Y es verdad- dije al fin- me he caído varias veces de grandes alturas: montes, pisos...y he sido atropellado varias veces, he tenido peleas en las que casi muero…mi historial está bastante completito.

-Imposible- dijo sorprendida.

-Iba a decir que piensas que es mentira pero no...Piensas que es verdad y ahora mismo estás pensando que soy muy raro. ¿Llevo razón?

-Espero que no sea otro truco como el de no sentir dolor porque la verdad es que me has leído el pensamiento- estábamos llegando al aula.

-No, eres previsible- comenté entre risas.

-¿Previsible?- parecía decepcionada- ¿Qué manera es esa de halagar a la chica con la que vas a una cita esta tarde?

-Cierto, me entran “náuseas” – recalqué la palabra con sorna- de solo pensar en mi comportamiento- ella se me sonrió por el juego de palabras - nos vemos luego y abrí la puerta de la clase, dando por terminada nuestra charla.


(Alissa)

Mark me había dejado congelada con su último comentario. ¡De verdad que no era para nada normal! Reaccioné un poco después y entré a clase.

Nada más acomodarme en mi asiento Ryan acercó una silla y se sentó a mi lado:

Tenía la cabeza gacha por lo que únicamente veía su corto pelo castaño, dejando en sombras su rostro. Un rostro aún aniñado que conocía bastante bien:

-¡Perdona!- casi me gritó- sé que he sido injusto contigo y con...Mark. Sé que me he portado como un imbécil...

-Está bien, te perdono- le dije antes de que siguiese insultándose- eres muy buen amigo mío, es normal que de vez en cuando discutamos por tonterías. Ya sabes eso de “La confianza da asco”- sonreí.

Alzó la vista y clavó sus pupilas azules en las mías del mismo color.

-Llevas razón, como siempre- y me devolvió la sonrisa.

La profesora de última hora llegó y Ryan cogió de nuevo la silla y volvió a su pupitre. Me apiadé de la pobre profesora. Le tocaba lidiar con las bestias que éramos en la peor hora de clase existente. No podía evitarlo, estaba de muy buen humor. Tanto que me llegaron a regañar en clase por silbar.

De vez en cuando miraba de reojo a Mark que, parecía sumamente preocupado por algún motivo. Bah, no quise empañar mi humor pensando en todo tipo de cosas malas que podían estar cruzando su mente.



Cuando el timbre sonó la profesora recogió rápidamente sus cosas, se despidió y se marchó. Había acabado con los nervios destrozados y probablemente si seguíamos así en última hora acabaría con una úlcera. Pero tampoco me importaba mucho en ese preciso momento.

-¡Vamos Alissa!- me llamó Pam y Ryan, que ya estaban en la puerta.

-¡Ya voy, ya voy!- me apuré en recoger mis cosas para poder salir, ya casi no quedaba nadie.

-¡Daos prisa!- les exigí a los más tardones- ¡tengo que cerrar!

-Delegada- aquella palabra provenía de los labios de Mark que, parecía regodearse por mi estado. No lo había dicho directamente nunca pero, se me notaba que aborrecía el aquel puesto- Dame la llave y yo cierro- lo miré con desconfianza, pero, asentí.

-¡Cógela!- la saqué del bolsillo y se la lancé.

-Ten cuidado de camino a casa- me advirtió con una cara sombría que casi consumió mi buen humor.

-Tranquilo Papá, lo tendré- bromeé y me marché con mis dos amigos.

Para recobrar mi humor pensé en las dos cosas que habían ocurrido ese día: el enfado con Ryan había pasado y, gracias a Mark, Mary dejaría su narcisismo por un tiempo. Si señor, eran buenas noticias.

Además, estaba empezando a recuperar la amistad perdida con mi antiguo amigo.

Y sin poder evitarlo volví a silbar.



(Mark)

Durante la última clase no había parado de pensar en todo lo que había hecho en la hora libre que habíamos tenido. No parecía que hubiese peligro alguno pero...tenía la sensación de que alguien nos vigilaba.

Al final llegué a la conclusión de que podría comprobar al día siguiente si el profesor que había faltado (o había sido asesinado) venía o no. Eso equilibraría o desequilibraría la balanza hacia una de las dos opciones.

Me despedí de Alissa con una advertencia y me quedé con la llave. Pronto fui el último en la clase pero no recogí. Miraba por la ventana que daba al patio. Imaginaba que se desarrollaba un partido de fútbol en nuestra clase; que yo participaba y que mi nivel de juego estaba por la media del instituto. Luego, hablaba con Alissa, Ryan, Pam e, incluso, con Mary. Charlábamos amistosamente y quedábamos para salir por la tarde a dar una vuelta.

No, aquello era imposible para mí. ¿De verdad deseaba eso? Sabía que no, aunque consiguiese lo que imaginaba pronto me cansaría y preferiría mi vida actual. A pesar de no tener una gran libertad en algunos aspectos, prácticamente podía hacer lo que quería y actuar con mis propias decisiones sin tener demasiado en cuenta las consecuencias.

Además, el mundo nunca aceptaría a una persona tan cruel y calculadora como yo.


(Alissa)

-¡Deja de silbar ya!- se quejó Pam.

-Lo siento, estoy de muy buen humor y necesito silbar- y volví a entonar la canción.

Los tres seguimos andando hasta un cruce. Ahí nos separaríamos ya que Ryan y Pam vivían en otra calle.

