Evan
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| Tema: Re: SensEssence 30/05/11, 06:28 pm | |
| Meses después, por fin, por fin, por fin. ¡Capítulo 68! Gracias por haber esperado y haber creído en mí. Espero trabajar duro con SE, prácticamente he decidido dejar aparcado escribir las novelas para presentarlas al concurso que quería para terminar esto. Sé que esto no llegará más allá de una anecdótica historia de foro, pero quiero terminar mi primera historia larga y quiero que vosotros lleguéis al final de ella disfrutándola.
-Sexagésima Octava Sensación-
- Esencia -
(Alissa)
-¿Estás lista? – me preguntó el líder de Enfants.
Afirmé con un gesto de cabeza, tratando de aparentar una convicción que no sentía.
Mi maestro se apartó y señaló un camino lleno de exuberante vegetación.
-Esa es la Senda. La iniciación de los Essencer puede realizarse en cualquier sitio, en cualquier momento e incluso, con más personas. Pero la Senda no funciona así…
Noté las miradas de todos los miembros del gremio taladrándome la espalda. Alguien me ofreció la mano y se la estreché con fuerza. Por un momento pensé que era Félix, por la gran atención que prestaba a las chicas. Luego me di cuenta de que era Ragna.
…la Senda es diferente, es necesario varios requerimientos digamos, “especiales” para pasarla: es necesario ir solo, ha de ser en unos puntos fijos del planeta – tenemos la suerte de que este es uno de ellos – y además, solo se puede hacer ciertos días del año, que no vienen predefinidos, sino que son aleatorios. Podría explicarte de manera rápida como se detectan esos días, pero sería aburrido y puede que el tiempo se nos pase y no puedas hacer la prueba. Ahora, te lo repito, ¿Estás preparada? Este tipo de iniciación es peligrosa.
-Lo estoy.
-¿Estás absoluta y completamente segura? Necesitas estar al cien por cien, si no lo estás, retrasaremos la ceremonia.
No entendía porque insistía tanto.
-No hará falta, lo haré hoy – me paré un momento para pensar si preguntar la duda que me corroía, al final, opté por formularla – ¿Cuál es la diferencia de la iniciación usual y esta? ¿Esta te convierte en alguien más poderoso?
“Porque eso es lo que necesito”.
-En la Iniciación normal, la Esencia termina de amoldarse a tu cuerpo si estás preparada para ser Essencer; prácticamente es como terminar la aceptación y asimilación, es prácticamente un rito anecdótico, ya que el cambio se produce solo. Con ese tipo de Iniciación, los Essencer Primarios han de formar su Talismán mediante una serie de pruebas. La Senda es algo más complicado: en los puntos de los que te he hablado en los que la Senda se puede realizar, están repletos de Esencia. Son lugares apacibles para los Essencer, lo notarás en cuanto entres ahí. El problema está en que hay algo… - necesitó unos segundos y un par de tirones de su barba para continuar –…supongo que sabes que los Essencer al morir, nos convertimos en Esencia – se desvió – No está probado al cien por cien científicamente, pero es la explicación a la que se ha llegado mediante pruebas, aunque no irrefutables, bastante probables.
-Sí, Mark… - noté como aquel nombre había vacilado una décima de segundo en mi garganta antes de ser pronunciado – me habló de ello, y usted también.
-Cierto. Verás, en la Senda se está en comunión con lo que podemos llamar… el pensamiento de la Esencia, o al menos, es la teoría más extendida: oirás como alguien – o algo – te habla: al menos es lo que se cuenta. No tenemos ni idea de lo que sucede realmente ahí. Y los que han superado la prueba no han hablado sobre la Senda. No es que lo olviden o no quieran hablar de ello, más bien es como si no pudiesen. Pero suceda lo que suceda hay dentro, cuando salgas, algo habrá cambiado.
-Y hasta ahora – apuntó Darkspinus, incapaz de permanecer en silencio por más tiempo – aquellos que han sobrevivido a la Senda han formado Talismanes realmente poderosos, e incluso, han sido Essencer muy importantes. Como Mark.
