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| Fanfic Silent Hill: Double psycho | |
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+4ReXuX Evan Dark Killer Veran 8 participantes | |
Autor | Mensaje |
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Veran
Nº Mensajes : 112 Gamers Points : 16197 Reputación : 4 Fecha de inscripción : 02/04/2010
| Tema: Fanfic Silent Hill: Double psycho 02/04/10, 05:55 pm | |
| Buenas ^^. Leyendo las normas, he visto que podemos colgar nuestros relatos, y que no tienen porque estar basados en MH. Bueno, pues como tengo varios, creo que voy a empezar por el que tengo "terminado" y medio en condiciones de ser publicado online. Se trata de SIlent Hill: double psycho, basado en la popular saga de vidoejuegos "Silent Hill". Posiblemente me haya tomado más libertades de la cuenta que espero que me perdoneis; mi pecado es no haber podido jugar a ningún juego de la saga. Aún así, allá donde el fanfic ha estado colgado he recibido buenas críticas, no se si por pelotilleo o porque la gente se ha leido los primeros párrafos, y para no saber más, dejan el comentario y se van XD. Sacadme de dudas ^^. Breve sinopsis: Dos hermanos, Alex y Amy, van de camino a sus vacaciones. El coche les deja tirados en mitad de la nada, y el único lugar donde pueden refugiarse es en un pueblo abandonado llamado: Silent Hill. ¿Será un refugio, o el infierno en vida? ¿Ha sido casualidad que hayan ido a parar allí? Genero: Misterio/terror/sobrenatural Terminado: Solo un final terminado de 3. Concretamente, el final malo. Quedan el final "bueno" y el final "real". Ahora si que sí, ahí va: CAPÍTULO 1 ----------------- Una impresionante ola de calor como nunca antes se había sentido, se apropió de aquel mes de agosto. Desde las nueve de la mañana hasta bien entrada la noche, rara era la persona que se atrevía a desafiar al sofocante sol y salir a la calle. De hecho, ese fenómeno provocó que prácticamente todos los habitantes huyeran en desbandada hacia las costas y pueblos de montaña, alejándose cuanto podían de aquel tiempo infernal. Ese era también el caso de dos hermanos. Cansados de acompañar a sus padres a pasar largas y aburridas estancias en un aburrido pueblo, decidieron ir juntos y por su cuenta a un paraje más veraniego. Después de despedirse de sus padres, se echaron a la carretera desde bien temprano por la mañana, y continuaron su trayecto en coche hasta que la noche cayó sobre ellos. - ¿Falta mucho para llegar a alguna estación de servicio? –preguntó la más joven con la cabeza apoyada contra la ventanilla. - ¿Ya te mareaste, Amy? ¡No puedo parar el coche cada cinco minutos! -dijo el mayor sin apartar la vista de la carretera. - ¡No es sólo eso! Tengo sueño… ¡y seguro que tu también, Alex! ¡Y eso es peligroso! –Amy le pinchó a su hermano en un costado con el dedo -. ¡Quiero pasar la noche en una cama y no en un coche! Alex se rió por las cosquillas que el dedo de su hermana pequeña le provocaba. Observó su angelical rostro medio adormecido, dejándose convencer. - Está bien. Mira, nos detendremos allí –Alex señaló un gran cartel a un lado de la desierta carretera flanqueada de arbustos -. ¿Te parece bien? - “Silent hill, un kilometro”… -leyó la joven -. Nunca había oído hablar de ese pueblo… - ¿No decías que se te daba mal la geografía? Amy le dio un codazo molesta por la broma, lo que le arrancó una carcajada a Alex. Enfurruñada, se arrebujó en el asiento del copiloto donde estaba sentada, pero enseguida se tapó la boca con una mano y cerró los ojos con fuerza. Su hermano, preocupado, rebajó aún más la marcha hasta que el coche se quejó con un traqueteo y se detuvo de repente. Los dos hermanos se miraron. - ¿Ya llegamos? - Se ha debido de calar esto… -Alex intentó arrancar el vehículo, sin éxito -. Qué raro… - Bueno… desde que salimos, has tenido que pararlo muchas veces por mi culpa… ¿No será que se ha cansado? - Amy, estamos hablando de un coche, no de un ser vivo –paternal, Alex le removió la larga melena negra a su hermana para tranquilizarla -. Voy a echar un vistazo al motor. Alex comprobó antes de salir que no se acercaba ningún coche ni había peligro alguno. Del maletero, sacó un chaleco reflectante y dos triángulos de avería con la única luz que daba una parpadeante farola al otro lado de la calzada. Colocó cada uno delante y detrás del coche respectivamente, se enfundó el chaleco y abrió el capó. La visión de toda esa maquinaria le mareó aún más que a su pobre hermana un viaje en coche. A sus ojos de inexperto mecánico, todo estaba en orden, así que no veía el motivo del parón del coche. Unos golpes en la ventanilla le llamaron la atención. Su hermana señaló el gran cartel que, a un lateral de la carretera, rezaba totalmente oxidado y olvidado: “Bienvenidos a Silent Hill”. Amy bajó del coche como una exhalación y sus zapatillas de deporte golpearon el asfalto al acercarse de carrerilla a su hermano. - ¡Seguro que allí encontramos un sitio donde dormir! –dijo –.Y mañana, llamamos a un mecánico a primera hora que nos revise el coche y seguimos el viaje. - ¿Y vamos a dejar aquí el coche con todas nuestras cosas en el maletero? - ¡Si cierras el coche, no les pasará nada! –Amy se cruzó de brazos -. Además, por aquí no pasa ni un alma… ¿Qué otra cosa podemos hacer? A regañadientes, Alex tuvo que reconocer que su hermana tenía razón. Aunque le costaba abandonar su coche casi recién estrenado en una sucia cuneta abandonada de la mano de Dios, no podía dejar que su hermana pasara la noche a la intemperie. Bajó el capó. Mañana a las ocho de la mañana te quiero ver levantada –Amy se puso firme como un soldado acatando ordenes -. Anda, acerquémonos antes al pueblo para buscar algún sitio donde podamos pasar la noche. Te quedaras allí mientras vengo a recoger lo indispensable, ¿vale? Amy asintió con la cabeza con energía y ambos recorrieron caminando el pequeño trecho de carretera que les quedaba, rodeando la ladera de una montaña. Tras ella, surgió ante ellos el pequeño pueblo envuelto en una ligera bruma y el silencio, convirtiéndolo en una visión sobrecogedora. Se quedaron un rato observándolo, sin decir una sola palabra, con aquella extraña opresión en el pecho, hasta que Amy, tiritando, habló: - ¿No sientes tú esa brisa? –se encogió un poco frotándose los brazos desnudos. - ¿Qué brisa? Aquí no corre nada de aire… -lo que Alex sí sintió, fue el escalofrío que recorrió su columna y que le hizo estremecer, mas mantuvo la compostura para darle ejemplo a su hermana pequeña -. Tendrías que haber esperado a que llegásemos para ponerte ese look tan veraniego… Amy giró sobre sí misma mirando su vestuario: unos pantalones vaqueros cortos y una camisa azul atada al cuello que dejaba entrever un resquicio de su vientre. - ¿No te gusta? Con el calor que hacía en casa no era capaz de ponerme otra cosa… ¡Me siento cómoda así! - Tú misma… Con ese pequeño paréntesis, los hermanos intentaron aliviar la angustia que habían sentido. No obstante, ésta regresó cuando volvieron a tener frente a frente la entrada al pueblo. Alex fue el primero en iniciar la marcha, con Amy a su lado, internándose ambos en la niebla que cada vez se espesaba más en torno a aquel misterioso pueblo en el que ni los grillos se atrevían a levantar la quietud. La impresión, el respeto que inspiraba aquella aldea por fuera, se acrecentaba recorriendo aquellas calles solitarias. La noche las cubría con su halo, dándole un toque aún más fantasmal que la niebla que se filtraba por sus rincones y que impedía ver lo que había unos metros más allá de sus narices. Edificios de ladrillos viejos les observaban a cada paso que daban, erigiéndose a los lados de la ancha avenida. Bares, un cine, viviendas… todas estaban cerradas a cal y canto, profundamente dormidas, iluminadas tenuemente por las farolas de la calle. - Que raro –observó Amy en un susurro, asiéndose al brazo de su hermano -. No hay nadie… - Normal, son las… -Alex movió la muñeca para ver la hora que marcaba su reloj digital –diez de la noche… - ¿A las diez de la noche hasta los adolescentes están en casita dormiditos? ¿Y ni los perros aúllan ni hay ningún gato pululando por ahí? ¿O algún borracho que…? - ¡Vale, vale! ¡Lo he pillado! –tuvo que admitir Alex -. Pero ten en cuenta que esto sigue siendo un pueblo. Seguro que aquí sólo viven ancianos… - Sigo diciendo que es raro… ¡Oh, mira! ¡Allí hay un hotel! Alex siguió la señal de su hermana hasta un cochambroso edificio que se levantaba entre otros dos con el mismo aspecto y tamaño. Si no fuera por la enorme placa que sobre la puerta lo anunciaba, jamás habría adivinado que era un hostal. Los dos a la vez, aligeraron el paso para llegar antes. La puerta de madera despintada no resistió los golpes de los nudillos de Alex y se abrió con un escalofriante chirrido. Tragando saliva, Alex precedió a su hermana penetrando en el interior. Una lámpara casi descolgada del techo era la única iluminación que tenía la cuadriculada entrada. Ante ellos, al otro lado de la estancia, continuaba un pasillo engullido por la oscuridad que se adentraba más en el edificio, mientras que a su derecha, tenían un mostrador de madera como recepción. No había nadie esperándoles. Alex se acercó dejando atrás a Amy, que vigilaba cada rincón de la estancia con desconfianza. Al otro lado del mostrador había un viejo casillero vacio, y sobre la mesa de madera, un interruptor con un papel al lado dónde escrito a mano y toscamente se podía leer: “llamen al timbre”. Alex pulsó el interruptor sin que nada especial sucediera, y esperó con la mirada fija en aquel oscuro pasillo que parecía conducir a las entrañas de un monstruo que tanto le atemorizaba de pequeño. Pasaron los segundos. Los minutos. Y nadie acudía allí. Alex llamó un par de veces más, confirmando así que aquel lugar estaba abandonado. Con disimulo, echó un vistazo a su hermana, que esperaba tan impaciente como él, y con la preocupación y el miedo reflejados en sus rasgados ojos verdes. No quería asustarla más de lo que ya lo estaba, y no tenían ningún otro sitio al que ir. Tenía que actuar con normalidad y así ella no sospecharía nada. - Amy –se giró dando un profundo suspiro -. Deben de estar dormidos como un tronco. ¿Por qué no sigues intentándolo tú mientras voy a recoger nuestras cosas? - ¡¿Qué?! ¿Vas a dejarme aquí sola? ¡Si no hay nadie! –dio un par de zancadas hacia él. - ¿Cómo va a estar un sitio como este abandonado? ¿Acaso has visto telarañas por alguna parte? - ¡Pero eso es en las películas! –le rebatió -. Alex, aquí pasa algo raro… - Amy, hemos ido año tras año al pueblo de los abuelos, y por las noches también se quedaban las calles como las que hemos visto al llegar. - ¡Pero eso pasaba después de las doce! ¡No a las diez en punto de la noche! Alex, este sitio me da… No la dejó terminar la frase. Con una