Nos despedimos sin muchos preámbulos y giré para ir en dirección a mi casa.

Estaba apunto de llegar, cuando, me crucé con un estrafalario hombre:

Su rostro parecía esculpido sin fallos y sus pómulos estaban muy marcados. Su cabello era negro azabache, parecido al de Mark o al mío propio y sus ojos eran de color azul muy claro, casi transparente. Lo que más me llamó la atención fue la chistera que llevaba torcida a la cabeza y el esmoquin que le acompañaba. Cuando pasó a mi lado me dijo:

-¿Un melodioso mediodía, verdad?, tranquila, el réquiem llegara al anochecer- y empezó a silbar la misma melodía con la que yo había molestado a Pam.

Me quedé de piedra durante unos segundos y un tremendo escalofrío me recorrió la espina dorsal.

:O es interesante, estoy ansioso de ver que es eso del Requiem

Prometí pelea. Pero me he vuelto a escaquear XD. Este capítulo es un poco "Romanticón" (bueno, tampoco tanto XDDDDDD). Tranquilos que cuando leais entenderéis que ya no me puedo librar de la pelea para el siguiente capítulo y, al fin, se llamará Réquiem Nocturno.

PD: Este capítulo está dedicado a Darkspinus. Felicidades!!!!



(Mark)

“Piiii...piiii....piiii....”

Estaba tumbado en el sofá de cuero de negro que tenía en el salón. Alargué el brazo hasta dar con la mesilla que había a un lado del sillón y busqué el móvil.

-¿Qué quieres Sorrow?- dije con desgana sin siquiera mirar el móvil.

-Tienes unas costumbres de saludo muy raras...

-Sí, ya lo sé, tengo trastornos bipolares- le corté. Para hablar con Sorrow uno debía de decir cualquier cosa con tal de interrumpirlo hasta que fuese al grano- Empezaré de nuevo. ¿Sí?, ¡ah, Sorrow!, ¿necesitabas algo?

-Eso ya está mejor, sabes que a mí m...

-Sí, se que te gusta que se mantenga cierta cordialidad pero por favor, sé rápido- me llevé la mano libre a la frente- digamos que ahora mismo tengo un ligero dolor de cabeza.

-¿Borracho a estas horas?- me preguntó, parecía divertido. Podía imaginarme la cara de Sorrow; de él habría aprendido unas cuantas expresiones faciales y, todas ellas a modo de mofa- sabes que el alcohol entre otras sustancias, no contribuye a canalizar mejor la Esencia, la debilita y si tú neces....

-Ahórrate la charla, ya me lo sé- lo corté de nuevo

-¿Igual que yo sé que bebes para no recordar a todas las personas que has asesinado?

-Sí- admití. No me avergonzaba de ello. Prefería admitir que recordaba con angustia a la mayoría de mis víctimas y no, con placer. Era un indicio de que seguía más o menos cuerdo.

-Solo quería ver que tal te iba con tu “espécimen” número veintitrés, le debe de que dar menos de un mes- dijo él al final.

-El día veintiséis de Diciembre acabará todo.

-Tan solo treinta y nueve días más. ¿La echabas de menos?

Sorrow sabía que Alissa había sido mi compañera de colegio.

-Cuando empecé en esto, ya hace unos años, me acordaba a menudo. Ahora me doy cuenta de que aquellos recuerdos son inútiles. Más importante... ¿estás vigilándome?

-Sí- admitió ahora él- tu vida es interesante, además, tenemos un trabajo y de ello quería hablarte.

-¿Quiénes son los afortunados?- resoplé, no me apetecía hablar de cómo dar un buen golpe a algún clan.

-Feather Steel, ya te daré más detalles otro día, odio hablar contigo cuando estás de resaca, ya sabes que…

-Feather Steel es tu clan... ¿Cómo?- lo ignoré.

-Ahora trabajo solo...bueno, ya me entiendes “solo contigo”- intentó bromear.

Definitivamente sus gracias eran extrañas.

-¿Eso significa que ya somos totalmente compañeros?- al final si que iba a resultar provechoso hablar con él.

-Sí, pero que ni se te ocurra la genial idea de fundar un clan, tú sabes que a mí no me van esas cosas puesto que…

-Dudo que el jefazo de todo el tinglado me tenga en tan alta estima como para concederme ese honor- sí señor, ahora estaba de buen humor, aunque, como ya sabía probablemente duraría poco. Ah, y sí, volví a cortar a Sorrow.

-Te veo luego, dale una buena tunda a Whisper de mi parte y, vístete ya que tienes una cita con tu amada.

-¿Whis...?- comencé a preguntar pero, ahora fue él el que me cortó, colgándome el teléfono.

Sorrow siempre hablaba demás. O quizás fuese una de sus extravagantes formas de ayudar.

En cualquier caso, el tema del supuesto asesino que acechaba a Alissa durante los últimos días volvió a mi mente: el loco asesino Whisper, si era él tendría que emplearme a fondo. Conocía a ese Essencer Caído demasiado bien…

“Oh, no” pensé. Si no fuese por Sorrow habría olvidado completamente mi cita. Menos mal que tenía un buen pesado compañero que se sabía mi agenda mejor que yo mismo…

Miré un reloj: Eran las seis y veinte. Perfecto, ¿Por qué nunca tendría mejor planeado mis actividades con mayor antelación?