Sentí un nudo en la boca del estómago y me mordí los labios.
-De los últimos diez Essencer que han entrado en la Senda, sobrevivieron tres. Uno de ellos fui yo – dijo mi Maestro – que la pasé en este mismo lugar. El segundo fue Sigfried, que la pasó en las ruinas de la vieja sede de los Essencer. Y el tercero fue Mark, que la pasó también aquí. El muchacho no estaba preparado para esta prueba, y casi no lo consiguió, de hecho, iba a ser iniciado normalmente pero…
-Creo que esa historia la podemos oír después, Maestro – interrumpió Darkspinus – no creo que sea lo mejor hablar de nuestro viejo compañero – noté como no quería pronunciar el nombre de “Mark”, habría notado que aún no lo había superado ante su anterior mención–, no queremos desconcentrar a Alissa, ¿verdad?
Lo que yo decía.
-Como queráis. Estoy lista.
Ragna dejo libre mi mano y miré a mis compañeros unos segundos antes de decir:
-Nos vemos luego.
Volví la vista hacia aquella especie de bosquecillo, pequeño pero frondoso. Tan sólo se podía entrar por un único camino, así que al parecer saldría por ese mismo lado. ¿Qué iba a ocurrir en aquel espacio tan pequeño?
Caminé con paso rápido y seguro, era como el nerviosismo ante un examen: una vez que ha empezado, se pasa toda esa angustia y adquieres una concentración excepcional para superar esa prueba. Era exactamente lo mismo que me ocurría en ese momento.
Tenía que demostrar que ya no era una chiquilla. Ahora era una Essencer, tenía que pasar aquello para proteger a las personas.
Me adentré algunos metros en la floresta, y di con un lugar bastante extraño: era un pequeño claro en el bosque, coronado por un gigantesco árbol en medio, y a su lado, había un banco de piedra. Y sentada en ese banco, había una figura envuelta en una capa negra. También noté un cosquilleo por todo el cuerpo. La Esencia era infinitamente superior en todas aquellas plantas de lo que era normal.
Aquel ser se incorporó y me observó unos segundos por debajo de la capucha. Permanecí lo más impasible que pude ante aquel análisis, mientras intentaba adivinar la forma que se escondía bajo aquella toga.
-Alissa…bienvenida.
Noté como mis piernas empezaron a temblar, dejándome de responder. No me caí contra el suelo porque me recompuse como pude.
Tras haber oído eso de “El Pensamiento de la Esencia” había esperado oír una voz etérea, o que se me presentase un viejecillo de barbas blancas. Hasta una especie de criatura salvaje en forma de mujer exuberante. Pero no aquello.
Mark. Joder, ¡Mark!
Mi interlocutor se bajó la capucha y me sonrió con esa mueca despreciable que llevaba pintada Mark la mayor parte del tiempo. Reconocí el color del pelo y de sus ojos aún pese a la penumbra en la que estábamos sumidos por culpa de los árboles, que apenas dejaban pasar la luz del sol.
-Mark… ¿Eres tú? – bueno, en realidad creo que de mi boca salió algo parecido a un murmullo ininteligible, pero él me entendió.
-No. Yo soy la Esencia.
-Entonces… ¿él…?
El rostro de Mark no varió un ápice. Y aunque no me dio una respuesta con palabras, lo que me contaron sus ojos fue suficiente.
Aquel ser – o lo que fuese – dio un paso y cuando quise darme cuenta me había cogido porque mis piernas habían terminado de ceder.
-Será mejor que te sientes, hija.
Me dejo caer con suavidad sobre el banco, y me quedé allí sentada.
-Supongo que suena tópico, pero te estaba esperando. Y bastante ansioso, si se me permite decirlo.
-¿Quién eres tú? – pregunté tras cerca de un minuto de silencio.
-La Esencia, como te he dicho antes. Verás, la Esencia es como la materia, solo que no se puede ver, ni a simple vista, ni con los inventos humanos.
-Sólo los Essencer pueden detectarla… - recité de memoria.
-Exacto. Y ahora voy a contarte la historia de cómo surgieron los Essencer, si quieres.