palmadita en el hombro, se agachó un poco para quedar a su altura. Quiso transmitirle con su mirada la calma y la tranquilidad que no sentía en absoluto, hablando despacio: - Amy, no va a pasar nada. Me esperarás aquí, iré al coche, recogeré nuestras cosas y volveré en un santiamén. La joven estudió sus facciones, aún inquieta. Tras unos instantes de silencio, dio su brazo a torcer, sabiendo que nada de lo que diría le haría reconsiderar su idea. - Está bien… -suspiró mordiéndose el labio -. Pero vuelve pronto, por favor… Alex le revolvió el pelo y le dio un beso en la frente como despedida, esbozando una amplia sonrisa hasta que salió del hotel tras repetirle que no se moviera de allí. Recorrió las calles en sentido inverso hasta alcanzar de nuevo la entrada al pueblo. Siguió la carretera hasta encontrarse de nuevo con su coche. Sacó las llaves del bolsillo y abrió el maletero. Trasteó en su interior hasta dar con las bolsas que buscaba. De súbito, un fuerte golpe le detuvo, seguido de unos pasos pequeños acercándose. Cerró de un golpe el maletero para encararse con quién pensaba que era su hermana, comenzando su regañina: - ¿Pero yo no te dije que te quedases en…? Al cerrar el maletero, enmudeció. Quién se acercaba desde el camino que conducía al pueblo no era su hermana. Era una figura mucho más baja que se detuvo al lado del triángulo de avería y se le quedó mirando. Era evidente que era una chica, quizás sólo tendría un par de años menos que Amy. Su melena oscura le caía sobre ambos hombros y vestía una falda plisada de cuadros y un jersey azul. Tenía que haber salido de ese pueblo, por lo que era la primera señal de vida que había encontrado desde que llegaron. Cargándose al hombro una bolsa de deporte, se acercó a la chica lentamente, temiendo sin saber muy bien porqué, asustarla. - Buenas noches –Alex trató de entonar la voz más apacible que podía -. ¿Vives por aquí? Se me ha averiado el coche, y necesito un lugar dónde pasar la noche. La joven no le respondió. En un acto que Alex no se esperaba, le dio una patada al triángulo de avería lanzándolo a los arbustos que vadeaban la carretera y ella lo siguió, desapareciendo de su vista. Alex se quedó petrificado por la sorpresa durante unos segundos. Cuando reaccionó, quiso seguirla, increpándole: - ¡Eh! –apartó con las manos los matojos por dónde la chiquilla se había colado -. ¡¿Por qué has hecho eso?! ¡Vuelve aquí ahora mismo! De nuevo se escucharon unos pasos acercándose, renqueantes, por la carretera. Mascullando un improperio, dejó de remover el follaje para fijarse en las heridas que las ramas le habían ocasionado en las manos, que comenzaban a sangrar. - ¡¿Qué demonios se le pasaría por la cabeza a esa?! Si la llego a encontrar, hablaré con sus padres… -se giró hacía el lugar de dónde provenían los pasos. Por segunda vez, se encontró ante un desconocido que venía en dirección del pueblo. Lo que eran las cosas; no se habían encontrado a nadie cuando se adentraron en él, y en ese momento iban todos a recibirles, pensó contrariado. Sus pensamientos se congelaron al mismo tiempo que su cuerpo. Entornando los ojos, vio acercarse desde la distancia una silueta humana, renqueando, y que movía sus brazos de forma extraña. De hecho, parecía tener los brazos más cortos de lo normal, aunque cuanto más cerca estaba, mejor podía verle Alex: tenía los brazos pegados al pecho, cruzados, y parecía no poder separarlos de ahí. Con un par de pasos más, la luz parpadeante de la farola le iluminó, y su visión provocó una oleada de asco y repelús en Alex: aquello era una bolsa de piel, recubierta de finos trazos negruzcos, y que se movía con dificultad hacía él como si dentro de ella hubiera un ser humano encerrado, asfixiándose. No sabía cómo ni por qué, pero aquella cosa le atemorizaba más que un ladrón o un psicópata asesino que se hubiera escondido por esos terroríficos lares. Retrocedió intentando alejarse de él. - ¡No se mueva! –sin perderle de vista, Alex rebuscó algo en su bolsa -. ¡No se acerque! Aquella cosa hizo caso omiso de sus órdenes y continuó aproximándose. La sensación de peligro que sentía Alex se acrecentó aún más hasta que encontró lo que buscaba en el interior de la mochila. El metal brilló bajo el haz de luz de la farola cuando le apuntó sin dudar: - Si da un paso más, dispararé –el frío contacto del arma en la mano le ayudaba a no dudar de su palabra -. ¡¿Me ha oído?! La criatura continuó su tambaleante paso hacía él. CAPITULO 2 CAPITULO 3 CAPITULO 4 CAPITULO 5 CAPITULO 6 CAPITULO 7 CAPITULO 8 CAPITULO 9 CAPITULO 10 CAPITULO 11 CAPITULO 12 Final "Malo"
Última edición por Veran el 14/04/10, 11:46 am, editado 13 veces | |
| | | Dark Killer
Nº Mensajes : 1940 Gamers Points : 19742 Reputación : 27 Fecha de inscripción : 07/07/2009
| Tema: Re: Fanfic Silent Hill: Double psycho 02/04/10, 06:23 pm | |
| DIOS, es espeluznateee, la trama es perfectaaaaa. espero que sigas con la historia ya que las historias de terror me encantan
Última edición por alan el 02/04/10, 06:37 pm, editado 1 vez | |
| | | Evan
Nº Mensajes : 1637 Gamers Points : 20084 Reputación : 28 Fecha de inscripción : 12/03/2008
| Tema: Re: Fanfic Silent Hill: Double psycho 02/04/10, 06:37 pm | |
| O.O para no haber jugado a ningún Silent Hill sabes bastante. A mí me pasó igual, solo jugué al 4 y no fui capaz de salir del piso XD, lo único de Silent Hill que se es por la información que he buscado y la película que si que he visto. Continúa, me gusta mucho, aunque que un chico lleve una pistola así porque sí...¿Por qué será?. ¿Estará su hermana cuando vaya o ya no estará?. ¿Quién es exactamente la niña?. La película me quita algunos intrigante pero, siendo una historia, podría ser diferente, me ha gustado mucho y la descripción del monstruo es made in Silent Hill jajaja | |
| | | ReXuX
Nº Mensajes : 1441 Gamers Points : 18906 Reputación : 78 Fecha de inscripción : 29/12/2009
| Tema: Re: Fanfic Silent Hill: Double psycho 02/04/10, 07:26 pm | |
| mmmm,excelente historia
ademas,has incluido 3 finales,seguro q el final "real" es el mejor q hay
salu2 y muy buena historia ^^ | |
| | | Veran
Nº Mensajes : 112 Gamers Points : 16197 Reputación : 4 Fecha de inscripción : 02/04/2010
| Tema: Re: Fanfic Silent Hill: Double psycho 02/04/10, 09:20 pm | |
| - Evan escribió:
- O.O para no haber jugado a ningún Silent Hill sabes bastante. A mí me pasó igual, solo jugué al 4 y no fui capaz de salir del piso XD, lo único de Silent Hill que se es por la información que he buscado y la película que si que he visto. Continúa, me gusta mucho, aunque que un chico lleve una pistola así porque sí...¿Por qué será?. ¿Estará su hermana cuando vaya o ya no estará?. ¿Quién es exactamente la niña?. La película me quita algunos intrigante pero, siendo una historia, podría ser diferente, me ha gustado mucho y la descripción del monstruo es made in Silent Hill jajaja
Bueno, me he documentado como he podido: videos, walkthrough, novelas gráficas, mangas, blogs oficiales... Todo es poco. Yo también he visto la película. La vi con ojos nuevos, como si no conociera el mundillo. Si no, creo que meten bastantes patadas a la historia original. Sin embargo, no penséis que lo que ocurre en el fanfic tiene algo que ver con la película. Me he basado sólo en los videojuegos ^^ Intentaré poner un capitulo por día, para que a la gente le de tiempo a leerlo y asimilarlo XD. Si veo que la cosa gusta, y va bien, colgaré el proyecto original que tengo escrito, y del cual llevo una temporada terminada, y estamos trabajando en la segunda -cuando la facultad lo permite...XD -. Muchas gracias por vuestros comentarios ^^. De hecho, ya que estoy aquí, aprovecho para poneros también la "portada" oficial de la historia, creada por mi ilustrador oficial Andreu Romero ^^: Saludos ^^ | |
| | | Evan
Nº Mensajes : 1637 Gamers Points : 20084 Reputación : 28 Fecha de inscripción : 12/03/2008
| Tema: Re: Fanfic Silent Hill: Double psycho 02/04/10, 09:30 pm | |
| Uf, la pelis sacadas de libros o videojuegos no suelen (por no decir que no lo son) fieles a los originales nunca. Yo lo primero que vi fue la peli, luego, vino el buscar información, la verdad es que la historia de Silent Hill da para mucho XD. Así que me enteré después de muchas cosas y, respecto a la portada...está genial. Me encantan los cabeza-pirámides jajaja | |
| | | Veran
Nº Mensajes : 112 Gamers Points : 16197 Reputación : 4 Fecha de inscripción : 02/04/2010
| Tema: Re: Fanfic Silent Hill: Double psycho 02/04/10, 09:31 pm | |
| Dicen que es uno de los mejores malos del SH. Yo lo apoyo, pese a lo poco que he visto ^^.
Lo sacaron del 2, pero lo sacaron totalmente de contexto. Si no puedes jugarlo, siempre encontrarás walkthroughs en Youtube ^^ Por si te pica el gusanillo. | |
| | | Veran
Nº Mensajes : 112 Gamers Points : 16197 Reputación : 4 Fecha de inscripción : 02/04/2010
| Tema: Re: Fanfic Silent Hill: Double psycho 03/04/10, 12:19 pm | |
| CAPITULO 2:
Amy tocaba el timbre al son de la primera melodía que tarareaba en su cabeza, mirando con inquietud a todas partes. Desde que su hermano se había ido dejándola sola en aquella fonda, no había dejado de insistir, mas nadie acudía a recibirles. Si continuaba insistiendo, era porque se lo había dicho su hermano, puesto que sus sospechas ya se habían confirmado: allí no había absolutamente nadie.
Dejó de llamar cuando al mirarse la palma de la mano vio la marca del interruptor grabada. Se frotó la mano apartándose del mostrador y dando una vuelta por la habitación. Por más que intentaba evitarlo, su mirada se desviaba una y otra vez hacia el tenebroso pasillo oscuro que se adentraba en el hotel. Se quedó pasmada, cavilando, imaginándose lo que podría haber más allá de aquella insondable penumbra.
Desde que llegaron, aquella atmósfera misteriosa y fantasmal le recordaba a las películas de terror que había visto. Seguro que por allí se escondía un loco asesino que acababa con las vidas de todos los que por allí pasaban por culpa de algún trauma infantil… y que utilizaba las habitaciones de aquel hostal para torturar a sus víctimas… Tragó saliva y meneó la cabeza para expulsar esa idea de su ya sugestionada mente. Para distraerse, sacó del bolsillo de su pantalón una pinza del pelo, y sin prisas, se lo recogió en una cola alta, evitando así mirar al pasillo.
Amy tenía la impresión de que ya había pasado una hora desde que su hermano se fue. Más nerviosa que antes, volvió a dar una vuelta por la habitación, mordiéndose el labio y mirando el sucio suelo por el que pisaba. Por más que intentaba no pensar en nada, más pensamientos macabros acudían a atormentar su asustada mente. No podía permanecer quieta. ¿Qué podía hacer? Sabía que si salía de allí y regresaba al coche a buscar a Alex, él se enfadaría con ella… Pero si se quedaba allí, seguiría con esa desagradable sensación.