Ahora me tocaría improvisar. Aunque, eso era algo que se me daba tremendamente bien:

Me vestí con una camisa blanca de lino de manga larga y unos vaqueros, me ajusté una pequeña pulsera de metal al brazo derecho y cogí unas deportivas blancas e inmaculadas. Apenas me molesté en peinarme y, decidí abrir un bote de colonia para tapar el olor a alcohol.

Salí de mi piso a menos veinticinco pero la casa de Alissa quedaba a la vuelta de la esquina así que, cuando fui a girar hacia su calle, casi me golpeé con ella de bruces.

-¡Mark!- gritó sorprendida, pero, enseguida recobró la compostura- ¡Llegas tarde!

-Lo bueno se hace esperar, ¿no?

-¿Ahora vas de “machote”?

-Nah...No es mi estilo.

-¿Te has sonrojado?

-No...Estoy un poco...

Se quedó unos segundos en silencio:

-¡¿Estás borracho?!- había dado en el clavo.

-No llego a tanto- mentí, y esa vez se me notó- además, asimilo el alcohol rápido, enseguida se me pasará si me das un poco de tiempo- mi capacidad de anular todo tipo de sustancias merecía un alarde.

Alissa empezó a morderse el labio y murmurar cosas como: “Todo va a salir mal”, “me van a pillar” y ese tipo de cosas que dice uno cuando está nervioso, siempre de acuerdo a la situación en la que esté mientras, además, daba vueltas en círculo a mi alrededor.

Suspiré:

-Está bien, haré un milagro para ti, espera aquí- me alejé lo suficiente para que no me viese. Admito que no andaba completamente recto en mi trayecto de huida.

“Bien, lo primero es relajarse y concentrarse”. La delegada era demasiado responsable, no me iba a dejar disfrutar de mi “cogorza” para olvidar ciertas cosas...en fin, tenía que ser amable con ella.

Miré un momento a mí alrededor pero no había nadie. Entonces sí, dejé mi mente volar, contemplando varios pensamientos pero sin pararme a fijarme en ellos. Al fin conseguí relajarme y dejar la mente en blanco. Solicité a mi cuerpo y mente que empezasen a activar la Esencia. El efecto fue prácticamente inmediato: una ola de poder empezó a recorrerme. Era como si me estuviesen acariciando con la yema de los dedos. Era una sensación agradable.

La verdad es que no tenía ni idea de si eso me serviría a terminar mi borrachera pero, mi cuerpo estaba entrenado para sobreponerse si yo quería a esas cosas. Era cuestión de echarle voluntad.

Tres minutos después no solo se había acabado mi borrachera. Tenía la mente más despejada de lo normal y mi capacidad de reacción estaba al máximo de lo que un humano podía hacer.

Y me di cuenta de que Alissa se había acercado y me miraba interesada y extrañada.

Volví con ella:

-Me concentraba- le dije, antes de que me preguntase que hacía.

-¿Cómo lo de los nervios?

-Sí.

-Todo eso debe de ser muy útil.

-Comparadas con algunas de las cosas que se hacer no son nada- bien, ahora probablemente sentiría aún más curiosidad.

-¿Seguro que estás bien al cien por cien?

-Estoy más despejado que tú en tu mejor día- me mordí la lengua, se me había escapado el reproche.

-Muy amable pero veo que tu lengua al menos si está activa.

Asentí y me obligué a no contestarle de nuevo.

No hablamos mientras caminábamos a un parque cercano. Bueno, mejor dicho “el parque”.

-Aquí fue de donde mi hermana se escapó...-hizo una pausa, recordando- muchas gracias Mark.

-No es nada, para eso estamos los amigos que nos hacemos pasar por novios, ¿no?- le eché humor al asunto, quitándole hierro a la vez.

Alissa caminaba distraída pero, de nuevo, mis sentidos aventajados funcionaron a la perfección. Aunque fuese para algo tan estúpido como para cogerle de la mano.

-¿Qué...?

Hice un gesto con el cuello:

-¿Son ellos no?

-Sí...buenos reflejos, como siempre.

-Oh, me halagas, amada mía- le susurré entre dientes con tono mordaz antes de saludarlos.



-¿Cuánto tiempo lleváis saliendo?- nos preguntó Melanie, la amiga de Alissa.

Tendría que dejar las fechas y las mentiras a mi “novia”, así que, para despistar, estaba hablando con Nathaniel, el novio de la susodicha amiga política que acababa de adquirir.

Nathaniel y yo discutíamos sobre fútbol, un interés de los dos. Bueno, al menos en mi recién adquirida nueva interpretación de “chico-bueno-enamorado”.

-Pues que quieres que te diga, pero yo veo claro el que se llevará la “Premier” este año...-Me comentaba justo en ese momento mi nuevo “amigo”. Interrumpí la conversación justo a tiempo: no tenía ni idea de la Premier, solo sabía que era la Liga Inglesa de fútbol.

-¿Por qué no vamos a una heladería?- propuse, de buen talante.

-Pero si estamos en invierno- empezaba a quejarse Alissa.

-No, si ya vemos que a Mark el frío no lo amedrenta- bromearon Melanie y Nathaniel ya que llevaba una camisa de pleno verano.

-Hoy hace buen tiempo y conozco una que está abierta- intenté convencerlos, casi con tono suplicante y lastimero.

-Por mí vale- aceptó Melanie.

Intenté recordar el plano de la ciudad, memorizado previamente, y los dirigí hasta la heladería en cuestión.