En realidad en ese momento la historia de la formación de los primeros Essencer no estaba entre mis prioridades, pero acepté. Cuanto más averiguase, más podría informar al Gremio, incluso podía ser interesante para luchar en la batalla que se avecinaba.
-Bien, para empezar, hubo un tiempo en que los seres eran simplemente materia, y créeme cuando te digo que eran bastante inanimados. Les faltaba algo…una chispa de vida, por decirlo así.
-¿Sentimientos?
-No exactamente, por ese entonces ya había algunos especímenes de Homo Sapiens Sapiens, se supone que ya habían desarrollado la inteligencia humana, y con ello me refiero a la libertad de pensamiento y el no estar atado al comportamiento animal. También se suponía que podían amar y odiar. Que eran capaces de sentir.
-Pero no es así, ¿verdad? – intenté esforzarme por seguir el hilo de la conversación.
-Los sentimientos humanos estaban muy diluidos. Eráis – porque en el fondo, los Essencer técnicamente son humanos – los seres más perfectos, eráis lo máximo de la creación y genética. Pero yo, que hasta ese momento había simplemente existido, vi aquello con tristeza: los seres humanos no eran tan diferentes de los animales como habría cabido esperar; eran apáticos, incluso no parecían querer vivir. Todos sobrevivían por el instinto de conservación, pero abrazaban a la muerte con dulzura. No amaban a la vida como tal. Entonces fue cuando me di cuenta de que hasta ese momento, todo había sido hecho por la materia. Yo pensaba que había estado ahí como observador, que no tenía que hacer nada, pero fue cuando entendí que yo también tenía que participar en la creación de la vida.
Mark – bueno, La Esencia, en su cuerpo – dio una vuelta alrededor del árbol antes de continuar. No parecía muy contento.
-Dejé ir la mayor parte de Esencia de lo que puede considerarse “mi cuerpo”, permití que alimentase a todos los seres vivos, y en especial a los humanos; y esto es curioso, porque todos los individuos de cada especie tienen la misma cantidad de Esencia en sus entrañas. A excepción de los humanos. Cada persona es un mundo. Sois unas criaturas maravillosas, por eso, aunque no debería tener favoritismos, sois mis hijos predilectos.
El gesto de Mark se ensombreció aún más.
-Pero no sois los mejores, habéis desatado el caos en muchas ocasiones. Habéis provocado el dolor a vuestros semejantes. Aún lo hacéis. En vosotros vive el equilibrio del bien y el mal, pero depende de vosotros inclinaros hacía uno u otro lado de la balanza…
-¿Y los Essencer?
-Yo nunca pretendí crear nada más allá de los seres humanos, pero la diferencia de Esencia entre algunos individuos humanos era abismal. Y así, algunos comenzaron a ser capaces de usar la Esencia a su antojo, y podían absorber más, aumentarla más allá de lo que al nacer le era concedido. Esa fue la aparición de los primeros Essencer.
-Entonces…no deberíamos existir. Somos una consecuencia no calculada.
-Así es. Pero nunca me he arrepentido de ello. Porque los Essencer habéis nacido para hacer el bien.
-¡Pero la Corrupción…! – insistí.
Mark alzó una mano para que me callase.
-Déjame terminar, hija mía: poco a poco estos individuos de los que te hablo fueron experimentando con la Esencia, descubrieron sus límites, y fueron corrompiéndose. Los Essencer entonces se dieron cuenta de que la Esencia no era pura en los humanos, y que al final, los que controlaban la Esencia se convertirían en seres malvados. Así nació el primer germen de lo que mucho más tarde sería el Supremo Essencer y otros órganos, como el Consejo. Y también con ellos empezó oficialmente la Guerra Eterna. En un principio los Caídos eran seres enloquecidos, tan solo podían matar y sembrar la destrucción. Mientras tanto, los Essencer luchaban contra ellos, usando sus poderes para proteger. Fue la época de esplendor de los Santos.
Alcé una mano, insegura de interrumpirla después de haberme mandado callar.
-¿Sí?