Su debate se vio interrumpido abruptamente por un leve movimiento que captó por el rabillo del ojo. Volviendo a tragar saliva, oteó de nuevo el corredor para cerciorarse. Se acercó a la oscura boca hasta que sus ojos se acostumbraron a la falta de luz de aquel lugar. Con todo, aún le resultaba difícil, por no decir imposible, percatarse de ningún detalle que hubiera por allí dentro, excepto de la espesura de las sombras. La misma oscuridad alargaba el pasillo hasta el infinito, por lo que Amy era incapaz de decir si aquella sombra más oscura que las demás estaba a kilómetros o a tan sólo un par de metros de distancia. Y más difícil le resultaba precisarlo cuando esa misma silueta se movió y desapareció engullida por las tinieblas.
Con las palabras de su hermano martilleándole la cabeza, Amy dudó si adentrarse también en el corredor. - ¿Hola? –su voz levantó un suave eco que rebotaba contra las paredes -. ¿Hay alguien aquí?
La respuesta que obtuvo le hizo dar un brinco del sobresalto. La misma sombra de antes asomó la cabeza desde un lado del pasillo y volvió a desaparecer por el mismo lado con un movimiento casi imperceptible. Amy retrocedió notando a su corazón redoblando sus latidos. Trató de tranquilizarse asegurándose a sí misma que la sugestión que sufría le estaba provocando alucinaciones visuales. Con aquel ambiente, era normal. Con la respiración acelerada, suspiró entrecortadamente, evitando mirar el interior del pasillo y acallar el zumbido de sus oídos, que seguía el desenfrenado ritmo de su alterado corazón. Alex estaría a punto de llegar, y si la veía así, se reiría de ella seguro. Tenía que calmarse…
Un fuerte golpe le hizo dar otro saltó y se le escapó un grito, cayendo otra vez en las garras del terror. Con todos sus sentidos agudizados, volvió a dirigirse al pasillo oscuro, del que una vocecita pugnaba por abrirse paso entre aquella lóbrega atmósfera hasta llegar a ella:
- ¡Ayuda! ¡Ayudadme, por favor! –era lo que susurraba.
Amy bajó la guardia ante aquella petición. Pensando fríamente, Alex tendría razón: aquel seguramente era otro pueblo en el que sólo vivían algunos ancianos, y a aquellas horas, estaban dormidos porque no les visitarían mucho. Por eso nadie acudió a recibirles cuando llegaron al hostal. Los trémulos gritos de ayuda se sucedían, y olvidando sus anteriores temores, Amy desobedeció a su hermano internándose en el corredor.
- ¿Hay alguien ahí? –siguiendo la voz, se guió a tientas por el pasillo -. ¿Se encuentra bien? ¿Dónde está?
Su mano tanteó la pared de la derecha, notando el tacto de la madera que se deslizó a un lado. Tras ella, la acústica de la voz mejoró: provenía de aquella habitación. Amy entró sin poder ver nada.
- Señora, ¿se encuentra bien? ¿No hay ninguna luz por aquí? No la veo… -al bajar una mano, ésta rozó algo metálico y alargado que emitió un haz de luz. Una linterna -¡Ah! Esto me servirá.
- Por favor, ayúdame…
- Enseguida, señora. ¿Qué es lo que le ha ocurrido? –Amy buscó con la linterna a la señora que imploraba su ayuda por la habitación. El haz de luz iluminó el cuerpo sentado e inclinado en el suelo de una mujer rechoncha, que continuaba su tembleque y su lloro. Amy desvió la luz hacía el resto de la habitación, descubriendo un lecho desecho en un lateral, dónde la mujer apoyaba la espalda. Seguramente, se había caído de la cama y no podía volver a levantarse. Arrepintiéndose de los funestos pensamientos que había tenido al llegar, Amy se acercó a la mujer para ayudarla a levantarse.
- Señora, aférrese a mi brazo –Amy cogió uno de los brazos rollizos de la mujer y puso todo su empeño para levantarla con cuidado, con la linterna bajo el brazo. La mano de la mujer se aferró con tanta fuerza a ella que llegó a hacerle daño, mas fingió no sufrirlo -. Así es. Venga, vamos…
La mujer no ponía mucho de su parte. Más bien parecía que intentaba tirar a Amy en lugar de querer incorporarse. Aunque aquella actitud le parecía extraña, Amy continuó sacando fuerzas intentando ayudarla, hasta que la luz de la linterna se reflejó en el rostro de aquella “anciana”. Amy se quedó paralizada unos instantes antes de desprenderse de la zarpa de aquella señora, con un grito, y alejándose cuanto pudo de ella. No podía apartar la mirada de aquellas cuencas oculares vacías que la linterna no dejaba de enfocar.
Presa del pánico, Amy echó a correr sin preocuparse lo más mínimo de aquella mujer, saliendo al pasillo y perdiéndose en él. Sin saberlo, estaba yendo en dirección contraria de la que había venido, internándose más y más en el hostal. La linterna se tambaleaba en su mano con la desesperada carrera, despertando e invocando a las sombras que se convertía ante sus aterrorizados ojos en amenazas que no dudaban en perseguirla. Al toparse con la pared del pasillo, se encontró de nuevo e inexplicablemente con la mujer sin ojos, que de pie la estaba esperando. Estiró la mano hacía ella, con aquella macabra expresión que le robó otro grito de terror. Buscando un refugio, Amy abrió una puerta cercana, se abalanzó al interior de la habitación y cerró la puerta tras ella, apoyando la espalda contra ella para obstaculizar el paso. Pronto sintió los envites al otro lado, intentando abrirla, y la voz de la mujer llamándola:
- ¡Ayuda! ¡Ayúdame, por favor…! –imploró la supuesta mujer, aunque acompañando su súplica esta vez con una macabra risa.
Amy intentó gritar, pedir que la dejara, pero ni la voz le salía del cuerpo. Los empujones al otro lado se esforzaban por echar la puerta abajo, mientras que ella hacía cuanto podía por evitarlo, sacando fuerzas del propio miedo. Sin darse cuenta, la voz dejó de atormentarla. Los empujones, también cesaron, y la pesadilla terminó tan abruptamente como había comenzado.
Consiguió permanecer de pie unos segundos más, antes de que sus piernas le fallaran y se doblaran, desplomándose en el suelo. La linterna, con un golpeteo metálico, cayó a su lado. Sumiéndose en un llanto silencioso, Amy se recogió las rodillas, abrazándoselas, y hundió la cabeza. En mitad del súbito silencio en el que se había envuelto todo, su voz tenue, se levantó sin que hubiera nadie cerca que la escuchara:
- Hermano… ¿Dónde estás?...
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P.D.: ¿Sabíais que Silent Hill es un pueblo que existe de verdad? Se llama "Centralia", Pensilvania (USA). Sus minas subterráneas de carbón llevan ardiendo sin control desde 1962... y el calor era tal, que hubo que desalojar el pueblo.
Última edición por Veran el 03/04/10, 12:43 pm, editado 1 vez | |
| | | Evan
Nº Mensajes : 1637 Gamers Points : 20084 Reputación : 28 Fecha de inscripción : 12/03/2008
| Tema: Re: Fanfic Silent Hill: Double psycho 03/04/10, 12:37 pm | |
| O.O me ha encantado, en serio, ¡está genial!. Me ha dejado con intriga y ganas de más y un regustillo de tensión en el cuerpo xD
Edit: No he dicho nada de gramatical porque no he encontrado nada xD | |
| | | Dark Killer
Nº Mensajes : 1940 Gamers Points : 19742 Reputación : 27 Fecha de inscripción : 07/07/2009
| Tema: Re: Fanfic Silent Hill: Double psycho 03/04/10, 12:45 pm | |
| AAAAAAAAA esta tremendaa la historiaaaa que bien has plasmado el miedo de la chicaaa. te ha quedado perfecta . espero el proximo capi, una de las mejores historias que he vistooo | |
| | | Veran
Nº Mensajes : 112 Gamers Points : 16197 Reputación : 4 Fecha de inscripción : 02/04/2010
| Tema: Re: Fanfic Silent Hill: Double psycho 04/04/10, 05:47 pm | |
| CAPITULO 3:
Comprobó que realmente estaba muerto dándole con el pie en el hombro. Se apartó rápidamente al sentir el viscoso contacto con una mueca de asco, pisando la mancha de sangre que poco a poco de extendía por el asfalto. La criatura de los brazos atados que antes la atacó había aguantado el primer disparo. Claro, que cuando apretó el gatillo por primera vez, había apuntado al hombro del monstruo aún con la idea en la cabeza de que era humano.
No era la primera vez que disparaba a alguien, pero si la primera en la que veía a un ser viviente continuar avanzando como si nada después de recibir un disparo. Así que había tenido que disparar una vez más, y la segunda bala le atravesó el corazón limpiamente. La criatura cayó al suelo y tras emitir un profundo estertor, dejó de moverse.
Comprobó que el coche seguía sin arrancar. Se guardó su arma en el cinturón, cómo tenía por costumbre, y dejó la bolsa y el chaleco reflectante en el maletero. Aquel monstruo había salido del pueblo, y su hermana seguía en el hostal. Se arrepintió de haber tomado aquella decisión. No tenía que haberla dejado sola en un sitio como aquel.
Regresó al pueblo tan rápido como le permitían sus pies. La sensación de que algo allí olía mal era cada vez más intensa. Vigilando cada esquina, cada rincón oscuro, durante el eterno camino que tuvo que recorrer para llegar de nuevo a aquel viejo edificio con la placa de hostal, sus pensamientos estaban con su hermana pequeña. Aunque no era creyente, rezó para que ella estuviera a salvo. Con el corazón en un puño traspasó la puerta y el alma cayó a sus pies.
- ¡¿Amy?! –llamó buscándola detrás del mostrador – ¡Amy! ¿Dónde estás?
Echó un vistazo, asustado, alrededor de la habitación. Amy había desaparecido. Maldiciendo su suerte para sus adentros, la llamó un par de veces más sin obtener –ni esperar –respuesta.
Tenía que encontrarla. ¿Cómo había podido dejarla sola? Se martilleó la cabeza una vez más con aquel pensamiento. ¿Por dónde empezar a buscarla? Conociéndola, sabía que no le habría desobedecido. Lo más probable, era que se hubiera ocultado en el interior del edificio. Aunque también tenía en cuenta el miedo que había en su mirada la última vez que estuvieron juntos, cuando miraba aquel pasillo oscuro. Pero su instinto le decía que empezar a buscar por allí, era lo más seguro. Así que se puso manos a la obra, internándose en el corredor.
Aún tenía presente a la criatura a la que se había enfrentado, por lo que empuñó su arma y avanzó con la espalda pegada a la pared lateral. Tuvo que sacar del bolsillo y encender un mechero que, aunque él no era fumador, siempre le acompañaba. La temblorosa llama del encendedor era la única luz que tenía.
A paso lento y silencioso, atento a cualquier movimiento y sonido, avanzó cuidadosamente por el corredor. A ambos lados se repartían algunas puertas, y una de ellas, estaba abierta. Asomó su arma antes para asegurarse de que no había ningún peligro. Se trataba de un dormitorio con una cama a un lado, desecha, y junto a la puerta una mesita cubierta de polvo. Había algo en este último mueble que le llamó la atención. La película de partículas que la cubría era casi uniforme. Había una pequeña zona limpia, como si sobre ella hubiera estado algún objeto que se había retirado hacía poco tiempo. También estaba la marca de una pequeña mano, que alivió un poco la angustia de Alex. Tenía que ser la mano de Amy. No podía andar muy lejos.
Salió de la habitación y continuó su travesía por el largo pasillo. Ya podía ver el final, cuando escuchó unos ruidos extraños de la última habitación. Estaba cerrada, pero se escuchaban pasos al otro lado de la puerta de madera. Con sigilo, se acercó, pero el suelo de madera bajo sus pies rechinó, quejándose de su peso. Los ruidos de la habitación cesaron de repente.