Yo me pedí un cucurucho de chocolate y Melanie y Nate me imitaron. Alissa no tomó nada, tan sosa como siempre.

Los cuatro continuamos andando y empecé una conversación con Melanie. Alissa iba callada a mi lado, de la mano.

No pude evitarlo. Si yo había ido a la cita...tendría que tener al menos un recuerdo bueno de ella. Y, ¿Qué mejor que Alissa en un apuro? De sólo pensarlo casi se me escapó una risita.

Acerqué el helado y le pregunté que si quería. Conocía bien a Alissa, no le gustaba la idea, era un poco “tiquismiquis” en esas situaciones. Pero aceptó a regañadientes.

Cuando probó el helado dije rápidamente:

-Te has manchado un poco- y la besé en los labios. No fui muy cruel, enseguida me aparté, casi no podía reprimir la risa- así está mejor.

No me dijo nada, simplemente agachó en la cabeza para evitar que viese como se ruborizaba. Y yo seguía riéndome a carcajadas por dentro.


(Alissa)

Cuando Mark me dijo aquello no lo ví venir y no pude reaccionar. Se acercó demasiado deprisa...

“Me ha besado” En ese momento no sabía si quería matarlo o todo lo contrario. Y claro, sabía que empezaba a sonrojarme...Ese maldito Mark me acababa de robar mi primer beso. Era imperdonable y humillante. ¿Quién le había pedido que me besase? Lo había hecho a posta, lo sabía. Después de todo me la había querido jugar.

-Vaya parejita que tenemos aquí...- oí comentar a Melanie- no os cortáis un pelo.

-Quizá deberíamos ir a algún lugar, ya está anocheciendo- propuso Mark, su tono ahora parecía nervioso.

-Yo me voy a casa- dije, aún con la cabeza gacha.

-No, tú no te vas- me dijo Mark. Su tono era implacable y parecía preocupado.

“Parece que la noche ha caído” me pareció oír la voz del viento.

Y, escuché, como detrás de nosotros alguien silbaba una canción que yo conocía muy bien...

Hay que picaro el mark jajaj, espero el siguiente capi, felicidades esta muy bien xD

Hey!
Gracias por dedicarme el capi, colega!
Sublime, espero el próximo capi con ansiedad(se muerde las uñas)

¡Nos vemos!

Bueno, este post es para deciros que necesito tomarme un tiempo. Veréis, debido a problemas con el pc (que sus siete u ocho años no se los quita nadie) y demás historias he perdido bastantes cosas. ¿En qué os afecta?. Sencillo, he perdido los documentos de word. Por suerte, la mayoría los tenía en un pen drive pero, lo que llevo escribiendo últimamente no. De SensEssence solo tengo el prólogo y el primer capítulo. Menos mal que por lo menos podré recuperar por el foro unos cuantos capítulos más pero, claro, esperaba poder daros una sorpresa y poder colgar esta semana la batalla, que, "iba" a durar varios capítulos pero de forma que no fuese pesada, no podréis entenderlo exactamente porque no subi el texto XD. Ahora mismo me entran ganas de pegarme cabezazos contra el ordenador porque he perdido tres capítulos y un cuarto casi acabado -.-" además de que había hecho una mejor correción de los primeros capítulos. Otro de los documentos afectados a sido la correción que estaba haciendo de la historia de Skrull que estaba prácticamente acabada y otro par de ideas que había empezado en word, pero al menos he podido resumir lo que recordaba para poder escribirlo más adelante y tampoco eran muchos folios...Solo espero que entendáis que tardaré algo de tiempo en continuar la historia pero esto (que ya me ha pasado alguna otra vez y de ahí aprendí a guardar los documentos en pen drive -.-") es algo que fastidia bastante y bueno, simplemente eso. Espero reescribir el capítulo que pensaba colgar hoy en una semana o así.

Salu2

Os traigo una buena noticia a los que les guste mi historia, quizá, en dos o tres días traiga el siguiente capítulo. Dije que tardaría más, lo sé pero, ayer, que no tenía ánimo ninguno para (re)escribir nada empecé a llamar para quedar con alguien y echarnos una play o lo que fuese. Nadie, de mi "grupo" salió de casa y, nadie tampoco pudo quedar...cosas del destino, finalmente decidí a reescribir sin ánimo alguno el capítulo seis. La verdad es que llegué a terminarlo pero, no me gustó. Era bastante mediocre respecto a la primera versión. No tenía ánimos. Entonces recordé algo de lo que hablé con un amigo hace un par de días. No es alguien muy lector (ni siquiera lector a secas -.-") pero había empezado un libro de misterio dos años atrás aunque, solo llegó a escribir veinte folios. Divagando tontamente y recordando las otras veces que me había pasado algo parecido me dije a mí mismo: "Así no vas a tener ánimo nunca para reescribir el capítulo y vas a dejar la historia" (algo que ya me pasó y, no tengo intenciones de reescribir la historia que dejé a la mitad) y, simplemente pensé como estructurar mejor la batalla. He empezado a escribir el capítulo y de momento lo que hice ayer (la segunda vez ayer, que sería la tercera XD) me está convenciendo. De todas formas hoy no se si me "motivaré" como ayer porque ahora mismo no tengo ganas ninguna de terminar el capítulo -.-"

pues espero que tengas ganas para escribir el 6 y6 los proximos 100 más xD porque sino... (tomatelo con calma, por cierto es una putada...)