-Los Santos son seres de Esencia Pura…pero tú has dicho antes que los seres humanos no tienen Esencia Pura.
-Los Santos…su existencia sí que fue mi mayor error.
No lo entendía.
-Yo no quería inmiscuirme más en los asuntos de los seres terrenales, había participado en su creación, pero no debía intervenir. A día de hoy no sé siquiera porque tengo conciencia e inteligencia, en vez de “ser” simplemente, como la materia.
-¿Pero y los Santos? ¿Por qué fueron tu mayor error?
-Porque aunque no quería ponerme de ningún lado y dejar que el curso de los acontecimientos lo escribiesen los seres vivos con sus acciones, pensé que podía ayudar…y lo estropeé todo. Decidí conceder a algunos Essencer Esencia completamente pura, los volví inmortales y les di poderes demasiado grandes para ser controlados, al fin y al cabo, por un humano…
…y no preví las consecuencias: si unos padres tienen un hijo, son capaces de ver lo que hacen frente a ellos, pero no de saber lo que piensan o hacen a sus espaldas. Me pasó lo mismo: no supe que lo que rondaba por la cabeza de los Santos. La Esencia Pura los mantuvo del lado de la Justicia, pero ellos modificaron esa Justicia.
-Los Santos casi erradicaron a los Caídos. ¿Eso es mentira?
-No. Es verdad. Pero a cambio, casi toda la humanidad y los demás Essencer, debieron de ser sacrificados. Ellos no piensan en individualismos. Para ellos con que sobreviva un hombre y una mujer, es suficiente. A partir de ahí, se puede repoblar el mundo. No les importa aniquilar al resto, si con ello eliminan a los demás Essencer.
-Eso…es lo que pretenden ahora, ¿no?
-Exacto. Te he contado esto para que ahora tu cuentes esta historia a tu Maestro. Él sabrá que hacer. Los Santos deben ser destruidos, y la Guerra Eterna debe continuar…
-¿Continuar? ¡Debemos de ponerle fin!
-No. Las cosas han cambiado. La Corrupción es mucho menor ahora que en un principio, al igual que los Essencer muchas veces no actúan con en pos de la justicia. ¿No lo entiendes? Con el paso del tiempo, los extremos del Bien y del Mal se han ido diluyendo. Llegará un momento en que todos los Essencer serán capaces de conducir todas sus acciones, independientemente de estar Corruptos o no. Y eso quiere decir que tendrán libertad para hacer el bien y el mal. Y en ese momento, serán los propios Essencer los que de nuevo, mediante sus acciones, harán que el bien o el mal triunfen.
Me levanté, inundada por una furia desconocida, y le di un bofetón a Mark. Podía haberle dado un puñetazo, pero en no fue ese mi primer impulso.
-¡Nunca! ¡La Guerra no debe seguir! ¡La gente no tiene que seguir sufriendo!
La Esencia me dirigió una mirada condescendiente, que me hizo sentir aún peor.
-La Guerra Eterna seguirá existiendo mientras existan Essencer.
“Si no se llega al punto de neutralidad del que te acabo de hablar, si los Essencer derrotan a los Caídos, la Guerra será peor. Al final esos Essencer se corromperán, muchos serán exterminados antes de que puedan hacer nada, pero algunos sobrevivirán, y en la siguiente generación pasará lo mismo, y en vez de acercarse al raciocinio que hay por ejemplo, ahora, el odio los llevará a los Corruptos primitivos. Corruptos que ni podían articular palabras, que se alimentaban de la carne de sus enemigos derrotados. Corruptos que no pueden evitar en una mínima parte asesinar. Tú no los has conocido, porque ya no hay Corruptos así. Pero si no se llega a la neutralidad, a la libertad, otra guerra estallará, y será una guerra tan cruenta como las primeras. Habrá millones de muertos. Y los hechos se repetirán. El mundo entero se vería expuesto a un nuevo azote del que a duras penas se recuperó hace miles de años. Pero claro, no se puede temer algo de lo que no se tiene ni idea y parece tan lejano, ¿verdad?”