Alex se fijó en una serie de arañazos y abolladuras que tenía la superficie de madera. Parecía como si alguien hubiera intentando tirarla abajo con todas sus fuerzas. Esperó a un lado de la puerta, con la oreja pegada al muro, a que se escuchara cualquier otro ruido antes de entrar. Éste no tardó en producirse, un suave roce que pronto se apagó. Alex vio entonces la oportunidad para interceder. Apagó el mechero, deslizó la mano hasta el picaporte y abrió la puerta despacio, asomando antes su pistola. Al no escuchar nada, abrió la puerta abruptamente de par en par y entró, volviendo a usar el mechero para poder ver.
La habitación estaba totalmente vacía. Sólo una pequeña brisa la habitaba, pero enseguida salía por una ventana abierta que había al fondo de la habitación. Se acercó cuidadosamente hasta ella, asomándose con precaución. Desde allí, podía ver otra calle tan ancha como aquella por la que pasaron él y su hermana al llegar. Hasta los edificios eran idénticos. Estaba tan desierta como la primera, y la niebla lo cubría todo con su espeso manto.
Alex dio media vuelta para retomar su inspección. Fue entonces cuando la vio. Una mesilla de noche era lo único que quedaba de mobiliario en aquella habitación, y el cajón estaba tirado en el suelo. Guardando su arma, echó un vistazo al contenido: periódicos locales de hacía algunos años. Uno de ellos estaba tirado en el suelo, y alguien había intentando escribir algo con un bolígrafo sin tinta que contenía el cajón. Alex lo leyó a la luz del encendedor con esfuerzo:
“Tengo miedo… pero estoy bien.”
Tras vivir con ella durante casi 18 años, conocía de sobra la letra de su hermana. Aquel intento de mensaje lo había escrito ella. Seguramente los ruidos que antes había escuchado… ¡los había producido ella!
Alex buscó algún otro mensaje que Amy le hubiera podido dejar en el resto de periódicos, mas no encontró ninguno. Por el contrario, lo que si halló fueron más recortes, y todos, curiosamente, estaban relacionados con lo mismo: un asesino prófugo de la justicia. Uno de los recortes de prensa numeraba los delitos de ese hombre: violaciones, asesinatos, torturas… Otro, la noticia de su huida de la cárcel local. Y otro, el más corto, relataba el atracó que había cometido, poco tiempo después de su fuga, a una fonda. La policía la había rodeado, el tipo había tomado de rehenes a una familia que se hospedaban allí en aquel momento y a los dueños del hostal. Como reto a la policía, los torturaba a cada hora que pasaba si no obedecían sus órdenes. El periódico con la resolución del caso no estaba por ninguna parte.
Alex se preguntó si su hermana había leído aquellas notas de prensa. Si, como él, se había parado a pensar que ese asesino, o algo más peligroso, aún rondaba por aquel pueblo. Aquellos periódicos le hicieron preguntarse en qué pueblo maldito habían ido a parar… y si era una coincidencia que el coche les hubiera abandonado precisamente allí por culpa de la casualidad.
Una de las cosas de las que si estaba seguro, era de que hasta el viento jugaba con ellos cuando le apetecía, como prácticamente aquel pueblo en sí. Una brisa tan fuerte como repentina se levantó y se filtró por la ventana, agitando la llama del encendedor hasta apagarla. Alex quedó a ciegas por unos momentos hasta que volvió a encenderlo tras un par de intentos. El viento, había traído consigo una sensación extraña de incomodidad que se adueñó pronto de él.
Cuando la llama volvió a jugar entre sus dedos, se fijó en su sombra. Ahora, había dos. Tragando saliva y muy lentamente, tomó su arma, sin apartar la vista de la sombra del nuevo invitado. De forma brusca, jugándoselo todo, se giró apuntándole, y una película de sudor frío le cubrió totalmente, impidiéndole disparar. Tenía ante sí a una anciana bajita y rechoncha, cuyos pies colgaban al estar levitando a un palmo del suelo, y que le miraba con las cuencas oculares totalmente vacías.
- Dios mío… -fue lo único que pudo farfullar.
La anciana, como respuesta, deformó su rostro profiriendo un fuerte grito que casi le reventó los tímpanos. En el acto reflejo de llevarse las manos a los oídos para tapárselos, el mechero cayó al suelo. La llama lamió el papel tintado de los periódicos que pronto comenzaron a arder emitiendo una gran humareda ennegrecida que pronto llenó la habitación. El fuego se propagó a gran velocidad aunque apenas existieran muebles que le alimentasen. La anciana fantasmal desapareció en la cortina de humo.
Entre toses por el fuerte hedor a quemado y el humo, Alex se tapó la boca y la nariz, agachándose. El fuego le impedía el paso hasta la puerta. La única salida era la ventana, por la que el aire comenzó a soplar queriendo convertir aquella habitación en una trampa mortal. Tan rápido como pudo, Alex saltó por la ventana y rodó por el suelo para alejarse del edificio que pronto se cubrió de llamas.
Sentado en el suelo, solo pudo contemplar como el embravecido elemento se tragaba el hostal. Ni bomberos, ni sirenas, nadie acudió a salvarlo. Se lamentó por haber perdido los recortes con aquella curiosa información en semejante jugarreta del destino. Cerró los ojos y respiró profundamente. Aquellas pequeñas vacaciones estaban resultando ser una pesadilla. Se propuso encontrar a su hermana cuanto antes para poder disfrutarlas como se debe, jurándoselo al fuego que terminaba de saborear el gran inmueble y mientras las cenizas llovían a su alrededor. Esas mismas cenizas fueron las que le alertaron de que no era el único que estaba observando aquel incendio. Amy estaba muy cerca, observándolo también, y esperándole. | |
| | | Evan
Nº Mensajes : 1637 Gamers Points : 20084 Reputación : 28 Fecha de inscripción : 12/03/2008
| Tema: Re: Fanfic Silent Hill: Double psycho 04/04/10, 06:21 pm | |
| ...Me encanta ^^, no hay palabras, la verdad es que me ha sorprendido que la niña no esté allí..¿Habrá salido por la ventana?, ¿estará en otra de las dimensiones de Silent Hill?. A esperar el cuarto, ¿Qué otro remedio me queda? | |
| | | Veran
Nº Mensajes : 112 Gamers Points : 16197 Reputación : 4 Fecha de inscripción : 02/04/2010
| Tema: Re: Fanfic Silent Hill: Double psycho 05/04/10, 11:09 am | |
| CAPITULO 4 ----------------
Las llamas devoraron el edificio en unos pocos minutos, desafiando todas las leyes físicas que a Amy le enseñaron en el instituto. Ensimismada, se había quedado mirando aquel espectáculo a una distancia segura. Había escapado por los pelos.
Aún tenía el susto encima de lo que había ocurrido. Llorando en silencio, se había encerrado en aquella habitación, huyendo de la anciana sin ojos. Poco después, había escuchado pasos al otro lado del pasillo. Intentando hacer el mínimo ruido, buscó una salida para escapar sin ser descubierta: la ventana de la habitación. La abrió, y cuando estaba a punto de salir por ella, se percató de la mesilla de noche. ¿Qué hacía allí, dónde no había cama ni ningún otro mueble típico de dormitorio?
Esperando encontrar algo tan útil como la linterna, abrió el cajón y registró el interior. Encontró recortes de periódico que no leyó, un bolígrafo y una caja negra. Aprovechó uno de los periódicos para dejar un mensaje a su hermano, apretando la punta del bolígrafo al papel, ya que no tenía tinta. Esperaba que Alex supiese encontrarlo a tiempo. No tenía mucho espacio dónde escribir, así dejó un mensaje escueto.
Entonces, se sucedieron los pasos. Lentos. Disimulados. Acercándose. Las manos le temblaron y el cajón, que había sacado de su sitio para poder buscar mejor en su interior, se le cayó al suelo provocando un fuerte estruendo. Los pasos continuaron en el exterior. No podía entretenerse más. Cargando con la caja negra que había encontrado, salió a toda velocidad por la ventana, alejándose cuanto pudo de aquel antro de pesadilla. No volvió la vista atrás hasta pasados unos metros, cuando aquello empezó a arder.
Su mensaje, seguramente, se habría perdido entre las llamas.
Frustrada, pateó el suelo un par de veces. ¿Qué iba a hacer ahora? Tenía que encontrar a su hermano. Aquel maldito pueblo, sin tener nada que ver con ellos, se había propuesto separarlos. En su interior, volvió a surgir aquel arrojo y carácter que tantas veces le habían dicho que venía de familia. Ante aquel fuego juró encontrar a Alex… y vengarse.
Le dio la espalda al hostal y echó a andar. ¿Por dónde empezar? ¿A dónde ir? Alex había vuelto al coche para recoger algunas cosas, así que regresar a él sería la opción más segura. La cuestión era el cómo llegar cuando no sabía en qué punto se encontraba. Se le ocurrió la idea de guiarse tomando como punto de partida el hostal. Se giró para buscarlo entre la humareda que se mezclaba con la niebla. Y se topó con ella.
Ni la había escuchado acercarse ni sabía de dónde había salido, pero como si la hubiera estado siguiendo desde que escapó del hostal, Amy se encontró con una niña. Llevaba algo parecido a un uniforme que tenía que darle calor, y su melena castaña le enmarcaba su pequeño rostro. Su expresión, seria y serena, la observaba fijamente a través de esos enormes ojos marrones. Al menos, tenía ojos. No podía tratarse de otro monstruo como la anciana. Quizás ella también se había perdido…
- ¿Eres de aquí? –le dijo Amy apuntándola con la linterna -¿Te has perdido?
La chica en lugar de responder, continuó mirándola. Las dos se quedaron inmóviles, estudiándose la una a la otra, hasta que la pequeña levantó un brazo lentamente y señaló con el dedo a Amy. Estupefacta, la joven se señaló a sí misma sin saber muy bien que quería decirle.
- ¿Yo qué?
La niña, muda, continuó señalándola. Negó con la cabeza y con un gruñido, dirigió también su mirada a la caja negra que Amy guardaba bajo el brazo.
- ¿Esto? ¿Es tuyo? –Amy se la mostró.
- Él –fueron las primeras y enigmáticas palabras de la chica.
- ¿Él? ¿Quién es él?
La niña continuó apuntando con el dedo a la caja. Sin saber muy bien qué hacer, Amy la abrió sin mirar el interior, apartando por unas décimas de segundo la mirada de ella. Levantó la mirada y la caja para poder enseñársela otra vez, pero se encontró sola en mitad de la calle. La muchacha había desaparecido.
Intentó disimular su miedo centrando su atención en el interior de la caja. ¿Aquella grabadora era lo que tanto llamaba la atención de aquella niña? Cogió el aparato dándole sin querer a uno de los botones, accionándola. Una serie de ruidos surgieron de ella cubiertos parcialmente por el sonido de la estática. Aquello le hizo dar un brinco, pero escuchó la grabación con atención, intentando desentrañarlos. Parecían sirenas… una voz bronca y lejana se abrió paso entre ellas. Se distorsionaba, y Amy tuvo que esforzarse para poder entenderla:
- ¡Deje salir a los rehenes! ¡Cumpliremos sus exigencias al pie de la letra! ¡Le doy mi palabra!
La grabación se encasquilló, interrumpiéndose y dejándola con la intriga. Ansiosa por continuar escuchando aquel documento, Amy toqueteó los botones con cuidado, hasta que uno de ellos abrió la grabadora dejando a la vista una vieja cinta. La lámina se había salido y enganchado en la maquinaria. Con delicadeza, Amy la sacó y buscó en su bolsillo algo con lo que recomponerla. Lo único que encontró fue un chicle que enseguida se llevó a la boca y masticó con vehemencia. Guardó en su lugar la cinta hasta que pudiera encontrar el modo de poder arreglarla.