Anímate, hombre, que no es el fin del mundo. No te lo tomes como una obligación, sino como una especie de necesidad, de ese modo(así me pasa a mí, al menos) escribirás con "esencia".(Tenía que hacerlo )
Bueno, pues no te desanimes y sigue escribiendo, que ya sabes que aquí tienes a los colegas que lo van a leer ansiosos y te van a decir todos los fallos que su mirada carmesí detecte,xd.
Un saludo

(Mark)

Desde hacía un buen rato tenía una mala sensación y, ahora, detrás de mí tenía al culpable.

Me giré antes de que alguno de los que me acompañaban pudiese reaccionar: Whisper, “Escala Sangrienta” me contemplaba con interés. Genial, aquello no acabaría sin heridos.

La verdad es que sí que conocía bastante al hombre que tenía frente a mí: había tratado con él cuando aún se le conocía como “Whisper: Escala Musical”. Era uno de los Essencer que me habían ayudado en un principio, pero, como a casi todo Essencer, pasado un tiempo, sus propios poderes habían terminado por enloquecerlo y corromperlo, y a aquellos que les ocurría eso, se denominaban “Essencers Caídos” o “Essencers Corruptos”.

-¿Qué tal, Whisper?- le pregunté, tanteando el terreno y poniendo a los tres adolescentes detrás de mí.

-Decepcionado, mi querido Mark-su voz era melodiosa pero...parecía ocultar una espesa negrura que lo cubría todo- me informaron de que había un novato por aquí y, como sabes, mandaron gente. Imaginamos que alguien se interponía porque nadie acabó con el futuro Essencer ni volvieron para reportar la situación. Parece que eres tú el que se empeña en entorpecer nuestros planes.

Tenía que pensar rápido, conocía algunas de las habilidades propias de aquel hombre y, estaba muy en desventaja en aquel momento:

-¿Por qué no hablamos a solas?

-Lo haría si esto fuese para largo pero...he oído lo que te pasó, Mark. Por los viejos tiempos que recuerda esta mente te daré cuatro horas de ventaja si huyes ahora mismo. Sé que eres rápido y nada te ata a estas personas, podrás hacerlo, ¿no?

Llevaba razón, Alissa no me importaba lo suficiente para jugármela contra alguien como Whisper. Simplemente, tenía que acabar con él en ese momento, él mismo me lo había pedido antes de enloquecer y yo siempre cumplía mis promesas- No huiré- le dije al final. Me acerqué Alissa y le susurré que se marchasen los tres, que era un tipo peligroso. Ellos, estaban confusos por la intervención de aquel extraño tipo.

-Tú ganas, te daré unos segundos- Whisper dejó con cuidado en el suelo una funda que había llevado colgada a la espalda.

-¡Idos!- le dije a mi compañera y a los dos chicos que había conocido hacía tan poco tiempo. No replicaron. No sabían que corrían peligro conscientemente, pero, tenían una corazonada.

Whisper acababa de abrir la funda y sacó un hermoso violín, junto con su arco; también, sacó una larga chaqueta negra y se ajustó su chistera.

Ellos ya habían echado a correr.

-¿No piensas sacar tus cosas?- inquirió.

-No las tengo aquí- admití- están guardadas lo suficientemente lejos como para que pudieseis detectarme.

-Ahora ya sabemos porque no conseguimos averiguar quién protegía al novato- mi enemigo pareció pensárselo un momento – como ya te he dicho, estoy informado, supongo que si ahora eres un Essencer, serás un Alpha, ¿Estoy en lo cierto?

-Sí- tuve que admitir nuevamente- ¿Qué tal algo de formalidad?- le preguntó sin demasiado interés.

-Claro, ya que luchamos, hagámoslo oficialmente: Mi nombre es Whisper, más conocido como el “Instrumento del Desastre” o “Escala Sangrienta”, treinta y cuatro años, pertenezco al clan de origen inglés “Sons of Disaster”, es decir, “Hijos del Desastre” en el cuál ocupo el quinto lugar. Sobra decir que mi clan pertenece a “Alianza Fraternal”.- Justo en ese momento terminó de abrocharse el esmoquin y, había dejado el violín de nuevo en su funda, quedándose sólo con el arco del instrumento.

No tuve que pensar lo que iba a decir, cada vez que había luchado, que no eran pocas, decía lo mismo:

-Mi nombre es Mark, se me conoce como “Torbellino Oscuro” y “Caída Eterna” aunque tengo muchos otros apodos. Tengo dieciséis años y no pertenezco a ningún clan, lucho por mi propio beneficio, pero, como Essencer que soy, destruiré a cualquier miembro de la “Alianza Fraternal” que se ose cruzar en mi camino.

Mientras hablaba había acumulado una gran cantidad de Esencia, pero no tenía las de ganar. En ese momento poseía prácticamente el límite de Esencia que podía manejar, cierto, pero estaba desarmado y eso contaba mucho en mi caso.

-Yo haré el primer movimiento- me avisó.

No tardó en hacerlo. Liberé parte de la Esencia para multiplicar mi velocidad, capacidad de reacción y fuerza con lo que conseguí esquivar su ataque: se había lanzado a por mí formando un torbellino horizontal de espesa Esencia de color oscuro.

-No tienes opciones de ganar. Te doy una última oportunidad: si huyes ahora no te perseguiré hasta que me encargue de la chica y, de paso, los otros dos. A mí me parece un trato justo.

Como respuesta corrí hacia él a mi máxima velocidad formando a mi paso una estela negra con mi propia imagen residual.