Por un momento me quedé sin palabras. Era cierto que no podía imaginarme la magnitud de las guerras entre los Essencer primitivos, y después del os Santos, pero una cosa era segura:
-Tu punto de neutralidad también lleva a la guerra. No hay diferencia.
-Sí que la hay, Alissa. Si eres neutral, te irás con un bando por tu propia voluntad. Si pasa lo que tú quieres, los buenos estarán atados a seguir con los buenos, y corruptos con los corruptos. No tendrán elección. No puede haber un mundo sin guerras, porque los humanos no sois perfectos. Sin embargo, puede haber un mundo con libertad para elegir porque luchar.
Mark se dio la vuelta.
-Siento haberte dado toda esta charla, no necesitabas oírla, pero tu Maestro sí, así que te pido que le cuentes todos los detalles. No haré contigo el juramento del silencio que suelo hacer con todos.
-Es verdad, he venido a convertirme en una Essencer. Dicen que la Senda es peligrosa, así que supongo que tendré que pasar por algo. Dime que tengo que hacer.
Noté como mis palabras sonaban duras. ¡No podía creer que no hubiese forma de evitar la guerra!
“La hay. Acabar con todos los Essencer. Es lo que los Santos quieren. Se llevarán muchas vidas, pero siempre sobrevivirá alguien. No será una guerra que devaste el mundo completamente”.
Ahora que lo pensaba así…no podía mirar a los Santos con tanto desprecio como los últimos meses. Era una solución demasiado drástica, pero al final, era una solución que en términos de razas, no se perdería nada. Las pérdidas humanas serían olvidadas en varias generaciones, y el mundo estaría a salvo.
Pero no. No era justo. Si no había aún una forma de conseguir algo así, yo la crearía. Si algo había aprendido de Mark, era esa voluntad de cambiar el mundo. Si alguien a él le hubiese dicho varios años antes que tendría que enfrentarse a alguien como Sigfried y derrotarlo, jamás lo hubiese creído. Pero al final se convirtió en alguien muy fuerte. Alguien con quién jamás soñó ser.
-Voy a encontrar una manera – declaré en voz alta, en vista de que “Mark” se había quedado pensativo – de que todo salga bien. Habrá un futuro sin guerras ni muertes. No habrá que sacrificar a nadie, como quieren los Santos; y tampoco habrá luchas entre Essencer. Encontraré la manera… - repetí.
“Ahora ya tengo dos cosas por las que luchar”.
Pero la Esencia no pareció oírme. Tardó unos minutos en que su mente volviese a aquel lugar.
-Bien, supuse desde el principio cual iba a ser la prueba que ibas a tener que pasar, pero preferí reflexionar un poco…
…ya que la prueba que un Essencer debe de pasar para superar la Senda es la del Sacrificio.
Mark calló, para que meditase las palabras. Luego continuó:
-Generalmente los Essencer tienen que prometer que harán el bien, pasan unas pruebas físicas, y en caso de tener suficiente Esencia, yo les permito formar su Talismán. Pero entrar en la Senda significa arriesgarse a controlar un poder mayor. Y un poder mayor significa un mayor sacrificio, una mayor voluntad. Así que tu prueba consiste en matarme.
-¡¿Qué?!
-No a mí. Matar a Mark… ¿Podrás?
Inmediatamente después de aquellas palabras apareció otro Mark detrás del árbol central, como si hubiese estado allí todo el tiempo.
-¿Dónde estoy? ¿Y Sigfried? ¿Qué pasó con el Brindelli? – Dijo el segundo Mark mientras se acercaba a mí, pero luego formuló una pregunta más importante para él - ¿Estás bien, Alissa?
“No, no, no, ¡Imposible!”
En el Próximo Capítulo...
Lucha de Mark y Alissa. ¿Lo derrotará? ¿Se negará a luchar? Los lazos que los unen son muy fuertes, pero cuando hay que elegir entre el amor particular y obtener el poder para la salvación del mundo... ¿Cuál es la respuesta? ¿Mark comprenderá los motivos? ¿Se dejará ganar? ¿Alissa es Primaria? En ese caso, ¿Cuál es su Talismán?
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