Alguna de las teclas que había pulsado había accionado la radio que la grabadora llevaba incorporada. Amy volvió a iniciar la marcha en dirección al hostal, tanteando en la grabadora para, por lo menos, tener algo de música como compañía. Lo único que conseguía era que el sonido de la estática aumentara cada vez más hasta convertirse en un barullo ensordecedor. Incapaz de aguantar ese ruido, intentó apagarla, pero los botones no cedían.
- ¿Por qué todo lo que toco tiene que terminar así? –se quejó sin cejar en su empeño de apagarla.
Un chirrido la interrumpió, mezclándose con el crepitar de las llamas que volvía a tener frente a ella. Era la primera vez que escuchaba ese ruido, pero le puso el vello como escarpias. Temiendo de antemano lo que podía encontrarse, levantó muy lentamente la cabeza de la grabadora, cuya estática se había vuelto aún más fuerte, presagiando aquel horror.
Una persona de dos metros la estaba esperando. Debía de tratarse de un hombre, enclenque, con un delantal sucio y raído. Amy se percató de que estaba ocupando el mismo sitio que momentos antes había ocupado la niña con la que se encontró.
Amy se quedó boquiabierta y paralizada. Aquel hombre no tenía cabeza. En el lugar que le correspondería, sobre los hombros, tenía una especie de casco triangular sin ni siquiera agujeros por los que mirar. Y en su mano, una enorme espada que medía casi lo mismo que él y arrastraba por el suelo.
Supo que aquella criatura no traía consigo buenas intenciones en absoluto. Su sola visión la inundaba de escalofríos y los temblores no la dejaban apartar la vista de él. El monstruo dio un paso brusco hacia ella, arrastrando la espada tras él. La mente de la joven se negaba también a actuar, confundida. Dio un par de pasos más, cogiendo velocidad y apretando en el puño el mango de la hoja. El chirrido del metal siendo arrastrado por el asfalto fue lo que despertó el instinto de Amy, que casi tropezando con sus propios pies, comenzó torpemente a correr en dirección contraria a aquel ser.
El suelo tembló con cada golpe sordo que los pasos de aquel ser propinaban al perseguirla. El chirrido le hacía más daño en los tímpanos que la estática ensordecedora que emitía la grabadora que apretaba con todas sus fuerzas en la mano blanca por la presión. Amy corrió con todas sus energías, mirando a todas partes, buscando algún edificio en el que guarecerse, cualquier rincón en el que esconderse. Sabía que cada zancada que daba, más se alejaba de su hermano y de la salida de aquella pesadilla. Todos los edificios se parecían entre sí. Por eso ninguno le llamó tanto la atención como aquel de paredes blancas, sucias, que se erigía en aquella plaza a la que su desenfrenada carrera le había conducido. No tuvo tiempo para fijarse en nada más. El chirrido dejó de escucharse, no así los terribles pasos, que seguían con su avance. Recorrió los últimos metros aprovechando al máximo las fuerzas que le quedaban y entró en el inmueble al encontrarse la entrada abierta de par en par. No quiso pararse siquiera a encender la linterna. Se ocultó en la oscuridad sin detenerse, hasta que chocó contra una pared.
El golpe la hizo caer al suelo. Miró por primera vez atrás, con la certeza de que lo último que vería sería a su perseguidor, con aquel gigantesco cuchillo levantado sobre la cabeza y dispuesto a acabar con su vida…
Mas, se encontró con la oscuridad, sola. Ni rastro de la criatura.
Esperó sentada a que su acelerado corazón y su alterada respiración se tranquilizasen. Los oídos le martilleaban, aunque después de tragar saliva unas cuantas veces, se relajaron, permitiéndole comprobar que hasta la estática de la radio se había ido. El silencio volvía a acompañarla.
Aguantándose las lágrimas, encendió la linterna. El haz de luz, tembloroso, iluminó la gran estancia en la que se encontraba. Por un momento, le recordó a la entrada del hostal, con la diferencia de que aquel sitio era más grande y las paredes un poco más blancas. También había un viejo mostrador polvoriento, y tras él, un gran cartel que por sí solo bastaba para averiguar la identidad del edificio: había entrado en un hospital. | |
| | | Evan
Nº Mensajes : 1637 Gamers Points : 20084 Reputación : 28 Fecha de inscripción : 12/03/2008
| Tema: Re: Fanfic Silent Hill: Double psycho 05/04/10, 01:37 pm | |
| El hospital de silent hill...jejeje. Me encantas las enfermeras XDDDD. Por fin salio el cabeza-pirámide ^^ como me gusta ese bicharraco, en serio. Me gusta como describes ^^ | |
| | | Veran
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| Tema: Re: Fanfic Silent Hill: Double psycho 06/04/10, 10:43 am | |
| CAPITULO 5 ----------------------
Alex trató de orientarse antes de comenzar la marcha. Había caído en una avenida paralela, algo más pequeña que la principal. Avanzó un poco dejando atrás el hostal en llamas y con la mente en ebullición contenida. Había algo allí que olía a chamusquina, aunque antepuso la prioridad de encontrar a su hermana antes que saber que estaba pasando en aquel pueblo fantasmal. Agudizó sus sentidos durante el paseo. Aquello era lo más raro de todo: ni siquiera había ruidos. Sólo los que sus pasos y su respiración producían. Se atrevió a romper el pesado silencio gritando el nombre de su hermana. Nadie respondió. Lo intentó otra vez, obteniendo el mismo resultado. Sabía que no podía haber ido muy lejos. Continuó adentrándose en el pueblo, llamándola una y otra vez, con la creciente angustia que le producía la carencia de respuestas. Y cuando ya se iba a dar por vencido, lo oyó: - ¡¿Por qué todo lo que toco tiene que terminar así?! -era sin duda la voz de su hermana pequeña.
Presa del temporal alivio que sintió al escucharla, sus pasos se convirtieron en carrera, colándose en un callejón formado entre medias de dos grandes edificios y que daba a la calle principal. Los sonidos volvieron, una extraña estática y un chirrido a los que ni prestó atención. Llegó a tiempo a la bocacalle. La vio de perfil, quieta. Quiso echar a correr hacia ella, pero aquella marca indeleble de terror que había en su rostro le detuvo y le hizo mirar al mismo punto a donde ella estaba mirando, sin salir del callejón. La visión le dejó petrificado. Un hombre muy alto, con un extraño casco en la cabeza con pinta de ser bastante pesado, metálico, y un delantal con manchas oscurecidas la observaba a pocos metros. El individuo dio un paso hacía ella, acompañado del mismo chirrido que Alex escuchó en el callejón. El desagradable ruido lo producía un cuchillo de gigantescas proporciones que llevaba en una mano, arrastrando la hoja manchada por el suelo.
«Amy, corre… ¡Aléjate de él!»le advirtió sin poder articular palabra.
El del casco, viendo que su víctima estaba paralizada, dio un par de pasos más, dispuesto a atraparla. Amy pudo reaccionar entonces y echó a correr, adentrándose en el pueblo. El individuo comenzó su persecución arrastrando la espada.
Cuando los dos desaparecieron de su vista, Alex recuperó la sensibilidad en las articulaciones y poco tardó en salir tras ellos. Sólo unos metros le separaban del ser del casco, que eclipsaba totalmente a Amy. Pese a la distancia, Alex apuntó a la criatura y disparó. Tal y cómo esperaba, la bala falló, rebotando contra la espada y perdiéndose en la niebla. Probó suerte una vez más, consiguiendo acertarle con una segunda bala en el casco de metal.
La criatura se detuvo por fin. Alex también se paró, manteniendo la distancia y sin dejar de apuntarle. El casco giró hacia él, y unos ojos que él no veía por ninguna parte le miraron por encima del hombro. Aquella invisible mirada le heló la sangre en las venas. El ser dio media vuelta y se quedó ahí, amenazante y esperando algo.
Algo que llegó en forma de pasos. De pequeños pasitos que cruzaron la calle de un lado a otro en una carrera y que, del sobresalto, hizo que Alex volviera la vista atrás a tiempo de ver una sombra guarecerse en un oscuro callejón estrecho. De forma repentina, la criatura se dirigió pesadamente hacia allí, pasando junto a él sin prestarle la más mínima atención, hasta desaparecer tras aquel recodo.
Alex obvió cualquier atisbo de duda e indecisión, y sigilosamente, se escurrió hasta la entrada de aquella callejuela. Apoyó la espada en la pared, y contó hasta tres antes de exponerse al peligro apuntando al vacío insondable. El callejón estaba totalmente desierto.
Bajó el arma lentamente, confundido. ¿Cómo habían podido desaparecer? Tanteó las paredes del callejón, buscando una entrada disimulada, un pasadizo, cualquier cosa lógica… Solo tocó ladrillo.
El recuerdo de su hermana le hizo volver a la realidad, saliendo de nuevo a la avenida. Intentó recordar en que dirección había huido Amy, deteniéndose ante el gran edificio de mármol blanco, oscurecido por la suciedad que cubría parcialmente la fachada, y leyó el gran letrero que lo coronaba: “Hospital”.
- Salir de la sartén para caer en las brasas… -masculló mientras se internaba en el interior del edificio.
De nuevo la oscuridad le dio la bienvenida. Rebuscó en los bolsillos algo que pudiera darle luz. Al no hallar nada, volvió a la puerta de entrada, abriéndola de par en par, esperando que así la poca luz que había fuera penetrara en el interior e iluminara tenuemente la estancia.
A la escasa luz que tenía, examinó casi a tientas el habitáculo tan parecido al del hostal en llamas. Un mostrador, blanco, resguardaba tras el la cruz roja característica de los centros sanitarios. Algunos bancos se esparcían al fondo de la habitación, totalmente apegados a la blanca pared, y un ligero olor a medicina aún impregnaba el aire. Todo ello inmerso en un silencio sepulcral que su voz grave atravesó al pronunciar el nombre de su hermana.
Sin esperar respuesta, se dispuso a entrar por el pasillo. Al llegar a la entrada, un haz de luz le sorprendió, apartándose con un rápido movimiento, y asomando solo la cabeza, escudriñando en la penumbra.
La luz se movía y temblaba, acompañada de una respiración alterada. Temiendo que fuera el tipo del casco, apuntó a la luz sin salir de su escondite.
- ¿Hermano…? -llamó una tenue voz.
- ¡Amy! -el haz de luz se dirigió hacia él, casi cegándole.
- ¡Alex!
Con los ojos entrecerrados. Alex salió a la entrada del pasillo esperando con los brazos abiertos a su hermana, que se acercaba a todo correr. Por un momento se olvidó del individuo del casco, de la niña y el monstruo que encontró cerca del coche, de aquel pueblo endemoniado… ¡Ahora podrían regresar sanos y salvos y continuar con sus vacaciones!
Eso era lo que quería pensar. No quería ver más a su alrededor, pero por el rabillo del ojo percibió, a un lado del pasillo, una larga sombra que se movió fugazmente. Rompió la reconciliadora atmósfera con un grito:
- ¡Amy, retrocede! -la chica se detuvo bruscamente a un par de escasos centímetros de él, en seco.
Los dos escucharon el zumbido de la estática ensordecedora en sus oídos. Los dos vieron el brillo metálico que surgió de un hueco a un lado de la pared y se cernía entre ambos como una guillotina, chirriando y golpeando con fuerza el suelo. Una espada gigantesca. Los dos hermanos tuvieron que separarse de nuevo, retrocediendo cada uno por su lado, contemplando a la criatura del casco piramidal saliendo al pasillo.