-Veo que tu velocidad sigue siendo tu principal arma...- me dijo Whisper. Hice un amago de atacarlo frontalmente con un puñetazo y, acto seguido, lo rodeé y por detrás extendí las dos manos y transmití gran parte de mi Esencia formando una especie de bola oscura - ¡¡Desesperación!!- grité y, la bola se convirtió en un cañonazo de color negro opaco con vetas violáceas brillantes que salió disparado de mis manos. Al impactar contra Whisper oí una detonación y empezó a salir humo.

-Puede que tu velocidad siga siendo superior a la mía- el humo se disipó- pero tu fuerza no puede hacerme daño- Whisper estaba intacto- por cierto, ¿Ese ataque no era el “Dimensioner X”?.

-Le cambié el nombre- le contesté, parco en palabras.

-Ajá, el nuevo nombre del ataque me gusta- me iba contando mientras él empezaba a formar un nuevo torbellino a su alrededor- me gustaría combatir usando todo mi poder pero, ya sabes que acabaría demasiado rápido. No tengo mucha prisa, tus “amigos” se han refugiado en un bar a pocas calles de aquí, no piensan moverse de ahí.

“Estúpida Alissa, deberías de seguir corriendo”.

Whisper concentró el torbellino en el arco de su violín que, no había soltado en ningún momento- creo que un ataque tan débil como este podrá acabar contigo a la primera- se jactó de su propio poder.

Tensé los músculos en busca de más energía. Apenas me quedaba suficiente Esencia para poder recurrir al truco de aumentar mi velocidad. La verdad es que no tenía muchas opciones, normalmente los tipos que había estado derrotando bastaba con usar un ataque la mitad de potente que mi “Desesperación”, claro que, sin equipo como estaba, no podía derrotar a alguien como Whisper.

Mi antiguo compañero decidió que era hora de terminar con aquello y se acercó a toda velocidad dispuesto a dar un golpe fatal con el arco del violín, que, además, era su Talismán.

Esquive tres de sus cuatro golpes, pero, el último no pude evitarlo: fortalecí con mi energía el brazo derecho y lo interpuse entre el arco y mi cuello, lugar al que apuntaba su arma.

Conseguí detener su arma sin perder el brazo derecho, aunque tenía un corte profundo. Ahora tenía los dos brazos heridos. Y también estaba en las últimas en cuanto a Esencia.

Y entonces tuve una idea: La “Caída Eterna”, uno de los ataques más poderosos que tenía, incluso uno de mis famosos apodos era ese. Sin casi Esencia como estaba no le haría apenas nada pero podría aprovechar para robarle el arco del violín. No era muy buena idea pero mejor que nada...

La “Caída Eterna” original era algo que estaba fuera de mi alcance en ese momento pero, si la simplificaba todo lo que podía, quizá la Esencia que me quedaba sería suficiente para ejecutarla. Lo malo sería el precio a pagar después.

Con eso en mente me acerqué a Whisper e inicié una combinación de patadas y puñetazos conectados que esquivaba con sorprendente facilidad, cuando estuve listo, subí la velocidad de una de mis piernas y logré golpearle con ella, haciéndole perder el equilibrio.

“Ahora”

Cogí a Whisper del cuello y usé la Esencia que tenía para saltar lo más alto que pude y mantenerlo apresado en una llave mientras además, con el escaso poder que me quedaba, confundí su mente momentáneamente para que no consiguiese liberarse y contraatacar en el aire.

Cerré los ojos: llevaba mucho tiempo sin hacer ese movimiento y no estaba seguro de si funcionaría. Me atreví a mirar justo cuando la cabeza de Whisper impactaba contra el suelo haciendo un agujero en el pavimento. Me solté sin más contemplaciones y robé el arco del violín.

-¿Eso es todo lo que tienes?- le oí decir cuando apenas había cogido el arco- Whisper ya estaba en pie y, enfadado, algo que no era bueno en absoluto.

No pude reaccionar cuando se plantó a escasos centímetros de mí y empezó a golpearme. Ni veía venir los golpes. Su último puñetazo me lanzó varios metros hacia atrás. El se acercó y me arrebató el arco. Traté de incorporarme. No lo conseguí.

-Es momento de que te des cuenta el abismo que hay entre tu actual tú y yo- su voz era grave- ¡Contempla extasiado el poder de la Oscuridad que todo lo engulle!- hizo una pausa de apenas un segundo para redoblar su voz y gritar:

-¡¡¡RÉQUIEM!!!

El mundo pareció vibrar durante unos segundos y, cuando volvió a la normalidad Whisper ya no estaba allí. Al menos no ese Whisper: el hombre que ahora se alzaba ante mí tenía el pelo más largo y aún más oscuro si cabe, la chistera había desaparecido. Su cara era una mueca de odio y sus labios mostraban un desprecio infinito. Parecía majestuoso, alcanzaba la altura de dos metros y unas alas de oscuridad nacían de su espalda. Y en un brazo aún portaba el arco. Era el Ángel de la Muerte anunciando la llegada de un mundo de dolor.

En ese momento, contemplado la verdadera forma de Whisper no pude evitar sentir pánico, quise huir pero, recordé quien era a tiempo.

-Me pediste que te matara si te corrompías- le recordé mientras me ponía en pie y me sacudía el polvo- siempre cumplo mis promesas, “maestro”- intensifiqué el tono de mi voz en la última palabra.