Se quedó allí parado, recogiendo su espada, eligiendo a su víctima. Amy esperaba lo más quieta posible a la reacción de aquel ser, alumbrándole con la luz que llevaba; y Alex apuntaba de nuevo al casco, sabiendo que no podría disparar a esa corta distancia si no quería salir malparado.
- Amy -Alex habló despacio para no alterar aún más la situación -. Aléjate. Despacio, sin movimientos bruscos, ¿vale?
Amy asintió con la cabeza y obedeció sus instrucciones como buenamente pudo. Se alejó un paso, dos. Tres. Cinco…
Y tan rápido como había llegado, la criatura se puso en movimiento. Giró la cabeza hacía Alex, levantando el brazo libre en su dirección y señalándole, antes de volver su atención hacia Amy y volver a comenzar su persecución con el chirrido de su espada detrás. Desobedeciendo sus ordenes, la joven echó a correr, llevándose el haz de luz con ella y perdiéndose por el pasillo. Con una maldición, Alex disparó dos veces al casco de la criatura. Las balas rebotaron incrustándose en las paredes que les rodeaban, mas no frenó el avance del ser.
Al igual que en el exterior, Alex siguió al individuo por el pasillo buscando desesperadamente la forma de apartarle la atención de su hermana. Vio la luz girar a poca distancia y desaparecer, seguramente al doblar una esquina. La criatura hizo lo mismo, y cuando él también se disponía a ello, sintió un fuerte tirón en el brazo que con extraordinaria fuerza le apartó del pasillo. Después, vino un fuerte impacto en la cabeza y la oscuridad anteponiéndose a la oscuridad…
Abrió los ojos a la neblina. Una luz sobre él le cegaba y todo se veía borroso. Parpadeó un par de veces y se frotó los ojos hasta que pudo ver con claridad la herrumbrosa lámpara que pendía sobre su cabeza y que se movía de un lado a otro al compás del suave graznido de las cadenas que la sustentaban. Deslizó las manos por las frías losas, tomando apoyo para levantarse. Una punzada de dolor le nubló la vista, llevándose la mano hacia la brecha que se imaginaba que tendría. Su mano se topó con una venda. Extrañado, preguntándose por su procedencia, miró a su alrededor. Estaba en mitad de una consulta médica, de paredes blancas, limpias, con una mesa frente a él sobre la que descansaba un ordenador apagado y varios documentos. El resto del mobiliario era una camilla y dos pequeños armarios de puertas de cristal a través de las cuales podían verse los medicamentos que guardaban en su interior.
Los recuerdos de cómo había llegado a aquella sala y cómo había llegado la venda a su sitio eran profundas lagunas en su memoria. Se esforzó por recordar…
- No deberías hacer eso -le increpó una voz infantil sobresaltándole -. Es egoísta.
Buscó la procedencia de aquella voz. Había creído estar solo allí, pero la presencia de aquella niña estaba ahora allí, a su lado, observándole con aquellos ojos marrones y fríos, estudiándole.
La visión de aquella chiquilla le hizo recordar aquel incidente. Alguien como ella pegándole una patada a algo en la carretera…
- ¡Eres tú! Nos encontramos en la carretera que lleva al pueblo. ¿Sabes que lo que hiciste estuvo mal?
- ¿Qué sabrás tú lo que está mal o bien? -fue su enigmática respuesta -. Tu justicia no es única.
Alex abrió la boca sin saber muy bien que responder a aquello.
- Nadie viene aquí por casualidad. Y tú menos -la chica continuó con su desconcertante discurso -. ¿Ya no lo recuerdas? ¿O no quieres recordarlo?
- ¿Qué…? ¿Qué demonios te pasa? ¿Qué demonios pasa aquí? ¿Cómo te llamas?
La chica uniformada caminó por la habitación dándole la espalda hasta la puerta, abriéndola. Alex no pudo ver lo que había más allá. La chica se giró hacía él:
- Nosotros también juzgamos. Y ejecutamos.
Y sin decir una palabra más, se marchó. Su ausencia, la llenó la angustia y el recuerdo de su hermana… y retazos de un mal sueño de una noche lluviosa de otoño. | |
| | | Evan
Nº Mensajes : 1637 Gamers Points : 20084 Reputación : 28 Fecha de inscripción : 12/03/2008
| Tema: Re: Fanfic Silent Hill: Double psycho 06/04/10, 03:33 pm | |
| XD. Eso es verdad, ¿qué habría hecho en el pasado Alex? pronto lo descubriremos. | |
| | | Veran
Nº Mensajes : 112 Gamers Points : 16197 Reputación : 4 Fecha de inscripción : 02/04/2010
| Tema: Re: Fanfic Silent Hill: Double psycho 07/04/10, 11:11 am | |
| CAPITULO 6 ---------------------
Amy movió sus piernas con todo el brío que pudo, iluminando su camino con esquivos trazos de su linterna, con el constante martilleo de las pisadas de su perseguidor, cada vez más y más cerca… Cada vez más y más lejos de la salida…
Sin aguantarse las ganas de llorar, dobló la esquina. Sus zapatillas provocaron un desagradable chirrido al resbalar por el suelo. Ni siquiera miraba por dónde pasaba, simplemente corría hacía delante. El pasillo se le hacía interminable; dudaba que pudiera llegar al ascensor. Terminó chocándose contra las oxidadas mallas metálicas de la puerta. Presas de un temblor incontrolable, sus manos apretaron múltiples veces el botón de llamada.
- ¡Venga! ¡Por favor! -suplicaba a la máquina, aumentando aún más su llanto.
La verja emitió un chasquido y su cierre cedió. Comenzó a abrirse, muy lentamente, por lo que Amy la abrió por completo, colándose en la ancha plataforma y cerrando tras ella justo a tiempo.
A apenas unos centímetros, escalofriantemente quieto, estaba su perseguidor. La verja le obstruía el paso, pero tenía la firme impresión de que no representaba ser obstáculo alguno para la enorme espada que lo acompañaba.
La chica retrocedió torpemente hasta que su espalda chocó contra el frío metal y se escurrió hasta quedar encogida en el suelo, hundiendo la cabeza entre sus manos. Entre lágrimas y moqueo, acertó a gritarle con la voz llena de altibajos:
- ¡¿Qué quieres de mí?! ¡Déjame! ¡Yo no he hecho nada! ¡Déjame en paz!
La mano del ser hizo un brusco y veloz movimiento, aferrándose a la verja. La mano que sostenía su arma también comenzó a moverse, levantando la pesada hoja. Amy, horrorizada, vio pasar toda su vida por delante de sus ojos. Su vida, y el panel de botones del ascensor.
Sin ser muy consciente de sus propios actos, se arrastró y apretó con la palma de la mano el primer botón que llegó a alcanzar. La puerta no esperó más, deslizándose ante ella y quitándole de la vista al macabro agresor.
Amy se arrebujó en un rincón mientras el ascensor comenzaba su descenso, intentando apaciguar aquel terrible dolor que le aprisionaba el pecho.
* * *
Alex vagaba por los pasillos intentando orientarse. Pero no podía dejar de pensar en su hermana. Recordar que aquel monstruo la estaba persiguiendo sin más razón que, seguramente, hacerle daño, le hirvió la sangre y aligerar aún más el paso.
Por fin, encontró las escaleras y el ascensor. Las luces en aquel descansillo estaban totalmente fundidas, por lo que su visibilidad era totalmente nula. Avanzó a tientas hasta el ascensor, manoseando la pared con tacto extrañamente viscoso hasta que sus dedos toparon con un botón que se iluminó al ser pulsado. Con un rugido metálico, el ascensor comenzó su lento descenso. La inseparable sensación extraña no dejaba de recorrerle la columna, sin poder evitar echar temerosas miradas hacia el oscuro pasillo que había dejado atrás. Un chasquido le avisó de que el ascensor ya había llegado. Sin ejercer demasiada fuerza, abrió la verja a la par que las puertas se abrían. Fue a dar un paso al interior, pero lo que vio le hizo olvidar la sensación y todo lo que le rodeaba.
- ¡Amy!
Se agachó a su lado, en el rincón, estrujándola con fuerza y derramando todas las lágrimas que había tenido que tragarse hasta entonces.
- ¡Gracias al cielo! ¿Estás bien? ¿Te llegó a tocar ese malnacido?…
Su batería de preguntas se fue apagando cuando vió que la chica no se movía en absoluto. Se percató de que sus pequeños brazos estaban totalmente congelados. Tragó saliva mientras le levantaba la cabeza.
- ¿Amy…?
Tenía los ojos cerrados y la expresión tan serena que incluso le pareció macabra. Con temor, le tomó el pulso, y un gran escalofrío le recorrió la espina dorsal al notar la carencia de pulsaciones tanto en su cuello como en su muñeca.
¡Tenía que hacer algo! ¿Pero qué? La impresión, la persecución, aquella maldita criatura había conseguido que le diera un infarto. Debía reanimarla con un masaje cardiaco. Así que cojió su cuerpo casi flácido en brazos y recorrió el pasillo de nuevo hasta la puerta de aquella habitación dónde despertó.
El foco de luz que le cegó en un primer momento continuaba encendido. Dejó a Amy en la camilla, sin saber muy bien por dónde empezar. Su tez, más pálida de lo normal, le impedía pensar con claridad, siendo consciente de que cabía la posibilidad de que fuera imposible despertarla. Rechazó la idea, mirando en derredor buscando algo en aquella consulta que pudiera ayudarle. Y entonces la vio.
Otra vez aquella chica. Le miraba desde la esquina más alejada, con una sonrisa altiva que le asqueó y le hirvió la sangre. Parecía estar disfrutando de la escena. Abandonándose en las manos de la histeria y la desesperación, se acercó a ella a pasos agigantados, asestando un puñetazo a la pared, a pocos centímetros de su angelical rostro. Aquel movimiento no pareció sorprenderla; la sonrisa no varió ni un ápice. Alex, con lágrimas en los ojos, le gritó:
- ¡¿Qué te hace tanta gracia?! ¡¿Es que no te das cuenta de la gravedad de la situación?!
- ¿Acaso tu si te diste cuenta? Ni siquiera quieres acordarte. La usas a ella para no hacerlo.
- ¡Deja ya los acertijos! ¡¿Qué demonios quieres decirme con todo esto?!
La sonrisa por fin desapareció. Aquellos ojos penetrantes despertaron un profundo dolor de cabeza, que comenzó en la herida vendada y se extendió hasta convertirse en profundas punzadas. Ahogó un grito de dolor, cayendo de rodillas al suelo cuando sus piernas flaquearon. No podía ver nada. Todo se emborronaba… menos aquellos ojos que le miraban como aquella vez…
* * *
Cómo cada día, había llegado a la oficina bien temprano por la mañana, justo a tiempo. Como cada día saludo a los pocos compañeros que ya habían llegado al cuartel y los que iban llegando. La diferencia radicaba en aquella mañana que recibieron cinco segundos antes de tomarse el primer café de la mañana.
Un individuo había abordado a una madre ante la entrada de un colegio. Le había disparado y se había llevado con él a una niña. Unos compañeros persiguieron a aquel tipo hasta que se encerró en el interior de un pequeño hostal, y tenía como rehenes a los dueños, los únicos que estaban en aquel momento allí. Necesitaban refuerzos.
Un grupo de agentes se dirigieron raudos hacia allí. Alex era uno de ellos. Al llegar al lugar de los hechos, se encontraron con un autentico caos: reporteros y curiosos se apiñaban alrededor del cordón policial que formaban varios vehículos y unos pocos agentes. Aún no había podido establecer contacto con el secuestrador, pero lo harían en breve. Gritos, nervios, miedo… todos estaban reunidos en aquel escenario.
Ya estaba todo planeado. Ya sabían todos lo que tenían que hacer. Así que todos se pusieron en macha. Su grupo se infiltraría por la parte de atrás en cuanto recibieran la señal; sorprenderían al secuestrador y liberarían así a todos los rehenes. Aunque antes de llegar a ese punto, intentarían solucionar las cosas pacíficamente y negociando.
No fue posible. La señal no llegó de la forma que ellos esperaban. Llegó con el sonido de un disparo, procedente del interior del cochambroso edificio. Temiendo lo peor, el grupo irrumpió en el interior. Atravesaron un diminuto pasillo rodeado de puertas cerradas y se toparon con la escena: el tipo, con un casco de moto cubriéndole la cabeza y el rostro, mantenía una enorme navaja en una mano rozando el cuello de una niña que no dejaba de llorar. En la otra mano, el secuestrador tenía una pistola con la que apuntaba al hombre que se hallaba tendido en el suelo con un creciente charco de sangre bajo él. Una anciana se encontraba a su lado, llorando sobre él y temblando de pies a cabeza.
No podían darle tiempo a reaccionar. Aprovechando el factor sorpresa, el grupo se cernió sobre el tipo. Consiguieron que soltara a la chica y se le cayera el cuchillo de las manos. Uno de sus compañeros alejó a la pequeña y a la anciana de la trifulca.
Sirvió de poco. El sujeto hizo un movimiento brusco y apuntó con su arma a la pequeña. Alex fue más rápido a la hora de apretar el gatillo. Un solo disparo ponía punto y final a todo. El disparo, y aquellos profundos ojos castaños y en estado de “shock” que lo contemplaron todo. | |
| | | Evan
Nº Mensajes : 1637 Gamers Points : 20084 Reputación : 28 Fecha de inscripción : 12/03/2008
| Tema: Re: Fanfic Silent Hill: Double psycho 07/04/10, 06:41 pm | |
| ^^ lo de siempre xD genial jaja. Aunque no entiendo...si le salvó la vida a la niña matando al secestrador... -.-" | |
| | | Veran
Nº Mensajes : 112 Gamers Points : 16197 Reputación : 4 Fecha de inscripción : 02/04/2010
| Tema: Re: Fanfic Silent Hill: Double psycho 08/04/10, 11:18 am | |
| CAPITULO 7 ---------------------------
Despertar nunca le había resultado tan doloroso. Mover la cabeza para mirar a su alrededor sólo sirvió para incrementar las nauseas que sentía.
Se incorporó de la solitaria camilla de blancas sábanas de hospital, intentando recordar cómo había llegado hasta aquella consulta. Las manchas que cubrían las paredes se movían ante sus mareados ojos como poseedoras de vida propia. El escaso mobiliario de la sala se fue asentando poco a poco aún envueltos por la invisible neblina del sopor más profundo.
Amy se bajó de la camilla de un salto. Movimiento brusco que casi le hace perder el equilibrio, sujetándose a la mampara que tenía a su lado.
El lugar estaba desierto. Y los recuerdos de su llegada no eran más que una profunda laguna negra en su mente. Recapitulando, haciendo un esfuerzo, a lo más que llegaba era a una vaga silueta difuminada cuyo brazo se estiraba hacia ella y cuya cabeza acababa en punta.
Un cosquilleo incómodo se apoderó de su pecho, mas no llegó a ser preocupante. Tomando consciencia de que se encontraba en mitad de un pueblo abandonado y perdido en mitad de la nada y que su hermano estaría buscándola, Amy salió al ennegrecido corredor, dejando atrás la consulta con la luz encendida.
Sin siquiera pararse a pensar, lo único que hizo fue dejarse llevar por sus pies. Se internó en la creciente oscuridad del pasillo, alejándose de la luz de la consulta. Se pegó a la pared, sintiendo su áspero contacto al guiarse por su desconchada superficie.
Conforme caminaba, un pequeño haz de nitidez se dejaba entrever un poco más adelante. No se oía otra cosa que no fuera su propia respiración, pero la llamaba. Y no podía negarse.
Como polilla, se sintió atraída por la luz. Despegándose del muro, avanzó hasta la estancia que se abría al final del pasillo hasta convertirse en un amplio descansillo. Una verja de metal herrumbroso abierta de mala manera dificultaba al ascensor la tarea de emprender su solitario viaje hacia ignotas plantas. La luz que Amy había estado siguiendo provenía de su interior.
El frío metal le provocó un escalofrío en cuanto tomó la linterna tirada en el suelo del ascensor. Con un indescifrable sentimiento de repulsión, se alejó del ascensor un par de pasos, retrocediendo, iluminándolo con la linterna.
Allí dentro no había más que suciedad y cierto olorcillo a metal y aceite. ¿De dónde salía ese pánico entonces?
No iba a desperdiciar tiempo para averiguarlo. Quería salir de allí cuanto antes. La luz de la linterna iluminó la pared hasta dar con un par de carteles. Le costó entender que indicaban aquellas marcas sobre la placa de metal que el tiempo había desgastado. Una de las dos señalaba una abertura a través de la cuál podían vislumbrarse unas escaleras bañadas por la tenue luz que apenas conseguía abrirse paso por la ventana de cristales empañados.
Obedeciendo a la señal, Amy bajó las escaleras teniendo especial cuidado con dónde pisaba. Los escalones daban la vuelta antes de posarse en el descansillo de la planta baja. En realidad continuaban descendiendo, mas no era su intención descubrir a que infierno abandonado conducían.
Acompañada por la sensación de deja vú, recorrió el corredor hasta la entrada. No recordaba el porqué, pero conocía el camino. El pequeño haz de luz iluminó la cruz roja del mostrador al pasar por delante.
A través de la puerta acristalada podía ver la calle asolada por la luz que otorgaba una farola perdida en la niebla. Esperanzada ante la inminente libertad, Amy se abalanzó sobre la puerta y luchó con el pomo para abrirla.
La ilusión fue desvaneciéndose a cada golpe desesperado e inútil que le daba a la puerta.
- No… ¡No! ¡No puede estar cerrada! ¡No puedo quedarme aquí encerrada! ¡Ya entré por aquí! ¡Tengo que salir!
Sus gritos jugaron en el vacío antes de perderse entre las paredes. Ante su nulo efecto, abandonó toda lucha, sumergiéndose en su mente pensando que hacer. Reprimiendo su instinto de destrozar la maldita puerta a golpes, buscar a su hermano y salir de allí como alma que lleva el diablo…
“¿Y porqué me reprimo?”
Echó una rápida mirada a su alrededor. Probó suerte intentando separar un banco de la fila que había ante el mostrador, mas un hierro los mantenía unidos en pesados tríos. No tenía otra cosa que pudiera usar por allí. A no ser…
Rebuscó en sus bolsillos. En uno de ellos encontró la grabadora, que emitía un constante zumbido estático casi imperceptible. Por eso no se había dado cuenta antes de que la llevaba encima. ¿Pero de dónde la había sacado?
Bueno, aquello era lo de menos. Apartando el objeto de su función original, lo lanzó con todas sus fuerzas contra el vidrio, que apenas aguantó el impacto. Terminó de quitar los cristales con el pie, disfrutando de aquella nueva sensación. La sensación de haber hecho algo malo y nadie le llamaba la atención.
Recogió la radio, comprobando que la puerta había sufrido más desperfectos que el aparato, y la devolvió a su bolsillo.
Armada con su linterna, Amy caminó por la calzada muy seguro de lo que tenía que hacer. Esperaría junto al coche un rato, y si su hermano no aparecía, buscaría otro pueblo cercano y llamaría al teléfono de emergencias.
Lo que desde luego no pensaba hacer, era continuar en aquel lugar tan sumamente extraño.
* * * El dolor remitió tan repentinamente como comenzó. Abrió los ojos apartandose las manos de la cabeza. Ante él ya no estaban los pequeños zapatos negros que continuaban en medias balncas hasta esconderse en una falda plisada a cuadros, de la cual arrancaba un jersey liso y azul. Aquellos penetrantes ojos marrones tampoco estaban allí. La chica había desaparecido.
De un brinco, Alex se incorporó y buscó a Amy por la habitación. Ella si seguía dónde recordaba haberla dejado, inconsciente sobre la camilla. A su mente llegó con retraso la explicación, y sus manos temblaron: tenía que reanimar a su hermana. ¿Cómo había podido distraerse?¡Ya podía ser demasiado tarde!
Antes de que sus manos llegasen a rozar su pecho para iniciar el masaje cardiaco, sus párpados hicieron un movimiento extraño. Se apretaron un poco antes de abrirse. Parpadearon un par de veces, descentrados, apartandose de la luz del techo para explorar en derredor. Un leve gesto de dolor asomó en el rostro de Amy, que volvía a tomar su tono de siempre.
Presa de una incontrolable alegría, Alex no podía moverse, ni siquiera hablar. Simplemente observar a Amy levantándose y frotándose la frente. Parecía confusa. No obstante, no tardó en recuperarse.
- ¡Amy! ¡Menudo susto me diste! -fue la “regañina” cargada de alivio y algunas lágrimas que salió de su garganta.
Poco le faltó para lanzarse a darle un fuerte abrazo hasta casi estrangularla. Los dos estaban frente a frente, a escasa distancia. Por lo que era inexplicable lo que pasó a continuación.
Como si no existiera, Amy ni siquiera le dirigió un breve vistazo. Bajó de un salto de la camilla y salió de la habitación como si no hubiera nadie más.
Alex atribuyó ese comportamiento a la situación. Al miedo y la angustia que habían tenido que sufrir desde que llegaron. ¿O se habría enfadado por no haberla salvado antes?
La siguió para preguntárselo. Amy deambulaba por el pasillo hasta el ascensor. Sin legar a su altura, se atrevió a levantarle la voz:
- ¡Amy! ¿Estás bien? ¿Qué te pasa? ¿Te has enfadado?
No hubo respuesta. ¿Sería la huella del infarto que acababa de sufrir? No, ya le había pasado antes: cuando se enfadaba y no quería empeorar las cosas, solía hacerse la sorda. Aligeró un poco más el paso para darle alcance. Odiaba aquellos jueguecitos. Su mano se encaminó hacia el hombro de ella, pero otra mano surgió desde un lado ciego a su derecha deteniéndole con congelada fuerza descomunal. Ahogó un grito.
Sobresaltado, Alex buscó al dueño de aquella mano siguiendo su brazo. De nuevo aquella niña le observaba entre las sombras, sujetando con fuerza impropia su mano.
- ¡¿Qué demonios estás haciendo?! ¡¿Qué quieres de nosotros?!
- ¿Sigues sin acordarte? -Alex no quería escuchar más galimatías. Vió a su hermana agacharse en el ascensor medio abierto para recoger algo del suelo -Decídete de una vez y deja de usarla para esconderlo. ¿Es que no quieres protegerla?
- ¡Claro que quiero proteger a mi hermana! -intentó apartarse de ella con un movimiento brusco que no sirvió para nada.
- Pues deja que se marche. ¿O prefieres que continúe sufriendo esta pesadilla porque prefieres ocultar la realidad? La dejé salir como recompensa, por recordar…
- ¡¿Recordar el qué?! -fuera de si, Alex consiguió liberarse, llegando a chocar su espalda contra la pared a causa del repentino tirón que tuvo que darle a su mano -¡¿Qué está pasando aquí?!
- Aún te niegas a aceptar lo que pasó. Lo disfrazas cubriéndolo de preocupaciones mundanas… ¡Cómo proteger a tu hermana tan obsesivamente! -los ojillos de la chica chisporrotearon con furia contenida -pero lo recuerdas perfectamente.
- ¡¿El qué se supone que tengo que recordar?!