-Todos entendemos mal la corrupción- comenzó a explicarme- Gracias a ella descubres como eres en realidad, te da tu verdadera forma y te hace más fuerte. Ahora no eres nada para mí “Ángel Caído”- su voz ahora era gutural y parecía surgida del mismísimo Infierno.

"Ángel Caído" era otro de mis antiguos apodos. Y prefería no pensar porque me lo habían puesto, era bastante desagradable. Además, ahora mismo, a él le venía que ni pintado, yo tenía de todo menos pintas de ángel.

-No me importa quien seas ahora “Escala Sangrienta”, no me importa si ya antes poseías esa negrura pero la recluías dentro de ti. Me pediste que te matara y, eso pienso hacer.

Torció el gesto, sonriendo. Probablemente le parecía cómico que dijese eso estando en las últimas.

-Así sea- respondió.

Envolvió de nuevo su Talismán con Esencia oscura aunque el proceso era más rápido. Calculé que su fuerza había aumentado unas veinticuatro veces. No, no era bueno, definitivamente no.

Cambié el peso del cuerpo dispuesto a protegerme de su golpe pero, no se movió.

-Controlar el movimiento en este estado es complicado- me explicó con desgana.

Y ví algo de lo más insólito: empezó a dar un paso, cuando bajaba el pie para tocar el suelo, desapareció.

-¡Detrás!

Me giré a tiempo para ver como el arco caía en un movimiento brusco que me atravesó el tórax en diagonal y, a continuación me propinó una patada que me empotró contra una pared de ladrillo.

Casi perdí el conocimiento. No, el golpe no era lo que me hacía perder el conocimiento, había recibido demasiados y estaba acostumbrado, aunque también era grave. Lo que ocurría era que había sobrepasado mi límite de Esencia con la “Caída Eterna” y ahora estaba pagándolo caro. Tenía taquicardia y, aunque no era consciente de ello, sabía que empezaba a sangrar por la nariz, boca, orejas e, incluso, ojos.

-¿Pensaste que sería suficiente?- la voz de mi enemigo era alta y clara- ¿Pensaste que tenías alguna oportunidad?, Ja, no me hagas reír.

Su voz quedó amortiguada por el sonido de unas sirenas. Parecía que habíamos causado revuelo. No me molesté en levantarme pero me esforcé en parpadear y enfocar la vista: estábamos rodeados de gente y algunos policías empezaban a llegar.

Los que nos miraban estaban nerviosos por la pelea, pero, parecía que no llevaban mucho tiempo viendo el combate: no habían visto nada paranormal. Para ellos Whisper no tenía las alas negras y parecía un tipo normal, furibundo si acaso.

Miré al Ángel Oscuro: sabía que se lo estaba pensando. Matar a esas personas no era nada complicado pero, quizá quedase algún testigo de la masacre...

Desapareció ante el ojo humano.

-Sobrevives al primer Vals- oí que me susurró al oído justo antes de evaporarse en la noche.

-¿Estás bien, Mark?- la nueva voz pertenecía a un chico.

“El que faltaba”.

-Llegas justo a tiempo, Sorrow.

-Siempre te sobreesfuerzas.

-Me gusta estar al filo de la muerte.

El sonrió con una mueca desagradable. Sabía la cantidad de veces que había estado a punto de tener que acudir a mi entierro.

-Descansa, yo me ocupo de este jaleo.

Asentí y me permití perder la conciencia de la forma más digna que pude.


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El capi que prometí llega antes de lo esperado...pero el siguiente ya veremos. La verdad es que tenía ganas de colgar la primera pelea. Y quiero muuuchos coments. Me considero realmente malo en las peleas así que haber si me podéis ayudar a mejorar (esta pelea no me ha salido del todo mal pero no se, no se).

Y tranquilos, que " La Saga de Whisper" aún continuará durante varios capítulos más. El siguiente capítulo desvelará un par de cosas sobre la Esencia aunque no de las más importantes (aún tengo que (re)escribirlo y no se si lo añadiré finalmente pero supongo que sí) y volverá a desdoblarse en los dos personajes. Alissa protagonizará parte del capítulo y....no puedo contar mucho más xD

Me gusta, lo de angel caido y como lo describes, la verdad es que me esperaba algo mas de Mark jajaja mira que sacrificarse de esa forma... en fin esta muy bien, por no decir genial, que luego ya sabemos lo que pasa... xD espero el proximo capi!!

2 Capítulos en un día, récord XD. Echadle las culpas a Wulfgar xD



-¿Quién es el chico?- oí decir a un hombre de unos treinta años. Su cabello era negro y sus ojos también pero, parecía amable.

-Un nuevo Esencer, pasó la prueba- dijo un joven a mi lado. Él me había rescatado- llegamos justo a tiempo para salvarlo de esos salvajes del nuevo clan.

-Por desgracia sus padres y su hermana menor han muerto- informó otro hombre.

-¿Sólo queda él?- preguntó de nuevo el hombre del pelo negro. Parecía el que mandaba entre esos “Esencer” que ellos decían- esos imbéciles de la Hermandad Fraternal...- suspiró- no deberían de existir. Entorpecen a las nuevas generaciones.

-¿Qué hacemos, señor?- preguntó otro chico mayor que yo y que también había participado en el caótico rescate.

Estaba confuso, llevaba meses notando distintas presencias, me acosaban y amenazaban o eso me parecía a mí. Era una simple sensación hasta que esa misma mañana...

-Yo me ocuparé de él- dijo el jefe, me miró muy serio y enseguida hizo un gesto amable- ¿Cómo te llamas?.

-Mark-.

-Bien Mark, ¿Cuántos años tienes?.

-Doce, pronto cumpliré trece.

-Yo me llamo Whisper-se caló una chistera- a partir de ahora cuidaré de ti. Se que estarás cansado y prefieras no contarnos nada pero, nos gustaría hacerte unas preguntas después, ¿vale?.

-Responderé ahora- en ese momento me sentía decidido; cuanto antes pasase el mal trago, tanto mejor para mí.

-Está bien, cuéntanos que sucedió- me pidió.

-Estaba desayunando con mis padres y mi hermana, de pronto oímos una explosión en la entrada de casa y...unos hombres entraron y...-se me quebró la voz y empecé a derramar lagrimas.

Whisper se acercó y me ayudo a tranquilizarme, tardé un rato en controlarme.

-Ellos mataron a mi familia- continué cuando recuperé el habla- lo hicieron muy rápido y apenas ví nada. No parecían humanos. Antes de que me hiciesen nada llegaron dos personas y me salvaron- mis salvadores están detrás de mí.

-¿Notaste algo extraño las últimas semanas?.

-Desde hacía algunos meses tenía una sensación extraña y...hace un par de semanas quemé mi cuarto sin querer...

Cerré los ojos, sabía lo que iba a preguntar.

-¿Tú?, ¿Con qué?.

-Creé fuego...deseándolo- sabía que me iba a tomar por loco.

-Está bien, pareces más fuerte de lo que creíamos..-se quedó pensando- No te preocupes, te creo. ¿Recuerdas que los hombres dijesen algo?.

-No, no hablaron nada- que tomase tan a la ligera que podía crear fuego de la nada me había sorprendido.

-Bien, tú- señaló a un chico joven de veinte años- acompáñalo a su cuarto.

El hombre asintió y me llevó consigo.


¿Dónde estaba?. Abrí los ojos pero veía borroso, cuando me acostumbré a la luz miré a mi alrededor. Era una pequeña habitación, y a mi lado había un adolescente. No llegaría a los quince, su pelo era negro y muy corto. Sus ojos eran como dos pozos sin fondo, llevaba un piercing en una oreja y me llamaba.

-Mark, por fin te despiertas- parecía estar de mal talante.

-¿Quién eres?- pregunté, no estaba para adivinanzas.

-Soy Sorrow, aún sigues conmocionado, estabas delirando.

De un fogonazo recordé la mayoría de las cosas que había sucedido.

-¿Qué pasó?.

-Todo a su debido tiempo- pareció recuperar algo de buen humor pero lo conocía demasiado. Nunca estaba de buen humor, siempre lo aparentaba

Me tendió un vaso al que le acababa de echar una sustancia-Bebételo, te sentirás mejor. Necesitas descansar.

Me lo bebí de un trago: no sabía a nada, estaba insípido.

-Buenas noches bella durmiente- ví como sonreía.

Era un simple somnífero, ya se me cerraban los ojos. Maldito Sorrow.

Era consciente de que estaba en un sueño, pero, no podía detenerlo. Me encontraba sentado al lado de Whisper en un banco cerca de los Campos Elíseos de París. Diría que hacía unos tres años.

-La Esencia lo es todo- me dijo Whisper- está en los relámpagos, en las ramas de un árbol mecido por el viento, en la melodía de una canción...

Era algo que ya en ese entonces sabía.

-Pareces poeta, amigo- el me sonrió- pero ten en cuenta que solo tú, con tu habilidad, puedes conseguir Esencia de las vibraciones del sonido. La música a mí no me aporta energía.

El no me contestó, espero paciente a que acabase para seguir con la lección:

-La Esencia es energía pura, y, nosotros, los Esencers, podemos conseguir esa energía para conseguir cosas maravillosas...

-...O para matarnos entre nosotros- intervine de nuevo yo. Era bastante pesimista.

-Sí, también: es un gran poder que puede ser usado para el bien o para el mal. Y me temo que a la larga se usa para el mal.

-No todos la usamos para el mal.

-Acabaremos haciéndolo, es triste pero muy cierto- hizo una pausa, era algo que no me había contado hasta entonces- usar la Esencia es algo que conlleva a la larga a la locura, y la locura despierta la sed de sangre.

-Entonces, ¿no deberíamos dejar de usarla?.

-Si no la usásemos, los locos que ya hay sueltos serían invencibles. No, debemos usarla para eliminar el mal, luego, nosotros seremos el mal y, seremos eliminados por otros Esencers que caerán en la locura. Es un ciclo sin fin, imparable.

-No sabía eso...

-Aún eres joven, Mark. Debes saber que aún estás a tiempo de rechazar la Esencia, aún no estás suficientemente impregnado de ella como para enloquecer.

-Seguiré- estaba decidido a conservar mi propia mente y cordura y a la vez continuar aprendiendo y usando la Esencia.

-En tal caso, quiero pedirte algo- lo miré un momento, su tono era angustioso- me temo que no me queda mucho para cambiar de bando- me dirigió otra sonrisa pero, ésta, era triste- quiero que me mates antes de que haga daño a alguien.

En ese momento no me lo creí. Alguien con tan buen corazón como Whisper no podía convertirse en un asesino. Pero o las personas cambian...o la Esencia les hace cambiar.