- No puedo dejarte salir hasta que no lo admitas, y pagues por ello. Por eso estamos aquí. Para expiar nuestros pecados.
Cada vez más confuso y encolerizado, Alex pugnaba contra su instinto. Pero antes de hacer nada buscó a Amy. Y esa búsqueda desesperada fue la que le hizo pensar.
La niña tenía razón. Era una manía suya que le ayudaba a sobrevivir. Olvidaba todos los problemas sobreponiendo a su hermana a ellos. ¿Era eso lo que la chica quería que admitiera?
Se volvió hacia ella dispuesto a decírselo. Si con aquello la pesadilla terminaba, le daba igual admitir lo que fuera.
Pero la misteriosa niña, como siempre, había vuelto a desaparecer. La pared se llevó un fuerte puñetazo cargado de frustración. ¿Qué quería el maldito pueblo de él?
Por las palabras de la chica, sabía que no conseguirían salir hasta que descubrieran que quería decir.
Giró sobre sus talones para dar media vuelta e internarse en el edificio, que lo engulló como fiera que juega con su presa antes de aniquilarla… | |
| | | Evan
Nº Mensajes : 1637 Gamers Points : 20084 Reputación : 28 Fecha de inscripción : 12/03/2008
| Tema: Re: Fanfic Silent Hill: Double psycho 08/04/10, 03:30 pm | |
| ^^ muy bueno. Ahora los dos están en distintas dimensiones por lo que parece...¿Qué será lo que tenga que admitir Alex? No creo que sea el simple asesinato del secuestrador...estaba haciendo su trabajo y salvó una vida, no le quedó más remedio. | |
| | | Eric Zephyr
Nº Mensajes : 488 Gamers Points : 17917 Reputación : 6 Fecha de inscripción : 28/02/2009
| Tema: Re: Fanfic Silent Hill: Double psycho 08/04/10, 07:51 pm | |
| mmmm.... historia interesante pero... pork tantas dudas??? espero el siguiente ^^ | |
| | | Veran
Nº Mensajes : 112 Gamers Points : 16197 Reputación : 4 Fecha de inscripción : 02/04/2010
| Tema: Re: Fanfic Silent Hill: Double psycho 09/04/10, 11:31 am | |
| CAPITULO 8 --------------------------- Las luces sucedían a las sombras entre retazos, barras iluminadas que se intercalaban cortando el suelo por el que los pasos se perdían en desenfrenada carrera, consciente de lo que había en juego.
El aire estaba totalmente contaminado, convirtiéndose en una medicina él mismo que no curaba todo el dolor allí acumulado. Los enfermos de sentimental angustia y agonía habían aguardado impacientes y habían convivido codo con codo con los enfermos físicos.
La amenaza de la muerte cercana y posible aún se percibía. Y aunque ya no cruzaban a toda velocidad, podía llegar a escucharse las ruedecillas quejumbrosas de las camillas cargadas con enfermos del hospital en constante ir y venir.
Las consultas, que se sucedían una tras otra a lo largo del corredor, aún guardaban instrumental médico intacto, medicinas y expedientes. Alex leyó unos cuantos, preguntándose quién en su sano juicio abandonaría un hospital dejando atrás cosas de semejante importancia y costo.
Nadie abandona algo así por las buenas. No. Allí había ocurrido algo.
Su travesía le llevó a dar una vuelta alrededor del edificio, terminando en el punto de partida: el rellano del ascensor.
Se subió a la máquina y pulsó él botón de la siguiente planta. El panel era la única luz de la que disponía el ascensor y bajo la que pensar. La verja se cerró ante sus ojos con un chirrido y comenzó la subida al segundo piso.
Sin embargo, el trayecto en ascensor duró poco. Los botones le avisaron de lo que iba a ocurrir, parpadeando antes de apagarse por completo. Una serie de golpes metálicos y chirridos escalofriantes se sucedieron antes de que el suave tambaleo, muestra de movimiento, cesara.
- ¡Mierda! -la pared recibió un puñetazo que no sirvió de mucho, pero que le liberó de algo de tensión.
No tenía ni idea de lo que podría haber pasado, pero si sabía que por mucho que tocase el botón de auxilio, nadie acudiría a solucionar la avería. Buscó una forma de salir del cubículo, tanteando con las manos en la oscuridad. Gracias a su altura, el techo estaba también a su alcance, percatándose de una hendidura en el mismo. De puntillas, empujó como pudo hasta que consiguió abrir una pequeña apertura.
Con esfuerzo, consiguió salir al techo del ascensor. La oscuridad era más espesa por allí, pero algunas piezas de metal que rodeaban la maraña de cables relucían bajo la tenue claridad que se distinguía algo más arriba. Alex siguió con la mirada a uno de los manojos de cables, levantando la cabeza.
Lo que vió, le heló la sangre y le revolvió el estómago. Se tapó la boca y desvió la mirada instantáneamente, pero eso no evitó que aquella imagen quedase grabada en su mente. Era un cuerpo. Una persona con bata blanca iluminada por la escasa luz que se filtraba por la tela metálica que marcaba el final del túnel. El cuello estaba doblado de tal forma, que la cabeza estaba inclinada hacia un lado y abajo, en posición grotesca. No era el cuerpo el que le inspiró tanto terror. Sino los ojos, claramente blancos y distinguibles que parecían observarle bajo el manto de la muerte; y un leve esbozo de sonrisa que parecía divertirse sabiendo cuan terrorífico era. Se mecía un poco, distinguiéndose claramente el trozo de cuerda que lo sostenía. Evidentemente, se había ahorcado.
Alex recuperó la compostura y respiró hondo. Entre las bocanadas de oxígeno llegó camuflado el terrible hedor a muerte con el que ya se había encontrado en otras ocasiones en su trabajo. Intentó no volver a mirar el cadáver. Su mente te encargaba de repetir la imagen para él.
A todas luces parecía un suicidio. El tipo, que por la bata delataba que había estado en el hospital, había escogido un extraño lugar donde ahorcarse. ¿Habría tenido algo que ver con el abandono del lugar? Lástima que no pudiera responder…
Su instinto fue el que tomó cartas en el asunto a partir de ese pensamiento. Recuperándose milagrosamente, tanteó por el frío muro hasta que se encontró con un resquicio que había dejado la apertura para el ascensor del siguiente piso, a un metro por encima de dónde se había detenido. Su intención entonces, era recuperar el cadáver para sacar sus propias conclusiones. Quizás le ayudase a aclarar algo sobre ese pueblo abandonado que tantos quebraderos de cabeza le estaba dando…
Haciendo uso de toda la fuerza que poseía, empujó las hojas de la puerta metálica hasta dejar suficiente espacio entre ellas para que una persona normal pudiera pasar a través de ellas. La luz parpadeante de una bombilla del techo en movimiento fue la primera en pasar, permitiéndole ver mejor lo que tenía delante. Con un salto, se encaramó al borde y se impulsó hasta tener medio cuerpo fuera.
Y así quedó. Inmóvil mientras la saliva se esfumaba de su boca y el miedo de la incomprensión volvía a apresarle. Figuras femeninas envueltas en harapos le esperaban, escalofriantemente quietas y sin rostro, como maniquíes. Las cofias eran la única prueba en la que podía sostenerse para deducir que parecían enfermeras, aunque estuvieran las ropas de todas de color marrón debido a la suciedad acumulada. Algunas, incluso, estaban ajadas y lucían cortes y arañazos por doquier rodeados de cierta sustancia roja. La bombilla que pendía sobre sus cabezas se movía de un lado a otro jugando con las sombras, insinuando algún movimiento extraño que colaboraba a alborotar más el corazón de Alex.
Despacio, Alex fue el primero en moverse al subir del todo para poder pisar suelo por fin. Se levantó lentamente, intentando no hacer movimientos bruscos, examinando sin poder terminar de creérselo todas aquellas caras sin elementos que las identificasen como tales. Los ojos inexistentes de aquellos maniquíes estaban fijos en él. Lo sentía.
Alex se llevó la mano lentamente hasta el cinto, cogiendo su arma cuyo contacto apaciguó un poco los temblores de sus manos. La sacó poco a poco…
Y la luz parpadeó. Fue sólo un momento en el que se llevó otro susto que volvió a ponerle nervioso. Eso le hizo apartar la vista de las enfermeras para mirar la lámpara de movimiento continuo y en ese despiste, por el rabilo del ojo, percibió que una de las del grupo, apostada contra la pared, se movía. Apuntó hacia ella notando como resbalaba una gota de sudor frío por su frente.
- ¡¿Quiénes sois?! -preguntó con dureza y apuntando con punto firme a la cabeza de una de ellas -. ¡¿Qué sois?!
La respuesta no se hizo esperar, pero no de la forma que él imaginó. Todas a una, de forma abrupta, levantaron un poco la cabeza. En las manos de algunas, unos objetos metálicos destellaron: bisturís la mayoría. Con las mismas maneras repentinas, al mismo tiempo, el grupo se fue cerrando con las grandes zancadas de las componentes, acercándose a él en tenebrosa procesión. Presa del pánico, toda la seguridad de Alex bajó en picado, bajando el arma y buscando una forma de escapar a todos aquellos brazos que, al unísono y enarbolando sus escalpelos, se levantaron sobre su cabeza.
Se arrojó de nuevo al interior del hueco del ascensor a toda prisa, esperando que el poco espacio que había para pasar las detuviera.
Mas no lo hizo. Se agolparon entre ellas para poder traspasar la apertura y darle alcance, chocando algunas contra la pared levantaron sonoros golpes. Una de ellas consiguió pasar el brazo y dibujó un par de tajos en el aire con su bisturí. Pensó alguna forma de detenerlas, pero no se le ocurría otra que eliminarlas o esconderse. No tenía balas suficientes para todas ellas, y cada vez luchaban con más desesperación sin perder la coordinación por abrirse paso hasta él. No serviría de nada esconderse…
No obstante, se le ocurrió una idea cuando su espalda chocó contra el cableado que cubría la pared del fondo. Sin perderlas de vista, no perdió más tiempo, y tras afianzarse con un par de tirones, comenzó a escalar por los cables hasta el siguiente piso…
P.D.: ericsf, ¿qué quieres decir con tu pregunta? o,o No entiendo lo de las dudas.. Si lo dices por la intriga, hombre, Silent Hill no sería lo mismo sin ese halo de misterio que te obliga a buscar respuestas... ^^ | |
| | | Wulfgar
Nº Mensajes : 1451 Gamers Points : 19066 Reputación : 14 Fecha de inscripción : 27/11/2008
| Tema: Re: Fanfic Silent Hill: Double psycho 09/04/10, 11:35 am | |
| Bueno, al fin me he leido la historia, auqneu escribes bien, no termina de gustarme la historia.
saludos | |
| | | Veran
Nº Mensajes : 112 Gamers Points : 16197 Reputación : 4 Fecha de inscripción : 02/04/2010
| Tema: Re: Fanfic Silent Hill: Double psycho 09/04/10, 11:39 am | |
| - Wulfgar escribió:
- Bueno, al fin me he leido la historia, auqneu escribes bien, no termina de gustarme la historia.
saludos ^^ Para gustos, colores. Por eso no te preocupes. Gracias por comentar, al menos. | |
| | | Eric Zephyr
Nº Mensajes : 488 Gamers Points : 17917 Reputación : 6 Fecha de inscripción : 28/02/2009
| Tema: Re: Fanfic Silent Hill: Double psycho 09/04/10, 04:24 pm | |
| jejejjeje pos si, me refero al alo de misterio. Esta mu bien... putos manikies... si no llega a ser por la escasez de balas y pork llebaban bisturis se llevarian un par de ostias bien dadas XDDD | |
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| | | | Fanfic Silent Hill: Double psycho | |
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